La prometida 1 (ligando con mujer casada por selu)

Andaba bien relajado viendo la televisión y como de costumbre dejo el portátil encendido con mis redes sociales abiertas, era una de esas noches en la que estaba tan cansado que parecía haberme dopado para dormir. De repente suena el sonido que ya tengo metido en el oído de tantas noches de intenso chateo. Eso si, siempre me puede la curiosidad y termino por mirar, era Carmen que me saludaba. Decir que Carmen estaba prometida y en cuestión de meses se casaba, aún así, estuvimos liados hasta semanas antes de su boda. Pero recuerdo que en su momento me mandó un mensaje, que decía lo siguiente…

 

C: Esto es una locura en tres meses me caso, esta mañana estaba probándome el traje y me acorde de ti. Es mejor que no nos veamos más.

 

Amigos, mi amiga se casaba. Yo era un golfo que le gustaba, pero no dejaba de ser un golfo… A veces, simplemente hay que entenderlas y hacerles sentir entendidas, a la cual respondí…

 

Yo: C, como se que tu querrías lo mejor  para mi, yo también deseo lo mejor para ti y sobre todo que la vida te entregue lo mejor de ella. Cuídate mucho, te mando un beso enorme. Muack!

 

Desde aquel mensaje no nos volvimos a ver, ni volví a saber de ella en unas tres semanas posteriores al mensaje anterior. Esa noche me decía por messenger que quería verme para darme algo. En ese momento intuí que era una excusa femenina para quedar conmigo. Decidimos quedar al día siguiente en casa, y así poder hablar mas tranquilos sin que estuviera preocupada, por el quién la verá conmigo.

Ligando con una mujer prometida, sexo mujer casada

Llamaron a la puerta y allí estaba, con ese pelo largo y tan bien cuidado que tanto me gusta de ella, me di cuenta de que portaba en la mano un sobre, por un instante se me pasó por la cabeza lo que podía ser, la verdad que no la veía capaz de hacerlo.   Pero…¡lo hizo!. Carmen  me invitaba a su boda (¡ni de coña accedería!) ….pero en ese momento no hice el feo de no aceptarlo. Y en casos así no puedo evitar acordarme de Egoland y dejar algo de veneno.

Yo: C, accedería encantado a tu boda, y sé que será fabuloso, pero entenderás que no sería un momento muy agradable para mí, y se que no me sentiría muy a gusto….

Todo esto me marcó, porque una vez mas me demostró que la mayoría de las veces las chicas hacen lo opuesto a lo que dicen. Recuerdo, que nada mas entrar a casa levantó los brazos como si yo portara un arma en las manos y dijo….

C: Solo vengo a darte algo y hablar, eh.

 Acto seguido la invité a entrar en casa con un gesto, ignorando lo que había dicho….

 

Yo: claro, claro, pasa, todo bien?… un café?..Ponte cómoda.

 

Vamos a ver, si utilizamos una vez mas el espectador de la película, se veía a la legua lo que estaba pasando. Y si a la vez prestamos atención y subtitulamos lo que está ocurriendo, sacaremos conclusiones.

(APLICANDO EL ESPECTACADOR DE LA PELICULA SUBTITULADA)

1.- Lo primero que hace nada mas entrar a casa es quitarse el cartel de chica fácil y examinándome con una negativa. (escena)

2.- ¿Qué hace una chica a punto de casarse en casa de un chico con el que ya ha tenido rollos anteriores, sentada tan a gusto en su sofá y accediendo a sus besos? (subtítulo)

 

 

Estuvimos hablando un buen rato sobre el tema de su boda y demás, yo por supuesto le dije que no estaba nada de acuerdo y que no me sentía muy cómodo hablando del tema.

C: Al menos dime que te lo pensaras, ¿vale?

 

¿Se trataba de un examen?.. quizá, no lo sé.

 

Pero, lo que sí se, es que después de esto, estuve meditando mucho sobre todo lo ocurrido, y tomé la decisión de dejar nuestros encuentros fugaces. Ya que Carmen y yo nos llevamos muy bien, pero a ella se le veía que empezaba a afectarle, y eso, lo hablamos desde un principio. Ambos nos atraíamos pero no dejaba de ser eso, algo efímero.

Tras expresar que no me sentía cómodo con ese tema, conseguí cambiar el rumbo a la conversación, y pasarlo bien con unas charlas, risas, café y buena música de fondo. Su tono de voz,  movimientos, me daba clara señal de que estaba nerviosa y encantada de estar allí. Y que por supuesto, sentí que ella pedía a gritos que fuera yo quien tomara las riendas de lo que estaba ocurriendo en ése momento. Y así que lo hice. Me acerqué lentamente a su boca y le dije…

Yo: Lo siento, pero ya me costaba ha sido nada mas entrar en casa, olerte y uuuf.

 Acto seguido la besé. ¿Cual fue mi sorpresa?… ella no se negó, y no solo eso,  colaboraba con cada paso que yo  marcaba. Una vez más que razón tenía Egoland cuando me decía…

No hagas caso de lo que dicen, si no, de cómo actúan.

Estaba claro, había venido a casa y como mujer, sintió que debía ponérmelo difícil y de ese modo ver como yo reaccionaba. También ella necesitaba una excusa o pretexto a lo que estaba ocurriendo, para después no sentirse mal consigo misma. Y en este caso fue…

Me acerqué a llevarle la invitación, pero como ambos nos gustamos y nos atraemos, nos dejamos llevar y surgió.

Una vez mas como he dicho antes, cuando estoy con una chica, no me limito a actuar en base a lo que ellas me dicen, si no, más bien a como actúan tras lo que les digo o hago. Las negativas que nos ponen no son siempre malas, a veces son señales de que todo marcha a favor, ya que ellas no se limitan a examinar con actos o comentarios a todos los chicos que van encontrar por su paso, más bien al que le gusta o le llama la atención.

 

Esa misma tarde-noche, fue la última que nos vimos a solas, lo que en principio fue una visita relámpago para entregarme algo, se convirtió en una despedida que ni ella ni yo olvidaremos. Lo demás lo dejo en manos de vuestra imaginación… Eso sí, lo que tengo muy claro, es que me alegro muchiiisimo de que ambos hayamos cuidado y conservado la amistad que tenemos.

 

AHORA OS DEJO CON LA VISIÓN TEÓRICO-PSICOLÓGICA DE TODO ESTO QUE OS HE CONTADO DE MI COMPAÑERA ANA

                                                                                                                                Selu.

Ligar por la calle: La chica de la calle (II)

(LEETE LA PRIMERA PARTE AQUÍ)

ligar por la calle, seduciendo de día

La situación era tremendamente inusual. Había conocido a una chica sexy, inteligente y entraba bajo cualquier criterio en la clasificación de “Chica Helio”. Nos habíamos chocado por la calle, yo había jugado mis cartas prácticamente al máximo nivel, ella había respondido muy bien y estaba caminando conmigo hacía la exposición preguntándome cosas. Si le preguntases al colectivo arbitral de la liga profesional de balomano, cualquiera te diría que la cosa iba mejor que bien, pero yo seguía nervioso.

-¿ A qué te dedicas Marta? Cuando lleguemos molaría que al presentarte a mis amigos tenga algo que decir sobre ti.

-¡Ah! ¡Que hay amigos y todo!

-En todas las inauguraciones hay amigos y vino gratis. Yo vengo por el vino.

Íbamos a XL, una discoteca/pub que sirve a su vez de centro de exposiciones, con pasillos gigantes, varias salas y recovecos de lo más cucos. Llegamos y allí estaban algunas de las personas más divertidas que conozco, mis amigas Poppy y Vanesa en seguida se pusieron a hablar con ella y desaparecieron las tres en busca de algún aperitivo o bebida. Hector me preguntó  de donde había salido y Hamid insistía en lo guapa que era.

Compartimos los seis casi dos horas de aperitivos gratuitos y vinos. Las bromas y comentarios curiosos sobre el local se sucedían y en un momento de un poco de intimidad Vanesa me dice que le encantaba la chica, que si no me hago novio de esta no me hago ya novio de nadie. Después de aprovechar algunos ratos a solas para saber a que nos dedicamos y demás, me sorprendo susurrándole algo al oido a Marta sobre lo bien que le queda ese pelo, sobre lo bien que huele y sobre lo nervioso que estoy. Ella sonríe y se aleja.

Nos reunimos todos en la puerta. Es la hora C.O.S.D. Para los que no esteis familiarizados con el estas siglas, significan exactamente “¿Cenamos o salimos directamente?”. En esas estábamos   cuando Marta recibió una llamada que le hizo alejarse para contestarla. Poppy me decía que le encantaba la chica. Héctor con su peculiar sentido del humor le sacaba defectos inexistentes, Vanesa y Hamid discutían entre ellos si Marta me serviría cómo novia. La conversación era divertida y yo carcajeaba a gusto. Ella se acercó guardando el teléfono.

-Marta, mis amigos estan discutiendo sobre si tú y yo vamos a acabar siendo novios o no.

-¿Y a mí nadie me va preguntar?

-Ni a ti ni a mi. Me parece que nosotros no tenemos ni voz ni voto.

Fuimos al Zapping a tomar algo de vino y sus estupendas tostas. La conversación general giraba en torno a que pelo le quedaba mejor a Brad Pitt me parece recordar, Marta y yo hablabamos muy cerca el uno del otro, le conté que me dedicaba a ayudar a la gente a mejorar sus habilidades sociales, que sentía haciéndolo, que hacía para desconectar del trabajo, que sentía…Ella también se esforzaba para que la conociese. De pronto, dijo algo parecido a esto:

-Es una putada conocerte ahora Álvaro.

Yo pensé algo parecido a que acababa de empezar con un novio al que quería mucho, pero la siguiente frase fue peor que cualquier novio.

-…me voy en tres días de Erasmus a Suecia.

Los vinos ya habían hecho su aparición en mi y me acuerdo que sonreí. Me ponía contento haberle gustado a una chica tan especial. Pero una sensación agridulce compartía mi pecho; la tristeza que se había adentrado en mi cuerpo pero seguía emocionándome y haciéndome  ilusiones con chicas con las que sólo había pasado un par de horas. No sé explicarlo muy bien, pero a veces me aterra la idea de convertirme en un capullo cualquiera.

La noche siguió. Todos lo pasamos genial, mis amigos demostraron de largo su encanto y su buena acogida a cualquier desconocido con cosas positivas que aportar.Marta fue todo lo que yo puedo pedir de una mujer. Esa noche la acabamos juntos y fue genial.

Dos días después me llego un sms: 

Eres un encanto Álvaro. Sigo pensando que te chocaste conmigo adrede. ¿Te veo en…ocho meses?

 

La inglesa en la disco; Seducción nocturna

 

-¿Pero tú de dónde sales? (Quizás una de las frases que más he escuchado últimamente. Al principio me sorprendía y me halagaba. Ahora apenas me llamaba la atención.) ¿Pero tú de dónde has salido?. Repitió ella con los ojos abiertos como platos y una expresión que denotaba asombro y deseo a partes iguales.

Si te lo dijera nos veríamos obligados a huir juntos y escondernos en alguna isla recóndita– Le contesté yo.

 

Ella era una inglesa de entre 25 y 30 años, rubia, delgada, de facciones armónicas, con escote sugerente y una camisa y pantalones vaqueros que realzaban su cadera y estilizadas piernas.

Nos habíamos conocido en una discoteca de esas que me gustan a mí. Poco pijerío, música rockera, buen ambiente y gente atractiva. Era carnaval y por si no lo sabíais a mi me da por ponerme corbata en fechas tan señaladas como esa. Nuestras miradas se habían cruzado cerca de la barra y la sonrisa que le dediqué dejó claras mis intenciones. Me acerqué mientras ella estaba pidiendo una copa.

-Por cómo te vistes tienes pinta de saber algo de estilo. ¿Cómo me ves esta noche?

 Ella sonrió.

-No está mal– contestó con buen español pero innegable acento inglés –Pero llevas la corbata un poco suelta

Mientras lo decía, sus manos se dirigieron al cuello de mi camisa y empezó a ajustarme la corbata. Señores, si hay algún indicador de interés más grande que una chica dedicándose a arreglarte la corbata, que bajen los dioses de la mandanga y me lo digan.

 

-¿Te das cuenta de que ahora sería muy descortés por mi parte no presentarme? Yo soy Pau, ¿tú eres…?

Rachel– respondió mientras nos dábamos un par de besos.

-Rachel, está muy claro que no eres de aquí y que entiendes más que yo de nudos de corbata. Cuéntame.

 

Mientras nos tomábamos nuestra copa me explicó que era londinense, que llevaba un año trabajando como profesora de inglés y que estaba con sus alumnos celebrando el fin del semestre. Mientras lo hacía y ante la constatación de que se trataba de una chica atractiva, yo me dediqué a escucharla, observarla y cualificarla con humor.

Ante chicas atractivas me suelo decantar por lo que yo llamo cualificación inversa. Me centro en cualificarlas predominantemente por factores conductuales o textuales (sin obviar el aspecto físico)  mientras que ante chicas no tan atractivas pero igualmente estimulantes intento realzar de forma creíble sus atributos físicos. No sé si sería una cita de Ovidio pero el lema vendría a ser algo así como “a la guapa, dile que es lista. Y a la lista, dile que es guapa”. De esta forma nos desmarcamos del resto de hombres: las chicas atractivas son conscientes de la influencia de su físico sobre los hombres, pero no están acostumbradas a que las valoren por otros atributos.

Decidí ir animando la conversación y sexualizar. Al fin y al cabo era carnaval.

 

-Como profesora de idiomas seguramente tendrás un vocabulario muy amplio. ¿Si tuvieras que definirte con dos adjetivos cuales usarías?

-Mmm, no sé… ¿Divertida e inglesa? Dijo a carcajadas.

-Ya, pues a mi me gustan las mujeres divertidas y que suponen un estímulo intelectual. Lo de si son inglesas o no lo dejo a elección suya

 

Ella río. Cada vez se la veía más atraída. Empecé a jugar fuerte:

 

-¿Y cómo te gustan a ti los hombres?

-Yo diría que atléticos, divertidos y honestos

-¿Morenos?- La interrumpí.

-Sí, morenos también

-¿Y altos? ¿Así como de 1,85?

-Claro

-Pues lo siento pero no encajo para nada en tu descripción

Volvió a reír divertida. Así que era el momento ideal para hacer un narrador de aquello que estaba pasando entre nosotros.

-¿Te das cuenta de lo bien que nos lo estamos pasando juntos pese a que sólo nos conocemos de 5 minutos? Imagínate lo genial que nos podemos llegar a caer si nos hacemos novios

 Y entonces, ella pronunció las palabras mágicas. Aquellas que parecen entremezclarse con música celestial cada vez que las escucho. Aquellas palabras que significan que algo precioso va a pasar en breve con sólo desearlo.

 

-Ya… Eso se lo dirás a todas

-Quizás- le dije yo evidenciando mi mirada de deseo –pero no todas tienen un culo tan irresistible como el tuyo- Eso fue suficiente para colmar el vaso. Sus neuronas cortocircuitaron y no pudo negar más la evidencia.

-¿Pero tú de dónde sales? ¿De dónde has salido?

 

Me cogió del brazo y en un instante me arrastró hasta la otra punta de la discoteca donde se encontraban sus alumnos y el resto de profesores. Una vez allí me los presentó uno a uno para acto seguido lanzarse a mi boca sin que yo pudiera mediar palabra. Como si fuera un trofeo que debía ser exhibido. Como comprenderéis, yo estaba bastante sorprendido ante el arrebato de fogosidad de mi amiga, así que en un despiste suyo aproveché para acercarme a una chica de su grupo y preguntarle si realmente era su profesora de inglés. «Sí, estamos alucinando, ¡el lunes tenemos clase con ella!».

 

¡Viva Inglaterra!

 

Sígueme en Facebook y Twitter para más consejos y experiencias sobre comunicación, persuasión y seducción.

 https://www.twitter.com/@pauegoland

 http://www.facebook.com/pauegoland

Ligar por la calle: La chica de la calle

ligar por la calle, seduciendo de día

 

Hacía calor de verdad en Valencia. Me sentía cómo el coronel Montgomery en alguna llanura de Texas. No se si el coronel Montgomery era de Texas o llegó a visitarlo en algún momento, pero desde luego yo me sentía así.

 

Estaba invitado a la exposición de un artista con un estilo muy propio, muy vintage, había quedado allí con algunos de mis amigos. Ya llegaba tarde y mis pasos eran rápidos, los Dire Straits me daban la energía necesaria para llegar a un sitio a tiempo cuando has quedado hace diez minutos. Al doblar una esquina choqué frontalmente con algo. Mi primera reacción es disculparme, pero mi segunda reacción tiene mucho que ver con la persona con la que me había golpeado. Era una chica realmente preciosa, con rasgos muy duros, ojos claros, pelo negro y rizado, un escote muy sugerente y unos leggins que probablemente fueron ilegales durante gran parte del siglo XX. Ella también se disculpaba.

 Helio-¿Te das cuenta de que así empiezan muchas películas?”

Ella-¿Cómo?

-Pues que sí yo estuviese más bueno, esto sería el principio de una película de esas de amor. Tú sí que das el perfil, pero a mi me faltan músculos.

 

Ella se río.

 

-¿No te habrás chocado conmigo adrede?

-Pues que yo sepa no, pero cualquiera sabe.

 

Estaba jugando a mi máximo nivel de humor. Esta chica realmente se merecía mi máximo esfuerzo. No sólo era tremendamente atractiva si no que estaba jugando y le hacían gracia mis bromas. Si algo valoro en la gente es que se ría de mis bromas.

 

-¿Cómo te llamas? Yo soy Marta.

-Hola Marta, yo soy Álvaro. Estoy encantado de haberme chocado contigo.

 

Ella se tocó los bolsillos y se asió el pelo. Me volvió a sonreír. Yo le sonreí. El silencio era largo. De golpe me puse muy nervioso. Esa chica era de las que me ponían nervioso y eso era una buena noticia.

 

-Marta no te lo vas a creer, pero antes de chocarme contigo tenía otros planes. Y son planes muy chulos.

-Pues ha sido un placer Álvaro, ya nos veremos por ahí.

-Marta lo de decir que el plan era tan chulo era para que te entrasen ganas de venir. El chico que me hizo el tatuaje hoy expone sus dibujos y estoy seguro que será una pasada. Pareces una tía de las que les mola hacer cosas guays.

 

Ella se quedó perpleja, movió los labios de lado a lado. Me estaba quedando congelado.

 

-Vale, en verdad mi plan era irme a casa a ver la tele. ¿Crees que tu plan es mejor que eso?

-No hay nada mejor que ver la tele. Me retiro…

 

Me aparté y miré hacia el suelo con los brazos pendidos, muy teatral. Ella también se rió. Esta chica de verdad estimulaba mi cabeza, me salían buenas bromas y estaba intentando algo muy difícil, que una desconocida se uniese a mi plan.

 

-Álvaro…¿eres consciente de que estoy flipando contigo?

-Marta ¿qué quieres que haga yo?

 

He decidido cortar este post en dos porqué tiene mucha chicha. La semana que viene la segunda parte.

 

Ligar con extranjeras: Las italianas del bar

Son las 3 de la tarde de un jueves prefallas.Los petardos se suceden cada vez con más frecuencia y las calles se empiezan a llenar de estátuas de cartón. En breve la ciudad se convertirá en una desproporcionada riada de turistas con ganas de mandanga. Estoy en un bar escribiendo para la web y a dos mesas de mí se han sentado tres chicas italianas. Ninguna de las tres se me antoja irresisitible, pero sí me pusiera a imaginar, podría, perfectamente, dejarme utilizar para sus fantasías de vacaciones-España-torero.

El caso es que van con maletas y llevan un mapa. Voy a acercarme y os cuento:

————————-

Pues ha sucedido lo siguiente:

-Hola ¿os puedo ayudar?

 Me han dicho que sí de forma muy abierta y sonriente. Estaban esperando que un amigo las recogiera. Se iban a quedar hasta el lunes en casa de un amigo cerca de mi casa. Una de ellas tenía unos ojos azules grandes y luminosos como rasgo más destacado. Otra llevaba una cola de caballo larga y bien sujeta, de ojos negros profundos y voz grave y la otra era castaña, con gafas y hablaba poco.

 -¿De donde sois?
-Milano– ha dicho la de la cola de caballo. Tal y como se ha estado dirigiendo a mí, me ha parecido  la más segura y confiada. Ha estado sonriendo de forma voluntaria para agradarme. La chica de gafas en cambio no abría la boca y al parecer era la que menos español entendía. La de los ojos azules intentaba aportar cosas pero se le veía demasiado incómoda con el idioma.

Nos hemos pedido unas cervezas porque les he dicho que en fallas se bebe cerveza. Tres italianas con cerveza suelen ser más divertidas que sin cerveza. Hemos dialogado sobre Italia. Al trabajar en un barco de cruceros como pianista conocí bastantes puertos del país. Les hacía críticas de forma divertida sobre sus costumbres y su forma de comunicarse y ellas reían. Sobre todo la interlocutora más participativa. Que si son incapaces de hablar a volumen normal, que si los italianos son unos pesados ligando, etc

Había que sexualizar la conversación cuanto antes para comprobar qué posibilidades había. El caso es que según ellas los españoles tenemos muy buena fama allí como seductores. Yo me he hecho el sorprendido, aunque más de una italiana me lo había dicho antes y después de dormir con ella. Hablando de ligar, seductores, Italia-España he querido sexualizar aun más la conversación:

-¿Qué clase de fantasía os habéis propuesto cumplir  en este viaje a Valencia?

Tras intentos, al final han entendido exactamente qué quería decirles con la pregunta. Y ha sido ahí donde las tres se han reído como locas. La chica de gafas ha puesto  muy roja y las dos más parlanchinas han contestado algo así como que son fantasías que no se podían contar a un desconocido.

-No soy tan desconocido. Llevamos una hora hablando, sabéis que vivo aquí arriba, que me dedico a la psicología y que me encantan las italianas. ¿Qué más queréis saber de mí para contarme vuestras fantasías?

Las miradas coquetas y de interrogación se han sucedido entre ellas entre sonrisas.. Entonces, como aconsejo a mis alumnos, he empezado yo por dar ejemplo y ponérselo fácil.

-Pues mi fantasía es conocer a unas chicas italianas, beberme unas cervezas con ellas, salir esta noche de fiesta y acabar enamorado de alguien o de “alguienes”.

Quizá fue el momento donde las carcajadas se han hecho más sonoras.

-Tú eres muy español- me ha dicho la chica de cola de caballo.

En  ese momento  ha entrado por la puerta Hugo. Un amigo del barrio de toda la vida.

-¡Hugo! –. Las tres chicas se levantan y acuden raudas al abrazo del nuevo personaje en la historia.

Al verme, Hugo sonríe maliciosamente.

-Sólo podías ser tú, Luis.

-¿Qué esperabas?

 Nos hemos reído con una complicidad intensa.

-Ya veo que habéis conocido al valenciano más golfo de Valencia nada más llegar.

-Sí. Luis es muy simpático.

-Soy simpático, Hugo. ¿Qué le vamos a hacer?

Hugo tras ayudarles con las maletas me ha lanzado una mirada buenrollera pero muy aclarativa: Que me olvide. Y así lo he hecho. Me he despedido de las tres deseándoles una feliz estancia en Valencia. Sin duda Hugo iba a por la de la cola de caballo.

Y yo os escribo con dos cervezas en el cuerpo. Sin italianas pero con una moraleja más en que contaros: A veces, las que están en tu barrio puede que lo estén por tu vecino.

Siempre vuestro, egoh.

Un mal día…¡o no! Eligiendo cómo es mi vida

La música grunge que salía por los auriculares de mi móvil no conseguía subirme el ánimo. Era Martes, el día del patrón de mi facultad y no tenía clase. Llevaba dos o tres días recibiendo malas noticias de forma continuada.

El taller personalizado de ese fin de semana se había cancelado por que el chico tuvo que cumplir con una obligación familiar ineludible. Mi mejor amigo andaba deprimido por una chica y no supe aconsejarle. Era una mañana de esas oscuras, en las que parece que el Sol haya decidido no salir de forma premeditada, cómo si hubiese pensado “yo no me como este marrón”.

Estaba sentado en las escaleras de la facultad de Filología esperando a que saliera un buen amigo, a ver si me contaba algo positivo y se podía alegrar un poco ese día. Un sms llegó a mi móvil “M kedo en casa, no he ido a clase, t veo otr día”

La cosa pintaba mal. Cómo todas las veces que me siento mal, pensé que hablarle a alguna chica, mostrar mi mejor versión, ayudaría a que su feedback me subiese un poco la moral. Así que mire a mi alrededor. Había un grupo de chicas sentadas en las escaleras y parecían simpáticas. Me acerqué y les dirigí una sonrisa.

 

-Hola, soy Álvaro.

Se quedaron mirándose entre ellas. Se hizo el silencio. Y cuando iba a decir mi siguiente frase una de ellas carcajeo e hizo algo que a mi autoestima no podría venirle demasiado bien.

 

-Ah ¿si?. Pues nos da igual.

Se rieron, cogieron sus cosas, se levantaron y empezaron a andar hacia dentro de su facultad.

Podía haber contestado algo ingenioso, utilizar cualquiera de las herramientas que enseñamos, observar mejor qué había pasado, analizar mejor la situación…pero  no me apetecía. Era un Martes con muy mala pinta. Me puse los auriculares y mientras Alice in Chains me contaban cosas tristes con “Down in a Hole” comencé a andar hacia ninguna parte.

 Mi energía positiva no se había despertado esa mañana, probablemente seguía acostada en la cama. Mientras caminaba vi a una mujer apoyada en la pared de un hospital. Tendría unos treinta y muchos o cuarenta y pocos. Toqueteaba su móvil con un gesto apático. Era una de esas preciosidades que sólo pueden tener un  marido piloto o jefe de algo muy importante. Elegante en exceso para el contexto, bronceada de rayos uva. Algo se despertó en mí.

Mi día había empezado fatal. La gracia no está en que las cosas te salgan mal o bien en un momento concreto, la gracia está en que tu tomes las riendas de lo que te pase. Pensé en lo gracioso que podía ser entrarle a esa mujer. Me imagine a mí contándole a mis colegas, que ese día, en la puerta de un hospital, a las 11 de la mañana, sin que se lo esperase, me había presentado a una mujer con toda mi cara y había sido el director de lo que pasase en mi día.

Mientras me acercaba,ella había sacado un cigarro y lo tenía en la boca. Ella no había percibido mi presencia.

 

-¿Quieres fuego?

Mi miro con un desinterés digno de escribir un libro sobre él y me dijo “Gracias”

Le encendí el cigarro y me quedé de pie frente a ella.

 

-¿Sabes esos días que te levantas y te sale todo absolutamente bien?

Ella levanto las cejas y asintió sin entender muy bien por donde iban los tiros.

 

-Pues mi día de hoy está siendo todo lo contrario. Y me he acercado a ti a ver si cambia la cosa un poco.

Ella se rio levemente, de una forma femenina y miro al suelo al hacerlo. Ya eramos los dos conscientes de a qué estábamos jugando. La mujer se cambió el cigarro de mano, enseñándome conscientemente el anillo que llevaba en el dedo y devolviéndome una mirada curiosa, algo así cómo “¿hasta donde sabes llegar amiguito?”

 

-Tienes unas manos muy femeninas y muy elegantes. Incluso más elegantes que tu anillo.

Ella se incorporó se asió el pelo. Me miro de arriba abajo. Desde luego quería intimidarme y os aseguro que lo estaba consiguiendo.

-Eres muy joven, estoy segura de que no sabrías que hacer con una mujer cómo yo- y dio una calada a su cigarro.

A mi me divierte mucho cuando la gente juega a decir lo mucho que molan. No iba a discutirle absolutamente nada de lo que me dijera.

 

-Completamente de acuerdo contigo. Aún así, tú ya te lo estás preguntando.

Ella se quedó algo petrificada. Miro hacia ambos lados y metió la mano en el bolso.

 

-Estoy casi segura de que no te voy a coger el teléfono, pero sería muy valiente por tu parte intentarlo

Sacó una tarjeta de su bolso Prada y me la dio. Luego se disculpó y dijo que se tenía que meter dentro. Mi día había mejorado, desde luego no por haber conseguido su teléfono, si no por hacer cosas que sé que me pueden resultar difíciles y que en un primer momento pueden echarme para atrás.

El saber que depende de mi cómo jugar mis cartas durante mi día, es lo que me hace caerme bien. Porque, al fin y al cabo, SOMOS LO QUE HACEMOS.

Nunca la he llamado, principalmente porque perdí la tarjeta, pero mi actitud fue más positiva desde que decidí que mis circunstancias no son lo que marcan mi vida, sino cómo me enfrento yo a las mismas. Ese día llamé a mi madre y me fui a comer a su casa. Le conté cómo me iba la Universidad y escuche sus consejos. Al final, fue un gran día.        

La chica del lunar (2)

Queridos mandangueros, ¿cómo mola lo último en el diseño de la web que nos estamos montando verdad? Creo que es justo que os siga contando trocitos de una historia que a mí me encanta, y que os dejé hace poco a medias:
 
Aquí tenéis la primera parte

¿Hemos refrescado ya la memoria? Estupendo, vamos al lío…

¡¡Qué bonito esto del whatsapp!! Como ya sabéis, mi amiga de los lunares es de esas mujeres metidas en el ajo en relaciones, con muchos amigos de su novio y familiares de por medio, y no está para dejarse ver mucho conmigo. Pero alguna conversación interesante hay de vez en cuando.

Y mientras, ¿qué pasa conmigo? Pues mi consejo es siempre el mismo: SEGUIR CON MI VIDA. Cuidar de mi perrito, estar pendiente a mi trabajo, mi familia, amigos etc etc… Esa madurez amocional subconcientemente les aporta seguridad a ellas, y además es un gesto muy importante de salud mental.

Sí, ya sé lo que podemos pensar… ¡Este hombre se dedica a destrozar parejas! Hay algo que he aprendido en todo este tiempo. Cuando una mujer está muy enamorada, dificilmente le será infiel a su novio. Hoy en día las mujeres, ni son tontas, ni sufren gratis.

Pero bien es cierto que en todas las parejas hay puntos más fuertes y más débiles y, por supuesto, gente que se siente feliz con quien está, y gente que no lo es tanto… ¿Y si mi experiencia con ella la puede ayudar a decidir qué quiere hacer realmente con su vida y con sus relaciones?

Y me pregunto,¿por qué es ella la que siempre abre conversación? , ¿por qué ella es quien se para a saludar cuando no encontramos por ahí? Yo creo que hay hilo donde tirar, y si no lo hago yo, lo hará otro, y con mucho gusto. Pero volvamos a donde estábamos, cada uno ya que elabore su ética propia.

Estaba yo una noche liado con mis cosas, cuando recibo un mensaje que me dejaba un poquito a cuadros…

-Aunque no me creas te lo digo llorando, pienso mucho en ti y me gustaría quedar contigo, pero por mas que lo pienso no puedo y no quiero hacer daño a nadie, pues no se lo merece. Lo siento si te he molestado.

A veces amigos, hay que aceptar las negativas y no oponerse a ellas, y precisamente en este caso lo hice utilizando además una frase que en su momento se la escuché decir a Egoland y que me gustó tanto que la hice mia.

-No sabes cuanto lo lamento D pero haré caso.

D -Yo también lo lamento y se que ya no será lo mismo, bueno da igual no te molesto mas. Me hablaras cuando me veas por ahí?
Como ya veis, la chica no es tonta y le gusta ponerme un poquito a prueba cuando toca.

Yo -¿Como no te voy a hablar? Me has hecho sentir muy bien estos días, y creo que no me has aportado nada malo, sino todo lo contrario!,
Su respuesta no se hizo esperar.

D -Ya sabía que me contestarías esí, eres muy comprensivo, tú también me has hecho sentir cosas muy bonitas. Me siento muy mal.

¡¡Cómo me gustan estas mujeres tan examinadoras!!

Yo -No tienes por que sentirte mal y tampoco tienes por que llorar, mujer.

D -Si, lloro porque si y porque me la gana. Desde que estoy con él, esto no me ha pasado nunca.

No sólo pasaba sus exámenes, sino que además se empezaba a abrir cada mas a mí y cada vez me gustaba más lo que estaba pasando.

Yo -No le des mas vuelta al asunto y sigue tu camino que está claro que este no es el nuestro y sobre todo se feliz!..Que de eso se trata.

Esa misma noche nos dimos las buenas noches con mucho cariño. Ahora aun me sígue hablando de vez en cuando, siempre me da los buenos días o las buenas noches y me pregunta por mis planes del fin de semana.

Y como os dije antes… Dejemos que ella se vaya aclarando un poco a sí misma y saboree un poco mi veneno, ya le empezará a hacer efecto mi ausencia…mientras tanto ¡A seguir con nuestra vida!

Espero que os haya servido, un abrazo a todos! Selu!

La chica del tren (2)

-¿Qué es lo que más te gusta de tu personalidad?

-Creo que soy bastante intuitiva.

-¿Y qué intuyes que va a pasar entre nosotros en  este tren?

Tras otro trago, me contestó que intuía que podía pasar algo que no tenía planeado, a lo que le  contesté que coincidía con ella en el análisis.

-¿Y tú?

-Pues antes de hablar de mí quisiera decirte que me gusta de ti es que vives el momento. Eres una mujer aventurera. ¿Me equivoco?

-No. Me gusta vivir el presente.

-Se agradece encontrarse personas que se parezcan a uno.  

-Y qué es lo que más te gusta de ti?-preguntó con interés.

-Yo diría que me gusta comunicarme con todo lo que me rodea, sobre todo con las personas que se parecen a mí.

-Sí. Conmigo desde luego te has comunicado muy bien.

-Se hace lo que se puede. Pero aún puedo comunicarme mejor.

-Ah ¿sí?

Me dí cuenta de que estábamos sólos en la cafetería y que la camarera estaba de espaldas. En ese momento la besé en los labios. Tenía una boca espléndidamente carnosa con una lengua que se movía lenta y densa.

Al acabar el beso ella pidió otra copa. Sabía  la que se le avecinaba. Y yo estaba encantado de la vida.

De hecho, durante la conversación, ella no hacía el menor esfuerzo en que conocieras sus datos personales. Y todo lo que no es normal es anormal.  Parecía evidente que estaba casada y quería darse una fiesta. Yo podía suministrarle emociones fuertes pero apenas quedaba una hora de trayecto. No tenía pinta de que una mujer en pareja pudiera retrasar su llegada a casa. Así que lo tuviera que pasar habría que intentar que sucediera en el tren.

Entonces creí conveniente empezar a enterarse de qué sitios dispone un tren para la pasión.  Lo primer que pensé es en el servicio. No iba a ser muy romántico pero sí podría ser morboso. Quizá hubiera algún cuarto de limpieza…

C. Volvió con dos copas. Una para mí y otra para ella.

La cosa estaba clara. Quería algo cañero, mandanguero y sin romanticismos de por medio.

-¿ Y qué es lo que más te gusta de ti físicamente?

-Yo creo que mi boca.

-Preciosa, por cierto. ¿Pero qué me dices de tus pechos?

-Dicen que están muy bien.

-Entiendo.

Eso me confirmó mi idea de su cuerpo.

Le pedí entonces que se desabrochara un botón de su camisa. Ella miró a su alrededor y lo hizo.

Tenía un escote absolutamente hipnótico.

-¿Qué harías tú si fueras yo y tuvieras a una mujer  como tú con tan buen gusto para elegir la ropa?

-Pues pasarlo mal. Porque estamos en un tren.

Entendí las ganas que tenía de jugar su poder sobre mí. Por lo visto llevaba tiempo sin sentirse un objeto de deseo explícitamente codiciado. Y lo cierto es que conmigo lo estaba consiguiendo. Me imaginé casado con una mujer como ella y se hizo complicado entender a su marido, si es que estaba en lo cierto. Tanto aroma y tanta curva me podría tener enganchado a su lado mientras estuviera vivo.

-Pues sí. La verdad es que me lo puedes hacer pasar muy mal. ¿Sueles hacéselo pasar mal a la gente o sólo es a mi?

Ella rió y me contestó que hacía mucho tiempo que no.  Durante más de dos minutos nos miramos hablando de el tipo de hombres y mujeres que solemos encontrarnos en la vida. Ella me dijo que se suele encontrar hombres muy tímidos que la miraban con deseo de forma incómoda. En cambio otros expresaban sus deseos muy poco acertadamente. Y que jamás ninguno le había dicho algo así en un tren.

Yo le dije algo parecido a una media verdad, que me sonó a mentira, porque me recordaba una historia parecida en un tren dirección Sevilla con una chica más jovencita, eso sí, con menos pecho.

-Pues tú debes ser la primera mujer con semejante boca, semejante escote y con tanto misterio sobre su vida, que me inspira tanto en un tren. De hecho, te daría otro beso. 

Recuerdo a mi pene en una actitud muy bélica.

 

Ella me negó con un dedo delgado y un anillo verde.

-Ahora aquí hay gente.

-Sí, un señor leyendo un periódico y la camarera. Al primero se le vé muy concentrado, y la camarera no va a poder moverse de su sitio.

Ella se divertía con sus negaciones. De hecho, parecía una cría disfrutando de sus primeros momentos de tonteo.

-Ya. Y ¿qué posibilidades crées que tengo para que al llegar a la estación te vengas a mi casa?

Ningunas.

-¿Ningunas? ¡Joder! Esto ya no mola tanto, C. Quiero que lo sepas.

-¿Tú no eras como yo, hombre de vivir el presente?

 

Esa frase sólo indicaba algo: Había que buscar un puto vagón, camarote, habitáculo o como se le llame técnicamente en menos de 10 minutos. 

-Nos vamos de paseo, C. No te cojo la mano pero imagínate que estamos cogidos.- le dije para evitar incomodarla ante la gente.

Sus ojos brillaron por un momento más de lo habitual. Era una mujer verdaderamente atractiva.

Decenas de caras dormían, leían o se entretenían con la película de las pantallas. Eran completamente ajenos a la escena bélico-emocional-sexual en la que C. y yo nos encontrábamos. Atravesamos pasillos y en cada línea negra que había en las paredes, yo rascaba como si hubiera una puerta. Todo estaba cerrado y aquello a ella le hacía gracia.

-Estamos teniendo muy mala suerte, C.

-O buena. Depende de cómo lo miremos.

-Yo lo veo mal. ¡jajajaja! Y tú deberías verlo igual, C.

-Es muy divertido.– me dijo.

Ella solita nos hacía los NARRADORES. Y vedaderamente era divertido. Pero yo estaba más cachondo que un orangután keniata, y aquello, estaba convencido se podría convertir en algo más divertido todavía si cualquier de esas puertas de plástico se abrieran.

Entonces volví a besarla. 

Nos dirigimos al servicio más cercano. Estaba ocupado.

Por un instante nos dimos cuenta de que la excitación era mútua. Esperamos una eternidad, pero al final se abrió la puerta del baño y salió una señora de la cual no recuerdo su cara.

Justo a punto de entrar me dijo con un tono de voz de disculpa que tenía el periódo pero que me podía hacer feliz de todas formas.

 

-Tengo el periodo.

 

Un cuarto de hora después, C. me dijo que no iba a darme el teléfono ni ninguna forma de contacto. Llegamos a la estación y se aseguró de salir por una puerta distinta a la mía.Mientras arrastraba mi maleta, la vi con un hombre alto, mayor y bastante guapo.

Seguramente su marido.

Me sentí confuso. Una mezcla de paz y de placer. Una mezcla de tristeza y de haberme sentido utilizado..  ¡Cómo nos parecemos las mujeres y los hombres! Algo bello al fin y al cabo.

La chica del tren (I)

Tras un maravilloso taller en Madrid, donde los alumnos progresaron como águilas imperiales, me disponía a subir al tren para volver a Valencia.

Al sentarme en mi asiento, me dí cuenta de que estaba absolutamente rodeado de parejas. Jóvenes y treintañeras con pinta de regresar a sus casa tras visitar ARCO. La muestra de arte contemporáneo que se celebraba este finde en Madrid. Por una parte me daban cierta envídia, dormirían juntitos, abrazados y tendrían más cosas que contarse en su vida parejil.

Yo en cambio, volvía cargado de un montón de recuerdos, sonrisas y rechazos superdivertidos, del taller GESTIÓN DEL RECHAZO, además de una aventura nocturna con una amiga valenciana que me encontré en Madrid. Sorpresas de la vida.

Había sido intenso, y me merecía sin lugar a dudas, una cerveza en la cafetería del tren. En frente de mi se sentó una mujer sola. De unos 40 muy bien llevados. Era elegante, de piel  tersa y sumamente exquisita en sus complementos.

-Buenas- le dije para que viera que no iba a consentir que no nos saludáramos.

Ella sonrió y me contestó con cierto tono de disculpa.  Cogió su móvil y se puso a Whatsapear . Era la única no emparejada que tenía alrededor y no tenía mucha gracia aquel plan.

-Perdona, cuando acabes con el móvil estaría bien que nos diéramos conversación. Nos ha tocado enfrente y tenemos dos horas de viaje. ¿Lo ves viable?

Ella se quedó sorprendida.

-Claro- pronunció con una sonrisa incrédula.

-Me llamo Luis ¿y tú?

-C.

Nos contamos qué habíamos hecho cada uno en Madrid. Yo dije que hacía cursos sobre psicología y ella tenía una galería en Valencia. A los diez minutos de conversación ella se quitó la chaqueta y me sorprendieron dos pechos verdaderamente sugerentes. Grandes y altos. Y aquello me cambió por dentro y en seguida por fuera. Interrumpí su discurso sobre las nuevas tendencias pictóricas para decirle algo claro y conciso.

 

-C, perdona que te interrumpa, pero quisiera que no hubieran malos entendidos. Me pareces una mujer muy atractiva. Por si pareciera que no me lo resultas.

Ella se puso roja y miró a su alrededor. Todas las parejas del tren nos miraban pendientes de su respuesta. Fué divertido.

 

-¿Estás ligando conmigo?

-Pues desde luego, lo voy a intentar. Pero es un problema mío. ¿Tú que harías si se te sentara enfrente una mujer  alta, elegante, de ojos claros y con un cuerpo tan escultural? (HERRAMIENTA PONTE EN MI PIEL)

-¡Ja j aja! Pues no sé…

-Pues yo sí que lo sé.  ¿Nos vamos a la cafetería? Te invito a tomar algo.

 

Había que modificar nuestro entorno. Tanta gente delante me iba a estropear la mandanga. En la cafetería pedí una cerveza.

 

-¿Qué quieres tomar?

-Un ron con cola-dijo.

-¡Vaya! No pudimos evitar reírnos ambos.

-No siempre intentan ligar contigo en un tren.- contestó justificándose.

Era obvio que ella quería eliminar sus disonancias, quería divertirse y sabía que tomarse una copa la ayudaría a quitarse vergüenzas e timideces de encima. El espectador de la película lo decía claro. ¿Qué hace una mujer pidiendo un ron cola en la cafetería de un tren con un tipo de barba diabólica confeso pretendiente? MANDANGUEAR!!!

-Me gusta tu respuesta.

-Pero te advierto que no soy una mujer fácil.

-Pues yo te advierto que en eso nos parecemos. Así que olvídate de conocernos, tomarnos una copa en una cafetería y acabar haciendo el amor en algún lugar de estos vagones.

Ella rió de forma impulsiva.

La conversación se había tornado explícitamente sexual y la cosa tenía muy buena pinta.

-¿Tienes pareja?- me preguntó.

Antes de contestar me paré un momento para observarla. Esa pregunta y con ese tono, me sonó distinta que otras veces. ¿Realmente a ella le importaba? Podría ser. Quizá se estuviera planteando una proyección de futuro , ¿pero tan rápido? Era una mujer de edad. Elegante y culta, con lo que no parecía que estuviera planteándose una futura relación conmigo. Y dado que había pedido un ron cola, percibí que quizá lo preguntaba para saber el nivel de complicidad que había entre ambos. Así que me la jugué DOBLE O NADA y me inventé algo que se pareciera a lo que creía que ella tenía.

-Se podría decir que no estoy completamente solo.

Ella sonrió y sorbió su copa.

-Yo tampoco.

Ahí lo teníamos. El plan era una infidelidad de igual a igual. Los dos infieles mejor que uno solo.

Ahora estaba claro que los mensajes bilaterales surgirían solos.

 

AQUI LA SEGUNDA PARTE

Mi primera cita con Helio…El chico que me hizo sonreir

Mi primera cita con Helio (V) El chico educado que me hizo sonreír en un mal día.

Yo soy E. Tengo 23 años y soy de Valencia. Helio me ha pedido que os cuente cómo nos conocimos y a mi me pareció bien, por que la verdad es que para mi fue un día bastante especial. Soy comercial de una empresa telefónica y algunas veces me toca hacer puerta fría. Un trabajo que no me gusta, pero de momento es lo que hay. Para los que no lo sepáis la puerta fría consiste en ir ofreciendo servicios del tipo telefónica (Internet, telefonía fija, etc…).

Ese día en concreto había discutido con mi ex-novio, en ese momento estábamos en la época final, una etapa muy dura para ambos y además él se estaba portando un poco mal…bueno cosas de parejas. No sólo eso, si no que además mi jefe me había echado una bronca gigante por un envío que hice mal. Un día horroroso. Cuando toqué a su timbre y me abrió le pregunté si estaba interesado en adquirir telefonía fija y me dijo que no, sonrió y cerró la puerta. Cuando toqué a su vecino no parecía contestar nadie, así que llamé al ascensor.

Ni me había fijado en él, cuando trabajas de cara al público te quedas muy poco con la gente, ves a demasiados al día y de hecho lo último que te apetece es hablar con alguien si no es para cerrar un contrato. Pero su puerta se volvió a abrir. Iba despeinado, con una camiseta negra sin mangas y unos vaqueros claros algo rotos muy chulos. Y me hizo reír.

-Perdona, me acabo de dar cuenta de que una chica preciosa acaba de tocar a mi puerta y a mi se me ha ocurrido no hacerle caso. Debo estar volviéndome loco o algo…

Le conteste que muchas gracias pero que tenía que irme. Se acercó a mí y se presento. Yo antes le había dicho antes mi nombre y por la cara que ponía, se veía que se le había olvidado. Antes de preguntarme mi nombre me contó que compañía le estaba timando y que no sabía que hacer. Me lo contó con mucha gracia, hablaba cómo si yo fuese la presidenta de mi compañía o la mayor especialista del mundo y la verdad que se le veía muy tierno.

-Perdona, estoy aquí contándote problemas aburridísimos y ni te he preguntado ni tu nombre ni te he ofrecido algo de beber. Pasa.

-Es que, tengo que seguir trabajando. Y me llamo E.

-Vamos a ver, E, yo también tengo un trabajo, y todos sabemos que lo más aburrido del mundo es trabajar y estamos todos deseando que alguien nos de la posibilidad de escaquearnos un rato. ¿Sí o no?

Eran las 12 del mediodía mas o menos y este chico me estaba dando muy buen rollo. Pensé que un descanso con un chico simpático no me iba a venir mal, así que accedí, pero me tenía que prometer que iba a escuchar la oferta de mi compañía.

-Si me sonríes así, escucho la oferta, me compró la gorra, me hago presidente y te asciendo a Primera Ministra belga si hace falta.

Estuvimos en su salón sentados unos quince minutos. Hablamos de quien era yo, de quien era él, a qué se dedicaba (la verdad que me costó mucho creérmelo), y nos reímos bastante. Estaba muy cómoda con él, aunque mi compañero me llamó dos veces para ver donde estaba. Así que tuve que decirle que tenía que marcharme, pero que podía llamarme cuando quisiera. Me acompañó a la puerta y se despidió con un beso en la boca. Yo me quedé flipando. Si lo que enseña se parece a esto me parece muy bien…pero no os hagáis todos tan golfos que éste tiene mucho peligro.
Me encanta quedar con él para charlar y contarle cosas, porque se nota que lo más importante para él no es darte un beso o no. Lo que más destacaría de Helio es su capacidad para escuchar y que te rías con él. Un abrazo a todos.


—————————————
A veces chicos, chicas preciosas como E. llaman a nuestra puerta. Le agradezco mucho a ella y a todas las chicas que han escrito su primera cita conmigo por lo valientes que son y por su generosidad.

Al final, lo que hizo que E se detuviera un rato a descansar conmigo fue que su rechazo no me molestó, primero porque yo entendí su rechazo, no reaccione de manera negativa, sino todo lo contrario. Sentido del humor ante las objeciones y un deseo real de conocerla y de que me conozca.

 

Os recuerdo que la diversión, el conocer a alguien que te trasmite emociones positivas y la naturalidad son difícilmente rechazadas.