Seduciendo en la calle, volviendo a casa

Una época tan nutritiva de talleres, trabajo duro y esfuerzo tiene sus recompensas. Después de muchos fines de semana de talleres en distintas partes de España tengo muy deteriorada mi percepción del tiempo y el espacio. No se que chica era de cada ciudad, confundo la ciudad de los alumnos y no tengo muy claro que cosas han pasado desde mi taller en Canarias, el de Pamplona, Mallorca o Madrid y Barcelona de forma reincidente…Muchas experiencias increíbles en muchos aspectos. Muchos alumnos que se han convertido en amigos. Y sí, mucho flamenquerío.

 

Tengo mucho material para hacer “seduciendo de día”. Hoy, voy a contaros lo que me ha pasado esta mañana, volviendo de mi último taller de 2011. Lunes, de vuelta de la ciudad condal, tras un finde de trabajo bien hecho, muchas risas y un día y una noche inolvidables con P, una chica mexicana de Barcelona, una de esas chicas de las que Helio se haría novio mas rápido que canta un gallo si mis circunstancias fueran distintas.

LIGAR EN LA CALLE: MEXICANA EN BARCELONA

Total, que me sentía un hombre de éxito, iba con camisa y americana, un gorro de colores muy chillones y una cara de cansancio infinito. Las tres horas y media en tren habían acabado e iba a por mi maleta antes de bajar en Valencia Norte. En la fila de personas que tenía delante de mí ví a una chica con el pelo rizado, piel tostadita y más alta que un pino noruego. La había visto durmiendo en uno de mis viajes a la cafetería del tren. Estábamos los dos esperando a que la gente cogiese sus maletas, nuestras caras de aburrimiento se cruzaron y evidentemente tuve que sonreirle. Su cara me devolvió una tímida sonrisa.

 

-¿Que tal?

 

-Cansada.

 

-Yo también, no soporto intentar dormir en el tren y no poder.

 

-Yo nunca puedo dormir. Siempre acabo super cansada de los trenes.

 

-Pues, yo te he visto dormir antes.

 

La chica se puso todo lo roja que se puede poner alguien de su raza. Y me preguntó que cuando la había visto, que ella no me había visto. Tras un par de bromas sobre eso me dijo “es muy raro saber que la gente te puede observar y tu a ellos no”. Estaba resultándome inteligente y me sorprendió bastante lo rápido que habíamos empezado a sentirnos a gusto.

 

-Me gustan mucho las chicas que además de ser atractivas, consiguen dormirse en el tren.

 

Nos reímos un poco más y me dijo que era de Gerona. Ya habíamos bajado del tren y le pregunté si venía alguien a recogerla. No venía nadie, tenía que comprarse un billete para un pueblo cercano a Valencia y pasaría aquí un par de días. Le acompañé a comprarse el ticket , hablamos de por qué venía a Valencia y de qué hacía yo en Barcelona y también de lo que nos gustaba y disgustaba de viajar. Ella también era un viajante. Le ofrecí acompañarla a dar una vuelta por Valencia antes de volver a Gerona. Ella me insinuo que su ciudad me encantaría.

 

-Por cierto, no se aún cómo te llamas. Ah, y me encanta tu pelo.

 

-Soy M. A mí me encanta tu gorro.

 

Estábamos a gusto. Conociéndonos. Le pregunté la edad y me dijo “algo tendré que dejar para cuando nos volvamos a ver”. Se creía que era mucho mas mayor que ella. Es lo que pasa por ir con americana y camisa…

 

Era evidente que para ella estaba siendo un momento de mucha caña. Ya le había sexualizado. No quería meterle mucha caña por que era evidente que ella ya quería volver a verme. Así que me despedí para irme a casa.

 

-Pero…¿cómo vas a hacer para enseñarme Valencia sin mi telefono?

 

Me reí. Estaba tan cansado que me olvidé de pedirle el teléfono. Nos intercambiamos los números y nos despedimos con dos besos en la comisura de los labios. Una gran forma de despedir mis talleres hasta el 2012. Gracias a todos por convertir mi 2011 en un año que no olvidaré en el resto de mi vida. ¡Queredme cómo yo os quiero!

 

Un poco de funky buenrrollero, ¿no?

 

http://www.youtube.com/watch?v=sf9yKoz2PrM&feature=related


Seduciendo a una chica casada

-Que sepas que te has ganado un rinconcito en mi corazón.

No pude evitar decírselo. Hace ya un año de aquello. De aquellas travesuras en un cuarto de baño, en pleno centro comercial. Desde luego, puedo decir que T es una de esas mujeres que me estimulan de verdad y me hacen saborear más cada momento.

Recuerdo cómo la besé, y cómo me sentí al verla marchar en su coche…

T es una mujer casada. La conocí hace ya algunos años, por asuntos de trabajo. En ese momento, vivía con sus tíos en una ciudad muy cercana a la mía.

Creo que es de las mujeres que mas me han gustado en toda mi vida. Pero a veces, es necesario poner tierra de por medio, por nuestro bien y sobretodo, por el de ellas… Mientras, a seguir cada uno con su vida, y a confiar en ese nose qué, que teje los hilos de nuestras vidas, y une a unas personas con otras, e igualmente las separa cuando tiene que ser así…

Todo pasó, y por lo visto, ella seguía con ese marido al que no amaba demasiado pero le daba la seguridad que ella no sentía conmigo…..

Hasta que un día recibo un mensaje curioso.

¿Has hablado por aquí de mí? Mis tíos me están haciendo preguntas raras últimamente”

A mí aquello me sonó raro. ¿Ganas renovadas de mandanga?.

No, ademas hace mucho que no paso por allí”.

Le respondí algo simple, quería ver si ella tiraba un poquito del hilo… No tardó en contestarme. Efectivamente, el veneo volvía a escocerle y quería saber de mi.

Unos días más tarde, nos encontramos por el msn. Pero como no sabía si era su pareja (ya que ambos comparten el mismo ordenador) no le hablé. Cuando me volví a conectar más tarde, descubrí un mensaje que me había dejado.

“Esta tarde te he visto conectado y no me has hablado, ¿que pasa? ¿no quieres hablarme o no te apetece? ¿Se te puede llamar? un besillo”

¡¡Qué bonito!! Las ganas de juguetear habían resurgido y yo estaba más contento que un niño con novia nueva.

Me pillas un poco liado… ¿Va todo bien? Te llamo mañana”

Así que no tardamos en contactar por chats, y llamarnos… Yo le preguntaba con sincero interés sobre su vida, y ella sobre la mía. Y no perdíamos el tiempo en sorprendernos el uno al otro con nuestras nuevas experiencias.

La chica desde luego, es un pastel.

Llegamos a un punto en la conversación en el que empezó a molarme tanto, que no pude evitar utilizar un narrardor sobre lo que estába ocurriendo.

-T, ¿te das cuanta de que van tres veces las que volvemos a coincidir? la verdad que empiezo a pensar que es por algo, ¿no crees? Todo se pone a nuestro favor porque así tenia que ocurrir, y eso no podemos negarlo.

La tensión se liberó, y ella sientó la necesidad de sincerarse conmigo.

Me contó que hace poco, volvió a visitar a sus tíos y no pudo evitar recordarme, y evidentemente, surgen las típicas dudas: ¿Por qué lo recuerdo?… ¿No estaré tan enamorada de mi marido? ….¿Sería Selu tan molón que no me lo puedo quitar de la cabeza en estos momentos?.

Estaba agobiada, con un marido de por medio, y unos pensamientos que la bloqueaban.

Simplemente, intenté entenderla y le dije que todo se andaría, y que ya veríamos cómo se desarrollaba todo.

Unos días más tarde, fuera de nuestros “horarios seguros de llamada”, en los que no podría verla ni su marido ni nadie que la pusiera en un compromiso, le envíe este sms…

T, estás en mi cabeza”

¿Qué pasará ahora con mi querida amiga? No tengo ni idea, eso si, lo que no voy a negar es que la hecho muchiiiisimo de menos.

 

Mi amiga e inolvidable…alemana

Pongamos que hablo de un café en el hotel de mi madre, pongamos que es una tarde más, y que hace nada que lo he dejado con la mujer que ha marcado una relación años y años de vida…

Pero con una excepción. Hoy en la terraza se encuentra A, una alemana rubita, molona y que sonríe cuando mi madre nos presenta. (por tema de trabajo)

Encantado de conocerte, este es mi número, nos llamamos prontito…

Pasaron los días y las semanas, y A y yo empezamos a conocernos. Cenábamos juntos, nos reíamos y nos contábamos nuestra vida.

Cuando me di cuenta, A me había invitado por segunda vez consecutiva a su casa. Cenita bien adornada, buen vino (creerme ayuda), y una conversación sobre viajes, perros, objetivos, su vida, mi vida… y por supuesto, MANDANGA.

Por lo visto, la noche iba viento en popa con una mujer que se había puesto un vestido precioso sólo para cenar conmigo… No podía evitar sentirme afortunado aquella noche.

Ella me contaba sus proezas, sus méritos y lo que ella quería de la vida… cada vez nos sentíamos más unidos el uno al otro, y cada vez con más ganas de conocer nuestros secretitos y nuestras cositas…

Estuvimos un rato en un pub, unas copitas y de vuelta a casa.

Una vez allí, me di cuenta de que era yo quien debía llevar la iniciativa.
Confieso que con más miedo que valentía, me puse en ropa interior y sin mediar palabra me metí en la cama… Lo curioso del asunto, es cuando ella HIZO LO MISMO, y ni siquiera se inmutó.

Todo iba bien, nada podía fallar… exceptuándome a mí mismo. No encontraba el momento, la frase… Pero no iba a ser tan guay la cosa.

-Selu, ¿te puedo contar un secreto?-dijo de pronto.

-Claro, puedes confiar en mí.

-Es que no se como empezar…-hizo una pequeña pausa- En mi empresa tuve un rollo con un compañero que estaba casado, estuve con el casi dos años.

(Debo confesar, amigos, que en ese momento me quedé sin una palabra en la boca.)

-Ah, pues no lo sabia…

Empecé a sentirme incomodo, la noticia me genero frustración, impotencia.

¿Mal juego interno? Más bien diría poca experiencia en el tema.

Intente dominarlo pero todo fue en vano. Ya no conseguía centrarme en la conversación con la naturalidad con la que lo solía hacer. Me levante y me fui a dormir a una cama individual, a partir de hay todo se torció.

Después de algunos años de bagaje y con algo más de experiencia, analizo la situación y soy mas conciente de lo que estaba pasando en aquella habitación.

¿Qué ocurrió?
si aplicamos el ESPECTADOR DE LA PELICULA Y LA SUBTITULAMOS, lo siguiente…

-«Ambos en ropa interior, en la misma cama y contándonos nuestros secretos mas íntimos”.

-Ella empezó a sentir cosas hacia mi y no quería tener ningún secreto conmigo, y con ello crear un vínculo de confianza entre nosotros.

Buscaba que la entendiese y algo de complicidad por mi parte.

¿Cómo lo enfoque yo?

Sintiéndome que me trataba como un tampón emocional al que contaba su basura.

Me sentí poco deseado sexualmente.

No deje de Compararme con la persona que estuvo con ella.

Con mi actitud hice que se sintiera mal con ella misma.

Y hasta aquí, amigos, la noche que pudo terminar en mandanga con una amiga guiri… De esto hace ya tiempo…

Pero, ¿no mola recordar con una sonrisa los errores cometidos en el pasado, y reírnos de ellos a pierna suelta?

Como siempre digo, escuchad lo que nos dicen ellas pero sobre todo…

OBSERVAR, ANALIZAR Y EXPRESAR….para mi este, siempre a sido el mejor atajo.

Un saludo, selu!

 

 

Seducir después de trabajar en Mallorca

Cómo os podréis imaginar, entre la facultad, mis compromisos de mil y un tipos y EgolandSeducción tengo menos tiempo libre que el hombre que se dedica a colocar las calles antes de que nos despertemos. Por eso, mi nueva entrada de “Seduciendo de día” se dio después del taller del Viernes 11 de Noviembre.

 

Había hecho un taller muy completo, estaba satisfecho y escuchando música blues en directo en el local donde trabaja una amiga. La sensación era más que positiva. Pero al día siguiente empezaba un taller personalizado de otros dos días y no podía trasnochar mucho. Así que me despedí de mi guapísima amiga después de preguntarle donde podía comprar tabaco. (Lo se…feísimo vicio, pero, poco a poco, ¿vale?)

 

Me metí en un pub oscuro que estaba completamente vacío. Iba con una chaqueta/gabardina gris y un sombrero. Ya sabéis que a veces me gusta que parezca que soy un tío elegante. Cuando me gire para irme vi a una chica rubia, ojos verdes y me atrevería a decir que más alta que yo. Se quedo mirando mi “look” con cara de no entender muy bien mi rollo. Yo estaba cansado pero a veces la mandanga le puede a mi responsabilidad.

 

-¡Es que soy el hijo del inspector gadget!

 

Pocas cosas hay mas atractivas que la diversión.A los dos nos hizo mucha gracia y nos reímos en alto. Le pregunté quien era y me dijo un nombre más extraño que desayunar con champagne. Evidentemente no era española pero le dije que me volvía loco su acento andaluz. Sentido del humor y diversión de nuevo. Volvimos a reírnos. Espere a que sacara tabaco y cuando ibamos a salir el dueño del garito se puso a hablar con ella. Iba a invitarla a un chupito, a mi por supuesto no. Quería flamenquear con ella e imagino que esperaba que yo me enfadase, en cambio dije en alto y con una sonrisa:

 

-Si yo tuviera un bar también la invitaría a ella. Te espero fuera chica andaluza.

 

Salio en unos veinte segundos y comenzamos a hablar de donde eramos y que hacíamos aquí. Me coloque muy cerca de ella para hablar. Nos mirábamos a los ojos y desde tan cerca me dí cuenta de que mi rubia amiga tenía cara de tortuga. Muy sexy, sí, pero tortuga al fin y al cabo. Estaba a punto de decírselo cuando unas amigas empezaron a pronunciar su nombre a lo lejos.

 

Llegaron y se presentaron. Habían quedado para ir a un lugar llamado Sunset, me invitaron a ir.

 

-La verdad chicas, me hace mucha ilusión, pero mañana trabajo prontito. Lo que pasa es que vuestra amiga y yo nos hemos gustado mucho…

 

-Ah ¿sí?- preguntó entre risas mi nueva rubia amiga.

 

-Sí, ahora no disimules, y ademas tiene un poco cara de tortuga y eso hace que me guste más.

 

Se rieron un poco, un par de minutos de conversación intrascendente y de convencerme de irme con ellas al local.

 

-Vamos a hacer una cosa, yo tengo que preparar trabajo para mañana y aún me falta un rato para acabarlo, id al Sunset y luego si te apetece me llamas para que me cuentes cómo os lo habéis pasado.

 

Una de las amigas, me corrigió en alto “No, de eso nada, pídele el teléfono y la llamas tú cuando acabes por que te hace mucha ilusión verla. Que yo no seré psicóloga, pero de esto sé un poco”

 

Nos intercambiamos teléfonos y me volví al hotel contento por cómo había sido mi primer día en la isla. Al día siguiente me desperté a eso de las once con ganas de empezar de nuevo un taller, una nueva aventura. Cuando miré el teléfono tenía una perdida de L. He de reconocer que me escribió ella su nombre ya que yo no sabía ni pronunciarlo.

 

Aprovecho para mandar un abrazo gigante a mis dos alumnos personalizados de este finde. Y esto no se para…

Seduciendo de noche: Relación abierta

Después de cuatro semanas sin descanso vuelvo a tener dos minutos libres para escribir un post relajadamente. Aviso a navegantes, este fin de semana necesito descansar un poco, así que no habrá taller mío. Han sido muchas experiencias en el personalizado en Valencia, el grupo A de Madrid, un triángulo de Helio en Barcelona y el Pack de Helio en Pamplona. Pero no todo ha sido trabajo…

 

Era Sábado, acababa de llegar de Barcelona City y lo último que quería era saber nada de seducción, chicas ni nada parecido ( me preocupa convertirme en un hombre monotemático) así que cite a dos colegas para pasar una noche de chicos, a saber, hablar de futbol, extraterrestres e idioteces varias. Para asegurar que no había posibilidad de pensar en chicas quedamos en un sitio inofensivo. Un lugar del que no diré el nombre, pero que frecuentan hombres y mujeres que en general sobrepasan la cincuentena. Un sitio perfecto para cuando superé mi tercer divorcio, pero que de momento, repito parecía inofensivo.

Abrimos la puerta y nada tenía sentido, el sitio donde nunca entrábamos porque no mola nada estaba lleno de tías buenas y tíos buenos. Algunos maduritos habían, pero la inmensa mayoría era gente joven y guapa. Nos pedimos tres cervezas en la barra y nos sentamos a disfrutarlas. A uno de mis amigos le había regalado hace poco un taller por su cumple, así que estaba flamenquísimo y antes de que me diese tiempo a pestañear ya estábamos hablando con tres mujeres que tenían bastante gracia. El sitio no es muy grande y en poco tiempo habíamos hablado, saludado o bailado con la mitad del garito. Me fije en la camarera que me invitó a un chupito por no me acuerdo qué motivo. Cuando ya me había resignado a que mi noche iba a tener que ver con ligarme a la camarera explosiva; una pasada de tía, la verdad, un hombre calvo, de metro sesenta, unos treinta años, con una perilla exactamente igual que la mía me tocó el hombro:

 

-Hola, yo soy Borja, necesito que me hagas un favor. No soy gay ni nada, pero eres un tío guapete. Acompáñame a hablar con esas. Tu sólo tienes que poner la cara. Yo hablo.

Le acompañe y acabamos siendo el centro de atención de un grupo de cincuentonas. Mis amigos estaban hablando con un tío grandote y una chica alta y flaca que me encantaba. Una vez volví me enteré de que eran los amigos del tal Borja. Me senté al lado de la chica flaquita y sexy. Con autoridad, generosidad y comunicación emocional tarde poco en conocer y enamorarme un poquito de N. N resultó ser una tía interesantísima, que le encantaba viajar, un sentido del humor ingenioso y puntiagudo, casi tan alta como yo y encima olía muy bien.
Durante la conversación me hizo saber que estaba coladita por Borja un merito enorme teniendo en cuenta que era una tía como un castillo de atractiva y él no era para tanto, así que me alegré mucho por él, sobre todo porque sé que tengo muchos números para quedarme calvo, más pronto que tarde, así que cada vez que veo a un tio calvo con una tía buena, me alegro doblemente.

 

Despues de muchas risas y alguna que otra mirada furtiva, N y yo estábamos sin querer cogiéndonos de la mano y bailando. Mis amigos estaban mandangueando con Borja y su otro colega y mi cerebro empezaba a no entender nada.

 

Ella ya sabía por que me gustaba, porque durante la conversación se lo había dicho, yo había resultado atractivo por mi conducta y mi forma de comunicarme. Sin querer había sexualizado. Así que me tome un minuto para enterarme de que estaba pasando.

 

“Oye, Borja, N me esta gustando mucho, pero sé que estáis liados y no me molaría…”

El tal Borja estaba susurrandole cosas al oido a una morena que había a su lado. La situación era desconcertante. Así que, viendo que no me hacía mucho caso, volví con N y le dije que a veces estas cosas pasan, que no podemos evitar que nos atraiga la gente. Ella sonrió y me susurró al oido “Borja me ha dicho que tengo muy buen gusto. No te preocupes, tenemos una relación abierta”

La noche acabo genial. Nada parecido a lo que esperaba en un principio. Pero hay que estar preparado para todo, hasta para conocer a gente con relaciones abiertas…

 

Seduciendo de día: Anécdota graciosa

Vuelvo con “seduciendo de día” después de que en facebook todos me hayais estado pidiendo fervientemente un nuevo articulo. Antes que nada recordaros que el 31 de Septiembre hay un “triángulo de Helio” en Barcelona y que el 7 y 8 estaré en Pamplona. Espero que os portéis bien conmigo por esas ciudades.

 

Estaba en Madrid en una tarde de Verano calurosa. Hacía poco había descubierto la zona de “La latina” y me gustó tanto que aproveche una de mis tardes libres en la capital para visitar esa zona. Estaba en la terraza de un bar muy cercana a la plaza de La latina. Era un sitio muy bonito, caro y mi zumo de tomate estaba frío y sabroso pero mi intuición sabía que me iban a cobrar dos veces lo que me apetecía pagar. En esos pensamientos estaba inmerso cuando una chica con el pelo largo y rizado se me acercó.

 

Se puso delante de mí y se me quedó mirando. Estaba con pocas ganas de ser un gran seductor. Sonreí. Ella sonrió con una sonrisa un poco forzada. La verdad, es que no entendía nada de lo que me estaba pasando. Pero le salude con un «Buenas tardes» Siempre el primer paso, sea cual sea la situación debe ser ofrecer algo positivo. Una sonrisa es suficiente y necesaria.

 

-Sé quien eres.- La situación era la siguiente. Una tía un poco mas jovencita que yo, castaña, con unos ojos gigantes y marrones se me había parado enfrente para decirme “se quien eres”. Yo me figuré que algún amigo suyo le habría contado algo sobre quien es Helio.

-Ah. Pues encantado, ¿te llamas?

La chica me puso cara de asco. Cómo lo oís. Se puso a hacer aspavientos y por fin, mas quieta que una estatua y con su bufanda rosa colgando por la espalda me dijo algo así cómo “Soy la mejor amiga de Ana, te suena ¿verdad? Y quiero que sepas que a nadie le gustas”

 

Aunque no os lo creáis soy bastante sensible para estas cosas. Intente hacer un esfuerzo por recordar quien era Ana. La única Ana de Madrid que podía estar algo enfadada conmigo era bastante mayor que yo y esta chica no tenía ninguna pinta de ser su mejor amiga. Tal vez me estaba olvidando alguna Ana de Madrid.

 

-Seguro que puedo darte una explicación. En general soy buen tío. Lo que pasa es que no se de que Ana estamos hablando.

 

Su reacción no mejoró mucho. Algo así cómo “¿Cómo puedes ser tan capullo?” e insultos parecidos. Yo gesticulo mucho hablando y recuerdo la sensación de quedarme con las manos en una posición un poco extraña mientras esta chica me insultaba y me decía cosas que no entendía muy bien. Así que decidí mirar la situación desde fuera y me imaginé a mi recibiendo insultos de una desconocida en Madrid después de un fin de semana de trabajo. Empece a reírme. Si lo que nos ofrecen esta fuera de lugar o no sabemos de qué va la cosa, ¿por que no afrontarlo con humor?

 

La situación no había cambiado, la chica se enfadaba más por momentos. Hasta que en un momento soltó algo así “Eres un mierdas Miguel” Y ahí mi carcajada fue aún más sonora. En un momento de silencio le dije que lo sentía mucho, pero que yo no era Miguel, que ni siquiera era de Madrid y que si se sentía mejor yo también odiaba a Miguel.

 

La pobre chica se puso roja, callada y se tapaba la boca. Intenté ponerselo fácil. Cuando conseguía hablar sólo repetía “perdon” en bajito y muchas veces. Mi actitud y mis frases eran de que no pasaba nada. Le invité a sentarse hasta que se le pasase el sofoco e intentaba que ella viese lo gracioso de lo que acababa de pasar. Me pedía perdón cada minuto aproximadamente. Luego me contó algo de un tal Miguel que se parecía a mí y que se ve que se había portado un poco mal con una amiga suya. Dejando a un lado la negatividad me presenté e hice que se presentase. Al final mi tarde a solas se había convertido en una anécdota divertida. Ella al rato empezó a sentirse comoda y empezó a vislumbrarse algo de mandanga.

Al día siguiente tenía que volver a Valencia y la chica no me volvía loco, no le pedí siquiera en movil por qué cuando voy a Madrid no tengo mucho tiempo; pero a veces el azar dispone quien es nuestro compañero de sobremesa.
Os dejo con Perry Farrel, uno de las grandes estrellas del grunge de L.A. que ahora ha experimentado con esto y ha salido una cosa muy chula.

 


Seduciendo de día / Valenbisi

A veces hay que saber sacarle partido a nuestros defectos. Yo, por ejemplo, soy la persona mas torpe que conozco. Muchos animales de compañía podrían instalar el Windows XP en un ordenador en menos tiempo que yo. Pues bien, a veces mi absoluta torpeza me sirve de ayuda.

En mi ciudad han instalado un servicio de bicicletas que se aparcan y desaparcan de una forma muy sencilla. Tienen un pitorro y las estaciones un agujero. Tan sencillo como acertar el pitorro en el agujero. Pues bien. Cómo os podeís imaginar cada vez que tengo que aparcarla para que no pase el tiempo límite y me multen necesito pedir ayuda a algún buen ciudadano que haya cerca.

Había quedado con unos amigos en el río para ver una película al aire libre, eran las 9 y algo de la noche y había encontrado una estación. Hasta ahí todo bien. Primer intento. No se oye pitidito. Segundo intento. No se oye pitidido y un grupo de ingleses que pasaba por ahí parece descojonarse de mi forma de intentarlo.

Sus risas anglosajonas hacen que me entren ganas de fumar. Me enciendo un cigarro y pienso que en seguida llegará alguien mas inteligente que yo que pueda ayudarme. Los ingleses siguen riendose mientras se alejan. Para que no me afecte demasiado pienso en el gol de Iniesta en la final del Mundial y hago un tercer intento. No consigo que suene el pitidito. De pronto, una flaquita con gafas y una colega muy bien hecha llega con su bici a la estación y en menos de lo que canta un gallo ha conseguido aparcar.

 

-Hola, perdona, me da un poco de vergüenza pedirtelo, pero no consigo meter mi bici.

Sonrió y ella se acerca. Sin mirarme, coge mi bici y la mete. Yo pienso «muy lista amiga, pero aquí no ha sonado nada»

-¿No tiene que sonar un pit..?

Pip Pip

-Ahi tienes tu pitido.

Y los dos sonreimos.

-Eres una crack. Choca.

Chocamos. Tenía un acento extranjero. Le pregunte y me contó que era francesa. Que estaba aquí de vacaciones. Llegaba el momento de justificar mi interés en ella de una forma sincera.

«Hablaba castellano mejor que muchos de mis amigos. Le dije que la gente que aprende idiomas con facilidad es porque se quiere sentir mas libre. Nos presentamos. Le dije que me gustaban mucho las chicas atractivas que no estaban pendientes de demostrar lo atractivas que son»

Yo ya me estaba enamorando un poquito. No tenía mucho sentido seguir allí parados hablando, le dije que tenía que irme. Ella me dijo que tambien. Intente hacer un silencio de esos que cuando has jugado bien hacen que ellas te digan algo sobre que les pidas el teléfono. Pero no. Nada de pedirme el telefono. Se giró y dijo que encantada.

-Oye, S, me gustaría que nos viesemos otro día.

-A mi tambien. Pero no se yo…

Sonreí. Ahora la podía entender mucho mejor. Probablemente le guste un chico mucho. O tenga novio allí en Francia. Una conversación espontanéa, por muy fresca y natural, no le había servido para olvidarse de algo importante. Me acerque otra vez hacia ella.

Te entiendo. Podemos hacer dos cosas; podemos dejar esta conversación aquí y que sea una anecdota super pequeñita por culpa de cosas que nos afectan en otros ratos del día, o podemos dar una vuelta un día y ver si la anecdota se convierte en super anecdotaza. Que a lo mejor no. Por que yo de día soy super aburrido.

Los dos sonreímos y nos intercambiamos facebooks y moviles. Seguí mi camino hacia mi cita con colegas y ella caminó en sentido contrario. Pase lo que pase, lo que si es seguro, es que me ayudo a salvarme de la multa por no aparcar bien la bici

 


.

La chica que cruza (IV)

Si recordáis la historia (os invito a leer el transcurso de los sucedido en el apartado de Historias de seducción anteriores) ella había roto el diálogo e interrumpido nuestro beso por un motivo sorprendente.

-Estoy casada.

En ese momento me quedé helado. Y tras pasar unos segundos… reaccioné como suelo en situaciones de estres…

-¡Como en las películas!-dije.

Y sin poder contenerme me reí algo incrédulo y resignado.

Ella al verme, se desconcertó y sonrió sonrojada. Hasta que no pudo evitarlo y rió unos segundos conmigo.

La situación era la que era. Y había que aceptarla. Como os decimos siempre en esta casa, el humor es un forma de aceptarse, aceptar las situaciones más incómodas para convertirlas en cómodas y sin las presión de las soluciones express. Por otra parte, mi experiencia en la vida, con alumnos y sobre todo con las mujeres, me ha hecho darme cuenta de que quitarle hierro y gravedad a lo que la persona que tiene delante es infalible. Desdramatizar una situación de carencia, inferioridad o vergüenza va a facilitar que se sienta a gusto contigo.

Ella nos había jodida la fiesta por estar casada, pues la mejor demostración de que no ha hecho nada grave ni me debe nada es que compruebe que ni me ha hecho daño, ni la situación va implicar ninguna ofensa a nadie.

No podéis imaginaros como me lo agradeció sin palabras.

-Eso quiere decir que si acabamos siendo novios será mucho más densa la historia de como nos conocimos… ¿»eres consciente»?

 

Ella esta soltó una carcajada desconcertada. Ya se había solucionado la situación presente. Ahora había que solucionar la futura.

-Soy consciente. Lo siento.-dijo de nuevo bajando la mirada.

-Entiendo que lo sientas. No me parece ni el momento nio el lugar para estar casada.

Ella volvió a reir. Y yo también.

Pedimos otra ronda.

Me contó algunas diferencias entre ella y su marido sin entrar en detalles. Me habló de su momento.

Muchas veces he oído en la comunidad de seducción que escuchar cosas relacionadas con su vida con otros hombres supone «tragarse su basura» y que eso no había que consentirlo.

Es una de las cosas más peligrosas que he escuchado como norma en esto de la seducción.

DEPENDE.

Ella me estaba explicando su situación y necesitaba de mi la comprensión de un hombre y un confidente. Es la respuesta NATURAL de un seductor.

Y por supuesto, así lo hice.

Poco a poco, os iré revelando técnicas de escucha y guía que utilizamos en la psicología para que os sientan personas interesadas y empáticas con la historia de los demás.

Yo, por supuesto le conté mi situación sentimental y como me sentía en este momento de mi vida.

Ella me propuso cambiar de sitio. Y así lo hicimos.

Durante el camino le propuse pararnos en una esquina.

La apoyé contra la pared. Me acerqué en silencio milímetro a milímetro.

Ella no dijo nada. Volví a besarla y esta vez no hubo brazos en medio. Estaba asumiendo lo que estaba pasando y yo asumía mis riesgos. Me hubiera podido rechazar de nuevo.

¿Y qué?

Éramos un hombre y una mujer en un momento sensible, emocionalmente voraz, sincero e inmersos en una historia de cómplices.

Llegamos a nuestro destino excitados pero serenos. Ella sentía que conmigo no tenía nada que esconder y que yo me mostraba tal y como yo era.

Hablamos de cine, de música, de planes cada uno por su cuenta.

Y tras una hora de descubrimiento mútuo me dijo:

-Quiero intentarlo con mi marido. Lo amo.

Yo la miré en silencio. Con cierta resignación.

-Lo entiendo.

Volvimos a besarnos. Dió un trago a su vino, cogió el bolso y se levantó.

-Gracias, Luis. Ya sé lo que quiero.

Entonces se fue con una sonrisa mirando hacia abajo.

Acabé mi vino pensando en lo sucedido.

Me sentía tristemente bien.

Había ayudado a una mujer a tener claro algo: Después de probar a ser infiel o jugar con ello, iba a tomar las riendas de su relación. Amaba a un hombre con el que tenía un problema. Había probado lo que le pedía el cuerpo y el alma. VIDA y PASIÓN. Como todos, había cometido un error y se dió cuenta de que quería luchar por su relación porque yo le había hecho recordar por qué se enamoró de él.

LLamé a mi amigo Winnie. Compañero infatigable de mandanga.

-Winnie, ¿esta noche salimos?

-¿Estás «flamenco»?

-Esta noche me siento muy orgulloso del género femenino y quiero agradecérselo.

 

Seduciendo de día / Malabares en la biblioteca

La psicología me gusta tanto que en verano me toca estudiarla. Septiembre, mes protagonista de muchas canciones me espera con exámenes. Total, que os voy a contar una cosa, no tanto por el nivel de seducción que muestro, sino más que nada porque a mi me resulta graciosisíma.

 

El jueves había dormido en casa de una amiga y mis horas de sueño habían sido bastante pocas. Así que ahí estaba, en la cafetería de enfrente de la biblio acabándome mi café, pensando en lo maravillosamente que mis amigos lo estarían pasando en sus camas soñando con probablemente historias sobre piratas o aventuras en el espacio.

 

Había una chica con el pelo rubio, melena de anuncio y piel bronceadísima que estaba en la mesa de al lado subrayando apuntes. Yo me imaginaba con mi cara de sueño y me reía de que la pobre chíquita iba a tener que soportarme intentando conocerla. Era la excusa perfecta para no entrar aún a estudiar.

 

-Hola, ¿que tal? – dije sonriendo.

 

-Hola, buenos días – me contestó. Tengo suerte, pensé. Esta chica es un amor. Si me hace caso con estas pintas debe ser la persona mas educada del mundo.

 

-Verás, yo soy Helio, y este verano me lo voy a pasar encerrado en esta biblioteca. Necesito hacer amigos por aquí cerca- exageración, sentido del humor.

 

La conversación fue amena, duro unos cinco minutos, ¿qué estudias? ¿has aprobado muchas? no se qué…Nada del otro mundo. Conociendo nuestro contexto. Ella me dijo que venía todos los días de lunes a viernes y que «claro que podíamos ser amigos». D estudiaba veterinaria y tenía que aprobar no se cuantos mil creditos este septiembre para poder irse de prácticas a no sé donde. A esas horas no soy un gran receptor de información.

 

-D, ha sido un placer, mañana nos tomamos el café juntos, que se está haciendo tarde y aún no he entrado a la biblioteca.

 

Ella me hizo un comentario sobre una perdida al móvil, posiblemente para que le pidiese su número, pero sabéis que yo soy un romántico y me gusta dejar algunas cosas al azar así que me hice el sueco. Estaba claro que nos íbamos a encontrar en la biblioteca en un par de días como mucho.

 

Así que entre en la biblioteca, busque la sala de CIENCIAS y me senté en la mesa de una chica que ocupaba dos sillas con sus libros. Me senté enfrente. Una chica con el pelo corto, rizado, moreno, una espalda triangular preciosa y le dije que «muy buenos días». Ella asintió.

 

Estuve un ratito estudiando a Likert, McGregor y señores bastante mas listos que yo. De pronto me descubrí preguntándome si acertaría con el bolígrafo en la calva de un señor que había a unos veinte metros. Luego dedique un rato a preguntarme si existen los peces con problemas de sobrepeso.

 

Así que decidí darme una tregua y tirarle un poco los trallos a la chica guapísima que tenía enfrente.

Tenía libros de etología y de plantas.

 

Perdona, me he fijado en tu pelo y me parece super currado. Me gusta la gente que para estudiar se pone guapa.

 

Se me quedó mirando. Me sonrió y bajo la vista a sus libros. No me apetecía pensar mucho así que utilicé una frase de Egoh que me hizo mucha gracia.

-¿Te llamas Ana?

-No

Yo tampoco, ya tenemos algo en común encantado soy Álvaro. Recordad de que si lo que ofreces es diversión y una sonrisa la gente os recibirá por lo general con una sonrisa.

 

La cosa mejoró bastante. Se presentó. E era veterinaria, pensé que era una casualidad muy divertida. Le pasé una notita con un comentario gracioso sobre el tipo que estaba sentado dos mesas mas allá. Poco a poco justificando mi interés en ella de un modo físico. Ella me pasó una notita que ponía que no sabía que los chicos guapos también podían ser graciosos. Mi reacción a su apatía me había mostrado como un tipo atractivo. Es alucinante cómo nuestra actitud dice tanto de nosotros. Yo, como podeís imaginaros, cada vez estaba más flamenco y pasándomelo pipa. Había MANDANGA

 

¡Sorpresa! D, la chica de la cafetería llegó y nos saludó a los dos.

 

-¡Ah!, ¿que también conoces a Helio?

D, que tonta no es, vió las notitas y sonrió. Me parece que esté es un listo. Se ponía interesante mi verano en la biblioteca. Las primeras chicas con las que flamenqueo y resulta que son amigas y que recogen juntas los apuntes y se despiden de mí con una sonrisa de “te hemos pillado”

 

Pero, no sólo eso, hoy Lunes, llegó a la biblioteca un poco tarde, entro por la puerta y me encuentro con D y Y (que ya tendrían su particular conversación sobre el chico que les entró a las dos el mismo día) con nada más y nada menos que L, una chica armenia con la que estuve quedando durante un par de meses. Las saludo a las tres, se quedan extrañadísimas todas, yo el que más y nos despedimos con un “mañana nos vemos por aquí, que hoy no has madrugado

 

Me muero de la risa imaginándome la conversación de despues de salir: “¿Y tú de qué lo conoces?” Me muero de la risa del azar y sobretodo me muero de la risa de que aún tengo mes y medio para gestionar todo este lío que tengo entre manos. La vida, salvo noticia de última hora, sigue siendo maravillosa. Os dejo con una canción de un grupo de origen gitano, afincado en Nueva York que canta “Start wearing purple” Egoland seducción somos violeta también. ¿No son ya muchas coincidencias?

 

http://www.youtube.com/watch?v=sM1Ahn0Osjo


La chica que cruza (III)

 

Queridos amigos,

Me quedé a medias con una historia que había añadido protagonistas. «La chica que cruza».

Si recordáis, al ir a por ella me encontré con una animada y pizpireta chica que me aconsejaba productos de importación por mi barba y que aceptó una invitación para cenar conmigo.

Así pues, no hace muchos días ocurrió esa cita.

Yo llegué bastante flamenco. Tenía una confianza ciega en que esa chica y yo íbamos a disfrutar de nuestra cita de una forma clamorosa y que la cosa iba a acabar bien. ¿Por qué? Porque ella había demostrado ser inteligente e ingeniosa. ¿Y eso qué quiere decir? Que iba a saber valorar mi ingenio, iba a inspirarme e iba a hacerme reir. Combustible perfecto para alimentar las llamas de mi fogosidad y de mi comunicación fogosa.

Al llegar me la encontré con un vestido rojo y de falda corta. Un recogido en el pelo tipo antiguo y un maquillaje tan ligero como efectivo.

Era obvio que admiraba a Audrey Hepburn. Eso confirmaba mis sospechas.

Inteligente, refinada, culta y con un alto de concepto de sí misma. En la cama sería fogosa, abierta pero con la necesidad de tener un papel coprotagonista. Querrá tener su momento de mando.

-Hola.

-Hola. El vestido te queda de muerte.

-Gracias. Tú también estás bien.

-No mientas. Mi operación bikini está siendo más costosa de lo que yo creía. Pero te aseguro que para cuando tengas que presentarme a tus padres ya estaré delgado.

Ella rió y me dijo que a sus padres les gustan con pasta. Que lo demás les dá igual. Lo que me llevó a corroborar que estaba delante de una chica especial. No había dicho lo típico de «vas muy rápido».

Nos sentamos en una terraza y utilicé el espectador de la película para corroborar lo que se avecinaba. Entonces hice un narrador…

-Nos conocemos una noche, quedamos, vienes preciosa yo vengo precioso… ¿Te das cuenta de cómo nos lo vamos a pasar?

-¿Te das cuenta tú de que aquí no va a pasar nada esta noche?

Esa frase implicaba una afirmación clamorosa de que sí iba a pasar algo por el matiz de la TEMPORALIDAD. Ella había dicho «esta noche». Eso me hizo sonreir y relajarme más todavía. Todo era cuestión de minutos… más o menos… pero minutos. Así que quise disfrutar de lo que tenía delante.

Una de las técnicas de las que os hablaré en mi libro para que viváis de forma rabiosamente intensa es fotogafriaros mentalmente con ella en las escenas más representativas de cada momento. Ásí como grabad los audios en una grabadora invisible para que empiece a formar parte de vuestra memoria a cortoplazo y poco a poco la incorporéis a la de largo plazo. De esa forma dispondréis de un sin fin de recuerdos con ella y os permitirá APRENDER DE ELLA. Tema abordado también en este blog y de importancia vital en el libro.

-Cierto, esta noche no va a pasar nada. Pero quiero que sepas que es probable que esta noche vaya creciendo en mi unas ganas intensas de que pase algo. Todo irá en función de si eres una chica abierta, inteligente y divertida. Ya te digo yo, que físicamente me encantas.

Ella rió con cierta incredulidad. Y es que yo me encontraba tan transparente y conectado con la energía que me imaginaba envolviéndonos que la interacción me parecía coser y cantar. Aunque en mi caso, lo de coser no está tan claro…

Hablamos de nuestras vidas de una forma intensa, divertida, yo dirigía la conversación hacia donde necesitaba, hacia donde me interesaba, y apenas hacía falta cortar hilos porque realmente a ella le interesaban las mismas cosas de mi que a mi de ella. Una hora después utilicé de nuevo el espectador de la película subtitulada para comprobar que estaba pasando. Era perfectamente coherente la escena con el texto. Esto iba como lo seda.

-¡Si esta noche no es maravillosa que me aspen! Te conozco, comparto tres de tus hobbies, a los dos nos flipan los Foo Fighters, eres rápida y fluída como el agua, ese vestido te queda de miedo y encima te estoy atrayendo… ¡Que maravilla de noche!

Ella volvió a reir e intentó repetir mi frase..»te estoy atrayendo«… le impactaba mi actitud tan segura y a la vez cómica.

-¿Pero tú de donde has salido, Luis?

-No te centres en mi origen´. Céntrate en el papel que puedes tener en mi camino.

-Eres un chico distinto– me dijo…

Eso me obligó a besarla.

Entonces ella me apartó con una mano.

Por favor… – me dijo algo incómoda. Estaba claro que ella me deseaba, así que había que averiguar ese otro problema.

-¿Demasiado rápido?

-Estoy casada.