La chica que cruza (II)

Ayer entré en un local sobre las once de la noche. Iba solo.

Tenia en mente a la chica que cruza, ¿y para qué negarlo? Quería sustancia para vosotros, mis lectores. Para poneos en antecedentes os recomiendo que leais el artículo «la chica que cruza».

Ayer era jueves y no tocaba encontrarme a esa titán de las perturbaciones emocionales. Según ella no podia darme el teléfono pero me informaba de que los viernes nos podríamos ver justo donde yo entraba por la puerta.

Era la primera vez que entraba en aquel lugar.

Poca gente, cálido, agradable y decorado de forma ibicenca. Música rollito chill out pero con gracia. Una rápida mirada bastó para darme cuenta de que no estaba.

Hola– me dijo una camarera rubia con una sonrisa bastante espontánea. –¿Qué quieres tomar?

Le devolví la sonrisa. Era muy guapa pero irradiaba una alegría contagiosa muy cotizada en los tiempos que corren. Y más entre las camareras.

-¿Qué tomarías tú si fueras yo?

-¿Si fuera tú? Con esa barba tomaria cerveza Judas.

-Ja ja ja- reí sin poder evitarlo.-No me gustan las motos. Para que lo sepas.

-¿Pero te gusta la cerveza judas?

-Sí. Eres una chica con reflejos- le contesté refozarndo su conducta y premiando su actitud.

-Gracias. La chica sabía relacionarse con la gente. A mi ahora me tenia contento, intrigado, satisfecho y mirándole el culo. Me había colado la cerveza más cara y ya tenia que esforzarme por recordar a qué había ido yo allí. En el local habian dos mesas de chicas, unas cuantas parejas y tres o cuatro grupos mixtos. Ni rastro de nuetra amiga.

La cosa estaba clara: Si la chica que cruza me había recomendado que fuera los viernes alli es porque era una asidua o porque trabajaba de camarera. La rubia entonces sería su compañera. Si empezaba a mandanguear con la rubia podría quedarme sin mi primer objetivo. Pero era ella la que tendría que suministrarme información sobre la segunda.

-Disculpa. Busco a una chica morena, muy alta atractiva con cara de ser modelo de ropa parisina. Suele estar aquí los viernes.

-¿Alejandra?

-Podría ser.

-Pelo liso, por los hombros, ojos grandes y una voz muy característica.

-De momento encaja.

-Olvídate de ella. Tiene novio.

-Tiene novio. Ok. Mientras me olvido, dime, ¿trabaja aquí?.

-Sí. Trabaja aquí.

-¿Camarera?

-Copropietaria.

-Eso la hace más atractiva. ¿Y te cae bien o mal?

-Si yo soy camarera y ella es mi jefa solo me puede caer bien, ¿no?- me dijo arrugando las cejas en una clara expresión de apelar a mi inteligencia y entender su código de ironía.

-Oye, me está gustando hablar contigo. Tienes tu punto gracioso irónico… Pareces una monologuista.

-¿Eso es bueno o es malo?

-Bueno, sin duda. Además sabes perfectamente como te quedan esos pantalones. Así que todo suma.

-Gracias. Hacía teatro y la noche te espabila mucho. Tienes que aguantar a muchos pesados. Pero hasta que consigo trabajo de lo mío es lo que hay.

Estaba empezando a cualificarse. Ella quería que yo supiera que «Hacía teatro, los hombres la acosan y que tenia proyectos».

-¿Y lo tuyo es?

-Logopedia.

-¿Logopeda? ¡Mira que bien! Una vez conocí a una logopeda. Acabamos dándonos besos… -y es que por mucho que intente planificar u organizarme para ir a por la tal Alejandra, no puedo contener mis avances ante una chica guapa al que empiezo a afectar. Ella me miró con una sonrisa. y me aplicó, ella solita, «el espectador de la película subtitulada». Y es que las mujeres lo tienen integrado.

-¿Tú no has venido a por Alejandra?

-Si. ¿Pero qué tendrá que ver una cosa con la otra? Yo vengo a por Alejandra, pero me encuentro una chica como tú, logopeda, con un cuerpo explosivo, inteligente, e intuitiva, y qué pretendes que haga? ¿Que no intente ligar contigo?

-¡Ja ja ja!… ¡¡Hombres!!- Dijo coquetamente mientras se daba la vuelta para atender a otras personas de la barra.

La estaba empezando a envenenar. Ella había asumido que yo iba a ligar con ella y ella sonreía. Aplicando el espectador estaba claro. Mi actitud, directa, sincera y transparente pero exigente le gustaba. Pero lo que creo que más le gustaba es que había captado en seguida algo que ella se valoraba mucho de sí misma. Su inteligencia.

Volvió a los dos minutos a la zona donde yo me encontraba. Se había soltado el pelo. Lo tenia rubio amechado pero natural y estaba preciosa. O sea… HABÍA MANDANGA. En ese momento miró hacia la puerta y me dijo seria y con cierta expresión decepcionante.

-¡Mira! Ha llegado tu amiga Alejandra.

Al girarme vi a un chica muy atractiva y guapa. Seria y altiva. No era la chica que cruza.

-No es ella.- le dije.

-¿Ah no?– dijo muy sorprendida. Tras unos minutos en los que Alejandra charlaba con mi nueva camarera rubia, volvió a acercarse a mi.

-Hay que hacerle caso a la jefa.

Desde luego– contesté. La cosa estaba clara. Si la chica que cruza no era la jefa, esta preciosidad debía ser mía.

-Tengo un plan. Te voy a preguntar el nombre en otro sitio. Eres una chica inteligente y por tanto estoy seguro de que valiente. (le apliqué la herramienta del directo examinador A o B). O me voy y que nos hayamos conocido no ha servido para nada, o ya que somos atractivos, guapos, perspicaces y que sabemos valorar lo bueno, mañana quedamos por la tarde antes de que entres a trabajar a tomarnos algo y a comprobar lo inteligentes que somos los dos….

Ella me miró un segundo y dijo ..

-Mañana no trabajo.

-¿Eso lo convierte en una cena? pregunté… -Bueno. -Una chica inteligente. Apunta tu número y te llamo mañana. Ella apuntó su número en mi movil bajo el nombre de Raquel y me despedí con una sonrisa.

-Puedes estar seguro de que solo me has caído bien y que mañana no va a pasar nada entre tú y yo.

-No me cabe la menor duda.- le dije con una sonrisa. Al girarme susurré sin que me oyera… «lo mismo que dijo mi última logopeda».


Salí por la puerta con una sonrisa. No había encontrado a la chica que cruza, pero me había cruzado con una chica preciosa, divertida y valiente. Y es que si es inteligente, la herramienta A o B no falla. Os contaré que pasará esta noche… pero antes, aprovechando que Raquel no trabaja hoy en el local, seguiré intentando encontrarla….

Seducción en el trabajo/Hotel


 

 

Un fin de semana da para mucho. Puedes irte de acampada, puedes empezar a estudiar un idioma, puedes dar un concierto o ir al estreno de una película croata. En mi caso, me ha servido para recordar que aún hay mujeres que me estimulan y no conozco. En un mundo donde las cosas son cada vez mas predecibles y mas homogéneas, llevarte sorpresas sirve para que las sonrisas te salgan más naturales. De todo eso hablaremos otro día.

Hoy os hablaré de mi historia con R:

Sería Septiembre o Octubre del año pasado. Estaba trabajando como DJ en uno de los hoteles mas prestigiosos de Valencia. La noche no prometía mucho. Era una cena de empresarios de un sector y la gran mayoría eran matrimonios que superaban los cuarenta. Yo ponía Caetano Veloso, Marisa Monte, algo de Chill Out, mientras observaba como cenaban. Esa noche era especial, me había quitado los pendientes y recogido el pelo. Esa cena era de nivel. El tiempo pasaba y yo me enviaba sms con una amiga para ver si cuando acabase me recogía.

Serían las doce y media cuando el maitre me dijo que la cena ya se había acabado, que empezaba la barra libre y que comenzase con mi discomóvil. Los comensales empezarón a levantarse y a acercarse a la barra. Del fondo de la sala apareció una rubia, alta, fina y con una cara que inspiraba belleza y frío. Una pasada. No me podía creer que no la hubiese visto antes. Se estaba sirviendo una copa. No se cuanto tiempo pasé mirándola, pero el maitre me hacía gestos para que empezase a sonar la música: La perdí de vista, volvió al fondo de la sala.

Maitre – Hey H! A esa chica ni te acerques que te conozco. Es hija de alguien importante. Ni te acerques.

Durante un par de canciones intentaba acertar con la canción que le hiciese levantarse y venir a la sala de baile, parecía que no tenía amigos allí. No había forma. Así que busqué la canción mas larga que tuviese y puse PLAY. Salí de la cabina y comencé a andar hacia su mesa. Estaba casi vacía. Había tantas objeciones que no se me ocurría ninguna frase con la que empezar a comunicarme. Así que me dije “Helio, tu eres bueno en esto, algo te saldrá”

Llegué a su mesa. Estaba sentada con dos señoras muy mayores y muy arregladas.

Helio – Buenas noches señoras. Soy el DJ y quería preguntarles si la música esta siendo de su agrado, pueden pedirme lo que quieran

La reacción fue un unísono

Ellas:“sí, sí, chico, muy amable”.

¡Ni me habían mirado! Se me escapó una risita, desde luego, no había generado en ella el mas mínimo interés, así que tenía que jugar mi principal arma, el sentido del humor:

Helio: “Menos mal, porqué ¿saben una cosa? En realidad soy el dueño de este hotel, y es la primera vez que pincho música”

Por fín había captado su atención. Las señoras ponían cara de que no les había hecho ninguna gracia. La rubia gigante entendió que lo que yo estaba haciendo era mostrar interés en ella, cosa por otra parte, a la que está muy acostumbrada.

Helio: Les invito a que pasen por cabina y pongan cada una de ustedes la canción que mas ilusión les haga. Ahora, si me permiten vuelvo a cabina que hoy soy DJ y si deja de sonar la música, tendré que despedirme a mi mismo.

Sabía que iba a ser díficil, pero yo había jugado mis cartas. Tras una miradita del maitre seguí concentrado con mi trabajo. R no venía a cabina. Las dos señoras tampoco. R se acercó a la pista de baile cuando faltaba media hora para que se acabase la discomóvil. Bailaba con un hombre muy atractivo y muy elegante.

Decidí jugar mi última carta. Cogí el micro y me arranque:

Helio: Ahora, por favor, ¡todos juntos cantémosle Cumpleaños Feliz a la señorita del traje blanco, que hoy es su Cumple!

Empezó a sonar la versión de Parchís de Cumpleaños Feliz. Todo el mundo cantaba. Menos ella que miraba hacia la cabina. Su cara estaba roja. Estaba demostrándole interés, que estaba dispuesto a jugar y que era un tipo diferente, o al menos, que hacía cosas diferentes.

Las caras de las señoras que estaban sentada con ella eran de total incredulidad. Así que tras acabarse la canción entró en cabina.

R- Tu eres muy malo

No os podeis imaginar lo nervioso que me puse al ver a esa mujer entrar con ese vestido, con esa elegancia y con ese TODO a la cabina, que tiene los cristales tintados y desde fuera no se ve nada de lo que hay dentro, pero de dentro si que se ve lo de fuera. La cara del metre cambiaba de color, morado, rojo, blanco, amarillo…

HelioVale, soy malo, pero no te chives, por qué, no te lo vas a creer, pero no soy el dueño del hotel (Sonreí. Ella sonrió.) Vamos a ver, ¿como quieres que no haya intentado conocerte?”

R – ¿Tu sabes quien soy yo?” (y dio media vuelta, haciendo ademán de irse).

Helio – Si te vas, seguro que no lo sabré. Y no sólo eso, si no que tu también te quedarás sin saber quien es el chico que ha hecho que un montón de empresarios desconocidos te canten cumpleaños feliz.

Su actitud era evidentemente examinadora, estaba muy acostumbrada a tíos interesantes. Tenía que jugar aún más fuerte.

R – Eres listo, pero eso para mi no es suficiente

Su contestación era un rechazo. Muestra de apatía. Pero también me había premiado. Estaba especulando con mi reacción. Yo no había justificado aún mi interés y era el momento de hacerlo, y además tomar una actitud examinadora.

Helio – Y que tu estés buenísima tampoco es suficiente para mí. Por eso quiero que te quedes y elijas una canción tú. Para saber que más hay.

Todo eso lo dije con una sonrisa enorme. Esforzándome por no creale ninguna tensión.

Ella se quedó durante un par de canciones en cabina. Nos dijimos que estudiábamos, a que nos dedicábamos y que sentíamos con lo que hacíamos.

R- Helio, yo me voy a ir que he quedado para ir a MYA, cuando acabes, pasate, a lo mejor aún estaré allí.

Su invitación era muy indirecta y me daba poco valor. Se notaba que estaba pendiente de las señoras que le acompañaban en la mesa. La bronca que le caería por estar en la cabina del DJ tanto tiempo sería comparable a la que me caería a mi por parte del metre.

Helio – Mira, R, hoy no puedo ir a MYA, pero dame tu móvil y otro día nos seguimos contando cosas.

La cosa había salido muy bien y disfrute mucho en la interacción, los dos disfrutamos mucho.

Ahora comparto una amistad preciosa con R, que además se esta pensando muy mucho participar de forma activa en el blog de forma anónima.

La chica que cruza I

Yo estaba preparando mi coche para la actuación del viernes.
Miraba el maletero: Piano portátil, cables, ukelele, pies, etc.
Mi amigo apuraba un cigarro que yo ya no echaba de menos y me avisó que tenía que subir a casa a por algo…
Así que aproveché el momento de soledad para repeinarme delante de un cristal de banco. Pero entonces….
Wow!!! Pasó ella.
Una de esas “chicas especiales que le gustan a Egoh sin pasar por taquilla”… Y me quedé helado.

Noté un amasijo de nervios caníbales en el estómago y casi me pongo a temblar cuando me miró. Me miró y no me dejaba de mirar.
Yo estaba petrificado, sintiendo ese torrente de emoción que te inunda cuando hay algo tan poderoso que te bloquea hasta al punto de parar el tiempo.
Pero ella avanzaba y se iba marchar para siempre.
Entonces, en una décima segundo, me di cuenta de que yo era Egoh. Yo representaba todo lo que enseñaba, el directo examinador, a EGOH, a mí mismo a todos mis alumnos y no podía dejar pasar a esta chica sin morir con las botas puestas.

Hizo un esfuerzo notable y abrí mis brazos enseñando ligeramente la palma de mis manos.

-Oye, disculpa…- le dije temblando..- te podría decir algo más normal pero… me he quedado alelado mirándote… y…

Ella sonrió sin dejar de mirarme. Parecía como si disfrutara de su poder pero me estuviera animando a que yo lo tuviera actuando, como dice Santi en la Dramaturgia egolandiana, en su papel de la película.

-… y quiero saber quién eres, volver a verte, conocerte, casarme contigo… esas cosas jajajajaj…!


No pude evitar reírme. Además, sabía que reírme de mi mismo iba a ser percibido como algo valioso, valiente
Ella se me quedó mirando unos segundo que me pareció enterno. Y luego sonrió.

-Yo no quiero casarme. Lo siento.


Esa frase tan lógica y natural, me la tomé como si realmente me hubiera rechazado a mí. Así que estoy seguro de que me cambió la cara. Entendía perfectamente las emociones que me han trasladado muchísimos alumnos al sentirse rechazados. Pero utilizando el espectador de la película y subtitulada me di cuenta de que esa chica que a mí me parecía una diosa, estaba sonriéndome diciéndome lo único que me podía decir para jugar.
«Yo no quiero casarme».

Estaba jugando.

Al darme cuenta entendí que, como en los momentos más adversos de mi vida, solo tenía que confiar en mí. En mi historia, carisma, experiencia y apelar al Luis que devora lo que le pongan por delante cuando creé en él.

-Pues si tú no te quieres casar y yo sí, se me ocurre una cosa intermedia para tenernos a los dos contentos. Seamos novios.

-¡Ja ja ja ja!- Rió ella.

Ya la tenía. Había superado la barrera de no control y no dominio que me hacía sentirme un gusano ante ella. Estaba riéndose y la había metido en mi juego de ligar sincero, crudo, desnudo y directo. Estábamos ligando y los dos lo sabíamos.

-Pues es una solución que no tengo muy clara- me dijo ella.
-Hagamos lo siguiente, me tengo que ir, pero voy a pensar en ti lo que queda noche. Dame tu número y mañana te llamo para negociar.

Ella dudó un instante mordiéndose el labio.

-No te voy a dar el número y no me preguntes por qué. Pero casi todos los viernes suelo tomarme algo por el local “X”.
-Entiendo. Pues puedes estar segura de que el próximo viernes nos tomaremos algo juntos. Y que sepas… ¿Cómo te llamas?
-C.
-Pues que sepas C, que voy a pasar toda la semana muy ilusionado.
-Me alegro- dijo C moviendo el bolso para en ademán de irse.
– Y que sepas que tú también vas a estar ilusionada aunque no me lo digas.
-¡Ja ja ja! Tienes razón. No te lo voy a decir.
-¡Ciao!.

Mirándome en el espejo me he sonreído involutariamente.

¡Dios! ¡Qué maravilla! Todo ha vuelto a salir bien.
¿Tendría novio? ¿Si yo no hubiera tenido prisa podría haberle sacado más información, conocernos, etc?
Lo que sé es que una vez más, una de esas chicas de rostro y mirada poderosa, de esencia magnética ha vuelto a parecer en mi vida, como ha vuelto a aparecer en mi vida Ynés. La modelo de ésta foto que se ha prestado a ser mi musa. Nuestra musa. La imagen de mis artículos. Gracias Ynés. Ahora me gusto mucho más a mi mismo contigo en mi página.
¿Por qué?
¿Qué tendrán en común Ynés y la chica del próximo viernes?

Seduciendo de día (III): Usa

Seducir. Para mí seducir es equivalente a comunicar. Pero, revisando mis aventuras y anécdotas varias, he caído en la cuenta de que no ha sido ni una ni dos veces en las que he seducido sin compartir idioma con la otra persona. ¿Como seducir en situaciones en las que no controlas el medio de comunicación? Os voy a contar mi historia con llamémosla Chan Hoo Wing.

 

 

Era Julio del 2010. Pasaba probablemente el mejor mes de mi vida en Orlando, trabajando para la Universidad de Florida y disfrutando de la compañía de gente de alrededor de todo el mundo. Para conseguir esa oportunidad exageré en la entrevista un poco mi nivel de inglés. Exagerar es un verbo más bonito que otros que podría utilizar.

 

La cuestión, lo había conseguido. Estaba en USA, la cuna del rock, del baseball, viviendo en un apartamentito propiedad de la Universidad y disfrutando como nunca. La seducción era parte de mi día a día, mujeres de todos los países estaban en el mismo programa que yo; compartía tiempo y disimulaba mi carencia del idioma ante nacionalidades diversas. Os contaré muchas historias de ese mes, pero hoy me centraré en mi amiga Chan.

 

Llevaba dos semanas en USA y poco sabía de ella. Sólo que era taiwanesa y que allí tenía un novio taiwanes. Su edad, veintisiete años no correspondía con su físico, que aún guardaba un aire adolescente. Su profesión era la de administrativa. Habíamos cruzado un par de palabras tímidas y sinceramente, ella ya había cautivado mi atención, por exotismo, por sensualidad y por un físico que llamaba mi atención.

 

Estábamos de excursión en algún parque temático de esos que tanto gustan a los estadounidenses y una rusa ya estaba echándome broncas como si de mi pareja se tratase. Así que necesitaba un cigarro (horripilante hábito que tengo que dejar). La vi sola, sentada en un banco y con mi pauperrimo inglés la invité a acompañarme. “I don´t smoke” “I know, but I want to talk with you about something” (Lo sé, pero quiero hablar contigo sobre algo). Mi reacción no le dejaba opción a no venir.

 

Anduvimos hasta el rincón que tenían para fumadores. Allí ella se me quedó mirando con apatía. Y allí intente explicarme como pude. “Well, the last days I was looking at you and…” Su expresión era parecida a “Tío, no entiendo nada de lo que me dices”

 

Segundo intento. “So, I´m a boy, and you are a girl, a very special girl…” Su cara ni se inmutaba. Si quería conseguir algo no sería con mi famosa habilidad verbal. Así que vencí todas las barreras que mi cuerpo y cerebro podían tener y la besé en la boca. Eso demostró mi interés en ella de una forma directa. Fue un beso corto. Ella se quedó paralizada. Volvió la tranquilidad a mí. Lo había hecho. Sonreí y le dije que ya podíamos volver. En silencio caminamos hasta donde se encontraba el grupo.

 

Durante el resto del día nos cruzábamos miradas y yo le sonreía. Le hice un par de comentarios graciosos sin referirme a lo que había pasado horas antes. La diversión conmigo la tenía asegurada. Me sentía cómodo con la tensión, eso muestra seguridad y resulta atractivo.

 

Al final del día un autobús nos dejó en los apartamentos donde yo vivía. Ella se acercó a su coche para dirigirse a otra zona donde ella dormía. Cuando me aseguré de que la gente ya no estaba delante, me fuí hacía ella. “¿Por qué no te quedas un rato en la piscina?” “¿Por qué me has besado antes?”

 

 

“Porque era lo que realmente quería hacer” . Ella dudó y se metió en su coche. Yo seguía sonriéndole, con actitud comprensiva, sin inmutarme, sin reactividad, sabía que iba a ser difícil. Mi sonrisa se amplió cuando antes de irse me dijo “Voy a por el bañador y vengo”.

 

Cuando ella llegó, yo estaba en la piscina. Estaba preciosa. Se metió en el agua. La gente jugaba y reía alrededor, pero yo y ella estábamos hablando de nuestras emociones en USA; dedicamos media hora a conocernos. Yo hablaba de todo lo que estaba sintiendo, de la magia del rock, de la increible energía que sentía. Ella sobre la oportunidad de conocer un mundo tan distinto como el occidental. La invité a mi cuarto para enseñarle las fotos de mi ciudad y demás. Estaba justificadísimo, por el hecho de que estábamos mostrándonos quienes éramos y de donde veníamos.

 

 

Ella accedió. Una vez en mi cuarto volví a besarla. “Álvaro, no creo que debamos hacer esto”. “Es una pena, porqué desde que te he dado el beso yo creo todo lo contrario”. El resto podeís imaginaroslo.

 

Las siguientes semanas ella me ayudó mucho con mi inglés. Compartimos nuestras culturas y muchas más cosas. Chan Hoo Wing. ayudó y mucho a que mi experiencia en USA sea inolvidable y espero algún día poder volver a verla.

El espectador de la pelicula subtitulada (II): La exnovia

Estoy en una terraza de verano.Saboreo un té al limón helado escribiendo para mi revista. Unas ocho personas comparten mi escenario. Mi objetivo era bajarme escribir sobre los celos y voy utilizar mi presente para acabar haciéndolo sobre el espectador de la pelÌcula subtitulada de nuevo.

Hace veinte minutos, al pedir la consumición ha pasado por la acera. Teresa. Y digo Teresa porque es un nombre propio completamente distinto al nombre real. Teresa, es una exnovia de feliz vida emparejada, que desde hace dos años ignora mi existencia de una forma, creo, que demasiado exagerada. Nunca he entendido esa necesidad que tienen algunas de romper cualquier vínculo con exparejas, e incluso de reescribir la historia para no tener ninguna justificación que permita charlar algún día, llamarse para preguntarse cómo va todo, o incluso recordar viejos tiempos en la cama si no hay nuevas parejas de por medio.

Para un profesional de la psicología como yo, acostumbrado a analizar conductas, el espectador de la película subtitulada es la VÍA para poder sacar conclusiones.

¿Qué pinta una persona que me ha dicho sucesivas veces que me ama ignorando mi existencia hasta niveles ridÌculos?

-Hola Teresa.

-Vaya. ¡Qué sorpresa! Luis. ¿Qué tal?

Estaba algo más delgada que la última vez que la vi. Nerviosa y sonriente. El encuentro parecía haberle roto los planes fueran los que fueran.La he invitado a sentarse conmigo. Primero tenía mucha prisa, luego la estaban esperando hasta que finalmente y por mi insistencia ha accedido compartir mi mesa.

-¿Qué es de tu vida?

-Bla bla bla bal…. Estoy viviendo con mi novio… bla bla bla…

-Estupendo Teresa. Yo estoy soltero.. bla bla bla bla… mi trabajo bla bla bla…

La conversación giraba en torno a nuestras vidas desde una exposición objetiva radical de hechos y acontecimientos. Y por eso, tras unos minutos después he querido romper la dinámica llevándola al abismo de las emociones vinculantes. ¡Era Teresa! La misma chica con la que he planificado épocas, coqueteado con diseños de casas y saboreado sus recovecos.

-Teresa. Te mandé dos emails y dos sms. Y no me contestaste a nada.

-Sí. Es que no pude. Estaba liada y tal y bla bla bla bla

-¿Sigues pensando en mi?

-¿Yo?  Pero qué dices, Luis? Soy muy feliz. Oscar me da todo lo que necesito.. bla bla bla…

No pude evitar utilizar el espectador de la película subtitulada: Si tenía todo lo que necesitaba, ¿por qué huía de mí? ¿Por qué no era capaz de contestar mis mensajes como alguien que se alegra de las buenas noticias de una persona de la que sabes sus inquietudes?

 

¿Por qué si el texto dice LO TENGO TODO, la escena dice HUYO DE VERTE?

Una vez más, el texto y la escena no eran congruentes. Ella intentaba rehacer su vida con el lastre de un reproche por nuestra ruptura. En el pasado yo no accedí dar un paso más vinculante, y ella no estuvo dispuesta a asumir que nuestro nivel de implicación en la pareja era asimétrico.

-¿Me tienes miedo, Teresa? ¿Me echas de menos?

-Luis. ¿cómo puedes decir esa memez? Tengo a un hombre que me hace feliz, que me demuestra† diariamente que soy la mujer de su vida. No tengo tiempo ni para echarte de menos ni para tenerte miedo.

-Me alegro de verdad por ti. Pero, ¿sabes? que no contestes un mensaje tan cordial o poco amenazante para tu relación como ¿Cómo estás?», parece que me percibas como una amenaza o que pretendas castigarme.

-Eso es una tontería.

-Yo solo quiero saber si quieres recibir mis mensajes de cuando en cuando o prefieres que me olvide de que existes.

-Luis. No quiero recibir tus mensajes. Aunque sean cordiales.

– Entiendo.

El espectador de la pelÌcula subtitulada me lo decÌa claramente. Su expresión, esta vez, mucho á·s sincera, relajada y transparente transmitía su verdadero mensaje: No te he olvidado» «Necesito más tiempo para poder ser tu amiga porque mi relación no ha conseguido fulminar mis reproches hacia ti.»Antes de levantarse, me ha mirado con los ojos humedecidos, apretado la mano y me ha dicho «cuídate«.He soltado sus dedos aceptando los designios del destino y la he visto marcharse sin poder evitar un suspiro en mi pecho.

Teresa…

De rana a principe sin esperar su beso…y que Dios te salve reina.

Nací en Madrid y a la edad de 21 años, crucé imprudentemente por el campo de entrenamiento de Cupido, accidente afortunado que cambió mi vida.

øQuÈ es lo sagrado?

øDe quÈ est· hecho el espÌritu?

øPara quÈ vale la pena vivir?

øPara quÈ vale la pena morir?

Las cuestiones importantes de Don Juan tambiÈn son las mÌas. No tengo más aspiración real en la vida que vivir en el reino de la respuesta. *

Ya sabemos que †conocer y comprender a las mujeres es posible pero, y el amor?. Ese sentimiento de protección que te sale por las venas por la primera desconocida con la que te cruzas y que, m·gicamente, voltea tu vida lo dominas o te domina?

Enamorarme por primera vez, a la edad de 21 aÒos, supuso el cambio m·s radical e importante en mi vida. Mi objetivo desde entonces: autogenerarme una descarga permanente de dopamina y oxitocina con la mujer que yo elija y asÌ vivir plenamente enamorado, yonki perdido de amor y en armonÌa con la vida… …ambicioso øno?… … øquiz· imposible y utÛpico?† Yo tambiÈn lo creÌa pero a˙n asÌ, empecÈ el camino en solitario.

En 2007 conocÌ a Mario Luna, Egoland, N˙cleo, Cachondo Mental, Wallace y poco despuÈs, en talleres y conferencias, al resto de instructores e miembros de la comunidad a los que leÌa dÌa tras dÌa muy ilusionado: eran mis embajadores del amor y por los que siento gran admiraciÛn y respeto por su calidad humana: Fire, Alfie, Atreiu, Torio, Witzbold, mi Max, Chema, IÒaki y muchos m·s.

Aquello era para creerlo øTÌos reunidos conspirativamente para hablar de mujeres, experiencias y† emociones propiamente masculinas?. Siempre agradecerÈ cÛmo me abrieron sus puertas, como compartieron conocimientos y momentos conmigo y, sobre todo, me hicieran partÌcipe de tan maravillosa comunidad.† QuÈ bonito es disfrutar del viaje en compaÒÌa.

Cuando Egoland me hablÛ de su nuevo proyecto, la direcciÛn que querÌa tomar y quÈ querÌa hacer para cambiar el mundo, no pude m·s que emocionarme y comprometerme, como Èl, en daros lo mejor que tengo para que, entre todos, nos hagamos hombres del siglo XXI y defendamos una masculinidad protectora y ante una feminidad actualizada.

Porque amigo, si t˙ luchas por convertirte en el hombre que quieres ser, yo tambiÈn lo serÈ un poquito.

Porque amigo, si t˙ le das magia a esa chica la magia que necesita, se la est·s dando al mundo.

Soy una esponja coralina que absorbe ocÈanos de conocimiento de dos milÌmetros de profundidad. Tengo la suerte, adem·s, de enseÒar con mis conocimientos y experiencias profesionales a alumnos universitarios a desenvolverse en las ·reas m·s creativas del marketing y la comunicaciÛn empresarial. Observ·ndoles me doy cuenta que hacemos difÌciles procesos de comunicaciÛn muy simples.

Al estar influenciados por emociones, expectativas y miedos infundados hacemos difÌcil lo que, en teorÌa, puede ser f·cil. Yo el primero, por eso creo que entre todos tenemos mucho que aportarnos aquÌ, en Egolandia.

Achaco a defectos en la comunicaciÛn la mayorÌa de los problemas que existen entre hombres y mujeres. Por eso, y ante todo creo, que lo m·s elemental para conocer y seducir a una mujer es saber comunicarte con ella: No es lo que decimos, es lo que ellas creen que decimos y por quÈ.

Soy Santi, publicista y diseÒador, creativo de corazÛn y de razÛn, emprendedor. Quiero mucho a mi pap· y a mi mam·. Bienvenido amigo a la que espero sea tu nueva vida tambiÈn, abrazos gordos.

Y para ti coletita», si sigues mirando con esos ojitos tan tiernos y a la vez, con tanta indiferencia, te vas a meter en un lÌo gordo del que no vas a querer salir. Est·s avisada reina.