Forjando una identidad: La superación de Antonio (visión de Ana)

Bueno amigos, esta vez sí que me lo ha puesto complicado mi compi Selu, ya que el desarrollo de la identidad, es uno de los fenómenos más complejos y multicausales del hombre y uno de los grandes misterios de la psicología, que ha abordado este tema desde todas sus corrientes científicas sin llegar a un acuerdo claramente establecido.

PUEDES VER LA 1a PARTE DE SELU HACIENDO CLICK AQUÍ

Forjando una identidad: La superación de Antonio (visión de Ana)

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Si bien es un tema importante y altamente interesante, así que intentaremos arrojar algo de luz sobre el asunto. Comencemos por el principio

¿qué es la identidad?

Es la capacidad de un individuo de reconocerse en sus características esenciales y en las modificaciones que experimenta en sí mismo. (Podéis encontrar varios artículos sobre el tema en esta web en la sección MARCA PERSONAL)

Hay dos tipos de identidad según las leyes por las que se rige la convivencia basadas en el heurístico famoso de Kurt Lewin, donde comportamiento se explica como una fusión de la persona y el medioambiente, C=f(P, M):

TIPOS DE IDENTIDAD

A)     Identidad personal (rasgos individuales o elementos de uno mismo “quién y cómo soy yo, mi personalidad”) es lo que nos hace distintos.
B)     Identidad social (“cual es mi papel en la sociedad”, “a que me dedico”, “grupos a los que pertenezco”) es lo que nos hace iguales a un grupo.

Desarrollar ambas proporciona autorealización, afiliación, reconocimiento y seguridad, son  necesidades básicas del ser humano según la pirámide de necesidades de Maslow (autorealización, afiliación, reconocimiento, seguridad).

IDENTIDAD SOCIAL SEGUN TAJFEL Y TURNER

También según la teoría de la identidad social que formularon Henri Tajfel y Juan Turner (1979) para entender la base psicológica de las relaciones y la discriminación, los individuos se identifica según cuatro criterios:

1. Clasificación: Ponemos a los otros en categorías. A su vez los demás también nos clasifican y etiquetan para identificarnos (“igual”, “distinto”, “bueno”, “malo”, “del  Madrid”, “del Barça”, “ganadores”, “perdedores”)….

2. Identificación: Nosotros mismos también nos asociamos a grupos para alentar nuestra autoestima (“bomberos”, “guardias civiles”, “solteros”, “casados”)…

3. Comparación: Comparamos a nuestros grupos con otros grupos, viendo un diagonal favorable hacia el grupo a quien pertenecemos (“Yo soy del Madrid, luego la gente del Madrid es mejor que la del Barca”).

4. Distinción psicologica: Deseamos nuestra identidad para ser distintos de y comparado positivamente con otros grupos.

Así, no desear una identidad sería patológico. Tener una identidad no definida se considera antinatural y provoca rechazo. Tener una identidad muy definida y no saberlo transmitir se percibe como no tener identidad definida. De esta forma las personas más influyentes son las que tienen una identidad fuertemente desarrollada y claramente definida porque es un signo de buena adaptación al entorno y además son capaces de transmitirlo (persuasión).

¿Por qué nos resultan tan atractivas las personas que tienen una identidad claramente predefinida?

Pues bien, la relación atracción-identidad ha sido tradicionalmente explicada a través de la psicología social, que junto con la psicología clínica, la educativa y la de las organizaciones es una de las cuatro grandes ramas de la psicología, focalizando el individuo en la sociedad, ya que lo humano y lo social están estrechamente relacionados y se complementan mutuamente.

De esta forma, la psicología social basa su explicación en que somos seres sociales y a la hora de evaluar a una persona lo hacemos teniendo en cuenta el entorno, puntuando principalmente su nivel de adaptación al medio social, o contexto. Personas que luchan por su propia identidad, por evolucionar y pertenecer a un grupo son valorados muy positivamente, en especial si el grupo es de reconocido prestigio o su pertenencia conlleva un gran esfuerzo.

Estas personas son más valiosas para la sociedad porque se presupone que son más susceptibles de alcanzar el  logro y atraen porque los demás se identifican con ellos por:

1.      Admiración de su tesón.
2.      Se siente reflejados.
3.      Querrían ser como ellos.

Es decir, lo que estamos valorando realmente es su identidad social. Así, las personas mejor adaptadas socialmente al entorno se perciben como más atractivas. Por el contrario si la identidad social se percibe como inadaptada al grupo social, se produce la discriminación por parte de los demás. Así como si no existe identidad o la identidad no está bien definida o se transmite como inconsistente, igualmente provoca rechazo u otras conductas de exclusión social al no poder ser clasificada dentro de una categoría. Por lo tanto, para atraer en sociedad, no solo hay que ser socialmente atractivo, si no, saberlo transmitir, porque lo que es vital LA COMUNICACIÓN.

¿Cómo resultar atractivo según la psicología social?

Las habilidades más valoradas principalmente por la sociedad, y que provocan atracción interpersonal según la psicología social son:

1. La actitud (o disposición personal de elevado autoconcepto, eficacia y tesón), la persuasión (ser un buen comunicador creíble transmitiendo mensajes emotivos).
2. La influencia social (adaptación social, similitud y motivación por el cambio de estatus) y la forma de relacionarse (tener un rol definido, metas, ser productivo, recíproco y empático, tener normas claras, dotes de liderazgo y valores establecidos, proyectar…).

Teniendo en cuenta que aquí por atracción entendemos no solamente la sexual, si no, un concepto más global de construcción social influida por la cultura. Esta atracción debe ser consistente, y por tanto la persona capaz de adaptarse si la cultura cambia (atraer=ser capaz de cumplir con las expectativas del otro).

En este caso, Selu esperaba que su amigo consiguiera ser bombero, y por eso le mola tanto que lo haya logrado.

ganador perdedor psicologia social

En resumen, en psicología social es la batalla del yo contra el entorno. Y en esta batalla solo hay dos tipos de personas: los ganadores y los perdedores. Todo grupo social adopta una forma de organización con el fin de resolver más eficazmente los problemas de la subsistencia y por tanto, a la hora de seducir y ser seducidos, evolutivamente todos buscamos relacionarnos con personas no solo adaptadas al contexto (personas que tienen claro lo que son y lo que quieren ser), si no, capaces de adaptarse a cualquier circunstancia si el contexto cambiara (personas tenaces y luchadoras).

Poniendo un ejemplo MUY EXAGERADO para explicar el comportamiento humano como resultado de la interacción de estados mentales en una situación social inmediata (tal como hace la psicología social), si estás en tu primera cita con una chica y os estáis conociendo, algunos de los factores principales de tu comportamiento que ella evaluará de ti es si tienes la capacidad de triunfar en esta sociedad (proporciona estabilidad en el presente) o si podrías adaptarte al entorno en caso de que hubiera un cataclismo nuclear y volviéramos a la edad de piedra (proporciona seguridad en el futuro).

Si la chica percibe que eres potencialmente apto para manejarte en sociedad (atribución) la cena irá a pedir de boca (se produce la naturalización por el principio del materialismo dialéctico de C. Marx: cumples sus necesidades presentes y otras posibles que se puedan crear), pero si te considera un inadaptado no pasarás de la primera cita.Si por el contrario eres muy buen actor y vas de supermán, volaréis juntos un ratito, pero en cuanto ella vea que todo era una farsa huirá indignada (disonancia cognitiva). Igualmente si eres un crack de las finanzas millonario, pero no sales de ahí ni eres capaz de hacer nada más puede que consigas la chica de tus sueños a corto plazo, pero si la situación cambia, posiblemente ella se irá, perderá el interés o te será infiel con su verdadero estereotipo de macho alfa capaz de proteger la manada en una nueva glaciación hipotética.

Rodearnos de personas luchadoras, aumenta nuestra sensación de seguridad. Pensadlo!! Si se desata la tercera guerra mundial y alguien entra en vuestra casa a saquear y violar, ¿a quién querríais tener a vuestro lado a Bill Gates o a nuestro bombero?. Evidentemente a alguien resolutivo, pues este es solo uno de los miles e millones de temores inconscientes que atenazan a las personas que continuamente te están evaluando, buscando en ti el sustento de la seguridad de que ellos carecen.

Así, el razonamiento lógico que se aplica es “Este hombre tiene las ideas claras, lucha por sus objetivos, luego tiene capacidad de adaptación y conseguirá todo lo que se proponga en esta vida y en cualquier circunstancia” Y por eso amigos, de cara a los demás y a ti mismo, esa es SIEMPRE ES LA ACTITUD GANADORA!!

Ana.

Forjando una identidad: La superación de Antonio (visión de Selu)

Hace tiempo me prometí a mí mismo hablaros de un tipo que me ha servido como gran ejemplo, y me ha inspirado en mis decisiones difíciles. ¿Os suena esa clase de hombres guerreros, que no descansan hasta ver logrados sus objetivos y sus ilusiones? El espía Lawrence de Arabia, decía que esta clase de hombres es la más peligrosa de todas… porque no paran hasta ver sus sueños cumplidos.

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ANTONIO UNA HISTORIA SECRETA DE SUPERACIÓN

Cuando conocí a Antonio, yo aún no pertenecía a ninguna unidad de rescate con perros. Me cayó bien, pero al poco le perdí la pista. Por aquel tiempo se estaba preparando unas oposiciones para ser bombero, y a largo plazo pretendía pertenecer a alguna unidad de rescate.

Tiempo más tarde, cuando yo aún me dedicaba, a las formaciones tanto a perros como a guías y a reciclar perros formados, (rectificar conductas) me volví a cruzar con Antonio. Recuerdo que no fue un buen día para él. Había suspendido por segunda vez las oposiciones para bomberos. Y, amigos, la vida pasa… mi amigo ya tenía una mujer y dos hijos preciosos, y una familia no se lleva sola adelante.

Así que «se tuvo que conformar» con prepararse para las oposiciones para la Guardia Civil.

Al tiempo me topé con su mujer y pregunte por Antonio, me contó que había aprobado las oposiciones y que ya estaba formándose en la academia.

Admito que me sorprendía todo aquel cambio… un hombre que siempre se había desvivido por un objetivo concreto la de ser bombero, y ahora había cambiado totalmente el rumbo… ¿Por qué sería?

Cuando lo volví a ver, estaba más delgado, me comentó que aprobaba todo muy justo en la academia, y estaba a dos meses de terminarla. Pero tras un rato de charla, todo empezó a encajar…¡Y es que Antonio volvía a sorprenderme!

Entre clase y clase, por las noches… y cuando cogía un hueco, Antonio seguía preparándose casi en secreto unas oposiciones para bombero. Aquello podía acabar en tragedia o en milagro, pues si le salían mal las cosas y sacaba nota baja, se tendría que pirar a ejercer de guardia a la otra punta de España con mujer e hijos.

Pero sin embargo, Antonio no desistía….

Yo, por aquel entonces, acababa de aterrizar en este mundillo de la seducción, y siempre andaba analizando tipos de conducta y la suya me dejaba de lo más perplejo… ¡Eso era un tío molón de verdad!. Aquel hombre se definía a sí mismo por sus acciones, su valentía y su resistencia ante las adversidades que se le proponían.

Me di cuenta de que su carácter resuelto y a la vez verdaderamente valiente, lo convertían en un tío atractivo y digno de admiración.

Antonio no llegó a terminar en la academia de la guardia civil, ya que en su tercer intento en las oposiciones para bombero, aprobó.

 

Hoy día, Antonio no solo es bombero, si no, que es miembro de mi misma unidad de rescate. Me enorgullece mucho tenerlo a mi lado y  haberlo formado tanto a el, como a su perra “Dana”.

Llegué a la conclusión, de que Antonio realmente nunca dejó de trabajarse a si mismo, luchando por su identidad. La clave es que a Antonio nunca se le pasó por la cabeza “no puedo” durante todo su proceso de lucha…

 

Y ya que estamos aquí hablando de actitudes y superación, para mí la actitud de Antonio fue muy atractiva y seductora… ¿Qué mujer puede evitar sentirse atraída ante esta personalidad incansable y luchadora?

 

Pero esta parte la dejaré en manos de mi compañera Ana. Eso sí, me gustaría que Ana me diera su punto de vista, y el por que despierta cierta atracción, la actitud de mi amigo y compañero Antonio.Y a ustedes, os invito a reflexionar un poco… ¿Hacemos lo que realmente queremos? ¿O deseamos cosas que no conseguimos, por simple pereza o inseguridad con nosotros mismos?.

SELU

Leer la parte II, El análisis desde la Psicología Social de ANA, CLICK AQUÍ, Indispensable

 

El rechazo I (una visión de Ana y Selu)

Nota del editor de Egoland: Hay artículos tan buenos que no pueden ser cortados, os dejo con uno de esos, si es muy largo, leedlo en dos tandas, pero no os perdáis ni una linea.

gestionar el rechazo

Resulta que hace poco, escuchaba la última entrevista de Egoh en la radio, y me inspiró… ¿eh? ¿No la habéis escuchado todavía? Bueno, por esta vez pasa… Click Aquí

El Rechazo.

Es una palabra un poco dura. Incluso el pensar en ella demasiado rato, nos hace temblar un poquito. ¿Quién no le tiene un poco de miedo? Rechazos para conseguir nuestro ansiado aprobado en el último examen, rechazos para llegar a ese puesto en la empresa… y por supuesto, rechazos de las chicas que nos gustan.

Dentro de estos últimos, hay un montón de posibilidades: Que si voy a hablarle y la tía pasa de mi… Que si me da el teléfono y al día siguiente no me lo quiere coger… Que si quedamos y ella me deja tirado en la cita… Que si me empieza a gustar de verdad y me da miedo a expresarlo por miedo al RECHAZO

El miedo al rechazo, visto desde una óptica psicológica, es un cúmulo de experiencias negativas que han condicionado negativamente nuestra forma de ver una realidad que, después de todo… ¿Y si no es tan mala como la pintamos?

Para mí, personalmente, cada rechazo en cada área de mi vida, ha sido un paso más hacia mis metas, un peldaño más en la escalera que nos lleva hacia lo que buscamos. Porque, amigos, no podemos controlar cómo se van a comportar las demás personas con nosotros, pero sí podemos controlar NUESTRA PROPIA CONDUCTA. Y eso incluye, cómo nos vamos a tomar nuestros rechazos.

Y con la experiencia, me he podido dar cuenta de que la mejor forma de hacerlo es riéndonos de nosotros mismos y de la situación, aparentemente negativa a la que se ha llegado. Pongamos que vamos subiendo a toda prisa una escalera y se nos escapa un pie y nos tambaleamos un instante… ¿Nos plantearíamos por ello bajar toda la escalera? ¿O, simplemente, parar un segundo, coger impulso y seguir subiendo? Pongamos que esperando al autobús hemos empezado a hablar con Macarena, que está leyendo un libro de Oscar Wilde, y como quiere ser tan inteligente como él, nos ha respondido algo un poco feo para nuestra autoestima.

Sin embargo, nosotros no hemos necesitado contarle a Macarena lo molones que somos, le hemos sonreído y le hemos dicho que su rollo de tipa dura cada vez nos gusta más. De este modo, ¿Qué puede pensar Macarena de nosotros?

“Jo—, le he dicho a este tío que ni me interesa conocerle, ni que me cuente su vida, pero sólo se ha reído y me ha hablado con una sonrisa,… ¿Será que he sido un poco maleducada con él? O ¿Será que es más molón de lo que yo creía?”

Por cierto, chicos y chicas, ¿Sabéis que a Michael Jordan no lo aceptaron en el equipo de baloncesto de su instituto? ¿Y si os digo que el atleta Carl Lewis vivió casi toda su infancia con muletas? La cuestión no es lo que nos pase o lo que nos hagan… La cuestión es, ¿Qué hacemos nosotros respecto a lo que nos ocurre?.   

                                                                                                                               SELU.

 

PD. De todo modos paso a que lo explique mejor Ana, como profesional de la psicología y como mujer que es, claro.

VISIÓN DE ANA sobre EL RECHAZO

gestionar el rechazo 2

 Como bien apunta Selu, el rechazo es el gran enemigo de las relaciones sociales, ya que ataca a la persona que lo padecen desde dos frentes distintos. Si analizamos detenidamente sus componentes descubriremos desde un mapa de causalidad de que el mecanismo básico del rechazo actúa de la siguiente manera:

Un sujeto experimenta un rechazo y tradicionalmente lo vive como una experiencia negativa que puede incluir sentimientos de vergüenza, inferioridad, estigmatización, frustración y en general, dolor.

Consecuentemente, por temor a la reexperimentación de este dolor se genera una emoción indeseable que puede llegar a invadirnos como un virus: miedo a ese rechazo.

 

Recordemos que la única funcionalidad del miedo es la de ser un factor que puede paralizar nuestra vida. Originariamente esta emoción tiene la función de avisarnos y protegernos del peligro. Pero ojo, también tiene un lado desadaptativo, que impide que nos desarrollemos y que tomemos decisiones que nos ayuden a crecer y seguir avanzando. Nos paraliza y bloquea la mente, y cada vez nos incapacita más, sin dejarnos disfrutar de la vida.

El peligro es que este miedo puede llegar a interiorizarse y arraigarse muy profundamente en la emotividad del sujeto, generalizándose y siendo muy difícil de eliminar posteriormente, contribuyendo a consolidar ciertas conductas de evitación de interacciones deseables, hasta llegar a provocar ideas irracionales acerca de las relaciones, o conductas desadaptadas de aislamiento social, ansiedad, inseguridad, baja autoestima, e incluso en casos muy extremos un complejo, trauma o fobia.


¿Qué quiere decir todo esto del rechazo?

 

Pues que si el sujeto de nuestro ejemplo no aprende a gestionar bien sus rechazos puede acabar metido en un circulo vicioso que le impida relacionarse de manera normal en un futuro, lo que evidentemente le producirá un grado de malestar o disconford de leve a grave o incapacitante. Este disconfort viene generado por el conflicto emocional de la disonancia cognitiva entre “lo que yo quiero hacer” (relacionarme normalmente) y “mi conducta real” (evitación por miedo). Es decir se genera una lucha interior en la que el que pierde siempre es la persona que sufre.

 

EN LA PRÓXIMA ENTREGA VARIOS EJEMPLOS DE ANA SOBRE EL RECHAZO.

Relación contigo mismo, ¿cómo te tratas?

¡Hola a todos!

Muchas gracias por todos vuestros comentarios y sugerencias en los post anteriores. Es un placer leeros. Esta semana voy a hablaros de algo que tiene bastante relación con el tema de las inseguridades que vimos en el artículo anterior. Quiero seguir tratando el tema de la relación con nosotros mismos, cómo desarrollar una buena autoestima y cómo ser felices estando en nuestra piel (la única que tenemos, ¡al menos yo!).

¿Como me trato a mi mismo?

Hay una cosa que a mí particularmente siempre me ha llamado la atención. Normalmente las personas solemos tratarnos peor a nosotros mismos que a las personas con las que nos relacionamos. Nos hacemos críticas absolutamente crueles, críticas que no haríamos ni a nuestro peor enemigo. Nos juzgamos de una manera absolutamente intolerante con el error, y nos castigamos de una manera muy severa. Seguramente, si viéramos a una persona tratando a otra como a veces nos tratamos a nosotros mismos, pensaríamos que es una persona intransigente, malvada, cruel y poco inteligente. Seguramente no querríamos ser su amig@. Pensaríamos que no queremos a nadie que nos trate así.  No siempre, pero hay ocasiones en las que me descubro tratándome fatal, exigiéndome cosas que son imposibles, riñéndome con mucha violencia por haber cometido un error, insultándome… en definitiva: no respetando lo que soy.

Creo que es importante redefinir nuestra relación con nosotros mismos e intentar observarla desde fuera comparándola con las que tenemos con los otros. Obviamente, es algo distinto, pero no está de más aplicarle los criterios que seguimos con las otras personas a las que queremos, respetamos y tratamos bien atendiendo a nuestros principios.  Si observamos atentamente cómo nos hablamos, en qué términos pensamos sobre nosotros, lo que nos pedimos, cómo nos sentimos cuando metemos la pata o cometemos un error… Muchos nos daremos cuenta de que nuestra relación con nosotros mismos roza, a veces, el maltrato. Y es imposible querernos así. Tenemos que respetar lo que somos, cómo somos, tener la vista puesta siempre en mejorar y evolucionar, pero se aprende  y se evoluciona mejor en un ambiente distendido, amigable y comprensivo, ¿No?.

Cuando un amigo ha cometido un error, solemos decirle frases como “no es para tanto” “de los errores se aprende”, “el que tropieza y no cae, ha avanzado más deprisa”, “errar es humano” y similares ¿verdad? En cambio, cuando somos nosotros los que cometemos errores, a veces usamos frases como “Soy lo peor”, “no valgo para esto”, “estaba claro que lo iba a hacer mal” , “no valgo para nada”… y otros grandes clásicos del autofustigamiento emocional (término que me  acabo de inventar, sí).

Igualmente, cuando un amigo quiere conseguir algo (ya sea sacarse una oposición, hacer una maratón o acabar la carrera) siempre le decimos “tú puedes”, “si te esfuerzas lo conseguirás”, “ya verás como lo haces”. En cambio, con nosotros mismos solemos ser un poquito más duros, y pensamientos como “ni de coña lo voy a lograr”, “esto es demasiado difícil para mí” , “no soy lo bastante listo/guapo/constante” suelen aparecer con una recurrencia asombrosa. ¿Por qué a nuestros amigos les damos frases alentadoras? Obviamente, porque sabemos que es importante la motivación, que animar a alguien le da fuerzas, que es más fácil conseguir algo cuando la gente cree en ti, que es nuestro deber como amigos apoyarle en lo que se proponga ¿No?. Si sabemos entonces, la importancia de animar, apoyar, alentar y motivar… ¿Por qué con nosotros mismos solemos hacer justamente lo contrario?

Albert Ellis, el psicólogo que creó la Terapia Racional Emotiva ya tenía esto bastante claro y trabajó sobre ello. Su terapia consistía en detectar aquellos pensamientos irracionales (es decir, que no tienen sentido) y trabajar para cambiarlos, ya que pueden ser responsables de emociones dolorosas que nos hacen ser infelices o desarrollar una depresión. Os animo a que leáis sobre este tema (por ejemplo aquí, donde Elia Roca nos habla sobre Ellis y su Terapia Racional Emotiva) http://www.cop.es/colegiados/PV00520/TRE7.pdf , a que reflexionéis y a que estéis con la antena puesta hacia vosotros mismos y os fijéis si os tratáis igual que a los demás o peor. Sois vuestra compañía –asegurada- para el resto de vuestra vida ¿no os merecéis un poquito de trato V.I.P.?

El día que sali del armario

El portero electrónico de mi casa funciona cuando le apetece, así que si hago algún pedido por correo, prefiero que lo envíen a casa de mi madre, que además siempre está allí, no como yo que desaparezco cada dos por tres. Uno de los días que fui a recoger un paquete de mi casa me preguntó:

-¿Qué es? Esto no son cremitas.
(Noté que me subían los colores)
-Nada, –trago saliva- un libro.
-¿De qué?

Yo ya debía estar del color de un tomate bien maduro.

-Psicología.

Me quedé pensando si estaba mintiendo a mi madre, y si un libro de seducción, bueno en realidad psicología aplicada a la seducción se podía considerar “inocentemente” un libro de psicología a secas, y quedarme tan ancha.

Todo esto me llevó a plantearme cómo me siento con respecto al tema de la seducción, lo cómoda que estoy con él, y hasta qué punto necesito ocultarlo de los demás. Para mí, ha sido un camino de crecimiento personal. Una cosa siempre me ha llevado a la otra, y esto no ha sido excepción. El crecimiento personal me ha hecho mejor seductora, y mi camino de aprendizaje de la seducción me ha hecho mejor persona, para mi beneficio y el de otras muchas personas.

Así que poco a poco, empecé a contárselo a todos mis amigos. A ellos se lo planteaba algo así cómo esto:
“Ah, hay algo que quiero contarte, algo que no te he dicho. Ya sabes que me encanta la psicología. Pues he descubierto que tiene aplicaciones en el campo de la seducción, que se puede usar para ligar vaya, y entre unas cosas y otras, he acabado colaborando en una web de seducción de alcance nacional.”
Por supuesto los dejaba a todos a cuadritos. Lo que parecía que iba a ser una pequeña novedad, siempre acababa en largas conversaciones y preguntas acerca de cómo ellos podían ser mejores seductores, las dudas y dificultades que encontraban, y cosas de este tipo.
Pero no acababa yo de estar tranquila. Eso de manipular la verdad con mi madre no me hacía gracia. Así que un día que recogí un libro de su casa y la invité a tomar una tapa en la calle, decidí contárselo:

– Mamá, el libro que he recibido hoy…
– Ñam, ñam. ¿Sí?
– Bueno, ya te conté que son de psicología, pero este es de seducción, psicología de la seducción. Es un tema muy chulo.
– ¿Y por qué lees esas cosas? Ñam, ñam…
– Mmm, pues porque me interesa, y entre otras cosas colaboro con un profe de seducción, escribiendo artículos en su web. Ah, el de Valencia.
– Ñam, ñam… Ah.
Me daba la impresión de que no se estaba enterando bien, así que decido insistir un poco más.
– Sí, tengo una sección con él en la que escribo mi punto de vista femenino en el tema de la seducción, y ayudo a muchos hombres a entender mejor a las mujeres. Mi pseudónimo es Traviesa.
– Ñam, ñam, ñam… muy bien. Come algo ¿no?

 

Suspiro. ¿Por qué esperaba yo otra reacción? ¿Tal vez creía que mi madre me iba a decir que era una porquería lo hago, que porqué me meto en eso, que si no tengo mejores cosas que hacer, que vaya nick he elegido? Pues no sólo no pasó eso, sino que se quedó la mar de tranquila.

Esta pequeña historia es para que veáis que ser sargeadores, seductores y seductoras, leer libros e informarte, ampliar tu conocimiento, hacer cursos, no es nada de lo que avergonzarse ni nada que ocultar. Puede ser algo personal tuyo que no le vas contando a todos, pero yo en mi caso, si sale el tema, no tengo el más mínimo problema en contarlo. Como nunca lo he utilizado para engañar ni para conseguir algo en mi beneficio, no siento ninguna vergüenza.


Siempre he querido crear emociones, atracción y deseo para el disfrute de ambos, así que me parece algo más que positivo. De hecho, todos mis chicos desde que inicié este camino han sabido que utilizo técnicas de sargeo con ellos, y no sólo les gusta, les vuelve locos. “¿Qué me estás haciendo ahora?” “¿Yoooo? Nada, travesuras…”
No hacemos nada malo. Lo sabéis, ¿verdad?