La comunicación

¡Hola a todos!

 

¿Qué tal las vacaciones? Espero que disculpéis mi ausencia, pero ya estoy aquí de nuevo, con las pilas cargadas y muchas ganas de seguir compartiendo conocimientos con vosotros.

Antes de seguir con el tema que dejamos a medias antes de verano (Controlar las emociones), me gustaría hacer hincapié en algo vital si aspiramos a resolver eficazmente nuestros conflictos: nuestra comunicación. Con permiso de Santi voy a meterme un poco en su terreno ya que me atrevo a decir que la falta de comunicación eficiente es la responsable de la mayoría de los conflictos en una relación. Aquí os dejo algunas claves, unas pinceladas, sobre este tema aplicado al ámbito que nos ocupa

 

1. Di lo que quieres decir:

No es ninguna novedad que a veces, ante situaciones conflictivas, decimos cosas que no queremos decir y no decimos cosas que queremos decir. Esto, que es una obviedad, en realidad es la clave de la resolución de nuestros conflictos. ¿Cuántas veces hemos dicho algo que sabemos que no se corresponde con la realidad simplemente por el placer de atacar a nuestro “rival”? ¿Y cuantas veces, pasado un tiempo, nos arrepentimos pero nos vemos en la obligación de seguir defendiendo lo que dijimos por no reconocer que nuestra finalidad no era comunicarnos, si no hacer daño? Igualmente, ¿Cuántas veces nos ha pasado estar enfadados por algo y mostrarnos distantes pero cuando nuestra pareja nos pregunta “Qué te pasa” responder “nada” cuando es evidente que sí nos pasa algo? ¿y cuantas veces, después de esto, hemos aprovechado para sacar nuestro cabreo por algo que en realidad no tiene nada que ver con el motivo del enfado? Lo primero es tomar conciencia de estas actitudes y asumir que todos (o casi) hemos hecho estas cosas. Son humanas. Tan humanas como ineficaces, pero humanas al fin y al cabo. ¿Qué podemos hacer? La única manera de evitar estas conductas tan improductivas a la hora de resolver un conflicto es ser conscientes de ellas. Saber que nos pasan, que están ahí. Y por supuesto, saber detectarlas. Estar alerta para, cuando nos vengan ganas de responder “nada” ante el clásico “¿Qué te pasa?”, pararnos un segundo, recapacitar y saber responder exactamente qué es lo que nos pasa, para poder pasar a negociar sobre lo que sea que nos preocupa. La otra persona no puede adivinar lo que nos sucede, aunque a veces creamos no sólo que sí que puede, si no que debe hacerlo.

 

2. Una vez más, la empatía.

Pues sí, otra vez aquí, la eterna protagonista: la empatía. Del mismo que hemos vivido las situaciones citadas arriba, también hemos vivido la otra parte. No entender el porqué del enfado de nuestra pareja, preguntarle y que no nos responda, que no nos responda la verdad, o que aproveche su enfado para echarnos en cara cosas que realmente no tienen nada que ver. Así que, puesto que hemos experimentado las dos caras de la falta de comunicación (como emisores y como receptores), tenemos material y experiencia propia como para reflexionar en torno a esto y darnos cuenta de que, por mucho que nosotros creamos que la razón por la que estamos enfadados es obvia, puede que la otra persona no se haya dado cuenta (volvemos al post “las conductas y sus significados”) y no por ello nos quiere menos o no nos presta atención. Simplemente, lo evidente para unos no lo es tanto para otros. Así pues, si alguien nos pregunta qué nos sucede, expliquémosle lo que nos sucede. Ni más ni menos. Tan sencillo y tan complicado ¿verdad?

 

3. Apliquemos todas las herramientas.

Si pensamos en todo lo que hemos visto hasta ahora (si no, os invito a leer los post anteriores) tenemos que: conocemos la necesidad y utilidad de la empatía, conocemos algunas tácticas para controlar nuestras emociones, sabemos negociar, sabemos que las conductas no significan lo mismo para todas las personas y sabemos que hay que tomarse las cosas con sentido del humor y de manera mandánguica (jejejejejeje)…

 

¿No tenéis hasta ganas de discutir sólo por poder aplicar todo esto?

Como veo que esta semana la cosa va de poner canciones… os dejo una de mis favoritas que trata precisamente de la Comunicación… Es probable que si Led Zeppelin hubieran leído el blog de Egoland no hubieran escrito esta canción!!!

😉

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Un saludo chicos, y a partir de ahora, ¡nos volvemos a ver por aquí una vez a la semana!

 

Controlar nuestras emociones

¡Hola!

Una de las cosas que me suele preguntar la gente sobre la resolución de conflictos es:

¿Cómo puedo controlar mis emociones y no caer en actitudes negativas?”.

Es muy frustrante ser víctimas de nuestras emociones, tener y demostrar actitudes que, incluso mientras las estamos teniendo, ya sabemos que un rato después lamentaremos haber tenido y que lo único que hemos conseguido con ellas es crear arrepentimiento y frustración en nosotros mismos y herir a otras personas, llegando incluso a destruir relaciones o a dañarlas seriamente. ¿Os suena, no?La buena noticia es que por desgracia, es algo bastante común que todas las personas hemos experimentado, y además, se puede trabajar para mejorarlo. Eso sí, hay personas que lo sufren especialmente y para las que puede ser muy costoso trabajarlo, no es fácil ni inmediato, pero vamos a ello.

 

¿Cómo podemos llevar esto a cabo? Potenciando y mejorando nuestra inteligencia emocional. ¿Y qué es esto? Pues según, Daniel Goleman (el gurú en este tema) sería: «la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones«

 

Una de las emociones que solemos experimentar durante un conflicto (y muy habitualmente en conflictos de pareja) es la ira, el enfado. Es una emoción negativa que suele llevarnos a conductas que no sólo no la apagan ni la calman, si no que la alimentan más, consiguiendo un efecto bucle muy indeseado. ¿A cuantos os ha pasado empezar a enfadarse, subir la voz más y más y acabar dando un puñetazo a la pared?

 

Vamos a ver dos técnicas para evitar ser “víctimas” de nuestra ira.

 

La primera es previa a la situación de conflicto:

El Ensayo mental. Si podemos prever que vamos a tener una situación conflictiva (no siempre podremos usarla, pero sí muchas veces) visualicémonos mentalmente en la situación, y hagámoslo imaginándonos tranquilos, relajados y resolutivos, siendo capaces de manejar perfectamente nuestras emociones y controlando la situación perfectamente. En nuestro ensayo mental, podemos imaginar por parte de la otra parte las “peores” respuestas, aquellas que nos harían perder la calma. Imaginémonos siendo capaces de escuchar aquello que no nos gusta o no queremos y siendo capaces de responder sin gritar, sin intentar herir y buscando una resolución o un acuerdo, en lugar de convertir la discusión en una pelea de egos donde se busca dañar al “contrario”, sintiéndonos seguros y confiados en que podemos resolver la situación sin que ésta nos sobrepase.

 

La segunda es un poco más compleja y requiere práctica, pero a medio plazo da muy buenos resultados.

Consiste en identificar los pensamientos negativos que nos provocan la escalada de ira y detenerlos. Más o menos todos podemos, con un poco de práctica, detectar aquellos pensamientos que van a derivar en ira, rabia o enfado. Si reflexionamos y nos auto-observamos podremos identificarlos claramente. Suelen ser pensamientos negativos, cuya manifestación depende de la experiencia vital de cada uno: puede ser una sensación de estar siendo atacados, de estar siendo menospreciados, de estar siendo heridos, de que nos están llamando “X” (aquello que desde pequeños nos han dicho y nos provoca tanta rabia), que se estén aprovechando de nosotros, se estén riendo de nosotros, no nos estén entendiendo, nos estén prejuzgando, están diciéndonos eso a propósito para hacernos daño, etc… (esta lista puede ser infinita). Una vez hayamos identificado nuestros resortes, aquellas cosas que nos hacen “saltar” y perder el control, tenemos que estar preparados para, cuando estas emociones y/o pensamientos nos asalten en una situación conflictiva, identificarlos mentalmente y detener ese pensamiento. Simplemente, tomar conciencia de que nos está viniendo y que tenemos que detenerlo para que no termine en un ataque de rabia, ira, enfado, gritos, etc…Una vez detenidos (podemos gritarnos mentalmente “Basta” “Stop” o cualquier otra expresión que elijamos para ello, pero es importante que elijamos una y que usemos esa como nuestra arma para parar los pensamientos negativos, a la larga será muy efectiva, sólo con pensar esa palabra se pararán) podemos sustituirlos por otros pensamientos positivos. En lugar de “no lo soporto” podemos pensar “puedo soportar esto”, en lugar de “está haciéndolo a propósito para hacerme daño” pensar “no se está dando cuenta del daño que me hace diciéndome esto” (y hacerle saber esto con una frase del tipo “esto que me estás diciendo me hace mucho daño y no ayuda a que lleguemos a un acuerdo”), en lugar de “otra vez con lo mismo” podemos pensar “esta vez vamos a solucionar este tema de verdad para que no estemos siempre dándole vueltas a lo mismo”.

 

Como os digo, son temas que requieren entrenamiento, paciencia y esfuerzo, pero a la larga vale mucho la pena invertir en ser dueños de nuestras reacciones y no sentirnos víctimas de nuestras propias emociones, que pueden llevarnos a actuar de manera que no sólo no nos ayuden a solucionar nuestros problemas, si no a crearnos otros.

 

¡Gracias por vuestra atención!

Consejo de salud (I)

No hay mejor ampollita flash de belleza para antes de ir de fiesta que un chute de endorfinas. Cómprate un vibrador (O mejor ten un orgasmo a duo, ayuda a fomentar las habilidades sociales).

La gata negra

 

PD: Inauguro una sección de miniconsejos y tips rápidos para tener en cuenta. Besos a todas (y todos).

 

Amor vacío / Sexo vacío

La cosa últimamente va de abrir debates. Si el otro día quería haceros ver la diferencia entre problema y síntoma, hoy voy a hablaros de las dos cosas que muchos alumnos vienen a buscar en nuestros talleres. Algunos lo primero que te dicen es que quieren “follar más y con tías que estén más buenas”. Están en su derecho. Otros dicen que quieren encontrar una novia. Pero si luego les preguntas más, en ambos casos va variando su respuesta.

 

Los “buscadores de sexo” una vez ha avanzado el taller confiesan que no sólo quieren sexo con “tías buenas”. Lo que quieren es tener la posibilidad de hacerlo. Que no se quieren quedar en un simple acto de ejercicio físico con final orgásmico. Después con un poco más de confianza afirman que además desean que después de haberse acostado con ella, ella quiera abrazarle.

 

Los “buscadores de novia” afirman en la mayoría de los casos que normalmente ellos mismos son los que han torpedeado sus relaciones. Que nunca se habían sentido plenos y que, si alguna vez se habían sentido así, o de una forma que algunos llaman “comodidad” en la relación, ella les había abandonado por un tío que no tenía muchos mas atributos que ellos mismos. Tal vez sea porque ninguno había exigido demasiado en un principio. Llenos de sinceridad afirman que lo que buscan es una novia que realmente sea la que ellos han decidido tener, una que haya sido exigente y que haya superado sus umbrales de exigencia.

 

Sternberg habla de un triángulo formado por compromiso, intimidad y pasión. Al hombre se le identifica históricamente bajo el prisma de dos roles;

 

-El golfo sin sentimientos que busca pasión y si puede ser en una cama diferente cada noche mejor.

-El calzonazos que busca compromiso para no sentirse solo y tener a una esposa que le haga compañía y no le contraríe demasiado.

 

Sternberg habla de que una relación sana será la que tenga un equilibrio entre esos tres componentes. Desde mi experiencia con todos mis alumnos sé que el hombre actual, el hombre del siglo XXI, el que tiene tanta valentía como para decir “oye Helio, tú me puedes ayudar con mi relación con las mujeres”, no busca sexo cúal hiena en celo, ni támpoco alguien que le haga compañía. Busca sentir que tiene posibilidades, que puede elegir cual es su camino entre opciones que considera de calidad.

 

Cierto es que los golfos existimos y existirán siempre, o no, y que cuanta mas variedad de personas conoces más mérito tiene el elegir a una persona para que te acompañe durante la travesía que es la vida. Y gana más mérito aún cuando las mujeres también tienen esas opciones.

 

Por eso me imagino un mundo sin sexo vacío y sin amor vacío y creo que me entendéis, que sabéis que ambas cosas existen en la actualidad, pero que gracias a la libertad de unos y otros, cada vez será menor. Os dejo con Beck. Disfrutadlo.

 

Tomar decisiones (I)

¿Qué decidimos si ella ha decidido?

Las decisiones son elecciones de actuación y de ellas depende el éxito de una acción:

¿Cuántas veces hemos dudado ante lo que debemos hacer cuando ella ha movido ficha?

¡Ah! Queridos amigos! ¡Qué emoción y qué misterio! No nos queremos equivocar nunca. Pero lo hacemos constantemente.

Nuestra amiga Paula hoy está más seria de lo normal y nos dice que prefiere que no nos volvamos a ver más, por ejemplo, mientras acarícia su coca cola light y mira hacia abajo para hablarnos.

¿Y ahora qué hacemos?

Os voy a dar unos pasos imprescindibles a la hora de mover ficha.

A la hora de tomar una decisión debemos:

Identificar el problema: Lo primero es determinar las discrepancias entre la situación actual y los resultados que nosotros esperábamos que ocurrieran.

Diagnosticar el problema : reunir y analizar la información que explique la naturaleza del problema. Qué ha pasado y por qué no está reaccionando así.

Definir alternativas : desarrollar todas las alternativas que son las posibles soluciones. No seguir ciegamente los consejos o lo leído a gente como Egoland o Helio en estas situaciones. Cada situación es un mundo y todos no somos iguales. Analicemos de una forma real y no literaria lo que ella necesita.

Examinar las consecuencias : ¿que pasaria si? Anticipar los posibles efectos de cada alternativa. ¿Si pretendo demostrarle que soy un macho alfa voy a conseguir lo que realmente quiero de ella? ¿Es eso lo que Paula necesita de mi?

Tomar la decisión : Elección y ejecución. Tomada nuestra decisión hacerla con la mayor seguridad que podamos. Explicandole, siempre de forma empática por qué la hemos tomado.

Nunca reprocharle a ella nada. Si no a su conducta.

Habéis leído bien. Nunca a ella sino a su conducta.

 

Y recordad, amigos, la mejor decisión será la que nos lleve a recordarnos a nosotros mismos con una sonrisa.

Siempre vuestro.

Egoh.

Problema vs Sintoma

Problemas versus Síntomas…Abro el debate. ¿Son lo mismo? ¿Pensáis que es más importante erradicar lo primero o lo segundo? ¿Que creéis que ofrecemos nosotros?

 

Si viene un alumno y me dice que no se siente a gusto hablando con mujeres desconocidas…puedo probar si con una mascara, escondiendo su identidad, tal vez esté a gusto hablando con ella. ¿Habré solucionado el problema? Lo único que tiene que hacer cada vez que quiera hablar con una mujer es ponerse una mascara. ¡Me puedo considerar un genio!

 

O tal vez no. Otra perspectiva puede ser la siguiente; dedicarle tiempo a averiguar el por qué no te sientes a gusto hablando con una mujer desconocida, hacer un trabajo cognitivo para que cambies tu relación con tu imagen mental de lo que significa estar hablando con una desconocida. Enseñarte a hacerlo gradualmente y superando pequeños retos. Y la máscara para carnavales, ¿no os parece?

 

Por lo tanto, amigos, podemos estar maquillando síntomas, dando pastillas para el dolor de cabeza sin investigar por qué te duele la cabeza, podemos incluso darte tres frases que no te comprometan y hacértelas repetir hasta que se te olvide quién eres tú mismo y pienses que el rechazo es porque no has dicho bien la frasecita de marras…

 

Sinceramente, si es eso lo que buscáis, no lo encontraréis aquí. Y sigo abriendo debate, este un poco más profundo y mojándome un poco. Si fueses un paciente y fueses al doctor con dolor de espalda, palpitaciones, un cuerno de rinoceronte que te ha salido en la espalda y tu color de piel esta cambiando a verde; ¿te gustaría que te recetasen un jarabe mágico que haría desaparecer los síntomas? A mi me gustaría que desapareciesen los síntomas, esta claro, pero además buscaría respuestas de por qué me estoy convirtiendo en un mutante, saber qué tengo que hacer para que no se repita mi transformación e incluso que me den herramientas para afrontarlo.

 

En la Facultad de Psicología nos venden lo mucho que mola no recetar medicamentos infalibles, lo importante de nuestra función de investigar el problema, de buscar soluciones y de encontrar la mejor herramienta para cada caso concreto. Y eso es un problema que en la medicina tradicional yo encuentro, qué hay unas soluciones tan generalizadas que no se preocupan en dedicarle tiempo a saber cuál será el mejor tratamiento para el paciente, sino que en cuanto escuchan los síntomas ofrecen el remedio mas genérico.

 

Y, con una sonrisa en la cara, os digo una vez más que no os creáis lo que digo sin antes hacer una reflexión vosotros. Que yo siento que Egoland Seducción es la caña por qué estoy dentro, que siento qué la psicología es la caña por qué estoy dentro, pero sois vosotros los que debéis formaros una opinión propia.

 

Volveremos a hablar de la dualidad PROBLEMAS versus SÍNTOMAS porque me parece apasionante. Me despido con una canción, como últimamente (mi fotógrafo está de vacaciones) e invitándoos a que miréis el calendario de talleres, que vuelvo a Madrid en Octubre a dar un triángulo de Helio, qué aún hay dos plazas libres en el grupo B de Barcelona y que la primera sesión es el 1 de Octubre y que Pamplona recibirá la visita de la Vanguardia de la Seducción el 7 y 8 de Octubre.

 

 

Mi primera cita con Helio: Reggae Music

Helio, para mi Álvaro, me ha dicho que primero tengo que presentarme Soy una chica de Valencia, tengo 24 años y tengo una carrera de ciencias acabada desde hace una semana. Siempre me he considerado una chica de mente abierta, la gente piensa que soy una chica atractiva y, esto no se si es importante pero me gustaría decirlo, en general los chicos que conozco por ahí me suelen resultar muy aburridos.

 

Estaba con unas amigas en una noche de conciertos reggea en un pueblo muy cercano a Valencia. Eramos un grupo de seis amigas. Serían las doce o un poco más y ya iban por el segundo grupo. Mis amigas habían conocido a dos chicos y estaban hablando con ellos. Yo sólo disfrutaba de la música y charlaba con mis amigas, no me apetecía conocer a ningún chico y la música me gustaba.

 

Los dos chicos tenían unas pintas muy raras. Uno era mas guapo que el otro, mas masculino, con barba, moreno y parecía que a una de mis amigas le gustaba. Hablaban ellos apartados, bebiendo y bailando solos. El otro chico era más flaquito, con el pelo largo, guapete, pero no gran cosa, y parecía que llamaba la atención de todas mis amigas. Me picó la curiosidad y me acerqué.

 

Estaban en circulo y él llevaba el peso de la conversación, una conversación muy absurda por otra parte. Creo recordar que hablaban de que animal salvaje sería más difícil tener en casa. Luego la conversación fue desvariando hacia lo mucho que le gustaría tener un mono. El chico delgadito que hablaba con todas y con ninguna a la vez hacía bromas sobre como vestiría al mono y que le enseñaría a reirse de sus bromas y de que cuando tuviese novia la obligaría a llevarle a amigas para el mono. Que el mono no tenía por qué ser soltero…Pensé que era el típico graciosito y volví mis cavilaciones y a la música.

 

Recordad que para resultar atractivo a corto plazo podemos imitar roles, inventarnos un personaje, etc…pero para nuestra forma de ver la seducción lo mas importante es disfrutar del proceso, divertirnos nosotros mismos como base fundamental para resultar atractivos.

 

Un rato despues volví a cruzarme con los dos chicos. Bailaban a su rollo en medio del montón de gente. Saltaban y se despeinaban. Se miraban y se reían. El flaquito me sonrió, cogió mi mano y bailó conmigo hasta que la canción se acabó. Luego me dijo que se llamaba Álvaro. Luego me dijo que le encantaba mi tattoo, que era muy salvaje y que daba una mezcla muy original a mis pintas (de aspecto puedo parecer muy clásica, pija en lenguaje común)

 

Yo estaba con pocas ganas de chicos. Así que le solté algo un poco borde. Él sonrió y me dijo algo que tengo presente siempre desde que me lo dijo “Lo positivo siempre es positivo, da igual quien te lo diga” Me dierón ganas de disculparme, me quede un poco cortada, no sabía muy bien como reaccionar, pero en seguida él me dijo “Tranquila, ahora tu me dices algo bueno de mi y yo te pongo cara chunga y así estamos en paz”

 

La sinceridad, ofrecer algo positivo y el buen rollo siempre resultan atractivos. Ádemas yo percibí que mi segunda frase había tenido un impacto en ella y lo mejor para ambos era que yo se lo pusiera fácil. Otra cosa muy importante, la gente, tanto en seducción como en otras facetas no esta acostumbrada a la generosidad, no saben como reaccionar y muchas veces intentan buscar segundas intenciones. Nosotros, aún sabiendo que contamos con esa realidad, os recomendamos con esta revolución de actuar con generosidad, hasta que seamos tanta gente que ofrece cosas positivas (verbalmente, conductualmente, etc…) que se convierta en algo normal.

 

Después de eso me sentí mas cómoda con él. No parecía el típico ligón, estábamos hablando a gusto. Me pregunto que cosas me apasionaban. Me contó lo mucho que le apasionaba lo que hacía. Me dijo que se notaba que soy una chica exigente, que eso le gustaba de mí…Su amigo vino a recogerle porque debía irse. Me estresaba la idea no volver a verle.

Estábamos rodeados por mis amigas y su amigo. Él puso una voz como de altavoces de super mercado (porqué la verdad es que es un poco payaso) y dijo “A ver, disculpen las molestias, les agradeceríamos a todos los presentes que se girasen durante cuarenta segundos pues tengo que pedirle el telefono a esta chica que mola mogollón y encima esta buenísima

 

Todos se giraron y me besó. Fue muy divertido. Seguimos quedando de vez en cuando. Me gustaría contaros algo sobre Helio, Álvaro, aunque parezca un poco cabroncete, una vez quedas con él durante un tiempo te das cuenta de que es un chico muy dulce y que necesita lo que todos necesitamos, cariño. No se si publicará esto último…

 

¿Existe el amor?

 

¿Qué es el amor entre dos personas? Según el diccionario, amor significa literalmente: “Sentimiento que mueve a desear que la realidad amada, otra persona, un grupo humano o alguna cosa, logre aquello que se juzga su bien y a procurar que ese deseo se cumpla y gozar como bien propio el hecho de saberlo cumplido.”

Según los filósofos, poetas y libre pensadores de todas las épocas amor es un sentimiento que empuja al ser humano a superarse a él mismo y lograr el punto álgido de su capacidad. Una especia de superación personal iniciada por el deseo de llegar a ser todo aquello que la persona amada se merece.

Según mi opinión, el amor es una serie de conexiones neuronales que se activan al ser estimuladas por un agente externo. Pero esto no deja de convertirlo en un objeto de curiosidad, ya que, todo y que nada más sea fruto de las sinápsis neuronales, ¿Qué hace que una especie con una fisiología tan sumamente parecida como la humana reaccione ante estímulos completamente diferentes? Porque, ¿no buscan todos los humanos la misma imagen del amor ideal? Es decir, que el verdadero enigma, no es el amor, sino qué lo provoca.

De hecho, el amor tal y como le conocemos hoy día, una unión entre dos personas enamoradas, no es más que una invención literaria que surgió, posiblemente, en la edad media con el denominador de «amor cortés». Para los autores e intelectuales de la Antigüedad Clásica, el amor no tenía nada que ver con la entrega incondicional a una persona en concreto. La creación de este tipo de amor debe atribuirse al espíritu de adoración humana, que fue perfeccionado más tarde por la tendencia que encarnan Dante o Petrarca, y acabado de difundir por toda la sociedad con la llegada de la corriente literaria del romanticismo.

Hablamos por lo tanto de un sentimiento cambiante y subjetivo, que podría ser atribuido más a una invención del hombre (entendemos por hombre especie humana) que una característica innata de la naturaleza.

Dejando pues fundamente de que el amor es poco más que el resultado de unas tendencias sociales que el ser humano (con su inclinación a la reproducción masiva del comportamiento estándar) ha instaurado como requerimiento natural de la esencia humana, nos podríamos preguntar: ¿Existe el amor como rasgo subyacente de los principios de la naturaleza humana?

Por responder a esta pregunta deberíamos analizar varios puntos. Para comenzar hay que respondernos a si existe el amor. Hasta ahora nada más hemos llegado a la conclusión de que es un sentimiento real y patente, pero ¿Qué es un sentimiento?

Según el diccionario de la Real Academia Española se define como:

“Proceso y estado afectivo caracterizable como emoción progresiva y estable y determinado por factores de orden tanto intelectual como moral o afectivo.”, “Disposición emocional que tiene por objeto una cosa o una persona.” o Estado afectivo que tiene por antecedente inmediato una representación, aficción.”

De estas definiciones podríamos extraer por lo tanto varías conclusiones interesantes. En un primer punto, encontramos que ninguna de las definiciones se habla de un sentimiento como una característica implícita de algo. En todas se define un sentimiento como un proceso, estado o disposición. Es a decir, cosas temporales y que se encuentran condicionadas por unos ciertos factores externos.

El amor se trata pues de un estado temporal que es producido por una sucesión de acontecimientos o reacciones en nuestro entorno.

Aún así, y con la poca consistencia que tiene la existencia del amor, sus efectos son patentes en toda la evolución de la vida humana y es evidente que se trata de un tema que ha preocupado al ser humano desde tiempos inmemorables. ¿Es por lo tanto posible que una cosa las consecuencias de la cual son claramente observables no exista?

Una respuesta rápida sería: No, no es posible, cualquier cosa que dispone de unas consecuencias observables debe existir por fuerza. Por ejemplo, las hojas de un árbol se mueven (consecuencia). ¿Por qué? Porque hay un viento que las mueve, por lo tanto, el viento existe. Pero esta lectura es primitiva y poco elaborada.

Ponemos el ejemplo del miedo neurótico. El sujeto que la sufre expresa un estado alterado y unas manifestaciones concretas (consecuencia), pero no hay ningún motivo real que cause estas manifestaciones. El sujeto en concreto se está autosugestionando a partir de otros indicios del todo incoherentes en relación con su estado, de no ser que su propia mente no estuviera reaccionando de forma incorrecta.

En el aforismo de Nietzche, nos propone que el ser humano se engaña para creer que está enamorado de una idealización, idealización que lo ha llevado a hacer acciones que de otro modo no hubiera hecho. Esto nos lleva a una pregunta irremediable: ¿Y si el amor (el sentimiento que nos impulsa a superarnos como señala Diderot o Hesse) no fuese más que una sugestión humana creada por nuestra mente para justificar la realización de unas acciones que no encontraríamos explicables de otra manera?

Ya decía Shakespeare que el amor es el triunfo de la ilusión sobre la razón. Es decir, cuando tus sueños superan el poder de la razón, entras en el estado de enamoramiento (curiosamente vuelve a hablarse de un estado y se utiliza la palabra ilusión, que no es más que, como señala Nietzche, cuando un error de percepción nos despista).

A la pregunta “¿Qué es el amor?” concluimos pues que se trata de una ilusión, una autosugestión de la mente humana que combina (como citan los aforismos de Joan Fuster y Epicteto) las dificultades y la infelicidad (propia del descubrimiento de una farsa); creada para conducirse más allá de los límites que el sujeto que se autosugestiona se cree capaz. Una forma más de encontrar sentido a nuestro instinto de superación personal.

Y a la pregunta “¿Es el amor una característica innata del ser humano?”, se puede dilucidar que verdaderamente el amor, como creación humana, ha sido siempre un rasgo subyacente en nuestra personalidad de especie, pero no como el amor estereotipado que la sociedad y la literatura ha definido ( como la trampa del romanticismo) sino como a un mecanismo de evolución que nos impulsa a mejorar nuestro «yo» y a, como diría Nietzche, buscar el superhombre.

 

Como dice Joan Fuster: “Todas las heridas de amor, no son sino heridas de amor propio”.

 

La gata negra

Feminismo y Femineidad

 

Una vez, volviendo de la capital en el tren capté una frase suelta: “Las mujeres que se arreglan es porque no tienen nada más que ofrecer.”


Parpadeo incrédulo.
Tos.
Silencio.

¿¡Qué!?

Queridos niños, bienvenidos a barrio sésamo capítulo uno: “Como defender la igualdad de sexos sin caer en el feminismo extremista.” (AKA «Machismo encubierto», AKA «Autoodio», AKA «Como nos gusta a las mujeres matarnos entre nosotras»).
Y sí. No puedo evitarlo. Ese tipo de comentarios me enervan. Me ponen enferma, sin remedio ni paliativo posible. Dejemos claro un concepto: Defender la igualdad de sexos es procurar que la mujer tome su posición en el mundo al mismo nivel que el hombre, como MUJER. En ningún caso significa parecerse más a los hombres o adoptar sus roles: Eso NO es productivo. Solo refleja un machismo implícito, tal como el comentario anteriormente citado. Chicas, si queréis dar una imagen de ser una mujer independiente y fuerte, resuelta y capaz de llevar las riendas de su propia vida en la sociedad actual, no es necesario llevar un mostacho como Mario Bross o las axilas a la francesa.

Primera lección de hoy, quiero que todas os mentaliceis y visualiceis esto, y luego quiero que lo digais en voz alta, bien alto:

 

Me siento orgullosa de ser mujer.

 

Y ser mujer lleva dentro del pack ser femeninas. No es tampoco una obligación, ni mucho menos. Hay mujeres que no lo son, e, igualmente suelen ser apaleadas por lenguas de víboras con el apelativo conocidísimo de “marimacho”. Así pues, ¡Viva la dicotomía! O eres un neandertal con pechos o una zorra que vende su cuerpo… ¡Oh, sí! ¡Gracias a Dios por el apoyo entre las mujeres!

Nunca me he considerado una chica especialmente bonita, más bien me he sentido el patito feo del grupo desde que tengo memoria. Cuando era pequeña, era la primera que crecí entre chicos mayoritariamente y rehuí jugar a papas y a mamás en pos de ser la espía asesina de la unión soviética en mil y un juegos de guerra con mis compañeros de infancia. Aún así, con la edad, la femineidad que anda de capa caída por comentarios como esos, se fue haciendo un huequecito en mí. No me considero tonta, pero eso no significa que no se me vayan los ojos detrás de un par de zapatos preciosos. Chicas, no os avergonceis de sacar vuestro lado más coqueto y femenino: Es un arma de calibre grueso en el mundo de la seducción.

La femineidad, el mimo a nuestro aspecto y el recelo personal forma parte de un conjunto igual de importante que pueda serlo la capacidad intelectual de cada quien. Para mí, la virtud siempre ha sido el punto medio, y veo igual de incompleta una persona que se dedique únicamente a su cuerpo que una persona que haya olvidado que existe una cosa llamada ducha. Ojo al dato, chicas, no estoy hablando de ir de punta en blanco, provocando, o según los cánones de belleza estandarizados, pero hagamos honor a la archiconocida sentencia: “Mente sana in corpore sano.”

Punto y aparte de estas (suponía yo) cosas más que trilladas (andaba errada, visto lo visto), me pararé un poco más en el punto estrictamente de las mujeres. Es un suplicio intentar abrirse paso con distancias de hormiga (y sobretodo en la temática de seducción y habilidades comunicativas) en un mundo donde todavía se pueden escuchar frases como: “Todas las mujeres son unas zorras menos mi madre y la mía.”. Pero si nos tiramos piedras a nuestro propio tejado la cosa se pone ya imposible. Nosotras no somos hombres. Nacimos con unos atributos diferentes y complementarios, igual que el sexo masculino para con el femenino. ¿Significa eso que debemos dejar a un lado nuestra naturaleza intrínseca para tener un espacio en este mar lleno de tiburones? ¿Quiere decir que para competir con un hombre o para seducirlo debemos de adoptar sus roles masculinos? ¿No es eso una renuncia? El truco está en estar a la misma altura que los hombres, pero no dejar de ser lo que somos, MUJERES. Y muy a bien de serlo.

Hay mujeres que nacen con ese aire felino que se pega a la interminable línea de sus piernas. Las sonrisas, juegan en las comisuras de labios carnosos. Saben el arte de las miradas entre el cabello. Tienen un aura inherente, como un aroma característico. La dualidad entre niña y adulta. Los arrebatos infantiles y las inocencias pícaras de la seducción. Hay mujeres que llevan implícito en la piel su naturaleza más sinuosa.

Y hay mujeres que no. Pero que pueden aprender y mejorar para ser la mejor versión de ellas mismas (para eso estamos aquí, ¿No?).

Y ni unas ni otras son mejores ni peores. Son iguales. Tan capaces y dignas como los son las mujeres comparadas a los hombres. El coeficiente intelectual, señores y señoras, no es inversamente proporcional a la altura de los tacones o relativo a la longitud de la falda.

Los sexos: Equiparables, pero no equivalentes. Mujer, siempre. Y libre de serlo.

En todas sus formas.

La gata negra

Seduciendo de día / Valenbisi

A veces hay que saber sacarle partido a nuestros defectos. Yo, por ejemplo, soy la persona mas torpe que conozco. Muchos animales de compañía podrían instalar el Windows XP en un ordenador en menos tiempo que yo. Pues bien, a veces mi absoluta torpeza me sirve de ayuda.

En mi ciudad han instalado un servicio de bicicletas que se aparcan y desaparcan de una forma muy sencilla. Tienen un pitorro y las estaciones un agujero. Tan sencillo como acertar el pitorro en el agujero. Pues bien. Cómo os podeís imaginar cada vez que tengo que aparcarla para que no pase el tiempo límite y me multen necesito pedir ayuda a algún buen ciudadano que haya cerca.

Había quedado con unos amigos en el río para ver una película al aire libre, eran las 9 y algo de la noche y había encontrado una estación. Hasta ahí todo bien. Primer intento. No se oye pitidito. Segundo intento. No se oye pitidido y un grupo de ingleses que pasaba por ahí parece descojonarse de mi forma de intentarlo.

Sus risas anglosajonas hacen que me entren ganas de fumar. Me enciendo un cigarro y pienso que en seguida llegará alguien mas inteligente que yo que pueda ayudarme. Los ingleses siguen riendose mientras se alejan. Para que no me afecte demasiado pienso en el gol de Iniesta en la final del Mundial y hago un tercer intento. No consigo que suene el pitidito. De pronto, una flaquita con gafas y una colega muy bien hecha llega con su bici a la estación y en menos de lo que canta un gallo ha conseguido aparcar.

 

-Hola, perdona, me da un poco de vergüenza pedirtelo, pero no consigo meter mi bici.

Sonrió y ella se acerca. Sin mirarme, coge mi bici y la mete. Yo pienso «muy lista amiga, pero aquí no ha sonado nada»

-¿No tiene que sonar un pit..?

Pip Pip

-Ahi tienes tu pitido.

Y los dos sonreimos.

-Eres una crack. Choca.

Chocamos. Tenía un acento extranjero. Le pregunte y me contó que era francesa. Que estaba aquí de vacaciones. Llegaba el momento de justificar mi interés en ella de una forma sincera.

«Hablaba castellano mejor que muchos de mis amigos. Le dije que la gente que aprende idiomas con facilidad es porque se quiere sentir mas libre. Nos presentamos. Le dije que me gustaban mucho las chicas atractivas que no estaban pendientes de demostrar lo atractivas que son»

Yo ya me estaba enamorando un poquito. No tenía mucho sentido seguir allí parados hablando, le dije que tenía que irme. Ella me dijo que tambien. Intente hacer un silencio de esos que cuando has jugado bien hacen que ellas te digan algo sobre que les pidas el teléfono. Pero no. Nada de pedirme el telefono. Se giró y dijo que encantada.

-Oye, S, me gustaría que nos viesemos otro día.

-A mi tambien. Pero no se yo…

Sonreí. Ahora la podía entender mucho mejor. Probablemente le guste un chico mucho. O tenga novio allí en Francia. Una conversación espontanéa, por muy fresca y natural, no le había servido para olvidarse de algo importante. Me acerque otra vez hacia ella.

Te entiendo. Podemos hacer dos cosas; podemos dejar esta conversación aquí y que sea una anecdota super pequeñita por culpa de cosas que nos afectan en otros ratos del día, o podemos dar una vuelta un día y ver si la anecdota se convierte en super anecdotaza. Que a lo mejor no. Por que yo de día soy super aburrido.

Los dos sonreímos y nos intercambiamos facebooks y moviles. Seguí mi camino hacia mi cita con colegas y ella caminó en sentido contrario. Pase lo que pase, lo que si es seguro, es que me ayudo a salvarme de la multa por no aparcar bien la bici

 


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