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Historia de seducción con una camarera

**Memorias de un seductor directo y examinador… Año 2002 aprox

Fernando y yo teníamos asignados un salón cada uno dentro de uno de esos horripilantes y gigantescos restaurantes especializados en banquetes. Éste en concreto debía estar entre los tres más horripilantes del mundo. Cuando había doblete él era el cantante de uno y yo de otro, a no ser que sólo hubiera un evento. Entonces uníamos nuestras voces ante trescientos invitados, maleducados y borrachos en su mayoría. Al acabar la actuación y recogiendo cables, se acercaron tres invitadas para averiguar nuestros planes inmediatos.

Si bien es cierto que estar en un escenario ya te sitúa en un marco potente, es imprescindible que te lo creas. Y en eso siempre me ha llevado ventaja Fernando. Un escenario en Wembley ante cien mil espectadores cantando tus propias canciones me sugiere mucho, y es muy probable que existan pocas personas que sean tan susceptibles como yo para el pavoneo en ese caso. Pero mi problema en este ámbito, siempre ha sido que nunca he valorado, como podría haberlo hecho, el cantar los éxitos del verano. En el teatro, en mis actuaciones con mis grupos de rock o tocando el piano en hoteles y eventos ha sido otra cosa. Le he sacado bastante partido.

Fernando, en cambio, se siente como pez en el agua. Es mucho más profesional que yo en ese aspecto. Y con ello no quiero decir que se trate de cosas excluyentes. Creedme que, aunque Fernando sea un profesional en el escenario de un restaurante de bodas, también podría serlo en uno del Monsters of Rock. Él en concreto sí. En cualquier caso, yo decidí hace pocos años no volver nunca más a cantar en bodas y no sabéis cuanto me lo agradezco.
Además de por su atractivo, esta breve explicación sirve para justificar que las miradas se centrasen casi en exclusiva en Fernando que, como he apuntado, se encontraba bastante animado.

Y es que, acabar de trabajar a las tres de la mañana el día fuerte del fin de semana y además haber consumido una copa, elemento imprescindible para hacer digna una interpretación del “chacachá del tren”, te obliga sin remedio a buscar aventuras en cuanto recoges el último cable de tu actuación, fuera del horrible mundo de las celebraciones de nupcias. Durante más de seis años, al acabar de cantar salíamos de fiesta.

Así que acordamos acompañar a esas tres chicas por la zona un rato. Nos llevaron a una discoteca cerca del polígono industrial. El cansancio y el desinterés marcaron mis primeras palabras. No estaba con ganas de seducir a nadie ni como “hobbie”. Así que mantuve una actitud cortés permitiendo que Fernando disfrutara de halagos sutiles y silenciosos ¡Que noche tan aburrida iba a ser aquella! Ninguna de las tres contestaba con ingenio a mis propuestas de esgrima verbal. Una hora después ya no podía más. Así que, convencido de que la noche no iba a calificarse como memorable, me dirigí a la barra preparado para consumir e imaginar. Pero cuál fue mi sorpresa al encontrarme a una belleza morena de facciones celestiales, ropa agresiva y una boca apetecible. ¡El corazón empezó a latirme a toda velocidad!

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Su cuerpo era delgado. Enseñaba un ombligo arriba de unas caderas semidesnudas. El pantalón vaquero bajo apretaba la redondez de un culo alto. Lacio y moreno, su pelo no exhibía artificios. Me quedé deslumbrado. Y es que la noche a veces te regala cosas cuando menos te lo esperas. Ella se movía con un ritmo constante pero no frenético. Con lo cual deduje que podría mantener una conversación, entrecortada pero constante. Saqué del repertorio la actitud de tímido pícaro. ¿Por qué? Porque ella me imponía mucho, porque mi timidez era real y porque una camarera está acostumbrada a que hombres alcoholizados, y por tanto envalentonados, la avasallen con insinuaciones sexuales o descorteses. Así que probé un poco de educación sin evitar comunicar interés y atracción.

—Hola. ¿Puedes ponerme un JB solo, por favor?
—¿Con hielo?
—Efectivamente. —Sonreí— Con hielo.
Ella sonrió. Mi plan debía ser una mezcla de indirecto y directo. Algo que implicara interés sexual por mi parte pero, a su vez, tenía que desmarcarme de las legiones de pretendientes que la acechaban incluso delante de mí. Al traérmelo, la recibí con una mirada intensa. Una muestra inequívoca de que la observaba, evitando las muecas sexuales. Quería que percibiese que había algo en ella que me intrigaba.
—Siete euros.
—Toma. Muchas gracias —me retiré de la barra con una sonrisa en los labios y manteniendo mi mirada. Ella volvió a sonreír. Objetivo cumplido. Mi lenguaje no verbal había sido eficaz. Ella percibió en mí un chico con un interés en ella poco habitual y de forma refleja le había provocado dos sonrisas.
Volví a la pandilla donde Fernando seguía con lo suyo. Las tres chicas estaban embobadas escuchándolo. Pero a mi llegada una de ellas me cogió del brazo y me preguntó algo personal. Con ello pareció dejar claro que había sitio para mí en el pozo de los deseos. Contesté con cierta gracia, pero mi mente estaba en otra cosa. Contestaba y preguntaba a mi contertulia con bastante mérito para el escaso interés que ella me generaba. Yo estaba en otra guerra, y en ese momento buscaba la forma exprés de conseguir interesar a la camarera.
Me bebí lo más rápido que pude el cubata mientras contestaba monosílabos a los murmullos que me llegaban de la conversación general. Fernando estaba más falcado que un Cristo en el despacho del director de cualquier colegio agustino y resolví largarme de allí cuanto antes. Contemplé a la camarera desde lejos. ¡Me estaba enamorando hasta las trancas! Algo tenía que hacer y no sabía qué.
Por aquellos tiempos eso yo ni me había planteado que algún día existiría el DIRECTO EXAMINADOR. Hubiera sido como decirle a un troglodita que tuviera en cuenta que existen discos duros con conexión USB de color rosa metalizado. Me enfrentaba a la improvisación instintiva contra un monstruo quince veces más grande que yo. Pero tenía claras dos cosas. Una, que yo quería hacerme con esa chica; y dos, que no podía comportarme como el resto. Así que me acerqué y saqué algunas conclusiones. Ella era camarera de una discoteca sita en un polígono industrial de pueblo. Y entonces se me encendió una bombilla.
—Hola. ¿Me pones otro, por favor?
—Claro. ¿Era JB solo?
—Es evidente que eres la mejor camarera del mundo.
—Gracias —
 —Te estoy mirando y aparte de que tu belleza es impresionante —marqué una pausa hasta conseguir de ella una sonrisa de vergüenza— tengo la sensación de que eres la persona perfecta para algo que llevo entre manos ahora mismo.
—¿El qué?
—Estoy buscando una chica para un papel en un corto. Es un papel de pocas palabras pero de muchos planos. Para una protagonista cuya belleza y situación debe hacer llorar de la emoción. Se trata de la historia de una chica que no se conforma con su mundo y decide tomar una decisión muy dolorosa pero que cambia su vida para siempre. Y tú, sencillamente eres perfecta. Te estoy mirando y no puedo dejar de verte en el corto.
—¡Joder!
Ella sonreía nerviosa, muy interesada, y agradecida por haber visto en ella una protagonista tan extraordinaria. No creo que haga falta decir que, por aquel entonces, ni yo tenía entre manos un corto, ni había protagonista en ningún guión, ni nada de nada de nada. Pero tenía claro como el agua que ahora pocas cosas tenía tan claras como escribir un corto y hacerlo con quien fuera para que esa chica saliera en una pantalla.

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—Pero es que yo nunca he hecho nada como actriz.
—Creo que para tu papel no va a hacer falta que tengas experiencia. Te estoy mirando y, disculpa si te incomodo, pero al menos a mí me emocionas.
—Gracias —me volvió a decir.
El monstruo quince veces más grande que yo ahora era una criatura diminuta a merced de mis palabras. Me asustó incluso la vertiginosidad del vuelco del marco. Ahora esa diosa era una niña sonrojada que dejaba de atender a los clientes para mirarme, estudiarme y escucharme.
Fue ella la que se presentó.
—¿Quieres un chupito? Bueno, me llamo N, ¿y tú?
—Soy Egoh. Y sólo me lo tomaré si te lo tomas conmigo.
No me lo podía creer. La camarera más salvaje que había visto en mi vida me estaba invitando a chupitos queriendo saber mi nombre. En ese momento contenía la euforia como podía. Pero os puedo asegurar que si alguien me hubiera retado en una apuesta a que se puede volar, hubiera volcado mi cartera en la casilla del sí. Supuse entonces que me encontraba en el momento de asegurarme lo obtenido. Me voy, y así evito cagarla. Aunque ahora sí entendemos lo que ocurrió, yo no tenía muy claro qué diablos había pasado para estar con la sartén por el mango en tan poco tiempo. Por una parte quería largarme pitando de allí con el trofeo de su sonrisa y este recuerdo tan grandioso. Y, por otra, quería averiguar qué es capaz de ofrecer la vida cuando uno rompe los hábitos habituales y se convierte en un valiente.
Ella iba y venía al rincón de la barra donde yo estaba. Me sonreía desde la distancia, se arreglaba el pelo y me miraba. Me dedicaba caras de aburrimiento al atender a otros clientes dándoles la espalda para ofrecerme su expreso interés.
Me preguntó cosas sobre mi edad. ¡Mi edad! Me preguntó incluso si tenía novia. Le dije la verdad. Hacía muy poco lo había dejado con una chica con la que llevaba seis años y ella se apresuró a informarme de que también lo acababa de dejar con alguien de mucho tiempo.
—Y dime una cosa, N. ¿Eres consciente de que esta noche me voy a ir muy ilusionado a casa?
—¡Ja ja! No.
—Pues, N, creo que necesitaba justo esto en mi vida. Eres la chica más guapa que he visto en mucho tiempo. Me siento inmerso en una conversación apasionante contigo y además vas a protagonizar mi corto. Esto a mí no me pasa todos los días.
—A mí tampoco. Te lo aseguro. Eres un chico… —levantó las cejas e hizo un corte con la palma de la mano en el aire. No pudo acabar la frase. Pero me sentí más halagado que si me hubiera dicho cualquier palabra.
Mis observaciones habrán sido acertadas. Para esta chica los temas que no le rondan diariamente como cortos y emociones, eran muy eficaces. En ese momento llegó Fernando y nada más presentarlo me lo llevé de allí a toda velocidad con alguna excusa para evitar que saliera a la luz mi nula relación con los cortometrajes.
Le conté la historia y me dio la enhorabuena.
—Me has dejado solo con esas tres.
—Amigo, vamos a ver cómo te explico que acabo de encontrar a la mujer de mi vida. Me quiero casar con ella mañana mismo y quiero tener seis hijos.
—¡Ja ja ja! Sí que está bien la chica. ¿Y qué hago yo con esas?
—Pues fóllatelas por turnos. A mí, por favor, no me desconcentres.
—¿Pero tienes su número?
—No, pero lo voy a tener.
Dejé pasar unos minutos en el baño. Cualquier corrección de mi peinado ante el espejo me parecía insatisfactoria.
Volvía a la barra y esperé a que pudiera acercarse.
—N. Dame tu teléfono y te llamo esta semana.
—Claro.
Trajo un papelito con su número y aproveché para olerle el pelo. Era un olor tan excitante.
—Vale, N. Pues te llamo esta…
—Dame el tuyo, Luis. Vamos a cerrar ya y tengo que hacer la caja. Luego tengo que llevar a una amiga a casa y no voy a poder estar contigo —me dijo con naturalidad. Yo accedí tan veloz como pude.
La despedida era inminente y sabía que mis últimas palabras debían estar a la altura de las expectativas.
—N. Voy a llamarte por lo del corto. Pero quiero que sepas que me has ilusionado en muchos aspectos. Y hace mucho tiempo que nadie lo ha conseguido.
—Gracias.
Mis palabras no pueden expresar su sonrisa.
—Tú también me has alegrado la noche.
Al acercarnos le di un beso en la comisura de los labios. Ella no lo evitó.
Acudí a la conversación de mi amigo y las chicas con una energía muy por encima del resto. Estaba eufórico. Muy eufórico. Fernando ya no podía más. Se había aburrido incluso de ligarse a las tres.
N. la maravillosa N o, como yo la llamo, “ mi pato” nunca fue la protagonista de ningún corto. Pero poco tiempo después yo empecé a dedicarme al teatro y a los cortometrajes. Ahora mi relación con los cortometrajes es profesional. Pero guardo una relación muy especial con una de las chicas más generosas y humanas que nunca he conocido. ¿Y sabéis qué? ¡Sigue siendo preciosa!

Lanzarse al Vacío (II): Volviendo a conocer gente

El principio de la historia…aquí:

[button color=»red» link=»https://www.egolandseduccion.com/lanzarse-al-vacio-i-el-principio-de-la-noche» size=»medium» target=»_blank» font=»georgia» textcolor=»#FFFFFF» bgcolor=»#500752″ align=»center»]El principio de la noche[/button]

A Coruña – Abril 2013 – 00:30 h

 

……….Fue Jorge quien se puso a hablar con dos atractivas chicas que rondaban los veinticinco para preguntarles que opinión les merecía que en Galicia se pusieran de moda las 9 Citas (Parecía ser un gran tema para iniciar una conversación). Por lo que Adrián y yo nos quedamos cerca de la barra, a lo nuestro. En un momento dado me di cuenta de que tanto Jorge como las chicas nos observaban y parecían hablar de nosotros, por lo que eso me dio pie a acercarme a los tres. Sin más dilación me puse a hablar con la que me interesaba:

Hola ¿Qué tal la noche?

Hola. Bien, muy bien. Jeje.

Imagino que Jorge os estará preguntando por el tema de las 9 Citas ¿me equivoco?

Pues sí, nos lo está comentando, sí –En ese momento me sonrió. Jorge por su parte se centró en la otra chica y Adrián los acompañó

¿Y qué os parece? –Pregunté con sincera curiosidad. Entonces ella se giró totalmente hacia mí, entregándome toda su atención. Hasta entonces había estado enfocada en parte hacia Jorge y en parte hacia su amiga, y de pronto era solo mía. Y todo por una sonrisa y una muestra de genuino interés.

Pues… la verdad es que suena interesante.

Me alegra que te guste la idea –Me sonrió de nuevo. Parecía nerviosa, pero seguro que no lo estaba tanto como yo.

Sí, pero…

¿Pero…?

Pero no sé hasta qué punto tendréis éxito porque aquí en Coruña la gente es muy orgullosa como para acceder a ir a esa clase de cosas.

No te preocupes, ya lo pondremos de moda. Vamos a hacer que la gente se olvide de una buena vez de tanto Facebook y tanto Whatsapp y así recuerden lo que es el contacto humano. Volver a conocer gente. Además, si a una chica tan atractiva como tú le seduce la idea, seguro que con el tiempo más gente se apuntará. –Ahora era yo el que le sonreía, y de una forma pícara.

Gracias por el piropo, pero yo no sé si iré. Solo he dicho que suena interesante. –Por mucho que lo intentó no fue capaz de reprimir una sutil sonrisa, y además se estaba sonrojando. Supuse que el cumplido le había gustado más de lo que quería admitir. Estaba jugando. Me estaba haciendo sentir inseguro y al mismo tiempo me hacía sentir su dueño. Fue una sensación extraña que saboreé con sumo gusto. Y luego me lancé:

Por cierto, que sepas que me encanta lo bien que te queda el sonrojo –Y le hice un guiño. Ella rio, y fue el sonido más agradable que había escuchado en mucho tiempo. Se puso aún más roja y me dio las gracias.

Que desconsiderado por mi parte, ni siquiera me he presentado. Yo soy Diego ¿Cómo te llamas?Me dijo su nombre y me pareció precioso, cosa que le dije tras darle dos besos. Pero aquí diré sencillamente que se llamaba Lucía (que también me parece precioso, un beso para todas las Lucías). Al acercarme a ella me di cuenta de que olía a algún perfume de jazmín ¿Qué tendrá esa flor que tanto les gusta a las mujeres y tan loco me vuelve a mí? Tras manifestarle lo mucho que me gustaba su olor me dijo que le parecía un chico muy agradable.

Y bien Lucía ¿Qué tendría que hacer un chico como yo para convencer a una chica tan cercana y sonriente como tú para que venga al 9 Citas? –De nuevo mi sonrisa y mirada pícaras.

Mmm… iría con una condición… -Recuerdo que en aquél momento pensé que se le daba bastante bien hacerse la misteriosa. Y también imitar mi cara de pícaro.

A ver si adivino… ¿Qué te lleve de luna de miel a París?Y entonces, tras una bella carcajada, soltó la bomba……

MUY PRONTO TERCERA PARTE

¿Qué hacer si te dicen que tienen novio / novia? (I)

-Lo siento, tengo novio/a.

Pajaritos y pajaritas, ¡Cuán frecuente son estas palabras cuando salimos por la noche! ¡Y cuánto se ha debatido sobre el tema en foros de seducción, en conferencias y hasta en los vestuarios polideportivos! (A los 12 años yo jugaba la final del campeonato de futbol sala alevín. Colegio Agustinos contra colegio Salesianos. Perdíamos 7-0. En el descanso, nuestro entrenador, en lugar de aconsejarnos alguna táctica milagrosa, nos sorprendió a todos preguntándonos qué podría hacer cuando una rubia de generosos pechos te decía que tenía novio al preguntarle la hora.  Tras quince minutos de debate intenso, salimos al campo. Remontamos y ganamos 8-7. Pero nos quitaron el título por dopaje)

Lo primero y más importante es que jamás os diremos desde Egoland lo que tenéis que hacer. No somos quién, y en cuestión de ética cada uno ha tenido unos padres y unos directores de colegio con los que habréis negociado qué clase de caminos morales tomar.

Lo que sí os decimos desde aquí, es qué podéis hacer, chicas y chicos de cualquier orientación sexual y religiosa, para resolver algunas situaciones.

Vayamos por partes.

tengo-novio-novia

DESMITIFIQUEMOS leyendas urbanas.

A) Casi nunca es mentira que una chica o un chico tengan novio cuando nos lo dicen.

B) Casi nunca son test para examinar nuestra conducta. En todo caso, examinan nuestra conducta como consecuencia de la gestión de esa información. No es un fin examinarnos. Es una consecuencia.

DEPENDE DEL GRADO DE RELACIÓN Y EL CONTEXTO.

No es lo mismo que preguntemos la hora en una discoteca y nos digan que tienen pareja, a que le preguntemos con quién vive y nos conteste que con su pareja.

En algunos casos nos informan de que no tienen pensado ligar con nosotros aunque no se lo hayamos preguntado para evitarse y evitarnos situaciones incómodas, y en otro nos informan sobre algo que le hemos preguntado sin ninguna intención de evitar la propuesta concreta que estamos pidiendo en ese momento. O sea conocernos.

Cómo sabéis, y llevo diciendo desde la época de los tartesos, en función de cómo gestionamos un rechazo podemos llegar a resultar más atractivos. Así que recordemos, para ello, las tres necesidades tenemos hombres y mujeres. O dicho de otro modo, qué tres cables tenemos que conectar con la intensidad suficiente, complementaria y no excluyente para que se sientan atraídos por nosotros.

TRES NECESIDADES DE HOMBRE Y MUJERES

SEXUAL: O sea, excitar. Para ello, nuestros mensajes tendrán que ser creíbles y cargados de una energía sexual explícita o implícita.

EMOCIONAL: Tenemos que hacer sentir emociones positivas, como la diversión, la admiración, la excitación o la ilusión.

RACIONAL: No crear disonancias en la otra persona. Que lo que propongamos le sea útil y no le chirríe.

Por tanto, queridas lectoras y lectores, vamos a actuar en cada situación distinta ante la misma frase “tengo pareja” teniendo en cuenta estos tres CABLES DE ELECTRICIDAD DE LA ATRACCIÓN.

En la segunda parte de este artículo veremos HERRAMIENTAS PARA GESTIONAR cuando te dicen que tienen NOVIO O NOVIA

¿Como afectan alcohol y noche a la percepción del atractivo físico?

¿Son Imaginaciones mías o según avanza la noche me resultáis mas atractivas? Se podría utilizar como abridor pero no es a lo que voy.

atractivo fisico alcohol antes despues2

1.- ¿Cuántas veces nos ha parecido más atractiva una persona tras unas copas de más?,


Con el consumo de alcohol  disminuye la habilidad para reconocer la simetría facial, que juega un papel principal para valorar el atractivo de una persona. Al no reconocer la simetría hay más gente que nos resulta atractiva. Este suceso se acentúa más en las mujeres que en los hombres, a las que les cuesta más distinguir si un hombre es atractivo o no con tan solo un par de copas.

Los efectos se incrementan con la cantidad consumida, ya que cuanto más alcohol, menos distinguimos la simetría de los rostros y más gente nos parece atractiva

El componente biológico que explica el porque nos atraen mas las caras simétricas es que detrás de estas caras entendemos que suele haber buenos genes (la belleza esta asociada a un mecanismo por el cual optamos a aquellos/as que nos pueden ofrecer una mejor descendencia)

2.-¿Por qué según avanza la noche y sin haber consumido alcohol también me resultan mas atractivas?

Hay un indicio psicológico de estrategia de las relaciones sexuales ocasionales que procede de estudios que examinan cambios en los procesos sobre el atractivo a lo largo de la noche.

Según va avanzando la noche los hombres ven a las mujeres cada vez más atractivas. Y los procesos femeninos también aumentan, aunque en menor grado que el de los hombres.

Este hecho se produce con independencia de la cantidad de alcohol consumida, ya que se produce un mecanismo psicológico sensible al número decreciente de oportunidades de tener relaciones sexuales ocasionales según avanza la noche.

Según transcurra la noche un hombre que no ha podido ligar con una mujer le parecerán cada vez más atractivas las demás, un cambio perceptivo que seguramente le lleve a incrementar sus esfuerzos para conseguir ligarse a alguna.

atractivo fisico alcohol antes despues

y repito: ¿Son Imaginaciones mías o según avanza la noche me resultáis mas atractivas?

Puedes complementar este artículo con el estudio sobre el atractivo físico publicado por Egoland

La inglesa en la disco; Seducción nocturna

 

-¿Pero tú de dónde sales? (Quizás una de las frases que más he escuchado últimamente. Al principio me sorprendía y me halagaba. Ahora apenas me llamaba la atención.) ¿Pero tú de dónde has salido?. Repitió ella con los ojos abiertos como platos y una expresión que denotaba asombro y deseo a partes iguales.

Si te lo dijera nos veríamos obligados a huir juntos y escondernos en alguna isla recóndita– Le contesté yo.

 

Ella era una inglesa de entre 25 y 30 años, rubia, delgada, de facciones armónicas, con escote sugerente y una camisa y pantalones vaqueros que realzaban su cadera y estilizadas piernas.

Nos habíamos conocido en una discoteca de esas que me gustan a mí. Poco pijerío, música rockera, buen ambiente y gente atractiva. Era carnaval y por si no lo sabíais a mi me da por ponerme corbata en fechas tan señaladas como esa. Nuestras miradas se habían cruzado cerca de la barra y la sonrisa que le dediqué dejó claras mis intenciones. Me acerqué mientras ella estaba pidiendo una copa.

-Por cómo te vistes tienes pinta de saber algo de estilo. ¿Cómo me ves esta noche?

 Ella sonrió.

-No está mal– contestó con buen español pero innegable acento inglés –Pero llevas la corbata un poco suelta

Mientras lo decía, sus manos se dirigieron al cuello de mi camisa y empezó a ajustarme la corbata. Señores, si hay algún indicador de interés más grande que una chica dedicándose a arreglarte la corbata, que bajen los dioses de la mandanga y me lo digan.

 

-¿Te das cuenta de que ahora sería muy descortés por mi parte no presentarme? Yo soy Pau, ¿tú eres…?

Rachel– respondió mientras nos dábamos un par de besos.

-Rachel, está muy claro que no eres de aquí y que entiendes más que yo de nudos de corbata. Cuéntame.

 

Mientras nos tomábamos nuestra copa me explicó que era londinense, que llevaba un año trabajando como profesora de inglés y que estaba con sus alumnos celebrando el fin del semestre. Mientras lo hacía y ante la constatación de que se trataba de una chica atractiva, yo me dediqué a escucharla, observarla y cualificarla con humor.

Ante chicas atractivas me suelo decantar por lo que yo llamo cualificación inversa. Me centro en cualificarlas predominantemente por factores conductuales o textuales (sin obviar el aspecto físico)  mientras que ante chicas no tan atractivas pero igualmente estimulantes intento realzar de forma creíble sus atributos físicos. No sé si sería una cita de Ovidio pero el lema vendría a ser algo así como “a la guapa, dile que es lista. Y a la lista, dile que es guapa”. De esta forma nos desmarcamos del resto de hombres: las chicas atractivas son conscientes de la influencia de su físico sobre los hombres, pero no están acostumbradas a que las valoren por otros atributos.

Decidí ir animando la conversación y sexualizar. Al fin y al cabo era carnaval.

 

-Como profesora de idiomas seguramente tendrás un vocabulario muy amplio. ¿Si tuvieras que definirte con dos adjetivos cuales usarías?

-Mmm, no sé… ¿Divertida e inglesa? Dijo a carcajadas.

-Ya, pues a mi me gustan las mujeres divertidas y que suponen un estímulo intelectual. Lo de si son inglesas o no lo dejo a elección suya

 

Ella río. Cada vez se la veía más atraída. Empecé a jugar fuerte:

 

-¿Y cómo te gustan a ti los hombres?

-Yo diría que atléticos, divertidos y honestos

-¿Morenos?- La interrumpí.

-Sí, morenos también

-¿Y altos? ¿Así como de 1,85?

-Claro

-Pues lo siento pero no encajo para nada en tu descripción

Volvió a reír divertida. Así que era el momento ideal para hacer un narrador de aquello que estaba pasando entre nosotros.

-¿Te das cuenta de lo bien que nos lo estamos pasando juntos pese a que sólo nos conocemos de 5 minutos? Imagínate lo genial que nos podemos llegar a caer si nos hacemos novios

 Y entonces, ella pronunció las palabras mágicas. Aquellas que parecen entremezclarse con música celestial cada vez que las escucho. Aquellas palabras que significan que algo precioso va a pasar en breve con sólo desearlo.

 

-Ya… Eso se lo dirás a todas

-Quizás- le dije yo evidenciando mi mirada de deseo –pero no todas tienen un culo tan irresistible como el tuyo- Eso fue suficiente para colmar el vaso. Sus neuronas cortocircuitaron y no pudo negar más la evidencia.

-¿Pero tú de dónde sales? ¿De dónde has salido?

 

Me cogió del brazo y en un instante me arrastró hasta la otra punta de la discoteca donde se encontraban sus alumnos y el resto de profesores. Una vez allí me los presentó uno a uno para acto seguido lanzarse a mi boca sin que yo pudiera mediar palabra. Como si fuera un trofeo que debía ser exhibido. Como comprenderéis, yo estaba bastante sorprendido ante el arrebato de fogosidad de mi amiga, así que en un despiste suyo aproveché para acercarme a una chica de su grupo y preguntarle si realmente era su profesora de inglés. «Sí, estamos alucinando, ¡el lunes tenemos clase con ella!».

 

¡Viva Inglaterra!

 

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