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Relato erótico: Recordando…

Desde su encuentro con el pintor,  las necesidades de ella habían cambiado.

Él seguía marcando su teléfono de vez en cuando, aunque ella no respondía, que él la requiriera le hacía sentir bien. Había hablado alguna vez más con él, pero siempre desde una distancia que en nada se parecía al encuentro en el que los pensamientos de ella  no se apartaban un momento de su miembro.   Ella tenía otra cosa en mente… algo sórdido…. pero con alguien diferente. Quizá el pintor no era lo suficientemente complejo para tal historia. O quizá no le gustaba lo suficiente. 

Había pasado un mes de aquello y empezaba a necesitar otra experiencia más fuerte. Por su cabeza pasaban imágenes  cada vez más y más sugerentes; un hotel y el novio de su amiga, el camarero de la esquina, hombres atándola y rasgándole la ropa interior,  sus propios compañeros de trabajo arrodillados en la oficina… Cualquier cosa le resultaba excitante, aunque tenía mil contradicciones, sabía que aquello solo le traería problemas.

Por un momento se paró a pensar… la luz tenue de su mesilla alumbraba la cama de su cuarto. Hacía tiempo que no ponía una lavadora así que solo tenía ropa interior limpia y como hacía calor decidió no ponerse nada más.  Tumbada en la cama se empezó a acariciar, las cortinas ondulaban, sus pechos erguidos ya empezaban a exigirle más atención, deslizó suavemente una de sus manos al interior de las braguitas…

relato erotico mujer imaginandoSe acordó de cuando tenía 17 años, en aquel entonces todavía era muy inocente, le asustaba el mar, y los hombres con deseos ardientes y turbios, le habían contado que eran brutos y sin escrúpulos cuando estaban excitados. Ella ya había tenido sus primeras relaciones sexuales y le había ido bien, con su mejor amigo y novio del colegio.  Pero el mayor cambio vino cuando le conoció a él.


Tenía 36 años, era guapo y tenía un precioso mercedes rojo. Introvertido y muy observador, le conoció en un bar  andrajoso cerca de s casa al que iba ella por las noches después del instituto con sus amigas. Un día después de miradas furtivas la invitó a salir, ella se negó por pudor, pero la segunda vez que él preguntó ella no se pudo resistir.

El día que quedaron él apareció con otro amigo, este era demasiado hablador y también atractivo,  periodista, culto y menos complicado. Y también mayor. Él la había invitado a salir pero parecía ausente, algo le turbaba en su mirada, tan verde y  esquiva aunque de vez en cuando se posaba en el generoso escote que ella había elegido ese día para parecer mayor. También eligió ir sin sujetador,  era verano y se lo podía permitir.

Pasaron la noche entera bebiendo y riendo por los garitos del centro de la ciudad, los tres, ella a veces sentía que les deseaba a los dos, pero en ese momento era demasiado joven como para entenderlo.  Ella se alejaba de las insinuaciones evidentes que le hacía el amigo, para seguir con la mirada al inquietante chico tan mayor que le había invitado a salir. En un descuido del amigo, el se lanzó a su boca deseoso de tener un rato a solas con ella.  Sus manos concienzudas rodearon la cintura de ella que ya bailaba al son que el quisiera esa noche. Se humedeció tanto la ropa interior de ella que sintió vergüenza y se pregunto si pasaría el resto de la noche con él. Cuando cogieron el coche para volver a casa, el chico evasivo de los ojos verdes dejó a su amigo y fue directamente a su casa sin nisiquiera preguntar. Ella presa de la incertidumbre y de las parcas y escuetas palabras de su acompañante se excitaba cada vez más, le tenía miedo y ganas.

Él la invitó a subir, y aunque de nuevo las dudas asomaban en la cabeza de ella una vez más no pudo resistir.

Una vez en el ascensor el le subió la camiseta y la observó con la mirada perdida, los senos la curva de la cintura… La besó mientras la giraba poniéndola cara al espejo del ascensor y quedando él por detrás,  le introdujo sus manos por dentro del pantalón mientras miraba los ojos de ella, que extasiada no sabía donde mirar.  Jugó hábilmente con el clítoris de ella que se dejaba caer en sus brazos  que tenía el pelo despeinado y que se dejaba llevar. Cuando ella alcanzó el climax, avergonzada y tímida se puso de rodillas, abrió los pantalones de él y vorazmente se puso a lamer su miembro con algo de torpeza, que se fue diluyendo mientras la excitación en su pubis volvía a aumentar.

Le lamía el miembro mientras el la miraba sorprendido y extasiado, ella se tocaba, el miembro grande y duro apenas cabia dentro de su inexperta boca… Él le agarraba del pelo que caía entre los pechos desnudos, con firmeza pero sutil, y mientras ella con las rodillas desnudas clavadas en el duro suelo del ascensor, se asía con la boca y los dientes escondidos fuertemente al miembro. Ella movía su propia mano en el interior de su pubis que era fuego y que se derramaba. En una  de las ocasiones se clavó el miembro en la garganta y el semen recorrió toda la boca y ella terminó en un gemido de placer.

Ambos se vistieron y ella calló y él no dijo nada.

Mientras se retorcía en la cama, la luz alumbraba sus manos, una se introducía frenéticamente en su parte baja y la otra rozaba suavemente el clítoris, a cuatro patas, la cama barata que había comprado hacía unos días aguantaba el sexo solitario de ella, que se masturbaba hasta el agotamiento, mientras gotas perladas de sudor inundaban su cara.

 

Cuando terminó exhausta , volvió a pensar en él, hacía muchos años que se conocían, habían pasado demasiadas cosas juntos y separados, ella asintió en sus adentros, él fue quién desató  su locura.

 Enviado por PRADO

 

 

Relato erótico + audio: Pincelada de iniciación al sexo desenfrenado

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Era una noche fría, el vestido que le había prometido, se pegaba a cada tramo de su piel, sabía que si decidía llevar a cabo su plan sería conveniente que él tuviera alta la calefacción.

También le había prometido ir sin ropa interior, todavía su cabeza daba vueltas, ella no entendía porque había aceptado, ni siquiera le conocía, solo le había visto borracho una vez en un bar en Malasaña. Además tampoco era guapo aunque si lo suficientemente atractivo como para que las conversaciones mantenidas por teléfono hubieran ido subiendo de tono.

Necesitaba un cigarro, sabía que tendría que coger una carretera convencional para ir a su estudio asique si seguía hacia allí sin parar le tocaría estar toda la noche sin tabaco. Paró en una de esas tabernas irlandesas que abren en Madrid todos los días, pero le frenó en seco la idea de saber que llevaba un vestido de verano corto, entallado, sin medias y sin ropa interior en pleno invierno.

Pero las ganas, como siempre en su caso, fueron más fuertes y mientras compraba tabaco se dió cuenta de que todas las miradas recaían sobre ella, solo esa idea ya hizo que se le pusieran los pezones duros, así que decidió salir lo antes posible de allí, una mezcla de vergüenza y excitación aseguraban que la noche sería intensa.

Encendió un cigarro y miró el reloj del coche. Era la una menos diez y llegaba tarde. Aunque le daba igual, iba a casa de un desconocido y no tenía que mantener ninguna idea preestablecida, podía hacer lo que quisiera.

Ella quería estar a la altura de las conversaciones mantenidas, había decidido ir a su estudio en un momento de extrema excitación y ahora su determinación se truncaba. Pero la sola mirada a su bajo vientre completamente libre enmarcado por el precioso vestido blanco la convencía, soltó una mano del volante y hurgó en el recoveco de su pubis y lo descubrió completamente mojado.

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Cuando por fin llegó, él la esperaba en la calle, pues necesitaba su ayuda para llegar hasta el estudio. Estaba bastante mejor que como lo recordaba, sabía que era pintor, se lo había contado el único día que se encontraron en el bar de Malasaña y además, ella había indagado por la red y había descubierto que era alguien bastante importante en el mundo de la pintura.  Cuando subieron ella quiso ir al baño, le había parecido incluso guapo, los ojos castaños y felinos que la recibieron, le encantaban y quería arreglarse el vestido para ver como la felinidad de sus ojos cobraba vida.

Una cosa le excitaba sobremanera, según le había visto antes en el portal, él le había preguntado cual era su edad, ella tenía 24 años y su querido y desconocido pintor tenía 42.

cuadro erotico de ERNEST DESCALS mujer y senosCuando se acercó a él, una copa de gin tonic la esperaba (él se lo había prometido por teléfono) y él esperaba recostado en el tatami que se encontraba en medio del estudio. La sonrisa maliciosa y el asentimiento del pintor hicieron que ella se estremeciera y deseara poseerle con toda la furia de la que se sentía presa en ese momento. Ella sabía que él lo deseaba. Pero antes quería conocerle, hablar un poco, excitarse más. Mientras él recorría descaradamente su cuerpo con la mirada bebieron y se contaron cosas mutuamente. Él hablaba de sus pinturas aunque varias veces perdía la noción mirándola y ella intentaba conocerle, y le preguntaba siempre coqueta, con el batido de pestañas que siempre le había funcionado.

La excitación iba en aumento los pezones rasgaban la tela de su vestido y ella aprovechó para arremangárselo un poco. Él se lanzó a su boca y ella le frenó. El pintor puso una cara extraña, entonces ella empezó a jugar con él, su vestido ceñido era todo lo que los separaba y decidió subirlo más, donde empieza la cadera. Así quedó a su lado recostada en el tatami y enseñándole el triángulo blanco e inmaculado, donde todo acaba.

Ella intuyó como el pantalón de lino cedía el paso a un bulto enorme, la sonrisa y los ojos  del pintor se clavaban intensamente en el pubis de ella, libre y semi-descubierto por el vestido. No podía acercar su mano, pues ella había aceptado ir sin ropa interior si él prometía no tocarla hasta que ella dijera.  Pero no pudo resistirlo y acercó temblorosa su mano hasta su pubis pero ella una vez más le frenó.

El pintor la miró ardientemente divertido y ella aprovechó para coger la copa que había dejado al ras de la cama y que la obligaba a ponerse a cuatro patas. El pintor la maldijo con sorna y deseo poseerla frenéticamente asiendo su culo contra su cadera pero recordó la promesa y además no quería bajo ningún concepto que ella se fuera.

Cuando ella regresó a su lado contempló la cara desencajada por la pasión del pintor y el bulto, que ya levemente cubría su fino pantalón, temblando. Él, que ya no podía más, sujetó sus piernas y se las abrió introduciendo su mano bruscamente en el interior de su pubis, lo que hizo que perdiera la cabeza, pues estaba completamente mojado.  El siguió masturbándola mientras ella desbocada gemía. Sus manos recogían su pelvis que ascendía de arriba abajo y que dejaban ver la delgadez de unos muslos bien contorneados.

Imagen de Prado para relatos eroticosElla deseó que en ese momento hubiera más gente en la habitación, viendo como era libre, como su cuerpo rezaba una oración de sexo  y pedía a algún dios eterno que le diera la oportunidad y la valentía de hacer, algún día, un trío o un cuarteto.

Completamente perdida en las manos del pintor y extasiada apartó sus manos de su pubis, introduciéndose sus propios dedos y terminando en un gemido de placer. El pintor que ya cogía su miembro zarandeándolo de arriba a bajo se había quitado el pantalón y bajado los slips. Ella de una zancada se subió en su miembro mientras él, presa ya casi del éxtasis, le bajó por arriba el vestido dejando al descubierto dos bellos y redondos pechos más intensos y grandes de lo que le había parecido percibir a simple vista y comenzó a recorrerlos y a succionarlos fuertemente con la boca. Ella subía y bajaba apretando la vagina contra su miembro, incesantemente. Cuando ya no pudo más, ella gimió tan fuerte, que él lanzando un poderoso gruñido terminó inundando su cuerpo.

Ella quiso agradecerle los éxtasis y se quitó lentamente y lamió el semen que quedaba alrededor del miembro situándola a ella entre sus piernas.

Acto seguido, ella se sintió avergonzada, aunque se sentía más libre que nunca, se odió por tener pareja desde hace años y recurrir a lo más bajo de sus instintos con alguien que ni siquiera le gustaba. Sabía que no querría volver a verle, que quería a su novio por encima de cualquier cosa. Pero también que había disfrutado como nunca y que solo pensar en el pintor o en cualquier otro cabalgando con ella mojaba lo más intimo de su ser.

 

Querría repetirlo otra vez.

Escrito por PRADO

Relato erótico: ¡Vaya Trío!, por León

Había llegado de viaje, en la mañana, en razón de mi trabajo como abogado, a un municipio de la montañera y quebrada geografía antioqueña. Asistí a mis diligencias en el juzgado municipal normalmente, como hacía siempre; todo lo hice muy rápidamente a fin de volver a tomar camino rumbo a la ciudad de la eterna primavera…

Cuando llegué a eso de las tres de la tarde al punto de venta de los tiquets, la mujer que los expendía me dio la noticia que había derrumbe en la carretera como consecuencia de las fuertes lluvias del día y que los despachos de buses con pasajeros estaban suspendidos hasta el día siguiente y eso si las máquinas lograban despejar en el resto de tarde y en la noche, el inmenso alud de tierra que había caído sobre la calzada en tres puntos diferentes.

No me desesperé ya que siempre ha sido costumbre en mí, desde mis años de seminario, no preocuparme por aquellas situaciones que estaban por fuera de mi esfera de acción, aquellas que se salían de mis manos…

-Doctor… pues aprovecha y nos damos una bailadita en la noche –  me dijo la expendedora de tiquetes.

Yo la miré detenidamente por primera vez; nunca la había mirado así anteriormente. Ahora me fijé en los detalles; tenía unos ojos color miel, muy lindos y brillantes, unos labios delgados pero muy bien delineados, carita redondita, un poquito cachetoncita, el cabello corto y asido con una cintilla de algodón en la parte de atrás.

Me tomé el atrevimiento y le dije:

Ponte de pie para mirar si me das la estatura para lo de la bailadita… Como ves soy un poco alto y quedaríamos como disparejos.

Me miró pícaramente y me dijo:

-De pie podemos quedar como dices pero horizontalmente lo único que importa es que cuadren y encajen los centros…

-Pues sí, tienes razón pero… ¿es que quieres bailar de pie o acostada?

Alzó su mirada, posó sus ojos fijamente en mí como para darse seguridad; luego se puso de pie, salió de la taquilla y se acercó a mí, me tomó de la mano, se elevó un poco y me dio un beso pequeño y mordelón en los labios y musitó:

-Con usted, mi doctor, bailo como quiera y si es en la cama, mucho mejor… usted no imagina las calenturas que me han dado cuando lo veo que viene a comprar sus pasajes. Me hago agua en la entrepierna.

«¡Qué lanzada!», pensé… pero la verdad está como linda y debe ser un polvorín en plena erupción; aguanta hacerle vueltica esta noche…

libro-egoland-comprar-descargar-ligarLa tomé de la cintura y la acerqué a mí, la levanté un poco, sus pies quedaron en el aire, ya que sí era de baja estatura como presumía, y le asesté un beso de esos que son con lengua y todo, le examiné su apéndice lingual, su paladar, sus amígdalas, su dentadura y casi llego hasta el esófago; ella me mordía con picardía y con pasión, su respiración se iba haciendo más agitada y su cuerpo temblaba ya que así lo sentía en mis brazos.

Con ella levantada del suelo sentía su pecho agitado; notaba como sus pequeñas tetas se iban endureciendo al roce de mi cuerpo; temblaba y un escalofrío la recorría por el cuerpo. La sostuve con mi mano derecha y con la izquierda comencé a vagar por su pecho; metí mi mano por entre la blusa de seda y ¡Oh sorpresa!, la muy guarra no tenía sostén y mis manos llegaron justamente a sus pezones los cuales comencé a masajear…

De un momento a otro ella me dijo:

-Cierra la puerta que puede llegar alguien a comprar tiquetes y no quiero que nos vean en estas.

La solté y presuroso corrí a cerrar la puerta de acceso a la oficina. Sin perder tiempo le quité la blusa y sus tetas maravillosas quedaron a mi disposición. La recosté en el escritorio y comencé a mamarle los pequeños senos; me aferré de sus pezones llevándolos a mi boca que ya hacía más agua que barco en naufragio; sus pezones comenzaron a crecer y crecer y crecer, se iban poniendo duros, erectos y erguidos. Los miré y tenían cada uno una longitud de unos cuatro o cinco centímetros; parecían pequeños penes que salían de sus tetas…

Mientras tanto, ella había terminado de desabrocharme la camisa y comenzaba a husmear con sus manos en la bragueta de mi pantalón… Mi cerebro volaba, había que apresurarse, el tiempo corría incesante y esto iba a ser un polvito de afán pero muy placentero…

Como ella no tenía bluyín sino una faldita tipo sastre de color marrón, simplemente se la levanté y de un soplo tajo le quité sus diminutas tangas. Sentía como ella había bajado mi cremallera y había tomado mi arcabuz que estaba a punto de reventar; le pasaba sus manos por el glande haciéndolo crecer más y más; gemía suavemente mientras que su pequeño cuerpo se agitaba en leves convulsiones.

-Tantas veces deseé esto cuando venías a comprar tu tiquete… todo creído y antipático que ni siquiera me mirabas.

-Nunca dijiste nada…

-Ustedes los hombres son una partida de tontos… todo hay que dárselos picadito para que no se ahoguen.

Ya la conversación se estaba haciendo larga y lo que había que hacer era continuar; ya habría tiempo para elucubraciones y reclamos; ahora lo importante era terminar lo que había empezado…

Como ella estaba recostada, casi acostada en el escritorio, simplemente me corrí hacia su rostro para que me diera una buena mamada mientras que con mis dedos le hurgaba las entrañas.

Su crica era pequeña como todo lo de ella, excepto sus pezones… pero de su gruta emergía un clítoris parecido a las puntas de sus senos… ¡Vaya trío!, pensé. Mis manos comenzaron la danza por su vientre, mis dedos se metieron, irrefrenables, en su agujero que estaba más húmedo que roca a bordo de charco y al pie de una cascada; ella se retorcía de varias maneras mientras con su boca seguía chupando y chupando de mi bombón, quería sacarle su centro de fruta líquida con la boca…

Yo sentía que estaba a nada de venirme y ella se movía de tal forma que su orgasmo estaba a una millonésima de segundo de hacer su llegada triunfal.

Llegamos a tal punto de compenetración que lo que seguía sería la penetración. La tome entre mis brazos y la puse de frente con las piernas abiertas. No sé donde recostó su cabeza ni me importaba. Alcé sus pies con mis manos abriéndola mucho más. Su chocha hizo como un pez al abrir su boca y mi pene que estaba justo al frente se arrimó. Abrí sus pies y su pecera se abrió simultánea, entonces le introduje suavemente la punta del tolete que ya lo tenía en su máxima etapa de crecimiento y goteando.

-Ahhhhhhh, justo como me lo imaginé muchas veces aquí sentada en mi escritorio cada vez que venías…

Solo atiné a mirarla; era tanta y tan densa la emoción que había en el ambiente que podía partirse en rodajas, con un cuchillo, sentía que la oficina de tiquetes ardía como zarza en el desierto… Mientras que mi pene penetraba victorioso y erguido en su vagina, con mis dedos, índice y medio, comencé a masturbar su clítoris. Digo masturbar porque lo hacía como si fuera un pequeño pene al cual despojaba de su capuchón con mis dedos los cuales subía y bajaba por su pequeño pero erecto tallo. Era como si esta mujer tuviera dos órganos sexuales. ¡Hasta podría metérmelo en el culo si yo quisiera, lo tiene duro!… Aparté ese pensamiento de mí y seguí concentrado en clavarla a gusto…

Yo había comenzado con un bombeo suave que fue tomando velocidad al paso que las caderas de mi gordita se batían como licuadora a la máxima velocidad… ¡Creo que no aguantaré mucho este ritmo endemoniado!, pensé.  ¡Qué vieja pa´moverlo rico! 

-Dale mi doctor… dale, dale, dale… Ay, que rico

Yo ni abría los ojos tratando de aguantar un poco más. Agarraba mi pene de la raíz y lo apretaba; intentaba frenarla un poco pero tiene más frenos un avión en picada. Cada vez se hacía más cercano el momento del estallido, un  nuevo big bang se avecinaba y ya era imposible impedirlo… A esta mujer le entraba más que a una vaca de para abajo… Chiquita pero profunda ya que mi pene se iba hasta la cacha…

-Mételo, mételo, mételo…

El mío no es el más grande pero tampoco es pequeño… me han dicho que es un poco más que el promedio y esta vieja quería más y más y ¡De donde por Dios! si ya lo tenía acomodado hasta la empuñadura…

De todas maneras seguía golpeando con mi vientre, su cripta; le acomodé dos dedos más al lado de mi verdugo y así, tanto las sensaciones de ella como las mías, aumentaban, mientras que con la otra mano le seguía masturbando ardorosamente el clítoris. De pronto…

-Me vengo, me vengo, me vengo, me vengo, me vengooooooooooooo…

Y junto con ella, yo me vine… el chorro era interminable, eyaculé todo el semen acumulado en meses de abstinencia sexual en los cuales ni una pajita me había hecho siquiera… miré su pequeño clítoris y lo observaba completamente húmedo y mojado… Había tenido orgasmo vaginal y clitoridal… Vaya sensación la que sentía…

relato erotico trio doctorDe un momento a otro y sin sacarlo porque ella me tenía abarcada la cintura con sus piernas, sentí que ella se orinaba; su líquido amarillento mojaba mi pene, mis testículos, mis piernas, mi bóxer negro que estaba en los tobillos; ¡Qué bueno que preví quitarme el pantalón!, pensé. Dejé que el orín corriera libremente haciendo un charco en el piso de concreto.

-Se hizo realidad mi sueño con usted mi doctor, dijo ella mientras comenzaba a aflojar sus piernas de mi cintura – Nunca me había mojado tanto, pero es que quien no, con esa maravilla de bastón que tienes…

– Gracias, atiné a decir con voz aún agitada.

Terminé de separarme de ella, me dirigí al pequeño baño, como no había ducha me di una enjuagada en el lavabo, me quité el bóxer que estaba empapado y me puse el pantalón. ¡Tocó montar a pelo el resto del día!… salí y me despedí de ella con la promesa que en la noche bailaríamos un poco pero mi intención era otra muy distinta… esta vez la bailadita sería en una habitación inventando juegos para ese clítoris y esos pezones maravillosos.

Pero eso ya es parte de otra historia que puede que cuente o puede que no…

 
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Relato Erótico: La Doctora G

Una fantasía puede llegar a ser más poderosa y resistente que un ejército, pero la realidad resulta tan contundente como un huracán.

Siempre había jugado con la idea de vivir una noche apasionada con una mujer madura, una especie de sueño que arrastraba desde la adolescencia y que consistía en dejarme llevar por unas curvas generosas y una mirada intelectual. Ese tipo de mujer, real o no, me provocó más de una erección en aquellos años cargados de hormonas y desprovistos de experiencia.

En ocasiones lo soñado llega justo cuando hemos acumulado el saber necesario y cuando el deseo ha madurado más allá de los impulsos de la pubertad.

La doctora G comenzó a trabajar en mi departamento como parte de un programa de intercambio universitario. Es una mujer que en su rostro dulce y su mirada tierna deja ver una firmeza que resulta cuando menos cautivadora. Quedamos todas las tardes en el laboratorio para repasar las notas del proyecto, y mientras ella lee sus conclusiones yo desciendo de sus ojos a la carnosidad de su boca y de ahí a la línea en el centro de su escote, que deja asomar dos fuentes perfectas de redondez y tersura. Sigo viajando por su anatomía, a través de sus caderas que invitan a asirse, hacia unas piernas perfectamente torneadas.

Si su mera presencia convierte los comentarios académicos en palabras insignificantes y superfluas, hoy que su fina blusa insinúa unos pezones erectos por el efecto del aire acondicionado la investigación ha dejado de tener sentido para mí. Tras el repaso habitual de sus comentarios sonríe. Tardo en reaccionar porque mis ojos están centrados en esos dos círculos prominentes que parecen tener vida propia y me llaman por mi nombre.

La doctora G me acaricia la mano, tal vez para despertarme de mi auto hipnosis, pero su caricia se detiene unos segundos más, subiendo por mi antebrazo con un toque inconfundible. Al mirarle a los ojos detecto que ya no estamos en el laboratorio analizando una tesis, sino que vamos cogidos de la mano hacia un remolino inevitable de deseo. Cierro con llave la puerta del laboratorio y me lanzo sobre ella.

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Nos desnudamos desesperadamente y nos devoramos con besos húmedos, salvajes, mientras nuestros pies descalzos pisotean una alfombra de papeles llenos de conclusiones científicas. Resulta ser una fiera que se inflama al primer roce y arde incesantemente antes y después de la explosión del orgasmo. Recorro con mi lengua los ansiados tesoros de su anatomía, ahora desnudos y palpitantes. Me pide que lo haga suave y tiernamente, hasta que sus jugos comienzan a fluir como un río hacia su orificio anal y aprovecho para lubricarlo con sus propios flujos, primero con la punta del dedo hasta que ella misma decide que avance hasta el fondo de ese otro canal caliente y apretado de su cuerpo mientras se agita como una posesa.

Juego acariciándole el clítoris, pero no nos detenemos en ese preámbulo, porque desea que la llene. El slow-sex con ella es magnífico, se deja penetrar a fondo y gime dulcemente. Disfruto escalando con mi lengua las dos cumbres de sus pechos hasta ver que se convierten en dos puntas agudas y excitadas.

Está a punto de pedirme que la posea por detrás. A medida que sus orificios se dilatan,  las piernas le comienzan a temblar y ella misma no resiste la tentación de masturbarse. Nos turnamos jugando uno encima del otro. Le gusta y estalla en un orgasmo.

En ese momento alguien golpea con fuerza la puerta y reconozco la voz de mi madre.

― ¡Gabriel! ¡Levántate de una vez que llegas tarde!

 Me limpio presuroso con una camiseta y me visto procurando ocultar mi erección entre las piernas. Me esperan el desayuno y cinco aburridas horas de clase, con profesoras que no se parecen en nada a la mujer que acaba de encender mi deseo. Me esperan varios años de estudios, la graduación, un trabajo, los postgrados y no sé si en todo ese tiempo tendré la suerte de analizar mi tesis con la doctora G.

GABRIEL

Envíanos el tuyo a: 

info@egolandseduccion.com

 

«No se trata de seguir al líder»; opinión de Juanjo sobre el MSC

Hola, el tiempo pasa muy deprisa. Ya estamos en septiembre, hace más de un mes que nos despedimos. Creo que es un buen momento para daros mi testimonio de lo que supuso para mí el MSC.

«Cuando acudí al MSC, ya conocía al equipo de egolandseduccion, principalmente por haber hecho talleres y sesiones de seguimiento con Álvaro (Helio). Desde el primer momento tuve resultados muy positivos, por eso me resulta difícil separar lo que me aportó el MSC y lo que me ha aportado todo el trabajo anterior con Álvaro.

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El MSC fue como una ‘obra coral’: los talleres fueron impartidos por diferentes miembros del equipo de egolandseducción. Aunque todos seguían la misma línea de pensamiento, cada cual tenía su forma personal de enfocar la mandanga. Cada instructor aportó su propia experiencia y forma de entender las cosas al taller que impartían y eso hizo que el curso me resultara muy enriquecedor. En cierto sentido, el equipo de egolandseducción me recordó a los caballeros de la mesa redonda. Además con esta forma de compartir protagonismo demostraron la idea principal del MSC: no se trata de seguir al líder, se trata de reconocer lo mejor de cada uno de nosotros mismos y de los demás. Se trata de saber sacarlo de forma que mejore nuestras relaciones personales y nuestras vidas. La seducción, según la entiende egolandseducción, y según acabé entendiéndola, a grandes rasgos, trata de todo esto que acabo de contar.

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Aunque el curso trata de seducción, las habilidades que adquirí en el curso las estoy aplicando a muchos ámbitos de mi vida. En estos momentos me estoy expresando emocionalmente, y os aseguro que antes no tenía esta habilidad imprescindible. Ha pasado más de un mes desde que terminó el MSC, y aunque aplicar todo lo aprendido, creo que no he hecho más que rascar la superficie. Me resulta difícil discernir a cuantos aspectos de mi vida ha llegado este curso.

De todos los compañeros que acudimos al MSC, yo era el único que vivía en Valencia capital. Durante el curso, creo que todos mis compañeros, me recordaron la suerte que tengo de vivir en Valencia, una ciudad muy mandanguera y con gran facilidad para acudir a otros talleres de egolandseducción. También es cierto que una parte importante de la mandanga y la diversión la aportaron ellos mismos.»

En fin, gracias a todos. Aunque solo he usado facebook 3 o 4 veces en toda mi vida, a partir de ahora lo usaré más para seguir en contacto con vosotros.

Juanjo

Relato erótico: Erección y agua en el gimnasio

Hacía ya más de seis meses que Iván no pisaba el gimnasio y una sensación de ansiedad recorría su cuerpo al cruzar la puerta giratoria. El olor a limpio y la virginidad de las paredes blancas y lisas le recibieron amenazantes, sabedoras de que sus seis meses fumando cómo un carretero le haría pasar factura.

La recepcionista mascaba chicle apática al mirar el carnet del gimnasio de Iván y dijo “Bienvenido, gracias” con un tono de computadora programada para hacer sentir a la gente cómo un gusano. Su blusa blanca abrochada hasta el cuello atenazaba unos pechos que se intuían grandes y redondos y que parecían querer salir a respirar. Esos pensamientos rondaban a nuestro protagonista cuando se encontró ya situado en lo alto de una cinta de correr.

Apretó botoncitos, se encendieron lucecitas y comenzó a correr. Se puso los cascos y Calle 13 empezó a sonar en su cabeza. Se dio cuenta de que había elegido la maquina más cercana a la puerta y que desde su sitio sólo se veía el blanco de una pared inmaculada. A su derecha tenía la puerta azul plástica y a la izquierda y detrás de él decenas de máquinas. Así que el lideraba las filas de máquinas sin quererlo. Detrás de él, dos filas atrás, había un grupo de 3 chicas que corrían y hablaban que podían verlo a él, pero él no podía verlas a ellas.

[dropcap color=»#080080″ font=»verdana» fontsize=»40″]C[/dropcap]orría ahora más inquieto por dar una buena imagen a esas desconocidas que, según sus pensamientos, seguro que se reirían y reprobarían su ausencia de vigor físico o, por el contrario, hablarían en murmullos de su cuerpo y su buen hacer si daba la talla.

El  sentirse examinado encendió los motores y su pecho y sus piernas comenzaron a trabajar duramente, demostrándole a esas chicas que era todo un hombre. Su mirada al frente, sus brazos perfectamente coordinados con el movimiento de sus piernas e incluso se permitía el lujo de ponerlos tensos para impresionar más a las jovencitas.

Cada treinta segundos se giraba para mirar a esas chicas, no sabía si era demasiado evidente, pero quería disfrutar de lo que estaría provocando en ellas con su fortaleza física. Sólo podía ver con nitidez a una de ellas, y en lapsos de dos segundos, pero era una joven deliciosa con un top rosa, con los pechos muy grandes y un pelo rubio y rizado que tenía recogido en una media coleta. No era muy alta ni muy flaca, tenía unos muslos tremendamente apretados en unos leggins negros que parecían la cárcel más feroz del mundo en ese momento.

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Iván estaba excitado, emocionado por su alta demostración de capacidad pulmonar y contento porque estaba convencido, que esas jovencitas estarían hablando de él. Además, “Latinoamerica” una de sus canciones favoritas de Calle 13 sonaba en sus auriculares. Era un muy buen momento. Pero, el oxigeno comenzó a escasear en su sangre y sus ojos se desenfocaron provocándole un mareo considerable. Apagó la máquina y bajó al suelo firme en busca de estabilidad.

Dio unos pasos inseguros hasta la puerta metálica y buscó los vestuarios para mojarse la cara. Vio una puerta verde a su izquierda. Escuchó voces que parecían referirse a él, pero se encontraba realmente mal, así que se metió en la puerta verde.

Sentía náuseas y la sobre activación le había puesto en grave peligro de caer desmayado, así que se tumbó, medio escondido en el suelo en una esquina de un cuarto con grifos y azulejos azules. Parecía que había acertado, parecían los vestuarios. Cerro los ojos para que su tensión sanguínea se estabilizara…

El ruido del agua le despertó. No sabía cuantos minutos habían pasado. Se había escondido más de lo que creía. Estaba en una esquina con un tabique que cerraba por 3 lados la estancia, sólo había un hueco abierto. Miro a su alrededor: ¡Estaba en una ducha! Había unos bancos de madera a unos dos metros con mochilas abiertas y más duchas a unos 5 metros. Tres estaban encendidas. No conseguía verlas desde ese ángulo, así que se ladeo un poco y vio un cuerpo que recibía el agua desde arriba.

Tenía la piel clara , con curvas de mujer, con los pies enfocados hacía Iván. Unas piernas desnudas por las que caía agua limpia hasta los tobillos, los muslos prietos pero grandes  se balanceaban hacia delante y hacía atrás  del placer mientras canturreaba una canción desconocida.

Más arriba la cascada de belleza, su sexo, brillante y recíen lavado,  sin vello púbico parecía el plato estrella de un menú degustación.  El ombligo como punto de equilibrio de un vientre liso que se veía conquistado por dos pechos grandes y redondos que se mantenían firmes por la juventud de la chica.

Los pezones rosados y redondos, se difuminaban cuanto más se alejaban de su centro concéntrico. El cuello terso y elegante sobre unos hombros de princesa sostenía la cara de la rubita del pelo rizado que corría tras él un rato antes, ahora sin top que oprimiera su pecho redondeado. Tenía los ojos cerrados y estaba posicionada hacia el chorro que caía con la boca abierta, sus labios expulsaban de forma sensual el agua que se almacenaba dentro de su boca. Y ahora sus manos masajeaban sus pechos, apretándolos, contrayéndolos para luego soltarlos a su aire. Disfrutando del agua en su cuerpo, aún con los ojos cerrados y el cabello rubio mojado adornando sus hombros.

Iván estaba más excitado que en toda su vida. Nunca había visto una imagen tan bonita. Volvió a fijarse en el sexo de su compañera de vestuario. Sin pelo, elegante, femenino, poderoso…En sus pechos, firmes y apetitosos… Cuando vió que ella volvía la mirada al frente, se escondió en su ducha erecto cómo un cactus del desierto.

Espero, prudente, a que se vistiesen y se fuesen. No se atrevió a volver a mirar por si era cazado y le confundían con un “mirón” o un pervertido. Se hizo eterno.  Las escuchaba hablar sobre trivialidades y usar el secador, mientras la chica de la ducha, canturreaba la misma canción desconocida, Iván seguía erecto.

Imaginaba el olor de la vagina de la ducha, su textura, su sabor, mientras oía cómo se vestía y se arreglaba para salir con otras dos amigas. Desde luego, merecía la pena volver al gimnasio mañana. La experiencia estaba siendo increíble. Pero aún lo fue más cuando al oírse la puerta abrirse para que ellas salieran, la canción que canturreaba cesó y esa voz femenina y juguetona dijo:

-Adiós guapetón. Hasta mañana. 

«La experiencia de la reconciliación», opinión de Andoni

Ha pasado casi un mes desde el Mandanga summer camp y he preferido esperar a contaros mi experiencia, para poder discernir bien lo que la experiencia y cada uno me ha aportado.

Si tuviese que definir la experiencia con una palabra de lo que ha significado para mí, es reconciliación:

Reconciliación con muchas cosas y aspectos de mi vida, con mi versión más mandanguera, con un contacto humano tan olvidado y relegado a un segundo plano por la artificialidad galopante de mi realidad cotidiana, con la riqueza de las emociones, con la esencia de seducir. Vine con la intención de darme el empujón final para hacer cosas a las que nunca me había atrevido, a descubrirme un
poco más, finalmente a sorprenderme al fin y al cabo, y me he llevado mucho más de lo que esperaba.


reconciliacion talleres seduccion 2

Ya con su proyecto, con su libro, y finalmente habiéndole conocido, Luis me devolvió la idea de lo que era un seductor. En su persona se ejemplifica perfectamente, un seductor capaz de maravillarse con lo que cada uno le puede aportar y puede regalar al mundo, un seductor en el que la empatía, el ingenio y la generosidad se materializan al servicio del espectáculo, y vaya espectáculo chicos…Me regaló un sincero interés por conocerme, por hacer que confiase en mí, y trazarme el camino de lo que puedo aportar al mundo. Se despidió con la sensación de que nos volveríamos a ver, sólo puedo esperar que así sea. Gracias Luis.

De Álvaro me gustaría impregnarme y absorber todo lo posible. Frescura, diversión y en muchos aspectos es todo a lo que quiero aspirar como profesional. Al contarme cómo ayuda a las personas que pasan por sus talleres a crear su propia realidad, emocionado, y con tanto grado de implicación, es inevitable que también me emocione. Y ante todo, es un conciliador nato, una especie de mago capaz de conjurar el nerviosismo que nos atenazaba, ablandando y abriendo nuestros corazones. Álvaro me reconcilió con mi sonrisa, que no sé con quién, se había fugado. Gracias Álvaro.

Si eres uno más, eres uno menos, con esta frase iniciaba Kike su taller de marca personal, un hombre muy lejos de ser uno más, del que me haría hermano mañana por la tarde mismamente jaja. Me maravilló su ejemplo de superación, la forma en que hablaba de sus hermanos, y su intento por hacernos ver que somos únicos, que no necesitamos más, sólo comunicar eficazmente lo que ya somos. PD: Pero sólo en 30 segundos e, no nos pasemos. Así que ahora sólo intentaré convertirme en el cambio que quiero ver en el mundo; gracias por ser, y por comunicarnos tanto Kike.

Javi es la extravagancia acompañada de un romanticismo de lo más personal. Para mí las mujeres eran el perfecto binomio entre la musa y la hoja en blanco; me inspiraban miles de cosas, y a la vez me dejaban sin palabras. Con Javi aprendí a ser causa y no consecuencia, a decidir mi propia historia, en la que quizás ella y yo compartamos escena y la suerte se quede castigada sin jugar. Javi hace del mundo un lugar más libre en el que las cosas más mágicas e inverosímiles pueden darse. PD: Y todo esto sólo me ha servido para llegar a la clave del asunto, y es: haced capoeira chicos, seduciréis más y mejor.

Porque la única forma de vivir es seduciéndome a mí mismo, porque la estela fugaz que supone ligar con chicas implica superar ciertas barreras, pero querer mantenerlas a ellas en nuestras vidas, otras tantas día a día y es lo que finalmente me va a colmar. Esto es lo que me inspira Pau, amigo pau…, que con su humildad, ambición y emotiva implicación sólo me puede aportar que quiera vivir más momentos con él. Gracias Pau. PD: Me permitió descubrir, que por lo visto hay gente que va a ver competiciones de natación, si chicos, habéis leído bien, de natación!

Antoni, hermano gemelo, me fascinó su historia en el río, su habilidad para que identificásemos nuestras fortalezas y me permitió afianzarme aún más en mi deseo de aportar cosas positivas a los demás. Como hermano es inevitable que por su dedicación y servicio a los demás, sea para mí, motivo de inspiración, gracias Antoni.

Yago es el sol, es la energía que teniéndola al lado me permite sentirme invencible y conseguir todo lo que me proponga. Aún recuerdo cuando el día antes del campamento Yago me llamó, diciéndome que le hacía mucha ilusión conocerme, dado que éramos los dos más jóvenes del grupo, y que seguro que nos hacíamos muy amigos. Puedo decir que en toda mi vida en ningún momento la amistad llamó a mi puerta con tanta naturalidad. Ya sólo por este tipo de cosas la experiencia del mandanga summer camp, valió ampliamente la pena. Gracias Yago. PD: En realidad no somos amigos para nada, nos odiamos profundamente, sale demasiado bien en las fotos de facebook.

Con Jorge vi por primera vez lo que es el carisma en acción. Me sorprendí a mí mismo divirtiéndome de noche, haciendo cosas que nunca había hecho. Y por encima de todo puso su experiencia personal encima de la mesa sin tapujos para que pudiese empaparme de todo lo que me pudiese ayudar, confiando en mí como lo haría un amigo de toda la vida. Porque simplemente cuando vuelvo a leer sus artículos, su voz deliciosamente gallega se pasea por mi cabeza jaja, y eso ha pasado porque me he cruzado con alguien especial. Se despidió de mí con un sincero: Sé feliz, sólo puedo decir que si me cruzo con personas como él, será tarea sencilla. Gracias Jorge.

Puedo deciros, a los que leáis esto, y puede, que estéis interesados en algún taller, que efectivamente, aprendí muchas cosas, comencé a utilizar herramientas y habilidades que ya tenía, afiancé otras nuevas, me superé en muchas aspectos, y me atreví a hacer cosas que nunca había hecho, pero finalmente sólo puedo decir que de lo que más afortunado y orgulloso me siento es de haber compartido estos días con instructores tan humanos. Una experiencia en la que las emociones, el humor, y la más cristalina transparencia se vuelven inevitables protagonistas, y emocionado, por haber vivido cómo, poco a poco mis compañeros, ahora amigos, se iban convirtiendo en los timoneles de sus vidas.

Gracias a mis compañeros por inspirarme, por compartir, y simplemente por ser.
Y ahora me despido. Saldré a la calle, a ser feliz, y a hacer feliz desde la más humilde honestidad, que es de lo que, finalmente, va todo esto.

Andoni

 

Convertir miedo en energía positiva para lo que yo quiera, por Raul

Llegué al Mandanga Summer Camp con un objetivo en mente, quería aprender a seducir. Pronto descubrí que estaba allí por una causa bien distinta. Helio me lo dijo primero con su mirada, que es capaz de hablar por si sola. Y luego en sus talleres. Es increíble su capacidad de observación y más aún la de llegar al corazón de la gente. Me tocó la patata. 

Antes de eso había conocido por primera vez a Egoh, es increíble como una persona puede imponer tanta personalidad y a la par hacerte sentir tan protegido, transmitirte tanta paz con sólo apoyar su mano en tu hombro. 

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Kike, después, me hizo darme cuenta de que llevaba años sin intentar seducirme a mi mismo. Que no sabía quien era yo en realidad. Que el miedo es parte de mi. Y que siempre estará ahí. Y Pau que se podía convertir ese miedo en energía positiva para lo que yo quisiera. 

Después de cientos libros de seducción leídos todavía no sabía que era eso estar en ‘estado’. Gracias Yago. Ahora podré dormir por las noches y ligar por el día. (Bueno si ligo por el día a lo mejor por las noches me dedico a otras cosas  – Lo siento chicos hablar del mandanga sin algo de humor hubiera sido faltaros al respeto)

El momentazo de la playa, la brisa del mar, a la sombra de las palmeras, fue épico, digno de un discurso de Oscar. Recuerdo haber mirado a nuestro alrededor y observar a todo el mundo, ajenos incluidos, embelesados con Javi. Hubiera dado lo mismo que nos dijera que fuéramos a conquistar mujeres que a los ingleses. Me hizo revivir aquel Yo romántico que un día abandone en el camino y que ahora vuelve a estar junto a mi.

Tuve el privilegio de ser secuestrado por Antoni por unas horas. No sabría explicarlo, pero me ha inspirado mucho, ser positivo es la única forma realmente de ser.

Toda la vida haciéndome preguntas, llegando a ‘evitar’ a las mujeres por ser de una forma que yo no podía entender. Desesperado por que para mi se estaba levantando un muro cada día más alto entre ellas y yo. Y de pronto, Egoh retira la cortina y me enseña como funciona la magia. Ahora todo es sencillo, ahora todo es natural. Entiendo mi pasado y puedo elegir mi futuro, pero lo más importante, soy capaz de vivir el presente, y yo nunca había estado ahí.

Javi, Jorge, Luis, Álvaro, Kike, Pau, Yago, Antoni, Tania, Adela y Dolça: muchas gracias. Formáis una gran familia. 

Miguel, Ferny, Fede, Koldo, Dani, Edu, Andoni, Diego (Wayu), Américo, Juanjo, Diego (Morenawer) y el Gran Pedraza, sin duda sabréis entender cómo me he sentido estos días. Gracias por compartir tanto con un Desconocido. 

De absolutamente todos me llevo momentos entrañables, palabras de cariño y un abrazo. 

Nota: Si me olvido de alguien apuntadme al próximo taller de mejora tu memoria

Raúl.

Gracias por haber cambiado mi mundo, por Diego

Hay personas que cuando se cruzan en nuestro camino nos inspiran. Su presencia nos abre la mirada a otra forma de ver, su ejemplo nos da la esperanza de que el cambio positivo es posible y sus palabras nos dan fuerzas para no tirar la toalla. En esos momentos, esa persona se ha convertido en una fuente de inspiración que despierta nuestra creatividad para ser quienes realmente somos y para atrevernos a decidir, hablar y actuar. Dejamos de ser víctimas de nuestras circunstancias y pasamos a ser responsables y creadores de nuestra realidad.

 

El párrafo que acabo de escribir pertenece a un artículo de una revista atrasada y a medida que lo leo, tras cada frase, se agolpan en mi mente los recuerdos del MSC que empezó hace una semana. Otra vez esa sensación de que a cada segundo que pasa estoy aprendiendo algo nuevo. Otra vez esa risa imposible de aguantar. Otra vez ese nudo en el estómago.

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Cuando me apunté a la edición de 2013 pensé que probablemente sería interesante, que adquiría ciertas herramientas y nociones que confirmaran toda la teoría que llevo a mis espaldas. Y así fue, muchas ideas se confirmaron y reforcé conceptos que había estudiado por mi cuenta. Pero probablemente eso acabó siendo solo un 20% del total del MSC.

 

El 80% restante hasta el total pertenece a todo lo que se ha quedado grabado en mi tras haberlo vivido, lo que difícilmente puedo describir con palabras. Aquí entran las sensaciones que te transmiten los talleres; la convivencia con otras personas que, pese a sus diferentes circunstancias vitales, buscan desarrollarse social y emocionalmente; la impresión de que has pasado a dominar tu vida como nunca antes lo habías hecho.

 

Porque creo que si me tuviera que quedar con una lección aprendida de estos días sería la de que «nosotros podemos ser la causa». Antes de llegar al MSC muchos pensábamos que era muy difícil cambiar las tornas y que conocer a una chica, hablar e intimar con ella respondía a las casualidades, a la predisposición de ella o a factores externos incontrolables. Después del MSC hemos comprobado que está en nuestra mano dar el primer paso, abrirse, observar, relacionarse y compartir, y siempre desde una perspectiva sincera y positiva. Y que además, haciéndolo así, las posibilidades de éxito se multiplican.

 

Es curioso que los instructores te enseñan que no existen los trucos de magia, sólo formas de enfocar las cosas, experimentarlas y comunicarlas. Y sin embargo, tú te vuelves a casa con la sensación de que has vivido algo mágico, como cuando de niño descubrías algo por primera vez. Ojalá tenga presente siempre esa sensación cuando eche la vista atrás.

 

Luis, Álvaro, Kike, Javi, Pau, Yago, Antoni, Jorge… Entre todos han hecho que viviera 5 días de continuas risas y emociones, de experiencias que me permitirán enfocar mi vida a partir de ahora desde otro punto de vista, más positivo y más útil, tanto con las mujeres como con mis amigos, familia e incluso mis compañeros de trabajo. Y todas esas experiencias las he ido viviendo con un grupo de desconocidos que tras el segundo día ya sabían más de mí que mucha gente a la que conozco desde hace varios años. Ha sido brutal compartir tantos momentos emocionantes con ellos y ver cómo hemos evolucionado en pocos días, haciendo cosas que creíamos imposibles solo unas horas antes de comenzar el primer taller.

 

A todo aquel que ha aportado su granito de arena para realizar este MSC de julio, gracias por haber cambiado mi mundo… No es algo que esté al alcance de cualquiera.

Carisma, conmover y convencer: Las 3c´s de la psicología heterosocial

Hemos creado una nueva forma de enseñar las habilidades heterosociales basados en nuestros estudios, experimentos y experiencia propia.  Como resultado de ello y explicado en el libro SEDUCTOR, os ofrecemos LAS COMPETENCIAS NATURALES DE LA PSICOLOGÍA HETEROSOCIAL: Carisma, conmover y convencer.
Y es que no lo podiamos evitar: Lo siento al que le pese, pero en la historia de la humanidad se ha seducido desde siempre…

Las 3 C: Carisma, Conmover y convencer.

Carisma:

La personalidad carismática se forja.  ¿Te has preguntado por qué algunas personas atraen e influyen  sin querer de forma involuntaria? ¿Por qué algunos y algunas son imitados, respetados y referentes de otros? Pues porque han desarrollado de forma efectiva una serie de capacidades específicas  que se reflejan en su conducta y comunicación. Todos podemos mejorar nuestro carisma y por tanto asumir las inevitables consecuencias positivas que conlleva respecto a los que nos rodean.

Siempre me han tratado muy bien. En todos los aspectos de mi vida. Y por supuesto me han rechazado. Pero quizá, me han o me he dotado de herramientas desde mi niñez para poder entender esos rechazos  y saber qué me distanciaba y qué me vinculaba a esas personas. Incluso algunos hacen la vida imposible incluso a los que admiran. Quizá demasiado y no saben gestionarlo.  Casualmente cuesta mucho admirar a éstos que no saben admirar. ¡Con lo que mola admirar y comunicarse de forma emocional!!!… Al menos, uno de mis momentos más felices es ponerme videos o leer libros de personas a las que admiro. Ellos y ellas…  ¿No os pasaríais dias enteros escuchándolos y mirándolos?

Digamos que se puede diseñar una personalidad que responda a unos apetitos propios. Y tras muchos años de enseñanza y estudio, ha sido curioso comprobar como enseñar, no el objeto de mis intereses, sino a interesarse por las cosas que a cada uno «le ponen», ha hecho que muchas personas hayan conseguido diseñarse su propio patrón de vida, sin caer en dogmas mediáticos, estériles o importados de otras personas…
Yo me dí cuenta a quién admiraba… Y comprobé que esas personas compartían ciertas cualidades que consideraba carismáticas:
Asertivos, empáticos, divertidos, resilientes, auténticos y diseñadores de su propia vida.

Cada vez más, me apetece compartir la compañía de los que se diseñan propia vida siendo ellos mismos. Respetando sus limitaciones y no pretendiendo falsear su identidad. Todo es jugable si sabes hacerlo. Y por tanto todo es potencialmente carismático si te pillas el punto, cultivando algunos parámetros irrenunciables desde nuestro punto de vista.

El carisma es ser, es un producto, es comercial, vendible, atractivo, sexy y mandanguero… Es lo que otros intentan imitar, disfrutar de uno… Todos lo hacemos… ¿Quieres que te disfruten?

Conmover:

Puedes mandar mensajes, puedes sentir y hablar. Puedes escribir y memorizar frases, pero hay algo que no todos pueden hacer, CONMOVER y hacer llegar la autenticidad de una emoción de forma que realmente generes un terremoto en la persona que te escucha. Eso es conmover, y dependerá de tu capacidad de absorber y generar emociones. ¿Hace falta que te expliquemos las consecuencias?

Para conmover tienes que saber hablar, comunicarte, excitarte, llorar, entender, observarte y observar, cualificarte y cualificar con precisión, masturbarte y masturbar….  Conmover implica una comunicación emocional que no se regala ni se compra... Se adquiere y se estudia… Puedes soltar frases «de todo a cién compradas en los chinos»… Y? ? ? ? No cuela. Sobre todo… No te la cuelas a ti misma o mismo.
¿Qué necesidades tiene la persona que tengo delante? ¿Creo en nuestra utilidad? ¿Para qué le sirvo? ¿Para qué me sirve? ¿Creo en el arte? ¿En que hay algo más allá de la validación social? ¿Me arriesgo y me pongo en medio de todo ésto?
Si observas con una destreza conmovodera, si te conmeve lo que tienes delante podrás comunicarlo. Y así excitarás, provocarás, CONMOVERÁS….

Convencer:

En la vida nos encontramos con constantes conflictos, vendemos y compramos cosas, aceptamos o no deseos de los demás y negociamos acuerdos emocionales. Con este curso te convertirás en un experto negociador sea en el ámbito que sea. Estamos hablando, como no, del mundo real, con tu pareja, hijos, jefes, esas personas que te atraen y que no sabes, a veces, conseguir aquello que te propones.

Y sí, hay herramientas. Yo me sé unas cuantas. Les he estudiado. Otras las he creado… La gente está deseando que las convenzas. Pero tienen miedo. Tienen que decirte que no por si acaso. ¿Y si les desmontas el chiringuito? Tú, chica. Tú, chico. Convéncenos. Queremos tu verdad. Y a todo le puedes dar la vuelta. No digas mentiras. Solo aprende a presentar las cosas como os interesa a ti y a la persona que tienes delante. Porque, amigos y amigas, si la tienes delante, solo esperan que seas convicente y le elimines disonacias.

PON EL VIDEO A PARTIR DEL MINUTO 17:37

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SIEMPRE VUESTRO, OS ESPERO.
EGOH