La empatía

Después de conocer la semana pasada, qué es la negociación desde nuestra perspectiva y para qué puede servirnos, me gustaría que habláramos de la preparación de la negociación, del “antes”. Cuando queremos plantearle a nuestra pareja una situación de demanda, pedirle un cambio o cualquier otra situación que sabemos que puede derivar en un conflicto, lo mejor que podemos hacer es ir preparados.

Si tenemos previstas ciertas cosas, podremos llevar la negociación de una manera más inteligente y efectiva

 

(Aprovecho para repetir, porque aunque lo dije desde el primer día, cada semana alguien deja un comentario al respecto que la negociación y la resolución de conflictos se pueden extrapolar a muchísimos ámbitos y van, por supuesto, mucho más allá de las parejas, pero es exactamente en esto donde nos centramos en esta seccion de la web y a lo que enfoco mi trabajo.)

 

Dentro de la preparación, os voy a hablar de lo que considero que es la clave, del primer paso. Y no es otra cosa que la tan manida Empatía. Estamos acostumbrados a escuchar hablar de la empatía, una y otra vez, para todo, pero llevarla a la realidad es otra cosa.

¿Realmente nos ponemos en el lugar del otro? ¿De verdad lo hacemos con todas sus consecuencias?.

Ser empático significa mucho más que imaginarnos en la misma situación pero desde el punto de vista contrario, analizándolo desde nuestra conducta (os recomiendo ver mi segundo post: “La conducta y sus significados”) y juzgándolo bajo el prisma de cómo consideramos que la otra persona debería comportarse. Empatía significa ser capaces de sentir como el otro, de respirar como el otro. En resumen, de estar, de verdad, situados en la posición real de la otra persona. En una negociación de trabajo o de cualquier otro ámbito ajeno a la pareja, podemos contar con el inconveniente de no conocer a fondo a la persona que tenemos en frente. En cambio, a nuestra pareja (o esa persona con la que mantenemos una relación del tipo que sea) la conocemos de una manera íntima y personal (la profundidad de este conocimiento dependerá, claro está, de lo realmente íntima o duradera que sea esta relación), y tenemos que aprovechar ese conocimiento para ser más efectivos y tener una relación más sana, eficiente y feliz.

 

Así pues, y yendo a lo práctico, si por ejemplo le queremos pedir que pase más tiempo con nosotros porque nos sentimos un poco apartados últimamente y esto implica que va a tener que ver menos a sus amigas/os, antes de sentarnos y planteárselo, aprovechemos lo que conocemos de ella para intentar descifrar cómo va ella (o él) a sentir nuestra petición. Si dispone de muy poco tiempo porque trabaja mucho y ese poco lo tiene que repartir entre amigos, familia y nosotros o si por el contrario, tiene mucho tiempo y lo invierte principalmente con esa amiga que ahora mismo la necesita tanto. O si nuestros horarios son muy distintos entre sí y justo, de los dos días en los que coincidimos para vernos, uno de ellos es el único en que puede reunirse con sus amigas. De esta manera, al comprender –o al menos intentarlo- previamente a la persona a la que le vamos a plantear una demanda, estamos preparando el terreno para una negociación adecuada.

 

No es lo mismo plantear: “Quiero que pases más tiempo conmigo” que “Aunque sé que para ti es básico quedar con tus amigas los viernes porque te resulta imposible verlas otro día y sé lo importantes que son para ti, había pensado que, ya que pasamos poco tiempo juntos, quizá uno de esos viernes al mes podría ser para nosotros”.

 

Nada crea un clima más adecuado en una situación conflictiva que el hecho de que la parte demandada o “recriminada” se siente entendida y perciba que lo que se le pide no responde a una motivación egoísta, posesiva, injusta o vengativa, si no a una valoración de la otra persona de la situación de una manera adecuada y global, a un análisis racional y justo.

Si de verdad queremos conseguir más tiempo con ella, el hecho es que es muchísimo más probable que lo consigamos si planteamos nuestra demanda de una manera empática y comprensiva que si lo hacemos como una exigencia. Así pues, se trata, por una parte, de conocer mejor a la otra persona y aprovechar para mostrarnos con nuestra mejor cara (como siempre decimos, el conflicto nos sirve también para demostrar que somos comprensivos, tolerantes y dialogantes, características positivas y muy buscadas en las personas) pero también, de conseguir nuestros objetivos y por tanto, estar más a gusto con la otra persona.

 

No olvidemos esto: el practicar la empatía no es algo que hagamos únicamente por la otra persona ni nos estamos rebajando ni perdiendo rasgos alfa, es algo que hacemos por nosotros mismos, porque además de aportarnos sensaciones más positivas, nos ayuda a que nuestras peticiones sean más tenidas en cuenta y más escuchadas, y por tanto, a que sea mucho más probable que sean resueltas a nuestro favor. Tengamos esto muy claro, porque hay gente que piensa que mostrarse empático es una especie de favor que le hacemos a la otra persona, nada más lejos de la realidad

Seducción en el trabajo/Hotel


 

 

Un fin de semana da para mucho. Puedes irte de acampada, puedes empezar a estudiar un idioma, puedes dar un concierto o ir al estreno de una película croata. En mi caso, me ha servido para recordar que aún hay mujeres que me estimulan y no conozco. En un mundo donde las cosas son cada vez mas predecibles y mas homogéneas, llevarte sorpresas sirve para que las sonrisas te salgan más naturales. De todo eso hablaremos otro día.

Hoy os hablaré de mi historia con R:

Sería Septiembre o Octubre del año pasado. Estaba trabajando como DJ en uno de los hoteles mas prestigiosos de Valencia. La noche no prometía mucho. Era una cena de empresarios de un sector y la gran mayoría eran matrimonios que superaban los cuarenta. Yo ponía Caetano Veloso, Marisa Monte, algo de Chill Out, mientras observaba como cenaban. Esa noche era especial, me había quitado los pendientes y recogido el pelo. Esa cena era de nivel. El tiempo pasaba y yo me enviaba sms con una amiga para ver si cuando acabase me recogía.

Serían las doce y media cuando el maitre me dijo que la cena ya se había acabado, que empezaba la barra libre y que comenzase con mi discomóvil. Los comensales empezarón a levantarse y a acercarse a la barra. Del fondo de la sala apareció una rubia, alta, fina y con una cara que inspiraba belleza y frío. Una pasada. No me podía creer que no la hubiese visto antes. Se estaba sirviendo una copa. No se cuanto tiempo pasé mirándola, pero el maitre me hacía gestos para que empezase a sonar la música: La perdí de vista, volvió al fondo de la sala.

Maitre – Hey H! A esa chica ni te acerques que te conozco. Es hija de alguien importante. Ni te acerques.

Durante un par de canciones intentaba acertar con la canción que le hiciese levantarse y venir a la sala de baile, parecía que no tenía amigos allí. No había forma. Así que busqué la canción mas larga que tuviese y puse PLAY. Salí de la cabina y comencé a andar hacia su mesa. Estaba casi vacía. Había tantas objeciones que no se me ocurría ninguna frase con la que empezar a comunicarme. Así que me dije “Helio, tu eres bueno en esto, algo te saldrá”

Llegué a su mesa. Estaba sentada con dos señoras muy mayores y muy arregladas.

Helio – Buenas noches señoras. Soy el DJ y quería preguntarles si la música esta siendo de su agrado, pueden pedirme lo que quieran

La reacción fue un unísono

Ellas:“sí, sí, chico, muy amable”.

¡Ni me habían mirado! Se me escapó una risita, desde luego, no había generado en ella el mas mínimo interés, así que tenía que jugar mi principal arma, el sentido del humor:

Helio: “Menos mal, porqué ¿saben una cosa? En realidad soy el dueño de este hotel, y es la primera vez que pincho música”

Por fín había captado su atención. Las señoras ponían cara de que no les había hecho ninguna gracia. La rubia gigante entendió que lo que yo estaba haciendo era mostrar interés en ella, cosa por otra parte, a la que está muy acostumbrada.

Helio: Les invito a que pasen por cabina y pongan cada una de ustedes la canción que mas ilusión les haga. Ahora, si me permiten vuelvo a cabina que hoy soy DJ y si deja de sonar la música, tendré que despedirme a mi mismo.

Sabía que iba a ser díficil, pero yo había jugado mis cartas. Tras una miradita del maitre seguí concentrado con mi trabajo. R no venía a cabina. Las dos señoras tampoco. R se acercó a la pista de baile cuando faltaba media hora para que se acabase la discomóvil. Bailaba con un hombre muy atractivo y muy elegante.

Decidí jugar mi última carta. Cogí el micro y me arranque:

Helio: Ahora, por favor, ¡todos juntos cantémosle Cumpleaños Feliz a la señorita del traje blanco, que hoy es su Cumple!

Empezó a sonar la versión de Parchís de Cumpleaños Feliz. Todo el mundo cantaba. Menos ella que miraba hacia la cabina. Su cara estaba roja. Estaba demostrándole interés, que estaba dispuesto a jugar y que era un tipo diferente, o al menos, que hacía cosas diferentes.

Las caras de las señoras que estaban sentada con ella eran de total incredulidad. Así que tras acabarse la canción entró en cabina.

R- Tu eres muy malo

No os podeis imaginar lo nervioso que me puse al ver a esa mujer entrar con ese vestido, con esa elegancia y con ese TODO a la cabina, que tiene los cristales tintados y desde fuera no se ve nada de lo que hay dentro, pero de dentro si que se ve lo de fuera. La cara del metre cambiaba de color, morado, rojo, blanco, amarillo…

HelioVale, soy malo, pero no te chives, por qué, no te lo vas a creer, pero no soy el dueño del hotel (Sonreí. Ella sonrió.) Vamos a ver, ¿como quieres que no haya intentado conocerte?”

R – ¿Tu sabes quien soy yo?” (y dio media vuelta, haciendo ademán de irse).

Helio – Si te vas, seguro que no lo sabré. Y no sólo eso, si no que tu también te quedarás sin saber quien es el chico que ha hecho que un montón de empresarios desconocidos te canten cumpleaños feliz.

Su actitud era evidentemente examinadora, estaba muy acostumbrada a tíos interesantes. Tenía que jugar aún más fuerte.

R – Eres listo, pero eso para mi no es suficiente

Su contestación era un rechazo. Muestra de apatía. Pero también me había premiado. Estaba especulando con mi reacción. Yo no había justificado aún mi interés y era el momento de hacerlo, y además tomar una actitud examinadora.

Helio – Y que tu estés buenísima tampoco es suficiente para mí. Por eso quiero que te quedes y elijas una canción tú. Para saber que más hay.

Todo eso lo dije con una sonrisa enorme. Esforzándome por no creale ninguna tensión.

Ella se quedó durante un par de canciones en cabina. Nos dijimos que estudiábamos, a que nos dedicábamos y que sentíamos con lo que hacíamos.

R- Helio, yo me voy a ir que he quedado para ir a MYA, cuando acabes, pasate, a lo mejor aún estaré allí.

Su invitación era muy indirecta y me daba poco valor. Se notaba que estaba pendiente de las señoras que le acompañaban en la mesa. La bronca que le caería por estar en la cabina del DJ tanto tiempo sería comparable a la que me caería a mi por parte del metre.

Helio – Mira, R, hoy no puedo ir a MYA, pero dame tu móvil y otro día nos seguimos contando cosas.

La cosa había salido muy bien y disfrute mucho en la interacción, los dos disfrutamos mucho.

Ahora comparto una amistad preciosa con R, que además se esta pensando muy mucho participar de forma activa en el blog de forma anónima.

Herramienta de seducción: Aprender de ella

Una de las cosas más humanas y sentimentales que hay en la vida es aprender. APRENDER. No aprender. ¿Por qué? Porque APRENDER bien algo es hacerlo tuyo, impregnarlo de tu esencia, experiencia e imaginación. De esa forma lo practicas y lo integras en tu vida, emociones, pensamiento e incluso conducta.

Una de las cosas más guays que aprendí en mis comienzos en la seducción es a analizar mis historias de seducción de forma analítica para poder aprender de mi. Mi estilo de seducción. Hoy os voy a confesar uno de mis secretos en la seducción que creo que me define bastante:

Se trata de, como dice Helio en su triángulo, LA OBSERVACIÓN ACTIVA. (haz click para leer a Helio)

Cuando estoy ante ella, la que sea, intento captar su esencia, memorizar sus gestos, armonizar la melodía de su voz, ordeno sus pensamientos, imagino el olor de su sexo. En definitiva, ya antes de ser besada, APRENDO de ella precisamente lo que es ella.

Una de mis principios que ya se han divulgado entre la comunidad , es SENTIR DE VERDAD dentro del ROMANCE.

Y quiero desde egolandseducción ir diseccionando esto.

Hasta aquí, solo con eso, es un gozo ir salivando cada instante… ¿de qué? DE APRENDIZAJE.

Aprendo a ella de ella.

¿Qué incorporo a mi? A ella.

¿Con qué fuente de información? Con ella. Lo cual retroalimenta el aprendizaje del objeto. Que vuelve a ser ella.

Sí. ¿Suena confuso? Lo es. Pero es mágico.

Aprenderla es hacerla nuestra antes de habernos acostado y que incluso sienta que nos pertenece.

Es aprender a reconocer sus cambios. Es cambiar nuestras conexiones sinápticas en el cerebro para incorporarla entera a nuestros recuerdos con tan solo cinco minutos.

Una vez conseguido, integramos de una forma mucho más cómoda EL ESPECTADOR DE LA PELÍCULA SUBTITULADA y nos percatamos mejor de lo que está pasando. Entendiendo, como dice Santi, la Dramaturgia egolandiana, os invito a que la repaséis en su blog, como MARCO lógico de la interacción.

Ella tendrá que hacer de chica y yo de chico. Pero para nosotros no será una chica cualquiera, sino Inmaculada, y no otra.

LA CONOCEMOS sin todavía haber escuchado su vida y por ello emprenderemos el fabuloso camino de la COMUNICACIÓN.

Apasionante, ¿verdad?

Pues preparaos porque en los siguientes artículos vamos a desarrollar esto, los celos, descubriremos si esta noche “la chica que cruza” está donde dijo que iba estar y algo muy muy muy novedoso…

Os espero…

Actitud de un seductor: Naturalidad

Retomamos el concepto naturalidad. “La vía más directa y natural”. Y aquí me gustaría que nos entendieseis bien. El rollito “este chico es un natural” está muy bien. Los que ya estamos desde hace un tiempo en el mundo de la seducción le dábamos un significado un tanto peculiar.

Algo así como:

Un hombre, con poderes sobrehumanos por los que tiene la facilidad innata de saber comunicarse con mujeres de una forma que resulte atractiva y que puede llevárselas a la cama por arte de magia.

Ese es el significado que se le dio en un principio en La Comunidad de Seducción. Yo no reniego ni mucho menos de eso, pues cuando empezó a trabajarse sobre esto era necesario clasificar conceptos para aclararse y demás. Un trabajo excelente que abrió muchos caminos para el estudio de la seducción. Pero yo tengo una sorpresa que daros. Egoland no nació con esas actitudes ni aptitudes. Egoland, yo, tú que estás leyendo esto y te consideras un “NEO-AVEN”, el otro tú que se está leyendo esto y se considera un SUPER PUA y todas las personas que conocéis, TODAS, hemos tenido un proceso de aprendizaje y el trabajo de dotar de significado a las experiencias que hemos vívido.

 

De niño, de adolescente y de adulto tienes un contexto que te va acercando una serie de experiencias y no otras. La repetición de esas experiencias, el significado que les otorgáis, tanto tú como la gente de tu alrededor, todo sumado y bien removido con la imagen que tienes de ti mismo y del mundo forman un sabroso coctel : TU CONDUCTA y TUS EMOCIONES FRENTE A UN ESTÍMULO.

Si a ese estímulo le ponemos nombre de mujer, parece que ya va cogiendo sentido todo esto. Por eso nosotros hablamos de naturalidad. Porque nuestras experiencias nos han ayudado a actuar de forma natural delante de una mujer. ¿Entendéis la diferencia entre los dos conceptos de “naturalidad”?

Cuando pasabas a ser un AVEN, lo que habías hecho era tan sencillo y complicado al mismo tiempo como cambiar una serie de actitudes y conductas. ¿Hacías todo eso nuevo de una forma natural o artificial?

Yo empecé en esto de dar talleres y demás con 18 años recién cumpliditos. He aprendido mucho sobre la vida, sobre la seducción y sobre mí mismo, pero no me siento distinto a un tío que tiene miedo a hablar por la calle a una desconocida. No me diferencia nada más allá que una serie de conocimientos y habilidades que han surgido desde nuestra niñez por unas experiencias concretas.

Nuestra naturalidad se traduce en saber observar las necesidades de cualquier persona y codirigir la interacción hacia un destino óptimo para las dos personas siendo nosotros mismos, sea ella una pija millonaria o la mas punky de su barrio. ¿Por qué? Porque tenemos claro cómo se hace de una forma natural y no artificial ¡Eso es lo que enseñamos en Egoland Seducción!

 

Los últimos post están siendo “de pensar” , ¿eh? Imagino que la vuelta a clase habrá tenido algo que ver con todo esto. Os dejo con una cita de Sócrates que ya utilice en su día:
“Decir que algo es natural, significa que se puede aplicar a todas las cosas”

La negociación

“El conflicto es como el agua, se necesita para vivir y también para el progreso. Pero cuando hay demasiada agua en el lugar equivocado, hay que construir puentes y canales para evitar la catástrofe. Construir puentes y canales para que los conflictos no deriven en catástrofes, es lo que llamamos negociación. William Ury”

 

Me gustaría explicaros la importancia de la negociación en la resolución de conflictos, y para ello os tengo que hablar de uno de los autores más importantes en esta área, William Ury. Graduado en la Universidad de Yale y doctorado en Antropología Social en Harvard, ha orientado su carrera hacia el estudio de la negociación y la resolución de conflictos.

 

De su obra escrita se destaca el célebre «Sí… de acuerdo!, escrito junto con Roger Fisher, considerado como la obra fundacional del enfoque ganador/ganador: es decir, del enfoque donde se defiende que en un conflicto ambas partes pueden ganar.

 

Normalmente los criterios con los que valoramos el éxito en una negociación son similares a «ganarle al otro» o «no perder». William reemplazó esto por otros criterios más adecuados para la creación de valor:


– ¿Hemos establecido, con el otro, una relación de confianza que nos permite compartir información?

En el caso de nuestra pareja, lo más normal es que exista la confianza adecuada, pero tampoco hay que olvidar que muchas veces, también el exceso de la misma también puede traicionarnos. No olvidemos, que aunque nuestra pareja haya conocido ya nuestra peor cara y luego nos va a perdonar si decimos algo fuera de lugar, nunca es tarde para renovar nuestro concepto de respeto. Pensemos en «compartir» información, no en acusar ni en exigir. Tener determinados conceptos lingüísticos claros en nuestra cabeza es de mucha ayuda.

– ¿La negociación se basa en la comunicación abundante y la escucha activa?

Escuchemos qué tiene la otra persona que decir, y si algo no lo hemos entendido o lo hemos interpretado al momento de otra manera (el clásico “cuando dices X seguro que quieres decir Y”) preguntemos, pidamos aclaraciones, reformulemos con nuestras palabras lo que nos acaban de decir para asegurarnos de que estamos entendiendo exactamente lo que la otra persona tiene que decirnos (de otro modo, estamos perdiendo de vista la razón por la que discutimos). Del mismo modo, expresémonos con claridad, no demos por sentado nada y hagamos aclaraciones. Como emisores de un mensaje, somos responsables de lo que le llega al receptor. Pongámoselo fácil, que no pueda confundirse. Que nos entienda.


– ¿Estamos negociando en base a posiciones (lo que decimos que queremos) o intereses (para qué queremos eso que decimos querer)?

Esto es la clave de muchas discusiones sentimentales: el poder, la “venganza” , la lucha de egos etc… subyacen muchas veces a discusiones en apariencia tan simples como “¿Dónde nos vamos de vacaciones?”. No nos aprovechemos de una situación de conflicto por X razón para intentar colar a través de ella otros intereses, para vengar una situación pasada o para demostrar lo alfa que somos a través del poder que podemos tener. No es justo. No es respetuoso. No demuestra amor

– ¿Hemos dedicado tiempo a generar opciones creativas que satisfagan los intereses y mejoren las alternativas de todos?

Esto es, si vamos a ser nosotros los que planteemos la demanda que puede devenir en conflicto o vamos a iniciar la negociación con una petición de cambio, etc… podemos pensar previamente, posibles soluciones que pudieran satisfacernos a ambos. Para esto, nos ayudará mucho ponernos en el lugar de la otra persona, entender por qué tiene ese conducta que queremos cambiar, por ejemplo, e intentar, siempre desde su punto de vista, explicarla, dejando a un lado emociones negativas como rabia, celos, ira, enfado, etc… Entender a nuestro “adversario” es un paso fundamental en una negociación. Nos permite anticiparnos, preverlo, y por tanto, estar infinitamente más preparados, y sobretodo, ser más objetivos, justos y con más posibilidades de obtener un acuerdo que satisfaga a ambos (que es de lo que se trata ¿no?)
– ¿Estas opciones se fundamentan en criterios objetivos de legitimidad?
Es decir, lo que pido ¿tiene sentido? ¿Es justo? Si voy a pedirle que deje su trabajo, por ejemplo, sólo porque hay un chico allí que yo entiendo como una amenaza, he de saber que estoy pidiendo algo que no es justo ni legítimo, y por tanto, sé la respuesta que voy a obtener, además de la imagen que voy a proyectar con una petición así (he puesto un ejemplo un poco extremo para hacerlo más visible, pero he visto cientos de casos muy parecidos o con una base similar, no es tan extraño). Si por el contrario somos la otra parte, a la que se nos pide algo que en absoluto es legítimo ni justo (El clásico, por ejemplo “no me gusta que salgas con tus amigos”), es bueno saber que no hay nada más efectivo que hacerle ver a alguien lo ridículo que puede llegar a ser, sin alterarse, sin enfadarse y sin atacar (para evitar una defensa que nos aleje del objetivo, como ya hemos hablado anteriormente). Esto es, responder de un modo emocional, hablando de lo que nos hace sentir podemos hacerle entender que es algo ridículo y fuera de lugar, mucho más que si reforzamos su petición con gritos o insultos.

Si conseguimos responder afirmativamente a estas preguntas, probablemente habremos logrado un acuerdo exitoso y válido para todas las partes.

 

Y por supuesto para ser consciente de por donde va la negociación una herramienta de que nos va a venir de perlas es EL ESPECTADOR DE LA PELÍCULA SUBTITULADA. De esta forma, además de la guía textual, siempre podremos observar el transcurso de los acontecimientos desde una perspectiva más global que nos ayude a incidir o no en algunos aspectos.

La chica que cruza I

Yo estaba preparando mi coche para la actuación del viernes.
Miraba el maletero: Piano portátil, cables, ukelele, pies, etc.
Mi amigo apuraba un cigarro que yo ya no echaba de menos y me avisó que tenía que subir a casa a por algo…
Así que aproveché el momento de soledad para repeinarme delante de un cristal de banco. Pero entonces….
Wow!!! Pasó ella.
Una de esas “chicas especiales que le gustan a Egoh sin pasar por taquilla”… Y me quedé helado.

Noté un amasijo de nervios caníbales en el estómago y casi me pongo a temblar cuando me miró. Me miró y no me dejaba de mirar.
Yo estaba petrificado, sintiendo ese torrente de emoción que te inunda cuando hay algo tan poderoso que te bloquea hasta al punto de parar el tiempo.
Pero ella avanzaba y se iba marchar para siempre.
Entonces, en una décima segundo, me di cuenta de que yo era Egoh. Yo representaba todo lo que enseñaba, el directo examinador, a EGOH, a mí mismo a todos mis alumnos y no podía dejar pasar a esta chica sin morir con las botas puestas.

Hizo un esfuerzo notable y abrí mis brazos enseñando ligeramente la palma de mis manos.

-Oye, disculpa…- le dije temblando..- te podría decir algo más normal pero… me he quedado alelado mirándote… y…

Ella sonrió sin dejar de mirarme. Parecía como si disfrutara de su poder pero me estuviera animando a que yo lo tuviera actuando, como dice Santi en la Dramaturgia egolandiana, en su papel de la película.

-… y quiero saber quién eres, volver a verte, conocerte, casarme contigo… esas cosas jajajajaj…!


No pude evitar reírme. Además, sabía que reírme de mi mismo iba a ser percibido como algo valioso, valiente
Ella se me quedó mirando unos segundo que me pareció enterno. Y luego sonrió.

-Yo no quiero casarme. Lo siento.


Esa frase tan lógica y natural, me la tomé como si realmente me hubiera rechazado a mí. Así que estoy seguro de que me cambió la cara. Entendía perfectamente las emociones que me han trasladado muchísimos alumnos al sentirse rechazados. Pero utilizando el espectador de la película y subtitulada me di cuenta de que esa chica que a mí me parecía una diosa, estaba sonriéndome diciéndome lo único que me podía decir para jugar.
«Yo no quiero casarme».

Estaba jugando.

Al darme cuenta entendí que, como en los momentos más adversos de mi vida, solo tenía que confiar en mí. En mi historia, carisma, experiencia y apelar al Luis que devora lo que le pongan por delante cuando creé en él.

-Pues si tú no te quieres casar y yo sí, se me ocurre una cosa intermedia para tenernos a los dos contentos. Seamos novios.

-¡Ja ja ja ja!- Rió ella.

Ya la tenía. Había superado la barrera de no control y no dominio que me hacía sentirme un gusano ante ella. Estaba riéndose y la había metido en mi juego de ligar sincero, crudo, desnudo y directo. Estábamos ligando y los dos lo sabíamos.

-Pues es una solución que no tengo muy clara- me dijo ella.
-Hagamos lo siguiente, me tengo que ir, pero voy a pensar en ti lo que queda noche. Dame tu número y mañana te llamo para negociar.

Ella dudó un instante mordiéndose el labio.

-No te voy a dar el número y no me preguntes por qué. Pero casi todos los viernes suelo tomarme algo por el local “X”.
-Entiendo. Pues puedes estar segura de que el próximo viernes nos tomaremos algo juntos. Y que sepas… ¿Cómo te llamas?
-C.
-Pues que sepas C, que voy a pasar toda la semana muy ilusionado.
-Me alegro- dijo C moviendo el bolso para en ademán de irse.
– Y que sepas que tú también vas a estar ilusionada aunque no me lo digas.
-¡Ja ja ja! Tienes razón. No te lo voy a decir.
-¡Ciao!.

Mirándome en el espejo me he sonreído involutariamente.

¡Dios! ¡Qué maravilla! Todo ha vuelto a salir bien.
¿Tendría novio? ¿Si yo no hubiera tenido prisa podría haberle sacado más información, conocernos, etc?
Lo que sé es que una vez más, una de esas chicas de rostro y mirada poderosa, de esencia magnética ha vuelto a parecer en mi vida, como ha vuelto a aparecer en mi vida Ynés. La modelo de ésta foto que se ha prestado a ser mi musa. Nuestra musa. La imagen de mis artículos. Gracias Ynés. Ahora me gusto mucho más a mi mismo contigo en mi página.
¿Por qué?
¿Qué tendrán en común Ynés y la chica del próximo viernes?

Seduciendo de día (III): Usa

Seducir. Para mí seducir es equivalente a comunicar. Pero, revisando mis aventuras y anécdotas varias, he caído en la cuenta de que no ha sido ni una ni dos veces en las que he seducido sin compartir idioma con la otra persona. ¿Como seducir en situaciones en las que no controlas el medio de comunicación? Os voy a contar mi historia con llamémosla Chan Hoo Wing.

 

 

Era Julio del 2010. Pasaba probablemente el mejor mes de mi vida en Orlando, trabajando para la Universidad de Florida y disfrutando de la compañía de gente de alrededor de todo el mundo. Para conseguir esa oportunidad exageré en la entrevista un poco mi nivel de inglés. Exagerar es un verbo más bonito que otros que podría utilizar.

 

La cuestión, lo había conseguido. Estaba en USA, la cuna del rock, del baseball, viviendo en un apartamentito propiedad de la Universidad y disfrutando como nunca. La seducción era parte de mi día a día, mujeres de todos los países estaban en el mismo programa que yo; compartía tiempo y disimulaba mi carencia del idioma ante nacionalidades diversas. Os contaré muchas historias de ese mes, pero hoy me centraré en mi amiga Chan.

 

Llevaba dos semanas en USA y poco sabía de ella. Sólo que era taiwanesa y que allí tenía un novio taiwanes. Su edad, veintisiete años no correspondía con su físico, que aún guardaba un aire adolescente. Su profesión era la de administrativa. Habíamos cruzado un par de palabras tímidas y sinceramente, ella ya había cautivado mi atención, por exotismo, por sensualidad y por un físico que llamaba mi atención.

 

Estábamos de excursión en algún parque temático de esos que tanto gustan a los estadounidenses y una rusa ya estaba echándome broncas como si de mi pareja se tratase. Así que necesitaba un cigarro (horripilante hábito que tengo que dejar). La vi sola, sentada en un banco y con mi pauperrimo inglés la invité a acompañarme. “I don´t smoke” “I know, but I want to talk with you about something” (Lo sé, pero quiero hablar contigo sobre algo). Mi reacción no le dejaba opción a no venir.

 

Anduvimos hasta el rincón que tenían para fumadores. Allí ella se me quedó mirando con apatía. Y allí intente explicarme como pude. “Well, the last days I was looking at you and…” Su expresión era parecida a “Tío, no entiendo nada de lo que me dices”

 

Segundo intento. “So, I´m a boy, and you are a girl, a very special girl…” Su cara ni se inmutaba. Si quería conseguir algo no sería con mi famosa habilidad verbal. Así que vencí todas las barreras que mi cuerpo y cerebro podían tener y la besé en la boca. Eso demostró mi interés en ella de una forma directa. Fue un beso corto. Ella se quedó paralizada. Volvió la tranquilidad a mí. Lo había hecho. Sonreí y le dije que ya podíamos volver. En silencio caminamos hasta donde se encontraba el grupo.

 

Durante el resto del día nos cruzábamos miradas y yo le sonreía. Le hice un par de comentarios graciosos sin referirme a lo que había pasado horas antes. La diversión conmigo la tenía asegurada. Me sentía cómodo con la tensión, eso muestra seguridad y resulta atractivo.

 

Al final del día un autobús nos dejó en los apartamentos donde yo vivía. Ella se acercó a su coche para dirigirse a otra zona donde ella dormía. Cuando me aseguré de que la gente ya no estaba delante, me fuí hacía ella. “¿Por qué no te quedas un rato en la piscina?” “¿Por qué me has besado antes?”

 

 

“Porque era lo que realmente quería hacer” . Ella dudó y se metió en su coche. Yo seguía sonriéndole, con actitud comprensiva, sin inmutarme, sin reactividad, sabía que iba a ser difícil. Mi sonrisa se amplió cuando antes de irse me dijo “Voy a por el bañador y vengo”.

 

Cuando ella llegó, yo estaba en la piscina. Estaba preciosa. Se metió en el agua. La gente jugaba y reía alrededor, pero yo y ella estábamos hablando de nuestras emociones en USA; dedicamos media hora a conocernos. Yo hablaba de todo lo que estaba sintiendo, de la magia del rock, de la increible energía que sentía. Ella sobre la oportunidad de conocer un mundo tan distinto como el occidental. La invité a mi cuarto para enseñarle las fotos de mi ciudad y demás. Estaba justificadísimo, por el hecho de que estábamos mostrándonos quienes éramos y de donde veníamos.

 

 

Ella accedió. Una vez en mi cuarto volví a besarla. “Álvaro, no creo que debamos hacer esto”. “Es una pena, porqué desde que te he dado el beso yo creo todo lo contrario”. El resto podeís imaginaroslo.

 

Las siguientes semanas ella me ayudó mucho con mi inglés. Compartimos nuestras culturas y muchas más cosas. Chan Hoo Wing. ayudó y mucho a que mi experiencia en USA sea inolvidable y espero algún día poder volver a verla.

Los celos (II)

Siguiendo con los celos y asumiendo que los hemos tenido y tendremos, analicemos su morfología:

Para empezar en todos los casos se trata de la percepción que tenemos de una AMENAZA SOBRE LA CUALIDAD DE LA RELACIÓN PERSONAL que deseamos mantener con esa chica. Y recalco cualidad de la relación porque puede darse el caso que la relación se mantenga pero se deteriore por la aparición de otros agentes externos.

O sea, que acabemos escuchando:

Podemos ser amigos– porque el nuevo chico que ha aparecido en su vida ha modificado la cualidad de la relación con nuestra chica.

Hasta ahora éramos una pareja de amantes ilusionados, y desde que apareció Javi sospechamos que podemos dejar de ser amantes. Y por cierto, ¿donde está la ilusión en sus ojos que se los hacía brillar al verme?
En ese caso, surgen nuestros celos como la lava de un volcán australiano.
Esa amenaza puede ser actual pero también referida a un hecho pasado. ¿Por qué?
Por nuestra necesidad o hábito de posesión.

¿Qué es eso que me reconcome?

Los celos no son emociones simples, sino que podemos entenderlos como una experiencia emocional compuesta por al menos tres emociones básicas: ira,tristeza y miedo.
Además de otras reacciones asociadas como disgusto, sentimientos de inferioridad,etc. Y como cualquier otra experiencia emocional está compuesta de tres dimensiones:
Cognitivo-experiencial, fisiológico-adaptativa y conductual-expresiva.

¿Qué es cada cosa?
Vamos por partes.

Los aspectos cognitivos son lo referido a los pensamientos. Es decir, para sentir celos pensamos. Y ¿qué pensamos? Que tenemos una amenaza que puede suponer una pérdida de una relación significativa o la cualidad de la misma, al mismo tiempo que se le atribuye la responsabilidad de la pérdida a una tercera persona.
O sea sé. Como pensamos, le ponemos cara y ojos al culpable de nuestra sensación a la vez que dejamos a nuestra fantasía discurrir imaginando escenas que nos reconcomen el estómago.
¿Qué deberíamos hacer?
Si esta dimensión está compuesta por pensamientos, controlarlos supondría neutralizar esa fuente de dolor. No permitirnos dejar a nuestra mente jugar con imágenes perjudiciales parece que nos pueda ayudar bastante a superar los celos.
seguiremos informando y tratando los demás aspectos…

Gestionar el conflicto (III)

Hoy vamos a ver una serie de estrategias de resolución de conflictos que son muy útiles a la hora de afrontar una discusión con nuestra pareja.

1- Cuando queramos algo de la otra persona, por ejemplo, una necesidad nuestra que esa persona no está cubriendo, planteemos una petición, no una exigencia.

A nadie le gusta que se le «obligue» a hacer algo.

Una manera muy sencilla de preparar lo que queremos decir es preguntarnos cómo nos sentaría a nosotros si nuestra pareja nos dijera a nosotros lo que nosotros le vamos a decir. Si somos sinceros con nosotros mismos, encontraremos la manera más adecuada de plantear nuestra petición. Tenemos que tener muy claro que la forma en que decimos las cosas es muy importante. Una petición justa y que puede ser fácilmente resuelta por la otra persona puede convertirse en una discusión mucho más grande de lo que realmente puede ser, si las formas no son las adecuadas. Además, cómo planteamos las cosas dice mucho de nosotros mismos y la gente siempre tendemos a tener más en cuenta las cosas cuando vienen de una persona que nos transmite respeto y educación que si vienen de alguien que nos transmite exigencias. Del mismo modo, sugerir siempre es mejor que imponer y/o acusar.

Aviso para los PUAS, AVENS, megaALFAS quizá no versados o posibles estudiantes de seducción de la antigua usanza: Ser autoritario, no pedir las cosas con educación, o exigir sin venir a cuento denota debilidad y necesidad de atención. Y eso las chicas lo notamos.

2 – Si la otra persona ha hecho algo que no nos ha gustado, una manera de que entienda el por qué de nuestro disgusto es hablar de lo que nos ha hecho sentir, en lugar de juzgar su acto en sí, cuyo significado y su por qué sólo conoce la persona que lo ha hecho.

Tú puedes hablar de lo que te provocan las conductas de los otros, pero no puedes adivinar por qué los demás actúan como lo hacen, así que habla de lo que sabes, es decir, de ti. Así pues, siempre será más fácil que nos entiendan si decimos, por ejemplo «Me he sentido triste porque no has venido a verme, porque tenía muchas ganas de verte» que si decimos «No has venido a verme porque pasas de mí».

Esto es muy importante, porque si juzgamos a la otra persona ésta puede responder con una defensa a lo que ella considera un ataque, en lugar de centrar la discusión en lo realmente importante, de manera que podemos acabar en una escalada de violencia, de acusaciones y de defensas que para nada se identifican con el objetivo principal del conflicto.

3 – No saques temas del pasado cuando estás discutiendo por algo que ha sucedido en el presente.

Si hay algo que ocurrió hace tiempo que no has resuelto, lo ideal es que un día plantees ese tema, pero no aproveches una discusión actual para echar en cara cosas de las que no se está tratando en este momento. Es un ataque que a cualquiera nos descoloca. Piensa que a ti no te gustaría que te lo hicieran.

4 – Cuando sea la otra persona la que nos reclama algo, preguntar qué podemos hacer para mejorar las cosas

Escuchar a la otra persona y realmente plantearse las cosas sin sentirlas como un ataque (como ya vimos en el primer post) es una muy buena manera, no sólo de gestionar el conflicto, si no de aprovechar la situación para presentarnos como personas dialogantes, respetuosas y que tenemos en cuenta la opinión de la otra persona y realmente nos importa hacerla sentir mejor.

Actitud de Seductor (II): Ponérselo fácil

ACTITUD DE SEDUCTOR (II) PONÉRSELO FÁCIL

Hablaba con un amigo sobre seducción, y me decía que le sorprendía el camino que habíamos tomado en Egoland Seducción. Qué no nos andamos por las ramas, qué mucho de lo que había oido en otras empresas o páginas aquí quedaba un poco obsoleto. Qué donde estaban todas esas herramientas y técnicas qué tanto le había costado memorizar.

 

Yo le recordé que “el narrador”, “el espectador de la película subtitulada”, “boomeregoland” y muchas más las seguíamos utilizando, pero que sí, que habíamos decidido tomar el camino mas directo y natural. Ser sinceros con nosotros mismos y con ella, mostrarle nuestro interés de una forma gradual y justificada según su conducta, físico, contesto, etc…

 

Aquí llega la clave, ¿Cómo se lo podemos poner fácil a la chica? ¿Cómo mostramos interés sin regalar? ¿Cómo le digo lo que quiero decirle? ¿Y si…?

 

Como para mi un seductor tiene que ser un gran comunicador, es esencial que sepa expresar sus intenciones, que sepa jugar con las palabras, que inyecte su mensaje de forma consciente y que durante el proceso no duela, ni a él ni a ella. La comunicación en el ámbito de la seducción es importantisima de muchos modos. Hoy hablaremos de algo que tambien tiene que ver con la observación de sus necesidades. Saber comunicar eficientemente lo que queremos para que se sientan comodas con lo que ofrecemos. En esencia, ponérselo fácil.

Estas sentado con una chica que te gusta en una plaza, alrededor hay gente, pero estáis en una situación intima y nadie os escucha:

 

1-¿Te vienes a mi casa?

 

2-Todo el mundo en la plaza quiere que nos vayamos a mi casa. Yo no lo tenía claro, pero para no hacerles el feo, creo que deberíamos ir.

 

¿Que tiene la segunda invitación que no tenga la primera?

 

-Sentido del humor

-Creas mas intimidad uniéndola a tu mundo irreal donde la plaza esta hablando de vosotros

-Se lo pones mas fácil, porque tu te pones en la misma situación que ella, estabas dudando, pero la invitas a ir por el bien de toda la plaza.

 

La chica tiene claro que lo que quieres es llevártela a casa, pero se lo puedes poner mas fácil o mas difícil.

 

El Sábado conociste a una chica. Es Martes y quieres quedar con ella.

 

1- Hola guapa, ¿quedamos esta tarde y te invito a un café? Besitos

 

2-Hola V, me hace mucha ilusión que nos veamos hoy. Espero que a ti tambien. ¿Nos vemos sobre las 8?

 

¿Que tiene la segunda invitación que no tenga la primera?

 

  • Estas hablando desde tus emociones. Lo que crea conexión.
  • Se lo estas poniendo mas fácil. A tí te hace ilusión. No solo quieres quedar con ella. “Te hace ilusión”. Probablemente no te haga ilusión quedar con todas las chicas. Le estas haciendo sentir especial.
  • Lo puede percibir también como un poco bromista. Sentido del humor.
  • En conclusión le estas facilitando que acepte la invitación.

 

Es tan importante este punto que podéis contar con una nueva entrada sobre este mismo tema dentro de muy poco. Un abrazo.