Beneficios del feminismo para el hombre

Lo prometido es deuda y, aunque ha pasado un tiempo, aquí tenéis el siguiente artículo sobre feminismo. Antes de nada, os recuerdo que este jueves 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, hay convocada una huelga feminista a favor de una sociedad más justa e igualitaria. Se trata de la mayor huelga organizada hasta la fecha, con más de 150 países implicados, y representa una oportunidad única para demostrar el soporte internacional a esta causa. Es fundamental que los hombres salgamos a la calle a mostrar nuestro apoyo. Que demos ejemplo. Que salgamos y demostremos que somos capaces de reconocer y combatir las injusticias que nos rodean, aunque éstas no nos perjudiquen principalmente a nosotros. Como dice Luis Tejedor director de Egoland, nosotros no nos dedicamos a decirle a la gente lo que tiene que hacer. Simplemente transmitimos nuestras convicciones y conocimientos para favorecer la reflexión individual de cada cual. Así que allá vamos.

En el artículo anterior “¿Por qué todas las mujeres deberían ser feministas?” analizábamos las principales consecuencias que tiene el machismo para las mujeres. Tratábamos de identificar y denunciar las injusticias y desigualdades que afectan al sector femenino de la población y, de esta manera, alertar sobre la importancia del feminismo a la hora de crear una sociedad más igualitaria. En este texto, nos vamos a centrar en las contribuciones del feminismo a los hombres.

En el artículo anterior distinguíamos entre igualdad legal e igualdad real. Hablábamos de que hay países, como el nuestro, donde la igualdad legal ya se ha alcanzado, pero no hay un solo país en el mundo donde la igualdad real sea efectiva.

El artículo 9.2 de nuestra constitución es el garante de que “la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas”. De este modo, corresponde a los poderes públicos “remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud”.

 Sin embargo, la consecución de la igualdad requiere, no solo de la participación de las instituciones públicas, sino de la implicación de toda la sociedad. Esto es así dado que su mero reconocimiento jurídico no ha logrado subsanar las desigualdades existentes en el entramado social.

Dadas las circunstancias, es imposible alcanzar una sociedad más igualitaria sin la participación de los hombres. Aunque todas las mujeres se implicaran con el feminismo, si los hombres no colaboran, poco se puede hacer contra, por ejemplo, la violencia de género.  ¿Cómo resolvemos la violencia machista? ¿Enseñamos a todas las mujeres del planeta defensa personal o, por el contrario, educamos a los hombres para que valoren a la mujer como a un semejante y para que aprendan a resolver sus conflictos sin el empleo de la violencia? Evidentemente, siempre es mejor tratar la enfermedad que el síntoma, y el problema no es que las mujeres no se sepan defender, el verdadero problema es que algunos hombres se sientan legitimados a subyugar a la mujer por la fuerza.

De este modo, se hace imprescindible la inclusión de los hombres en el movimiento feminista. Y es que en ningún momento se trató de una guerra de sexos. Simplemente consiste en unir al mayor número de personas posible en pos de un mundo más justo. Y aunque la búsqueda de un mundo más equitativo debería ser un argumento suficientemente contundente como para movilizar a ambos sexos a favor de esta causa, considero interesante prestar atención a los beneficios que el feminismo tiene para los hombres.

El análisis de estas bondades puede ayudarnos a descubrir que ambos, mujeres y hombres, estamos remando en la misma dirección.

El enemigo común: «Los roles de género»

Antes de comenzar a analizar los roles de género, es fundamental conocer la diferencia entre sexo (determinado biológicamente) y género (categoría sociocultural aprendida mediante la socialización que determina los valores, conductas y expectativas asociadas a cada sexo).

Los roles de género pueden entenderse como construcciones simbólicas que varían en función de la sociedad y la época en que nos encontramos. Estos roles nos van encasillando desde que nacemos, enseñándonos lo que es propio de las mujeres y de los hombres.

  • Roles asociados a la mujer: las mujeres no pueden descuidar su aspecto, deben cuidar de los demás, se completan a sí mismas a través de la maternidad, su valor reside en su atractivo físico, no pueden ser promiscuas, deben ser sumisas, sensibles, amables, empáticas, atentas, altruistas, delicadas, obedientes, dóciles, conformistas…
  • Roles asociados al hombre: los hombres no lloran, no se preocupan por su imagen, deben ser seguros, se completan a sí mismos a través del trabajo, no pueden mostrar vulnerabilidad o miedo, asumen riesgos, deben ser fuertes, promiscuos, agresivos, dominantes, heterosexuales, valientes, decididos, ambiciosos, independientes, racionales…

Los roles de género nos limitan, nos coartan y nos obligan a negar partes de nuestra identidad o a vivirlas con angustia.

¿Cómo afectan los roles de género a los hombres?

Como vimos en el artículo anterior, los hombres son los principales beneficiarios del sistema en el que vivimos, donde prevalece la hegemonía de lo masculino. Sin embargo, no son todo ventajas, ni muchísimo menos. Los hombres deben pagar un alto precio por encajar en el perfil masculino hegemónico. Investigadores como Feigen-Fasteau (1974), Farrell (1975) y Brannon (1976), señalan que la masculinidad tradicional incrementa los riesgos para la salud física y empobrece las vidas emocionales de los hombres. De tal forma, al revisar diversos estudios sobre la masculinidad, se encuentran diferentes relaciones entre la masculinidad y algunos problemas específicos para la salud de los hombres.

  • El riesgo es masculino:

  • Conducción temeraria: Según los datos de una investigación desarrollada en la Universidad Politécnica de Madrid, las mujeres tienen menos accidentes y de menor gravedad que los hombres, debido a su mayor prudencia al volante. De este modo nos encontramos con que, dentro de las víctimas mortales en accidentes de tráfico, hay el triple de hombres que de mujeres. Y es que los hombres provocan el doble de accidentes, cometen más infracciones por exceso de velocidad, conducen bajo los efectos del alcohol u otras drogas con mayor frecuencia y son protagonistas de accidentes más dramáticos (atropellos, vuelcos y choques frontales).

Hombres, mujeres y diferencias

  • Accidentes laborales: Es revelador saber que, en nuestro país, el 95% de las muertes por accidente laboral son protagonizadas por hombres. Esto tiene que ver, por un lado, con la predilección masculina por trabajos que implican riesgos y, por otro lado, con la evitación de las medidas de prevención laboral asociadas a cada empleo. Por ejemplo, es habitual ver como los obreros no se ponen los cascos, los guantes y el equipo de protección necesario para su trabajo. De hecho, si alguno lo hiciera, podría ser tachado de cobarde y de poco hombre.

Los hombres suponen el 95% de las muertes por accidente laboral

  • Delincuencia: Los hombres cometen la inmensa mayoría de los delitos (sobre todo si nos referimos a los delitos con violencia) y ello explica su alta presencia en las cárceles (en 2015, representaban el 92% de las personas recluidas en centros penitenciarios en España). Y es que la línea que separa lo que es masculino de lo que es delictivo es muy fina, mientras que los valores criminales son la antítesis de lo que se considera femenino. Todavía hoy es frecuente escuchar a los padres animar a sus hijos a responder con violencia a la violencia (“si te pegan, devuélvesela”) en vez de aconsejarles ir a donde un profesor a denunciar el acto (“eso es de cobardes”). Además, un hombre “de verdad” no puede lidiar con su frustración compartiendo sus emociones, lo cual acaba provocando que resuelva sus problemas de una manera más individualista. Esto también puede facilitar que aparezcan conductas violentas.

¿Cuántos presos hay en las cárceles españolas?

  • La inteligencia emocional no es para los hombres:

  • Mayor tasa de suicidios: La doctora Alexandra Fleischmann, del Centro de Coordinación para la Prevención del Suicidio de la OMS, señala que la tasa de suicidios en hombres es prácticamente el triple que en mujeres, siendo la principal causa de muerte en hombres de entre 25 y 50 años. Cabe destacar que el motivo más frecuente para tomar la decisión de acabar con la propia vida es la depresión, cuando ésta no se diagnostica y trata a tiempo. De este modo, no es de extrañar que afecte más a los hombres, teniendo en cuenta que son educados para no mostrar vulnerabilidad y reprimir el mundo emocional.

¿Por qué los hombres se suicidan más que las mujeres?

 

Esta elevada tasa de suicidios guarda mucha relación con los métodos escogidos por los hombres para quitarse la vida, mucho más extremos y violentos (armas de fuego, ahorcamiento, saltar desde un lugar elevado, etc.) que los escogidos por las mujeres (sobredosis, envenenamiento, etc.).

Why are men more likely than women to take their own lives?

  • Soledad: Los hombres se sienten más solos que las mujeres. De hecho experimentan una mayor soledad en todos los ámbitos posibles: el familiar, el romántico y el social. A la hora de definir cómo debe ser el hombre en nuestra sociedad, se rechazan las actitudes consideradas femeninas. Se rechazan por creer en un modelo de sexualidad masculina que limita y penaliza las relaciones afectivas, de intimidad y complicidad, especialmente si éstas ocurren entre hombres.

Al parecer, los hombres con prácticas más igualitarias, que se alejan más del modelo hegemónico de masculinidad, mantienen relaciones más satisfactorias con las demás personas y, en especial, con sus parejas.

Afirman que el hombre sufre más la soledad que la mujer

  • Drogodependencias: Los hombres tienen una mayor tendencia a desarrollar drogodependencias. De este modo, presentan más del doble de posibilidades que las mujeres de reportar ingesta severa crónica de alcohol, de desarrollar dependencia diagnosticable y de alcanzar la muerte debido a su consumo.

Evidentemente, este hecho guarda mucha relación con la predilección masculina por las prácticas de riesgo, pero también está íntimamente relacionado con su incapacidad para regular su mundo emocional. De este modo, se recurre a las drogas para lidiar con la frustración y el desánimo.

DROGAS Y GÉNERO

  • El autocuidado no es masculino

  • Esperanza de vida: En nuestro país, los hombres viven una media de 5,4 años menos que las mujeres. Esto guarda una estrecha relación con el hecho de que los hombres asuman conductas de riesgo, pero también tiene mucho que ver con el desprecio que hay dentro del mundo masculino hacia el autocuidado. Preocuparse por la propia salud implica asumir hábitos saludables de ejercicio, dieta, sueño y chequeos médicos que son tachados de poco varoniles. Su evitación acaba por recortar la esperanza de vida y empeorar la calidad de la misma.

España, el cuarto país con más esperanza de vida del mundo

En resumen, se puede decir que hay una estrecha relación entre algunos problemas de salud de los hombres y la exigencia social de actuar bajo las características del modelo dominante de masculinidad. Este modelo acaba generando consecuencias en la salud física y emocional de los hombres y en la de los que les rodean. Es importante que los hombres conozcan el impacto que tiene en su bienestar la pretensión de ser un hombre “de los de antes” o “de verdad”, puesto que esta información puede llevarles a plantearse si verdaderamente desean encajar en los cánones de virilidad o si prefieren forjar una identidad propia y más saludable. Hay tantas maneras de ser hombre como hombres en el mundo. O, como diría Machado, “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.

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