Te presentamos la «guía imprescindible de los mejores autores de la fotografía erótica» que te inspirará a saber despertar el deseo, paso fundamental en todo proceso de seducción.
Cuando hablamos de seducción hablamos de un misterio que aunque algunos nos aventuramos a vivir, enseñar y a analizar, siempre seguirá sin resolver, por lo inmenso, subjetivo y variable del hecho.
No hay seducción sin deseo y el deseo implica una fantasía con lo que no se tiene… todavía. Es por eso que al seducir jugamos, a veces conscientes a veces sin querer, a ofrecer nuestros encantos a ese Otro, adecuándonos a los códigos que nos permite el contexto, el grado de confianza del que disponemos en ese momento, y en definitiva.
Llevo años intentando enseñar a hombres y mujeres a identificar sus atractivos para expresarlos con mayor eficiencia, dentro de ese Plan Final al que aspiran de ser y resultar más seductores/as.
Y en ese proceso que bauticé como el manejo de “Los tres cables de atracción”, (el sexual, el emocional y el racional), el que la gente menos domina es el sexual.
En este cable bidireccional, hay una doble tarea:
1º Generar una expectativa de calidad sexual informando de tus encantos
2º Conseguir que la persona se siente deseada.
Siempre equilibrando respeto, consenso y gradualidad.
En esta materia, despertar deseo, toda ayuda es poca para muchas personas. Cultivarse eróticamente, tomar ideas, hace que descubramos nuevos horizontes eróticos, ampliar registros no solo sexuales propiamente dichos, sino también creativos respecto a cómo mostrarse y se pueden mostrar los demás. a impregnarnos de otras miradas respecto al deseo.
Es por eso, que, para poder resultar una persona más sexy, para despertar el deseo, y ¡como no! para resultar una persona más carismática, os hemos preparado una recopilación de artículos originales de Egoland Seducción que en su mayoría nos regaló Marien y Adela, analizando los mejores fotógrafos eróticos de la historia.
Respecto a la seducción, se trata, pues, de dotarte de nuevas ideas para cultivar tu erotismo, y como consecuencia ideas para resultar más atractivos, más carismáticos, ideas para mejorar tu cable sexual, mediante las miradas de estos genios utilizando el arte de la fotografía.
A disfrutar:
Principales artistas de fotografía erótica
1. Jan Saudek, fotografiando la Sombra Freudiana
Artículo Marien. Me place sumamente que Luis Tejedor me haya dejado un espacio para presentar a este artista checo, Jan Saudek, nacido en 1935, que se dedica a la fotografía de desnudo (mi propio hobby) de una manera muy especial, tanto por la técnica, fotografías en blanco y negro que colorea artesanalmente con tinturas de anilina, como por las imágenes propiamente dichas que retrata, de un erotismo simbólico que ejerce su efecto desde lo puramente emocional.
En la Wiki podemos leer:
En 1951 colorea una foto, que su madre enseña al médico de la familia. Éste asevera que es absolutamente mala, kitsch y que su estilo está pasado de moda, lo que desanima a Saudek a continuar con la fotografía por un tiempo. Paradójicamente, serán estas fotografías en blanco y negro coloreadas manualmente las que caracterizan y hacen, hoy en día, internacionalmente reconocible su trabajo.
La obra de Saudek provoca y captura o bien la atención o bien la repulsa, de manera que a veces ni siquiera podemos confrontar algunas de sus perversas composiciones. En términos psicológicos, su obra está muy cerca de lo que Freud llamó la Sombra, o más comúnmente el inconsciente, lo irracional, aquello que todo el mundo intuye, conoce, y siente, pero de lo que nadie habla.
Dicho esto, apunto, la selección que aquí presento es la mía propia. Es bien sabido que Saudek tiene innumerables fotografías en la que aparecen mujeres obesas y celulíticas, hombres esmirriados y enfermizos, formas deformes y sexos peludos, muy peludos. Todos ellos retratados con una belleza Baudeleriana en clave Flores del mal que seduce e impacta. Personalmente yo imagino al autor en plena fase maníaca, eufórico en el acto de desvelar sombras, tan puramente terapéutico y profundamente emotivo. Alucinado y absorbido por las formas humanas en toda su realidad, en toda su dimensión. Tratando de mostrar todos aquellos planos de lo real de los que deseamos escapar. Y lo consigue, invito al lector a una breve búsqueda en la red para comprobarlo.
2 Bruno Bisang: el fotógrafo sexy de las top models de los 90
Artículo Adela Cortijo. Bien sabido es que en los años noventa el star system cinematográfico cedió su trono de glamour a las diosas esculturales del mundo de la moda, a las que entonces se empezó a bautizar top models. La luz cenital de los retratos de primerísimo plano de la Garbo dejó paso, a las órdenes del Kaiser Lagergfeld, a la estudiada iluminación de una Claudia Schiffer con el fin de convertirla en una copia de BB. Claudia, Naomi, Linda, Karen, Cindy, Carla –mucho antes de ser Madame Sarkozy- o Monica -antes de querer ser actriz o convertirse en la mamma de Dolce & Gabanna- captaron la atención en las pasarelas, que no en la alfombra roja, de todos los focos y flash de los fotógrafos existentes. Esta desviación de la focalización glamorosa trajo consigo la proliferación de una nebulosa de fotógrafos de moda que se retroalimentaron de dicho fenómeno. Algunos de ellos no perduraron y otros triunfaron como la coca-cola.
BRUNO BISANG
Éste fue el caso del suizo Bruno Bisang (1952-) -suizo pero del cantón italiano, dato significativo porque los italianos crearon escuela y se regodearon como nadie en los desnudos desde los 60- que comenzó su andadura como fotógrafo independiente de moda y publicidad en 1979. En los ochenta experimentó y en los noventa eclosionó.
Podemos apreciar su trabajo en los libros que ha editado desde 2000: Paco Rabanne (2000), Photographs (2000), Exposure (2004), Exposure Collertor’s editions (2005), The New Erotic Photography (2008), Sergio Rossi (2008) o en su página web http://www.brunobisang.com/. En cuanto observamos el grueso de su producción vemos que, exceptuando unas imágenes muy esteticistas de espacios urbanos, a lo Wong Kar Wai, con colores saturados, su predilección es por los desnudos los femeninos.
Bruno Bisang se zambulle entre almohadones en una contemplación o mirada escopofílica, de deseo absoluto y de voyeur, de su harem. Consigue transmitir el placer de la mirada hacia unos cuerpos perfectos, de pechos generosos, caderas como volutas, cabellos largos y texturas de piel que respiran, que parecen incluso temblar. Con texturas brillantes o aterciopeladas, con posturas sugerentes y con guiños a los tópicos de los relatos eróticos rosas clásicos: Emmanuelle, Historia d’O, Le Sofá de Crebillon fils…
Con algunos toques fetichistas -medias, tacones, ligeros o corsés- pero sin pasarse, con alguna pincelada de lujo decadente también, -salones, pieles, joyas, complementos- pero sin acercarse a Helmut Newton . Prefiere la vertiente natural, el marco neutro o de la naturaleza y el cuerpo desnudo perfecto, a lo Manara, casi plastificado, erótico desde una perspectiva muy masculina.
Con una Nikon F5, una Pentax 645, un objetivo de 55mm y otro de 85mm, mucha luz natural y en ocasiones la iluminación de estudio habitual: tungsteno, flash y neón, consiguió sensualizar a modelos conocidas, a celebrities de los noventa. Hasta Claudia Schiffer, que siempre me ha parecido más bien sosa, parece sexy en el objetivo de Bruno Bisang.
O bien diviniza cuerpos anónimos sin rostro, que él descabeza, y en los que hace zoom en alguna parte concreta especialmente hermosa.
Sus fotografías, aunque sean en blanco y negro, con una rica paleta de grises plateados, nunca resultan frías.
(como se aprecia en este guiño a Man Ray y a su mujer violín con Kiki de Montparnasse. Aunque aquí en lugar de mostrar la espalda, la modelo, sentada a horcajadas, acomoda sus pechos en el respaldo de una silla en forma de lira ¡Qué hermosa sinestesia!!)
O bien hace una especie de homenaje revival o vintage con fotografías en color pajizo, quemado, cálido y “setentero”, que ahora están tan de moda pero que no era precisamente lo que se estilaba en los noventa. Como homenaje quizás al calendario Pirelli de aquellos años.
“Me gustaría que la gente que contempla mis fotos no viese sólo a una chica, sino un tono narrativo en el que visualizar su propio argumento imaginario.” Sus imágenes resultan sin lugar a dudas narrativas, ya que sus instantáneas parecen contar siempre algún relato de la sonrisa vertical.
3 Bob Coulter: el cuerpo femenino en clave de punk contrapicado
Artículo de Marien. Amigos, amigas, una cosa que he aprendido a mi edad es que la relación personal que uno mantiene con lo explícito es muy variable. En aspectos como la sexualidad y las emociones que ésta nos provoca (en unión indiscutible) cada cual elige desvelarse con un grado de claridad determinada, que suele ser inversamente proporcional a la propia timidez, sentido del pudor o de la intimidad. Pues bien, con igual variedad se nos presenta el gusto humano al respecto, y es por eso que, en lo que a desnudos se refiere, tanto los fotógrafos que solo sugieren como los que muestran, incluso los que directamente señalan a lo más oculto del cuerpo, tienen su público, que suele ser fiel al estilo y poco dado a empatizar con otro modo de comunicación del erotismo. Sin entrar en juicios acerca de cuánta dosis de revelación corporal es “mejor”, que creo depende del punto de vista del mirón, en este espacio pretendo ir mostrando distintas posibilidades, es por eso que hoy os traigo el trabajo de Bob Coulter, que a algunos, de entrada, les parecerá quizás un poco “trash”.
Bob Coulter es un fotógrafo de New York que con 51 primaveras se dedica a crear imágenes, que los críticos califican de provocadoras, de chicas supuestamente malas, en decorados un tanto pintorescos. Los datos básicos que encuentro son que lo mejor de su trabajo está incluido en los libros “Crazy Babes” y “Bad Girls Hotel”, este último con varias ediciones, que muestra los desnudos de sus modelos, normalmente amateurs, en el escenario neoyorkino del hotel Carlton Arms. Mi primera reflexión es que parece que la combinación hotel + desnudo por si sola ya es una fuente de inspiración para más de un fotógrafo-a con intención de despertar nuestro erotismo, y opino que lo que ofrece el hotel es la conexión con el anonimato, y por tanto con la intimidad, con el instante extra-ordinario, con la anti-rutina, y en general, con la sensación de libertad.
Sin embargo, un vistazo a estas imágenes nos indica claramente que no estamos ante el tratamiento hotelero lujoso elegante de Newton u hotelero afrancesado cool de Rheims, y es que Coulter ha sido calificado como el fotógrafo de la estética “Sex & Drugs & Rock and Roll”, y yo me quedo pensando sin saber si eso quiere ser una crítica positiva o negativa y creo simplemente que se queda, como mínimo, corto.
He leído por ahí que su estética es feísta y que las fotos son ásperas, sucias, y que muestran siempre a mujeres fuertes e intimidantes…. Como ya se sabe, mucho de lo escrito pertenece a nuestra cabeza (la de los que hacemos las reseñas) y no deja de ser lo que percibimos subjetivamente. Lo que sí parece ser objetivamente cierto (si creemos las entrevistas) es que Bob fue en su juventud un guitarrista/productor de bandas underground y punk, y esa formación suya necesariamente debe notarse, y se nota, en su discurso visual. Le leo a él contando que llegó a la fotografía en el 2000 por casualidad, sin base académica ninguna y de manera autodidacta, y pienso que eso de la casualidad es otro mito muy extendido que no me creería si no lo hubiera experimentado por mi misma. Observo sus fotos y veo la técnica tosca, la saturación de los colores y la iluminación dura, creando contrastes y claroscuros importantes en conjunto con el entorno de hotel usado y cutre: el punk le aflora, si, y como a todos los punks, le mueve el deseo de llegar hasta el más allá de la provocación.
Pero no creáis que así, con esa visión simplista del artista yo me quedo contenta. Os puedo asegurar que he visto mucho punk en mi vida, en sus múltiples variantes, y me auto-impongo el reto de averiguar porqué me gustan sus imágenes y no otras de, aparentemente, el mismo estilo. Esto me ocupa varios días, pero al final llego a ello a través de sus encuadres, muy admirados, que le llevan a exagerar los picados y contrapicados de una manera en la que casi destroza el desnudo, lo deconstruye y lo reinventa. Es imposible no ver las reminiscencias cubistas entre líneas en sus desnudos, y es este aspecto Picassiano lo que dota de cierta intelectualidad inconsciente sus desnudos y los hace así especiales. Sin embargo, aún no es eso el corazón del asunto, y es que apuesto a que este fotógrafo también gustará a los normalmente admiradores del otro estilo, del suave y disimulado, sí, apuesto a que deberán reconocerle a Coulter su mérito, aunque sea en privado, y ¿porqué?….
Es muy simple: sus fotos son intensamente eróticas, no solo por provocadoras, sino porque sitúan el ojo del mirón en una perspectiva que nos es íntimamente familiar… ¿Quién no ha experimentado alguna vez esa extraña visión cuando, estando en un momento de cercanía extrema, plenamente genital, con tu pareja, levantas la mirada y ves un cuerpo extraño, una expresión grotesca, un ángulo forzado, una extremidad que sobra? (ja, bueno esto ya no es tan común). Algunos de esos instantes que todos nos encontramos en nuestra sexualidad privada nos regalan visiones hermosas, y otros no tanto, pero cierto es que todo aquel y aquella que goce del hacer el amor con los ojos abiertos y en escenas iluminadas guardará recuerdos de este tipo, imágenes de proporciones distorsionadas que asociaremos para siempre con nuestro propio placer. Bob también lo ha vivido y lo sabe, y lo que hace es sencillamente escoger solo las mejores imágenes que surgen de su cámara, de su cercanía a la modelo y de su espíritu de punk-rocker, para ofrecerlas. A mí, lejos de parecerme provocador, se me antoja hasta tierno…
4 Guido Argentini: Silvereye, fotógrafo erotiza con mujeres plateadas.
Artículo de Marien. Italianos: elegantes, amantes de la belleza, de la sensualidad y de las formas femeninas la, la, la… si, sí…excusas, je. Excusas para depredar, como es bien sabido en la cultura popular y un hecho tácito absolutamente aceptado, y gustoso, por las víctimas. Pues bien, del universo de fotógrafos italianos que gozan de hacer desnudos (haceos una idea de cuántos hay) me ha llamado la atención este sujeto que os presento hoy: Guido Argentini, y concretamente las imágenes de, para mí, su trabajo más personal: una serie de desnudos con las carnes de las modelos pintadas en cromado plata que están publicadas en su libro de título “Silvereye”. Guido ha declarado que este libro de fotos surgió a partir de su admiración por la escultura y la danza.
En la Wiki no encuentro entrada a su biografía (¡) y debo perseguir información de otros blogs, para enterarme de que nació en Florencia (parece ser que el año es un misterio que sus biografías públicas no desvelan) y estudió tres años de la carrera de Medicina antes de dedicarse a la fotografía. Todos los médicos y biólogos tienen pasión por el cuerpo y cierta mirada afilada, de bisturí, sobre sus formas anatómicas, y es quizás eso lo que percibo de entrada en sus fotos.
Guido reside actualmente en Los Ángeles y destaca como fotógrafo de moda, creativo y elegante, sí, italiano puro tópico. En sus trabajos se me hace evidente la huella de Mapplethorpe así como la de Newton, y concretamente en Silvereye el lector apreciará sobre todo al primero, aunque con un aire contemporáneo, reinventado y futurista, o incluso retro-futurista al estilo de ciertas imágenes de Metrópolis y sus esculturas metálicas. La piel, la musculatura y el pelo, en plata, combinado con los cuerpos perfectos de las modelos en posturas de tensión propias de la danza clásica resultan en unas fotos sumamente hermosas.
Fotografía erótica cromada
El erotismo que desprenden estas fotografías eróticas, como habrá podido el lector comprobar, conceptual y frío. Uno puede contemplarlas y mantener la dignidad, entendida ésta como el dominio del intelecto sobre “lo otro”. Ahora bien, no deja de haber un algo inquietante suspendido que nos susurra que esta no es precisamente la platería de nuestra abuela, no…. ¿o sí?, recordemos aquellas copas plata impolutas y reflexionemos ¿acaso no nos hubiera gustado, precisamente, ensuciarlas? El acto en sí de manchar algo tan puro y de líneas tan claras y exquisitas es muy infantil, si, pero por eso mismo resulta divertido, primitivo y en definitiva, erótico. Al fin y al cabo, el deseo trata básicamente de la belleza y la posibilidad de mancillarla, es por eso que lo que intuimos entre líneas en Silvereye son las salpicaduras pegajosas de leche condensada sobre los cuerpos cromados.
- Citaré aquí ese conocido dicho “No pienses en un elefante blanco”, que, a modo de haiku, viene a resumir lo que estoy diciendo, y es que la mente humana es blanquinegra, funciona con opuestos y le cuesta mucho encontrar la dosis de las cosas y no digamos de los deseos, así que si se le prohíbe algo no tardará nada en desear eso justamente con más fuerza. ¿Qué puedo deciros entonces?, lo mismo que seguramente pensó Guido el italiano: No penséis en mancillar estos cuerpos, ¡son demasiado bellos¡… ¡no lo penséis¡ … ¡ni se os ocurra!
5 Bettina Rheims: La Fotógrafa cool de vaginas en Technicolor
Artículo de Marien. Hoy vengo a hablaros de alguien especial dentro de cierto colectivo peculiar: las “mujeres que fotografían a otras mujeres desnudas”, vaya, me suena, je…. Un subconjunto de artistas de la imagen que aparentemente no es muy abundante, pero que en realidad resulta todo lo contrario. De hecho los fotógrafos de desnudos saben que es más fácil para otra mujer realizar las fotos que desean hacer ellos, simplemente porque las modelos en general tienden a relajarse más cuando están delante de otra chica que delante de un “macho” al que pueden suponerle, a veces, intenciones peregrinas. Bueno, pues dentro de este colectivo Bettina es, como dicen en idioma friki, Nivel Dios.
Una vez más me aplico a realizar el pertinente buceo internetero para dar unas pinceladas de su biografía, y me encuentro con una mujer francesa, nacida en 1952 en familia de creativos: hija de novelista, hermana de escritora y madre de niño actualmente dedicado a la interpretación. Ella misma empezó como modelo, aunque ha declarado que nunca se dedicó al tema, digamos, en serio, a la vez que estudiaba periodismo y se entretenía haciendo fotos a strippers, corría 1978, con una cámara que le regaló Serge Bramly, un ensayista que se convertiría en su pareja entre sábanas, en la producción de obras y hasta para la reproducción. La serie tuvo un gran éxito y fue exhibida en el Centro Pompidou y en la galería Texbraun en París. Así que la nena mona de Bettina se dedicó por completo a la fotografía desde entonces, produciendo varias series mayores que han sido expuestas en todo el mundo en las últimas tres décadas. Sus libros incluyen Female Trouble (1989), Modern Lovers (1990), Chambre Close (1994), I.N.R.I. (1998), X’Mas (2000), Shanghai (2003), Héroïnes (2007) y The Book of Olga (2008, para TASCHEN). En 2007 le fue concedida la Legión de Honor por sus logros artísticos. Miss Rheims es, de hecho, una fotógrafa de renombre a la que han contratado varias estrellas de la pantalla, y alguna millonaria excéntrica, para que plasme en papel su lado más sensosexual. Solo hay que ver lo que puede hacer con la Belluci y una botella de Ketchup, y sin enseñar “nada”.
Sin embargo, la serie de imágenes que más me gustan a mí son las que componen su libro Chambre Close, tomadas entre 1990 y 1992 (que podéis ver aquí) y que tuvo un enorme éxito y repercusión mundial. El libro es una colección de fotografías de mujeres jóvenes desnudas en varias posturas dentro de habitaciones cerradas, claustrofóbicas, que nos invocan hoteles anónimos, urbanos y toscos. Se convirtió en un bestseller y se reimprime regularmente.
Mirando las fotos de la ex modelo, me pongo a imaginarla… y veo, tal y como me dijeron a mí una vez en un piropo de camiseta, una mirada que reúne la sensualidad del hombre y la de la mujer en un solo ojo (el de su cámara, no penséis mal, je). Bettina ha declarado: “Mi trabajo consiste en llegar a conocerme mejor. Se trata de lo que es ser una mujer. Yo no hago autorretratos, pero mis cuadros son autorretratos porque mis diversas series reflejan lo que soy en ese momento, es mi forma de expresar lo que es ser un creador”. No podría estar más de acuerdo con ella.
Pero una vez más yo me pregunto ¿qué tienen estas imágenes que tanto nos gustan?… Sí, es obligado reconocer la técnica fotográfica, en la que destaca sobre todo el tratamiento del color, saturado, contrastado, doble prisma con rojos, azules y verdes, positivados en cyan, magentas y amarillos ou yea… disfrute de los sentidos, exaltación visual y el morbo de desnudar a la Vivien Leigh de “Lo que el viento se llevó” (o alguien tan parecido con ese colorido…)… un fotógrafo profesional os lo contaría mejor pero ya sabéis que yo no vengo aquí a eso, sino a hablar de “lo otro”.
Y ¿qué es eso “otro”?… pues que, creo, las imágenes de la Chambre Close se sitúan en un difícil punto equidistante entre la pornografía, la elegancia y lo kitsch. Las habitaciones escenario se cubren de unos papeles pintados que parecen acumular cientos de pasados junto al olor a tabaco y contrastan fuertemente con la belleza y lozanía de las modelos. El detalle decadente asoma en alguna esquina en forma de urinarios o pequeños lavabos que crean el justo desconcierto al colocarlos al lado de mujeres tan hermosas, bellezas perfectas que reciben su dosis justa de castigo y son mancilladas simbólicamente. Los cuerpos aparecen en posturas que no siempre asociamos con sexualidad, incluso a veces en gestos chocantes que nos sorprenden y hacen que nos preguntemos cosas, que levantemos la antena de la curiosidad y que estemos tentados de seguir la historia que la imagen nos sugiere. Bettina es una fotógrafa, pues, de preguntas más que de respuestas, como en la buena ciencia, y en el buen sexo.
Cabe preguntarse finalmente porqué sus imágenes se posicionan en la frontera de la pornografía aunque sin caer en ella… Opino que el secreto en realidad es muy simple, y es que en medio de ese elaborado medio de expresión conceptual de contrastados colores la artista sitúa el elemento más subversivo de todos en una aparente sencillez: el pubis de sus modelos, con todo su vello, sin pudor, encajado y desencajado a la vez en las imágenes. Rheims también ha declarado, sin falsa modestia:
“Yo introduje la sexualidad en la producción contemporánea y la moda. Y ahora, el sexo está en todas partes, pero a mí me abrió las puertas antes de tiempo”.
La verdad es que si, que sobrepasa la sensualidad y la sugerencia, y que se coloca en la sexualidad más directa y pornográfica, aunque con una dosis de clase que pocos fotógrafos alcanzan… casi como si estuviéramos mirando de frente el conejo peludo de la mismísima Scarlett O’Hara… ¿se os ocurre un morbo más intelectual que ese?
6 TERRY RICHARDSON: el patito feo que desnuda modelos famosas.
Artículo de Marien.Me ha costado un poco decidirme para escoger un fotógrafo sobre el que escribir este segundo artículo para Egoh. Al final me dejo llevar por la intuición y elijo a Terry Richardson, y al leer su biografía me reafirmo en que nada es casualidad, y comprendo porqué me gusta tanto.
BIO TERRY RICHARDSON
En la Wiki podemos leer: “Terry Richardson (nacido el 14 de agosto de 1965 en Nueva York) es un fotógrafo de moda estadounidense, hijo de Bob Richardson, fotógrafo que luchó con el abuso de drogas y la esquizofrenia. Se crió en Hollywood, un barrio de Los Ángeles, California, donde asistió a la Hollywood High School”.
Invito ahora al amable lector a observar una imagen del bueno de Terry, y ensoñar un poco… ¿La tienes?, mírala. El compendio gafapasta más bigote herradura, expresividad de dibujo animado, y cuerpo tatuado y flaquillo que nos vende como personaje se está convirtiendo en todo un icono de la modernidad friki internetera. Pero yo no me dejo engañar y le miro a los ojillos tras sus cristalazos, je… Entonces me imagino al pequeño Terry acojonado ante los delirios de su padre enfermo y a la vez alucinando con sus fotos, con admiración de hijo, y me lo imagino recorriendo los pasillos de su instituto de Hollywood, feucho y marginado, y mirando de reojo las minifaldas de tenista de las saludables y lozanas mozas americanas de bien, y pensando “algún día, veréis”.
Bueno, pues ese día ha llegado, y el pequeño Terry Richardson se ha convertido en uno de los fotógrafos de moda más cotizados del momento, por el que quieren ser desnudadas e interpretadas las actrices y modelos más cool del lugar, empezando por Kate Moss. Ahí detrás le tenéis a él, apareciendo en muchas de sus propias fotos, con un gesto entre el esperpento y el triunfo, encarnando un poco lo que todo “patito feo” quiere conseguir en la vida, algo así como un Ceniciento Trash que se toma su propia historia con humor, con una buena dosis de humor.
Ahora bien, ¿qué tiene Terry Richardson que nos gusta tanto?, ¿cómo fue que pudo llegar a donde está ahora?, bueno, parte de su éxito es su propia imagen, con la que él comercia descaradamente como he dicho. Pero en sus fotos, algunas de ellas en un blanco y negro muy depurado de ripios y con absoluta visión de lo esencial, hay algo más, hay una desnudez especial de los cuerpos y los rostros –Richardson es un maravilloso retratista– que transmiten espontaneidad, comodidad, naturalidad, sensualidad, y en general transparencia. Terry es ese tipo que consigue acercarnos a las divas del celuloide y la pasarela y en cierto modo mancillarlas, y lo que es más importante, que ellas se dejen, y que colaboren en su propia inmolación, y además, esto ya es un auténtico reto, que lo hagan divertidas, con humor, sí, con una buena dosis de humor.
Su metodología es conocida, el propio Richardson ha declarado: “Mi técnica es que no tengo técnica en absoluto”: el hombre se presenta con su cámara en mano, sin mucha sofisticación y con poco escenario preparado, por no decir ninguno. Algunos de sus trabajos tienen incluso un aire amateur que a los que empezamos en esto nos da muchos ánimos –vea el lector las imágenes de la sesión en color a Paz de la Huerta- . Se dice que mira a los famosos a los ojos y les pide que se desnuden… a la vez que lo hace él mismo, como si estuviera pensando “no pasa nada, todos somos humanos, vamos a reírnos un rato”, se dice que pocos y pocas se resisten. Él ha declarado también: “cuando consigues que un modelo se relaje, puede suceder cualquier cosa.!
Creo que lo suyo no es la fotografía de concepto, donde no importan los modelos sino como meros vehículos para la expresión de un mensaje, no. La suya es una fotografía de personas, donde el mensaje es el propio, la propia, modelo. Las fotos de Terry son impúdicas porque captan instantes de verdad pura del sujeto fotografiado, momentos de realidad real, que nos llegan al alma porque tienen ese algo de lo desacostumbrado, la sensación de que el humano que tenemos delante se ha quitado, por unos momentos, la máscara.
Ahora bien, no se crea el lector que en esta historia todo son luces. También hay sombras: acusaciones de modelos, sobre todo jóvenes e inexpertas, que pintan a Terry como manipulador, perverso y humillador, y que califican su trabajo como pura degradación de la mujer (pese a que ha realizado abundantes fotografías masculinas, con tintes hetero y homo). Como suelo decir, creo que lo importante siempre es la dosis, e imagino a Terry sobrepasando el respeto y dándose una sobredosis de sí mismo en alguna ocasión que otra, paciencia. En su defensa se ha dicho que “nunca obliga a nadie a hacer algo que no quiera” y allá cada cual que opine. Alguien que declara que “para hacerle buenas fotos a una modelo desnuda lo hay que hacer es f*ll*r con ella primero” indica un deseo importante de provocación y escándalo, pero mi sospecha es que estamos ante el clásico comer una y contar veinte para crear un personaje sólidamente comercial.
Qué queréis que os diga, prefiero mi visión psicoanalítica del personaje como patito feo, aunque seguro que a él le importaba un pito, siempre que yo me empezara a quitar el vestido, ¿no?
7 El erotismo fotográfico de Helmut Newton
Artículo de Adela Cortijo. Actualización de una Venus del espejo barroca, con la imagen en picado de la ciudad de París a sus pies
El famoso fotógrafo alemán Helmut Newton (1920 – 2004), uno de los grandes fotógrafos del glamour, el erotismo y la sensualidad de la high class del siglo XX, es noticia fresca porque se anuncia una gran retrospectiva en París, en el Grand Palais.
Del 24 de marzo al 17 de junio de 2012.
La exposición seguramente será estupenda, como todas las que he visitado en ese espacio privilegiado (al menos, las últimas de retratos de Andy Warhol (2009) y de la iconografía de Marie Antoinette (2008) así lo fueron).
Tras la muerte de Helmut Neustädter, alias Newton, no se había realizado hasta la fecha en Francia, país en el que realizó la mayor parte de su producción, ninguna exposición de este calibre.
BIOGRAFÍA DE NEWTON Y EROTISMO DE SU FOTOGRAFÍA
Helmut Newton nació en Berlín en 1920, de origen judío tuvo que abandonar Alemania y huir a Singapur donde empezó a trabajar como fotógrafo en un diario. De Singapur fue deportado a Australia y estuvo alistado en el ejército australiano hasta el final de la II Guerra Mundial. Después de la guerra, Helmut Newton conoció a su mujer, June Browne y creó su propio estudio, su propia marca fotográfica, pasando por Londres y París. Allí inició su trabajo en el mundo de la moda, en las revistas Vogue y Elle. Adquirió fama mundial como fotógrafo de modistos y de modelos vestidas y desnudas.
Tiene un estilo que se reconoce, en sus imágenes desfila la belleza y lo insólito. Predomina el desnudo, sobre todo femenino, y los guiños al fetichismo, a los tacones de aguja, a las medias con liguero, al encaje y la puntilla negra, al bondage.
Gracias a su fama, Newton retrató, como Avedon o Leibovitz, a las celebrities, a Dalí moribundo, a Lagerfield joven, a actrices como Charlotte Rampling, Ava Gardner, Anita Ekberg, Faye Dunaway o Catherine Deneuve…
o modelos como Monica Belluci, Carla Bruni, Kate Moss, Eva Herzigova o Claudia Schiffer…
Mujeres desnudas en salones lujosos, dorados y decadentes, o en exteriores en jardines franceses, en góndolas venecianas o junto a coches de lujo.
Modelos con smoking de Yves-Saint Laurent en las calles desiertas de París…
Insistencia en el doble, gusto por los juegos especulares…
En la exposición podrán verse más de doscientas fotografías de Newton, casi exclusivamente originales.