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El halago del no (II): Más devoción, menos obligación

Retomando la primera parte, que puedes consultar en

¿Te gustaría que tus relaciones tuviesen más devoción, libertad, calidad y honestidad y menos miedo a no herir, a defraudar, a sufrir represalias o a fallar a un compromiso? Pues sigue conmigo.

penalizar-actitudesEn todo lo social hay más elementos incontrolables e inciertos que controlables y seguros. Y una relación es la materia prima de lo social. Así que asumiendo que no hay nada seguro, sí existe un modo de aumentar probabilidades de que las personas de tu alrededor actúen hacia ti desde la libertad/devoción y no desde el compromiso/obligación.

Para ello, es fundamental que no penalices a las personas por darte una negativa, o por decirte algo negativo. Lo cual, dicho sea de paso, es mucho más fácil de decir que de hacer. Y mucho más fácil de entender que de integrar.

Si yo hago sentir mal a mi pareja porque hoy no ha podido quedar conmigo, aumento probabilidades de que ella en ocasiones quede conmigo para que yo no me enfade o se lo reproche.

EJEMPLO DEL HALAGO DEL NO

Veamos un ejemplo con dos alternativas:

Es domingo, hace mucho que no veo a Lorena, esa chica con la que quedo de vez en cuando, y que si las cosas siguen así me encantaría irme de viaje con ella a Venecia en un mes. Nos escribimos, y tras unas risas, terminamos quedando para el martes por la noche.

Es martes, me he levantado ilusionado porque hoy por la noche veré a Lorena. La verdad es que varias veces le he propuesto quedar y me ha dado largas… hoy por fin podré cenar con ella y hacerla reír con mis últimos chistes sobre canguros. Llegan las 8 de la tarde y vibra mi móvil. Lorena escribe:

Javi lo siento mucho… llevo un día sin parar, con mucha más faena de la que pensaba, creo que hasta las 22 no habré terminado, y mañana me tengo que levantar a las 7… preferiría que nos viésemos otro día.

Vaya con Lorena. Respiro. Y puedo optar por dos respuestas, como mínimo:

A. Lorena siempre me haces lo mismo. Procura quedar conmigo cuando puedas, porque he cancelado planes por quedar contigo… Ciao.

Esta respuesta no tiene nada de malo. Es honesta. Pero veamos esta otra:

B. Pues Lorena, gracias. Porque mucha gente estaría en tu situación, y aunque estuviese cansada, quedaría sin apetecerle. Y tú tienes la confianza para anular. Así me aseguras que siempre que quedas conmigo, lo haces porque te apetece. Además otro día puede que sea yo el que necesite cancelar. Un besazo y recuérdame que otro día te lleve al sitio que te iba a llevar hoy, que sé que te gustará.

CONSECUENCIAS DEL HALAGO DEL NO

El ejemplo es necesario, pero quedarnos solo en el ejemplo es insuficiente para entender el alcance del “halago de no”. Este tipo de situaciones son completamente cotidianas: padres que quieren que sus hijos veinteañeros pasen más tiempo con ellos, parejas que quieren que unos amigos asistan a sus bodas de plata, vendedores de lotería, familiares que quieren que el tío Juan venga a la cena de Navidad… Las relaciones sociales presentan continuos intentos de modificación de actitudes.

La respuesta B, fuera de que no sea el adalid de la brevedad, tiene otros elementos que la primera respuesta no tenía. ¿Cuáles?

  1. No nos quejamos ante la negativa de otro. Porque nos movemos desde la creencia de que ese otro en realidad no nos debe nada. Las quejas solo tienen sentido cuando alguien me debe algo.
  2. No privamos a los demás de la libertad de decirnos que no sin sentirse mal por ello. Si nos rodeamos de gente a la que le hacemos sentir mal cuando nos rechazan, jamás podremos sentir la seguridad de que la otra persona nos elije desde la libertad -lo cual, tal y como trataré de explicar, es tremendamente halagador-.
  3. Generamos relaciones donde también nosotros nos vamos a sentir cómodos para rechazar aquellas cosas que por voluntad o por imposibilidad, tengamos que rechazar.
  4. ¿Alguna vez habéis dejado de proponer o pedir algo por miedo a molestar? ¿Por miedo a que el otro esté pensando que sois unos pesados, pero que no os lo dice? Pues bien, si hacéis que la otra persona se sienta cómoda a daros una negativa, podréis tener la tranquilidad de proponer lo que sea, las veces que sea, sin sentir esa incomodidad.

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En definitiva, en mis relaciones de calidad, es fundamental que la otra persona se sienta tan cómoda a darme respuestas positivas, como a darme negativas. Porque entonces sucede lo siguiente:

Mi novia tiene varios planes este finde, y elija el que elija yo no se lo voy a recriminar: puede quedar conmigo, puede irse con sus amigas a pasar el fin de semana fuera, puede quedar con su amigo Pedro que, vaya casualidad, es guapo y soltero, puede quedarse en su casa leyendo El Quijote…

Yo, mediante “el halago del no”, he logrado que ella pueda optar por cualquier de esos planes y no sentirse mal por ello. Finalmente, ella ha decidido quedar conmigo. Ella me ha elegido sobre Pedro, sobre sus amigas, y sobre Cervantes, ¿no es eso increíblemente halagador? Pues ese halago que además de hacernos sentir bien alimenta nuestra seguridad, solo es posible sentirlo, si logramos generar relaciones donde no hagamos sentir mal a los demás cuando no nos eligen.

¿INMOVILISMO O SEDUCCIÓN?

¿Qué opinas lector? ¿Alguna crítica? Espero que sí. Tengo una importante crítica a esta perspectiva: cómo consigo entonces lo que quiero. Cómo consigo modificar una actitud. Me podéis decir:

Vale Javi, yo se lo acepto y le “halago el no”, pero el caso es que Lorena no queda conmigo, que mi hijo veinteañero no viene a hablar conmigo, que celebro mis bodas de oro y esos amigos no vienen, que he creado mi página en facebook y nadie le da al “me gusta”. No logro lo que quiero, Javi.

Efectivamente, una lectura superficial de esta perspectiva puede inducir a pensar que promuevo la inmovilidad, una especie de ataraxia ante lo que los demás me comunican. La famosa “no reactividad”. No hacer nada cuando los demás me dicen que no, aceptarlo con una sonrisa, y comerme mi frustración.

Pues no. Lo que trato de explicar, es el principio de cómo modificar actitudes a través de la seducción, y no a través del poder. Pero esto, se merece otro artículo, ya que si realmente te interesa la tercera parte, me gustaría que esta segunda la mastiques, la digieras y pienses en qué medida la tienes integrada.

Por cierto… ¿me quieres decir que entre irte a cualquier otro artículo, entre abrir Youtube, entre ver videos de gatitos, entre escribir por whatsapp a aquel chico que tanto te gusta, entre abrir la nevera y tomarte un turrón… te has quedado leyendo mi artículo hasta el final? Mil gracias, eso es un halago enorme.

Deseo verte en la tercera parte.

PD: recuerda que tus comentarios enriquecen este artículo, y que todo comentario o pregunta la responderé aquí o en nuestro canal de Youtube Egolandswers. Y si decides compartirlo, gracias de antemano por hacer algo tan halagador como es difundir mi trabajo.