Qué es el matrimonio: ¿Es natural la monogamia?

Queridas y queridos lectores, en este artículo vamos a entendernos mejor a nosotros y a nuestras relaciones. Qué es el matrimonio. Le daremos una explicación antropológica e histórica fuera de juicios morales y religiosos.

También repasaremos los orígenes de la monogamia y lo compararemos con la poligamia.

Entenderemos la relación que tiene el amor en el matrimonio y haremos un repaso por las hormonas que intervienen en las relaciones de pareja para comprender mejor qué es el matrimonio en pleno siglo XXI , ¿es natural que seamos monógamos?

¿Cuántas veces hemos escuchado en los bares que los hombres somos polígamos por naturaleza y que las mujeres son monógamas por su instinto maternal? Y en esas tertulias que se dan en los “afters” a las seis de la mañana que la psicoendocrinología puede ayudarnos a resolver algunos interrogantes sobre ¿qué es el matrimonio? ¿Cuántas conversaciones hemos tenido con un grupo de neonazis en la grada ultra de un estadio de fútbol sobre la necesidad del fin del patriarcado y sus consecuentes cambios en la antropología venidera?

¿Las parejas de ahora se parecen en algo a las del siglo pasado? ¿Y a las de hace 3000 años? ¿Es natural la convivencia monógama en pleno siglo XXI? ¿Qué era y qué es el matrimonio actualmente?

Voy a intentar poner un poco de luz a todos estos interrogantes sobre la pareja, sobre si es o no natural que seamos monógamos. Sobre la historia de la pareja heterosexual y como se han construido las parejas. Bienvenida/o a este apasionante recorrido que vamos a hacer por la historia y por las hormonas del amor que espero que os haga disfrutar tanto como a mí.

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1 | LA MONOGAMIA ¿Somos monógamos por naturaleza?

Partamos de su definición:

la monogamia (del griego mónos, ‘uno’, y gamos, ‘unión’), en el mundo animal, se refiere a la relación de la pareja que mantiene un vínculo sexual exclusivo durante el período de reproducción y crianza (de las crías).

En los humanos, la monogamia es un modelo de relaciones afectivo-sexuales basado en un ideal de exclusividad sexual por un período de tiempo que podría durar toda la vida entre dos personas unidas por un vínculo sancionado por el matrimonio, por la ley o por el derecho consuetudinario. Al practicante o creyente en este modelo de relación se le llama monógamo.

¿Somos monógamos por naturaleza?

Estamos acostumbrados por nuestra cultura a que la unión entre humanos es monógama y solemos relacionarla con el amor. O dicho de otro modo, la pareja monógama, la entendemos como una consecuencia del amor.

¿Pero a qué llamamos amor? En Occidente se entiende como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias.

¿No te parece curioso, al pensar en esas actitudes en todas las culturas se parezcan tanto los síntomas del amor? Da que pensar, ¿verdad?

Pero no siempre ni en todas las culturas, en la monogamia ha habido amor, sino más bien interés.

La familia monogámica nace de la familia sindiásmica fundada en el poder del hombre tanto en uniones monógamas como polígamas.

Syndyazo»: parear, unir dos conjuntamente. Se fundaba en la pareja de un varón y una hembra bajo la forma de matrimonio sin cohabitación exclusiva. El matrimonio no se basaba en sentimientos, sino en la conveniencia y la necesidad sin mayor duración que la que quisieran darle las partes. A la familia Sindiásmica, o matrimonio por grupos se le sitúa antes de lo que llamamos civilización. Este tipo de familia aparece entre el límite del salvajismo y la barbarie.

A día de hoy se entendería como una cooperativa sin contrato de rescisión. ¿Os lo imagináis en estos tiempos?

+ Bueno, Carlos, vamos a tener hijos, y los viernes quedamos para ello.

¿Por qué los viernes? Me viene mal. Tengo otra relación con Carmen y por estadística ya le toca quedarse preñada.

+ Pues porque los jueves me estoy acostando con Andrés, que tiene mucha pasta y es muy guapo, y me apetecen subir la media de estatura de mi barrio.

Pero el humano para sobrevivir mejor tiene que ponerse a currar. Agricultura, herramientas, etc. y adquiere, sin darse cuenta, estructuras psíquicas inconscientes que le permiten laborar. A esto es lo que llamamos «carácter de producción», que es simultáneo a la hipótesis histórica de la propiedad privada, la monogamia, el patriarcado y la esclavitud. Esta esclavitud nace al surgir la propiedad privada, ya que el hombre orienta su psicología a la propiedad.

No distingue entre cosas y personas. La orientación psicológica de la propiedad privada es el origen de las normas sexuales en general, en virtud de éstas, se establecen propiedades y propietarios (matrimonio, monogamia, patriarcado) y como consecuencias límites a las propiedades y propietarios)

¿Qué es el matrimonio? La consecuencia de la propiedad privada. ¿Somos entonces monógamos por naturaleza?

¡TENER O NO TENER! Y empizan las primeras prochibiciones que casualmente son los auténticos pilares de nuestras actuales relaciones. (Incesto, celos ,»no desearás a la mujer del otro» y sus sinónimo psicológico es un «PUEDO» (derechos sexuales exclusivos) O NO PUEDO (restricción de derechos sexuales).

O dicho de otro modo: El hombre, más fuerte físicamente se pasa horas currando al día y quiere «SUS cosas controladitas». Sus granos, sus hortalizas y sus personas cuando antes no lo necesitaba. La mente por primera vez asume y aprende a tomar conciencia de lo que es mío y lo que no.

El contrato matrimonial como forma legal, es precisamente ese establecimiento de propiedades y propietarios entre personas. Pero en la orientación de la propiedad en el plano psicológico no sólo es un deseo de poseer sino de ser poseído». Es decir,” ser propiedad de», Esto está muy enraizado en las normas sexuales que no pueden subsistir sin ambos elementos. Y aquí podría ponerme a hablar en términos psicoanalíticos… Pero ya bastante tenemos con descifrar «¿Qué es el matrimonio?»

Pero como casi todo en la historia de la humanidad recae socialmente de forma muy diferente en la mujer y el hombre. Éste último toma el poder y no lo suelta hasta estos días. Entendiendo esta toma de poder patriarcal podremos entender cómo nos ha llegado la infidelidad a nuestros días de forma diferente para hombre y para mujeres: Es decir con esta base económica de los tiempos remotos.

2 | LA INFIDELIDAD. ¿Somos monógamos por naturaleza?

El hombre puede ser infiel y la mujer no debe serlo”.

El estigma de la infidelidad recae socialmente de forma muy diferente en uno y en otro.

A la mujer engañada no se le despreciaba sino que se le compadecía porque la infidelidad del esposo constituía un peligro real de supervivencia por su dependencia económica.

Al hombre engañado sí se le menospreciaba puesto que no había sabido hacer respetar sus derechos de propietario, perdía respecto a otro rival que ponía en peligro su transmisión genética y las propiedades que éste esperaba transmitir a sus herederos.

Telita marinera, ¿verdad?. Leyendo como hemos funcionado tantos años nos damos cuenta de la importancia de los programas de educación para combatir los residuos machistas que nos inundan.

3 | HISTORIA DE LA PAREJA Y DEL MATRIMONIO ¿Qué es el matrimonio?

Para los pobladores más primitivos, el matrimonio era un deber social, una obligación religiosa, e incluso un requisito político para proveer ciudadanos para la tribu. Eran tiempos difíciles. Y contar con gente no venía nada mal. Cazar, siempre es más efectivo con un grupo numeroso. Y no te digo nada de defenderse de otra tribu que venía a quitarte tus cosas. Eran tiempos de poca negociación. Así que si vosotros erais 20 y los otros 30, se te complicaban las cosas.

Por otra parte, también existía la creencia de que las personas no casadas no podían entrar en el mundo espiritual. De hecho, existían trabajos tan dignos y curiosos como encargarse de casar a los muertos, habiendo muerto soltero/a. Valga la redundancia.

+ ¿Como dices, Luis?- me preguntas.

Cómo lo oyes en tu mente, lector..

De hecho, como había que casarse sí o sí, estas casamenteras casaban a niños e incluso, a fetos. Podías nacer ya casado con otro bebé al que tampoco habían preguntado.

Curioso es, también, que eran frecuentes las pruebas prematrimoniales, tanto para ellos como para ellas. Y por cierto, si ella ya tenía hijos antes de la boda estaba bien visto. Era una evidencia de fertilidad.

Eso de que uno era guapo o guapa no era tan importante. ¡Qué cosas! Los hombres y las mujeres tenían que demostrar que iban a ser buenos cónyuges con pruebas físicas y mentales.

En algunas culturas nórdicas, por ejemplo, existían los “cazadores de cabezas”: Un joven no se podía casar hasta que al menos dispusiera de una cabeza de una tribu rival. Cuando pasó de moda, las esposas se ganaban en torneos de adivinanzas. Esto todavía sobrevive en muchos grupos del áfrica negra.

Para ellos, las pruebas básicamente se basaban en demostrar resistencia física: cazar y luchar. Para ellas, demostrar su capacidad de hacer duras faenas agrícolas.

Estos matrimonios primitivos provisionales no implicaban licencia: eran simplemente pruebas sinceras de fecundidad.

Aterrizando en la antigua Grecia, dicha unión se llamaba engué (garantía). Este contrato sólo se hacía cuando había patrimonio para heredar. Si no, nasty de plasty. No valía la pena tanto rollo. ¡Cuánto sabían los griegos!

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Los herederos de la mujer eran los hijos y no el esposo, y el objetivo del engué era dar nacimiento a hijos legítimos que pudieran heredar los bienes paternos. Aquí se requería estricta fidelidad de parte de la esposa. O dicho de otro modo, cuanto más había que heredar, más quería asegurarse el hombre de que no curraba para hijos que no eran suyos.

Ya en Roma, la castidad no era una virtud. No era necesario el matrimonio para tener relaciones sexuales ni para tener hijos. Sólo cuando un miembro de casa elevada deseaba transmitir su patrimonio a los hijos directos, se casaban.

Eso sí, ambos cónyuges debían dar su consentimiento.

El matrimonio romano era entendido como una unión permanente pero no indisoluble a diferencia del posterior matrimonio cristiano.

En la época republicana los varones casados ya tenían prohibido tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero el delito se fue haciendo impune tanto social como jurídicamente. No, en cambio, con las mujeres que, de nuevo, eran castigadas severamente. Esta doble moral quedó instaurada e influyó en el comportamiento sexual de toda la historia occidental como podemos comprobar a poco que asomemos la nariz por los clubs de alterne.

El emperador Constantino intentó detener tanto golferío romano, prohibiendo mantener esposa y concubina. Evidentemente, no lo consiguió.

Mientras tanto, los pueblos germanos lo tenían más claro. Para ellos el matrimonio se constituía con la cohabitación de la pareja unida, y no por un acto formal. Más que legal, era un acto social.

Tenían varias fórmulas para ello:

#1 COMPRA de la novia: Los hombres ofrecían dinero a los progenitores y surgía una negociación para la época tan natural como el agua mineral.

#2 RAPTO o captura: Aquí había poca negociación. Y tampoco hacían falta muchas habilidades sociales ni carisma. Te juntabas con unos colegas para colarte en una casa y raptar a la chica. Como veis, nada que ver con Tinder.

#3 CONSENTIMIENTO  mutuo: Que era una derivación del rapto con la aquiescencia de la mujer pero no de la familia. Esta parece más romántica y actual. El amor por encima de los padres. Muy peliculero para la época.

La unión sexual era el único requisito para este concubinato o matrimonio.

¿Vas sacando conclusiones sobre qué es el matrimonio y si somos monógamos o polígamos por naturaleza?

Al derrumbarse el imperio romano, la Iglesia tomó las riendas de la ética y la moral en Occidente. Empiezan los tiempos del oscurantismo sexual dentro de la pareja. Aquí ya se impone la monogamia formal y se proscribe la consanguinidad aunque las familias reales siguen practicándola.

El matrimonio es concebido como una unión de iguales ante Dios (aunque no ante la ley humana). Se impone la monogamia formal (aunque sigue el amancebamiento de amantes). Se proscribe la consanguinidad aunque las familias reales siguen practicándola.

Los decretos de emperadores cristianos modificaron las formas de contraer matrimonio. Por ejemplo se restringió a la clase alta que un célibe aristócrata podía elegir pareja.

Los pobres, en este ámbito, sí tenían más libertad. Se hicieron legales las parejas informales como parejas de esclavos (contubernio). ¿Qué cosas, verdad?

Bien, amigas y amigos, os invito al siguiente concepto..

4 | LA POLIGAMIA ¿Somos polígamos por naturaleza?

La poligamia es un tipo de matrimonio en que se permite a una persona estar casada con varios individuos al mismo tiempo.

Proviene del griego πολύς (polís) y γάμος (gámos) «muchos matrimonios». Comprende tanto la poliginia como la poliandria.

Como comentábamos anteriormente, al derrumbarse el imperio romano, es la Iglesia Católica la que toma las riendas de la ética y la moral en Occidente. Empiezan los tiempos del oscurantismo sexual dentro de la pareja. Aquí ya se impone la monogamia formal y se proscribe la consanguinidad aunque las familias reales siguen practicándola.

Por otro lado, y en contraposición, hebreos, egipcios, griegos, persas, asirios, japoneses, hindúes, rusos y germanos aprobaban la poligamia. Así como el Antiguo y Nuevo testamento son los primeros libros religiosos que la recogen. Pero de nuevo, “¿Por qué no se permite la poligamia en la mujer?” Debate constante que habría que analizar. Por aquel entonces se decía que la mujer en un año podía tener un hijo y un hombre podía fecundar a muchas mujeres. En una sociedad necesitada de brazos, hijos para sobrevivir, el planteamiento estaba claro. ¿Pero actualmente?

Numerosas investigaciones se han llevado a cabo durante tiempo sin llegar a un punto en común. Actualmente sigue siendo un debate continuo.

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Poligamia mandanguera

-Para algunos psicólogos evolucionistas no hubiéramos evolucionado sin la monogamia, ya que la poligamia no hubiera permitido que los bebés se desarrollaran física y mentalmente. El tener una pareja estable, desde su punto de vista, ayudó a nuestros ancestros a apoyarse para proteger y criar a los hijos lo suficiente para que desarrollaran su cerebro grande. Los estudios de Opie han encontrado que la poligamia es algo muy reciente. El psicólogo evolutivo David Buss comenta que los celos son una adaptación evolutiva para retener a nuestra pareja y evitar que otro macho abuse de ella, lo que amplía el compromiso.

Sin embargo, no todos están de acuerdo, si nacimos polígamos para convertirnos monógamos o viceversa. Christopher Ryan, de la Universidad de San Francisco es otro de los partidarios de que  la poligamia es  una acción evolutiva y a la monogamia como un comportamiento social. “La monogamia es antinatural, antes de ser sedentarios la reproducción no se limitaba a una sola pareja, pues entre más parejas tuvieran las hembras tenían mayores posibilidades de tener hijos”.

De lo que sí que estamos de acuerdo es de que la pareja se forma para dar respuesta a una serie de necesidades humanas, la más evidente de las cuales es la reproducción, que por sí misma es una necesidad de la especie, pero que a la vez viene a cubrir necesidades del individuo tales como la compañía (no estar solo) y la solidaridad (ayuda o apoyo mutuo). O sea, que lo de la pareja no es sólo para tener hijos.

En consecuencia, para asegurar la continuidad de la función procreadora bastaría con el impulso y la atracción sexuales, no siendo necesaria para ello una experiencia tan extraordinariamente devastadora como el enamoramiento. El amor es un misterio.

Está claro que para la consecución de los fines procreadores bastaría con una unión sexual esporádica, pero la complejidad de la crianza ha llevado a los humanos, así como a otras especies, a buscar formas más complejas y estables de relación para asegurar el proceso y el suministro continuado del sustento necesario: alimento, cobijo, protección. Estos objetivos, sin embargo, se pueden conseguir de formas muy variadas, tal como han demostrado las distintas modalidades de organización familiar descritas por los estudios antropológicos.

Como dice Punset :

Lo que la gente busca al casarse es el compromiso para formar una familia, asegurar una fuente de afectividad y la fidelidad sexual.

Como dice un proverbio africano para educar a un niño hace falta toda una tribu. Aun así, sea por la evolución económica o tecnológica o por efecto del colonialismo, en la mayoría de culturas ha prevalecido la organización matrimonial, como sistema para asegurar el conjunto de funciones atribuidas a la pareja heterosexual de generación y crianza de los hijos, así como de apoyo y solidaridad mutuas, dando origen a formaciones familiares más o menos extensas según el momento evolutivo de cada sociedad.

En muchas culturas la institución del matrimonio está claramente regulada por costumbres más o menos ancestrales, o por leyes religiosas o civiles. En otras está sometida a un proceso de flexibilidad e indeterminación, característico de un momento de cambio social. Eso nos va dando pistas de qué es el matrimonio.

La elección del cónyuge ha estado sometida igualmente a las condiciones culturales y sociales propias de cada grupo humano según el momento evolutivo de su historia. A la costumbre de asignar la pareja por parte de los padres a los hijos con criterios económicos o patrimoniales, de casta o clase social, o incluso por razones de Estado, se ha ido introduciendo en Occidente, particularmente, como resultado de una larga evolución social, ideológica y económica que ha otorgado un particular valor a la elección libre e individual de cada uno, el concepto de pareja romántica, basada en la atracción sexual y el enamoramiento

 

5 | HORMONAS IMPLICADAS EN EL AMOR Y LA FIDELIDAD. ¿Somos monógamos por naturaleza?

Y a todo esto, ¿qué podemos decir respecto a nuestras hormonas y emociones? ¿Hay hormonas que nos afectan en situaciones de pareja? ¿Explican nuestras hormonas emociones como la fidelidad o el amor? A continuación vamos a abordar cada una de las hormonas implicadas en nuestros momentos de pareja o fidelidad. Quizá esto nos ayude a entendernos mejor.

#1 Oxitocina:

hormonas-fidelidad-oxitocina

La oxitocina, igualmente llamada informalmente por algunos como la «molécula del amor» o «la molécula afrodisíaca», La hormona de los mimosos, es una hormona relacionada con los patrones sexuales y concretamente con la monogamia. En relación a esto, se afirma que desempeña un importante papel en la fidelidad masculina y la monogamia.

Desempeña múltiples funciones: tiene un papel fundamental en el desencadenamiento del parto y en la lactancia; está implicada en la formación de las relaciones sociales, y promueve los lazos entre padres e hijos, así como entre las parejas. Además, un estudio reciente ha revelado que, además, esta hormona potencia también la monogamia.

Concretamente en las mujeres, esta hormona se libera en grandes cantidades tras la distensión del cérvix uterino y la vagina durante el parto (estimulación de la contracción del útero) así como en respuesta a la estimulación del pezón por la succión del bebé, facilitando por tanto el parto y la lactancia.

En el cerebro parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría estar involucrada en la formación de relaciones de confianza y generosidad entre personas, como el papel que podría jugar en el autismo.

Según un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bonn (Oeste de Alemania) bajo la dirección del Prof. Dr. René Hurlemann y con la participación de investigadores de la Universidad Ruhr de Bochum y la Universidad de Chengdu (China ), hombres comprometidos en relaciones estables a los que se les suministró oxitocina mantienen mayor distancia con mujeres desconocidas que les parecen atractivas, en comparación con hombres a los que, en la misma situación, se les suministró un placebo. Sin embargo, este efecto de la oxitocina no se dio en hombres solteros. Dicho con otras palabras, los hombres con elevadas cantidades de oxitocina en el cerebro ven a sus parejas más atractivas que aquellos con niveles más bajos. Para demostrar estos resultados se suministró oxitocina mediante un espray nasal a un grupo de cuarenta hombres heterosexuales que vivían con su pareja en el momento del estudio. Cuarenta y cinco minutos después de que se les suministrara la oxitocina por vía nasal se les presentó a estos una participante en el experimento a la que más tarde todos describieron como “atractiva». A medida que esta mujer se acercaba o se alejaba de los voluntarios, a ellos se les pidió que indicaran la distancia que consideraban como “ideal”, así como que definieran a que distancia de la bella mujer comenzaban a sentirse “incómodos”. Los investigadores descubrieron que la oxitocina hizo que los hombres comprometidos en una relación estable prefiriesen mantener una distancia mayor (de entre 10 y 15 centímetros) entre ellos y la mujer. Esto no sucedió con los hombres solteros.

Por otra parte, ante la visión de la propia pareja, esta hormona se ocupa de activar el centro de gratificación en el cerebro masculino, fortaleciendo de este modo los comportamientos monógamos en los hombres.

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Según afirma René Hurlemann:

«Este mecanismo biológico actúa de modo muy parecido a una droga», ya que «tanto en el amor como en el consumo de drogas se busca estimular el centro de satisfacción del cerebro»

Además, el director del estudio apunta que la oxitocina estimula el contacto entre las parejas ya que, por medio de éste, se mantiene alto el nivel de esta hormona y ello repercute en una potenciación de la relación sentimental.

Esto apoyaría a los partidarios de que somos monógamos por naturaleza.

Sin embargo, Hurlemann recuerda que «el hombre constituye una excepción». A primera vista, la monogamia no tiene mucho sentido. En la visión clásica de la biología evolutiva, los hombres constituyen una excepción ya que la monogamia no es un patrón de conducta muy extendido entre los animales salvajes.

A pesar de todo esto, se debe tener en cuenta las limitaciones del estudio de Hurlemann, ya que se trata de una investigación con una muestra relativamente pequeña y es posible que este supuesto efecto anti-infidelidad, en caso de que se produzca, no tenga lugar en todas las personas, situaciones o contextos. Más concretamente, los propios autores advierten que para que este efecto surja, la oxitocina debe liberarse en el esposo justo antes del contexto en el que pueden encontrarse con otras mujeres. Además niegan le pregunta de si la oxitocina podría ayudar a que los hombres mujeriegos resistieran la tentación, y puso en duda el que alguna droga pudiera ser tan potente.

El problema reside en la existencia de gente desamparada que no puede interpretar con cautela estos mensajes esperanzadores, y resulta comprensible cuando se trata de matrimonios al borde de la separación o padres de niños que padecen enfermedades como el autismo. Debido a algunos de los efectos pro-sociales de la oxitocina, se están realizando ensayos clínicos, estudios en progreso cuyos resultados se desconocen por el momento.

En resumen, la oxitocina, la hormona polifacética y con múltiples funciones en el cuerpo humano: nos une, nos lleva hacia la monogamia y fidelidad, y mantiene el apego y las ligas familiares. No obstante, resultaría contraproducente interpretar que esta sustancia puede actuar como píldora contra la infidelidad. En muchos sentidos la oxitocina es un ejemplo claro de lo que ocurre cuando el entusiasmo, la charlatanería y el optimismo se anteponen a la evidencia y la experimentación cuidadosa.

#2 Vasopresina:

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Desde el punto de vista biológico, partimos del eje hipotálamo-hipofiso-adrenal (cortisol) para referirnos a la oxitocina y vasopresina, ambas con receptores en áreas fundamentales para la cognición social como por ejemplo la amígdala o el córtex prefontal medial. En general, y lo más importante, es que tienen efectos en la inferencia de emociones, en la creación y mantenimiento de vínculos de afiliación. De sentirse en pareja.

Igualmente que la oxitocina, la vasopresina es neuropéptido formado por 9 aminoácidos que pueden actuar como hormonas al ser liberados al torrente sanguíneo, o como neurotransmisores y neuromoduladores cuando se liberan en el interior del cerebro, a las cuales también se les puede llamar neurohormonas. Se sintetiza en las células magnocelulares de los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo y se liberan a través de la neurohipófisis a la periferia. Depende de hormonas sexuales para su acción y síntesis: la testosterona es crítica para la síntesis de vasopresina.

En particular, la arginina-vasopresina en cuanto a conducta social se refiere, y en relación a nuestro caso, está generalmente más implicada en conductas sociales típicamente masculinas como puede ser la formación de pareja. Tal como comenta Helen Fisher en una de sus investigaciones sobre el amor, y dentro de las fases que lo componen, podemos destacar características dentro de esas fases que pueden estar ligadas con la concepción monogámica de la pareja. En la conocida como segunda fase del amor, “amor romántico”, que se corresponde con lo que se suele entender por “estar enamorado”, los sujetos en cuestión manifiestan una clara “atracción sexual selectiva”. Lo más característico de esta fase es el aumento de placer y motivación para estar con la persona amada, y el profundo sentimiento de tristeza que se produce antes su ausencia. Con todo esto podemos llegar a entender lo que sucede en la siguiente fase. La fase tres es la referida al proceso de vinculación e unión entre la pareja. Una vez afianzado el amor mutuo, se fomenta de forma más contundente la confianza y el vínculo entre la pareja.

Fundamentalmente en todo este proceso, el papel que juega la vasopresina y la oxitocina es esencial. En resumidas cuentas se produce un aumento considerable de ambas durante todo el proceso. La vasopresina en particular es un antidiurético y controla el volumen y la presión de la sangre. Es una sustancia fundamental para el mantenimiento de la memoria y puede ser utilizado como estimulador de la cognición. De nuevo, y dado el papel que la vasopresina y la oxitocina juegan tanto en proporcionar una sensación de bienestar como en el reconocimiento, parece normal que estén vinculadas a la fidelidad y al reforzamiento de los lazos amorosos entre amantes. En esas condiciones hay desconexión orbitofrontal y por tanto escasa prudencia y previsión (contigo pan y cebolla). Es la fase del enamoramiento o cortejo con la que suelen iniciarse la mayoría de las relaciones de pareja y que cuando finaliza puede dar al traste con la viabilidad de la pareja si esta no sabe seguir adelante en su evolución. Cuando se ha enfriado el circuito del apego (fusión) un rechazo sexual puede desencadenar la infidelidad sexual, pues solo se sostiene por el circuito del placer.

De la misma forma que de la oxitocina se han llevado a cabo numerosas investigaciones y estudios acerca de su impacto en los humanos, de la vasopresina hay mucha menos información y ésta está más ligada a estudios realizados con animales.

Los trabajos realizados por Larry Young de la universidad de Emory es un ejemplo de lo anteriormente comentado. La vasopresina en relación a los animales es la que intervendría en aspectos como la selección de pareja, en la custodia, y en la territorialidad. La investigación que Larry Young llevó a cabo con unas familias de topos que mostraban conductas muy diferentes en relación a sus parejas y a su prole, han permitido vincular la presencia de vasopresina en las relaciones estables de pareja.

El microtus ochrogaster o topillo de la pradera tiene el comportamiento sexual de Michael Landon en la casa de la pradera. Se mantiene monógamo durante su vida e incluso no vuelve a encontrar pareja aunque enviuden. Además son colaboradores y se preocupan por el mantenimiento de la prole. Por el contrario, sus primos los topillos de la montaña, microtus montanus, mantienen una vida disoluta y abierta en lo que respecta a sus relaciones de pareja; y al mismo tiempo tampoco se preocupan de sus descendientes. Al parecer, es la vasopresina la que determina la vida sexual de los topillos. Un gen es el responsable de general el neuroreceptor de la vasopresina, así que aquellos topillos que tienen ese gen, fabrican el neuroreceptor en las cantidades apropiadas, y como consecuencia, sus portadores son fieles hasta que la muerte los separe. Aquí también estaba implicada la oxitocina que relatamos a continuación.

#3 Dopamina:

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Por otra parte, otro neurotransmisor que puede tener una posible influencia en la monogamia es la dopamina. Se trata del neurotransmisor catecolaminérgico más importante del Sistema Nervioso Central (SNC) de los mamíferos y participa en la regulación de diversas funciones como la conducta motora, la emotividad y la afectividad así como en la comunicación neuroendocrina. También conocido como el neurotransmisor del amor, debido a que se encuentra involucrado en todas las conductas placenteras, como hacer ejercicio, consumir drogas o el acto sexual.

Estudios recientes han descubierto que esta hormona se encuentra relacionada con la monogamia, en una estructura cerebral conocida como núcleo accumbens, puesto que se incrementan los niveles de dicho neurotransmisor cuando hay una relación estable con una sola pareja o, como se ha probado en animales, cuando el bloqueo de la dopamina tiene efecto en los machos que copulan más con otras hembras.

6 | CONCLUSIÓN: ¿Qué es el matrimonio? ¿Somos monógamos por naturaleza?

Al parecer y desde un punto de vista biológico y psicoendocrino, la fidelidad está prácticamente asegurada cuando se está enamorado. Cuando el enganche hormonal se termina, incluso si queremos profundamente a esa persona, necesitamos de los valores, la programación social y la voluntad para continuar fieles. Los avances en neuroimagen, biología molecular y genética permitirán determinar las regiones y circuitos cerebrales involucrados en la monogamia y la fidelidad, además de entregarnos las bases genéticas que abren las puertas para entender las conductas de un tipo u otro.

Aun así, tal y como he destacado a lo largo del artículo, este tema sigue generando controversia acerca de si la monogamia en la pareja es una “situación natural”. Podría resumirse diciendo que entre los mamíferos y, particularmente entre los primates sociales no es fácil constatar la monogamia como práctica habitual. Por tanto, algunos humanos practican la monogamia social pero no son monógamos desde la óptica puramente sexual. Aun así, apreciamos que el ser humano es capaz si desea y se lo propone, tratar de aumentar esa fidelidad y comprometerse de un modo más real con su pareja.

No todas las relaciones han de acabarse si el amor falla, las personas evolucionamos y por tanto nuestras relaciones también. Como explica Larry Young, podríamos aumentar la fidelidad estimulado la liberación de oxitocina, es decir, mediante la proximidad física y las relaciones íntimas. Algo tan básico pero a veces tan olvidado por las terapias psicológicas. “Querer es poder”, amigas y amigos.

Y sinceramente, si bien puede haber dudas respecto a si es natural o no ser monógamos, nos hemos otorgado valores y hábitos como la sinceridad. La mentira en la pareja no tiene justificación alguna y como decimos en Egoland, os recomendamos aplicar las 3 Haches: Humildad asertiva, humor, y en este caso HONESTIDAD.

¿Qué es el matrimonio entonces? Dímelo tú, ahora que tienes toda esta información y que tienes tus propios valores, creencias y expectativas.

Siempre vuestro, Egoh.

Dos pasos para conocer a la persona que te atrae

Inestimables lectores,
En este apasionante mundo de la seducción, uno de los dilemas habituales que se presenta ante hombres y mujeres, es lo que podríamos llamar dilema entre la iniciativa y la exigencia.
Lo expuse por primera vez en mi libro “21 Claves para Seducir de Día”
Este dilema nace de la siguiente disyuntiva:

– Si no quieres resultar superficial y crees que para interesarte por una persona debes conocerla previamente, no tendrás iniciativa ya que no tienes justificación para dar el primer paso. Esto te hará perder muchas oportunidades y te limitará a conocer y quedar con las pocas personas que ya conoces (porque previamente eran amig@s) o con las que te dan una cierta sensación de cercanía (porque son amigos de amigos o porque van contigo a clase, por ejemplo). Es decir, no conocerás más que a quien el azar decida poner en tu camino de forma recurrente (ver artículo “Ser la causa”). «

– Por otro lado, si decides tener iniciativa e interesarte por las personas en general sin necesidad de saber con certeza si te provocarán atracción o no, puede que te sientas poco selectivo/a y que no soportes bien la resistencia social de tu entorno.

Si eres hombre con comentarios al estilo “a ti te gustan todas”, si eres mujer con comentarios al estilo “eres fácil”, “te vas con cualquiera”, y otras alternativas muchos más ofensivas que con tanto acierto expone este vídeo:

Que se necesita conocer bien a alguien para sentir atracción es una mentira repetida las suficientes veces como para que a veces la tomemos por verdad. La lingüistica llama a esto topoi  o “ley de paso”: ideas que la cultura ha integrado hasta tal punto que tengan apariencia de veracidad con solo ser mencionadas (“las deudas se pagan” es un ejemplo que usa el catedrático Salvador Pons en algunas de sus ponencias).

Ahora bien, es cierto que un poco de experiencia teniendo iniciativa te demuestra que no es oro todo lo que parece, y que hay oro donde no lo parecía.

Chicas muy atractivas físicamente con las que sólo logré una cita tras combinar mis mejores camisas, mis mejores bromas y mis mejores planes, que tras unos minutos de café resultaban ser una decepción por no ser más interesantes que un cactus; y chicas a las que simplemente les pretendías sacar una breve sonrisa felicitándola por lo bien que le queda un corte de pelo, sacan un humor y una inteligencia que en sólo medio minuto te hacen ponerte nervioso pensando cómo vas a hacer para lograr volver a verla.

Por este motivo y por otros que iré exponiendo, recomiendo aquí una de los principios básicos que a modo de propuesta suelo indicar a mis alumnos:

“Olvídate de ligar, y haz sonreír como fin en sí mismo”.

A continuación explicaré por qué hacerlo, y cómo hacerlo.

¿Por qué?

En primer lugar, porque la satisfacción de una sonrisa se obtiene de forma más controlable y cortoplacista que la satisfacción de ligar.

En segundo lugar, porque el mundo está lleno de mensajes negativos. Los primeros, aquellos que nos solemos decir a nosotros mismos, ya que a veces somos nuestros peores enemigos: “no soy gracioso”, “debería estar más delgada”, “no tengo carisma”, “no soy inteligente”… así si empezamos a comunicar aquello positivo que vemos en los demás, sin ningún otro fin a priori, estaremos equilibrando esa energía, estaremos aportando justicia y a pequeña escala le podemos alegrar el día a alguien y a gran escala hacemos un mundo más positivo. ¡Nada menos!

En tercer lugar, sirve para desarrollar una personalidad seductora. Y es aquí donde tras tres años impartiendo talleres casi cada fin de semana considero que la mayoría de métodos para aprender seducción fallan.

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Hablaré sobre este punto en próximos artículos, pero en resumidas cuentas los métodos de seducción están orientados a que sin importar cómo de empático, sensible, carismático, ingenioso, atrevido, educado… seas con el 99% de personas, logres tener todas esas cualidades -ser atractivo- para esa chica (o chico) que te atrae, es decir, puede que el 1% respecto al número total de seres humanos que te rodean. A eso se le llama incongruencia.

Porque insisto, estamos hablando de “olvidarnos de ligar, y hacer sonreír como fin en si mismo”. Por lo tanto, no es una propuesta para realizar sólo con quien me resulta atractivo.

Y en cuarto lugar, hacer sonreír como fin en si mismo es un modo de lidiar con el dilema expuesto más arriba: el dilema iniciativa/exigencia.

Lo cual nos lleva al cómo hacerlo.

[bctt tweet=»“Olvídate de ligar, y haz sonreír como fin en sí mismo”. «]

Cómo hacer sonreír como fin en si mismo

Mucho hemos escrito en esta web y en nuestros libros acerca de la cualificación. Para no extendernos, diremos que para empezar a hacer sonreír debemos ser sensibles a las cosas bonitas, especiales, originales… en definitiva positivas, que los demás poseen. Una vez lo identificamos, podemos comunicarlo.

Veamos el siguiente ejemplo real:

Estoy esperando a ser atendido en una pastelería, entra una chica con un sombrero y se pone a mi lado.

– ¡Bonito sombrero! Si en una vida futura soy mujer. quiero tener tu estilo.

Hasta aquí he hecho «sonreír como fin en sí mismo». Ella responde:

– ¡Muchas gracias!, la verdad es que es un halago poco común.

– ¿Crees que las personas deberían reconocer las cosas buenas en los demás?

– Pues sí, le alegran la mañana a una. ¿Y para qué me he puesto sombrero si no es para que me reconozcan que me queda bien?

– jajaja claro… A todo esto, ¿cómo te llamas?

– Julia.

– Yo Marcos. Pues Julia, sólo pensaba decirte lo bien que te quedaba el sombrero, pero ahora que veo que eres una chica sociable y con sentido del humor, me provocas curiosidad, ¿a qué te dedicas?

Atención a este último párrafo. Porque este es precisamente una de las formas de poder pasar de forma natural, de hacer sonreír, a conocer. El párrafo anterior se podría esquematizar del modo siguiente:

“Me he acercado a ti por X, me mantengo aquí por Y”.

Donde X por fuerza puede ser superficial, pero Y puede ser más profundo y justificado.

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Ejemplos:

#1 “Me he acercado a ti a decirte solamente lo bien que te queda la camisa, pero ahora que veo que tienes sentido del humor me apetece conocerte un poco más, ¿cómo has acabado en este sitio?”

#2 “Sólo quería decirte que tienes una bonita sonrisa, pero ahora que te veo con iniciativa y tú también me has dicho algo bueno de mi, me siento más cómodo y tengo curiosidad por saber a qué te dedicas”

#3 “La verdad es que venía a reconoceros que parecéis un grupo de gente guapa y me iba porque ya es bastante raro acercarme a hablar con personas que no conozco e incluso me da algo de corte, pero ahora que estoy viendo lo sociables que sois me apetece conoceros un poco, ¿de qué os conocéis?”

#4  “Quería decirte que creo que eres la persona a la que mejor le queda el azul que he visto en meses, pero ahora que veo que efectivamente eres una persona sonriente y positiva, ya no me quiero quedar en lo superficial y tengo curiosidad por conocerte”.

Me acerco a ti por X, me mantengo aquí por Y. Donde Y deberá ser más profundo y justificado que X. Esta herramienta sirve para resolver de forma natural el dilema entre tener iniciativa y ser exigentes. Porque por los motivos arriba descritos hacemos sonreír, pero después no todo nos vale. Ahora, al reconocerle a esa persona aquello bonito, especial, original o positivo que hemos visto, creamos una oportunidad para ver qué más puede ofrecernos.dos-pasos-conocer-personas

Las ventajas son las siguientes:

1.  Estamos subcomunicando: “es tu actitud positiva la que me mantiene aquí”,porque si fuera sólo por lo superficial, te lo hubiese reconocido, pero luego probablemente hubiese seguido mi camino. Esto favorece que nuestro interlocutor continúe con su actitud positiva.

2.  Nos permite dejar la interacción si tras hacer sonreír descubrimos que la persona es tronista de hombres mujeres y viceversa.

Ejemplo: “pues nada, sólo quería reconocerte que vistes muy femenina. Que vaya genial el día y que te vez en cuando te digan cosas buenas, ¡nos vemos!”

3.  Nos permite conocer a personas que tienen grandes virtudes no visibles a simple vista y justificar nuestro interés hacia ellos de forma gradual y natural.

Para los lectores que hayáis leído literatura sobre seducción, entenderéis que esta herramienta está muy en línea con el estilo que se identificó con el director de Egoland, Luis Tejedor. El llamado “directo examinador”.

Por último, un aviso para seductores superficiales. Como he dicho otras veces, recomiendo esta fórmula como una forma real y genuina de crear una oportunidad para encontrar un motivo por el que merece la pena conocer a alguien sin dejar de ser exigente. No como un modo superficial de decirle a alguien lo que quiere oír.

Hay muchas personas que desconfían de cualquier halago, por culpa de la cantidad enorme de personas que por simple facilidad de palabra dicen cosas que en realidad no sienten. No seamos una más de esas personas, por favor. Con la sensibilidad y la honestidad adecuada tenemos mucho que ofrecer y mucho que descubrir en los demás.

Si quieres aprender mucho más sobre estos temas, no dejes de consultar nuestros próximos talleres y conferencias

 

Abresos

Javier Santoro

 

PD: Recuerda que tus comentarios enriquecen este artículo, y que iré respondiendo a todo comentario o pregunta. Si decides compartir este artículo, gracias de antemano por hacer algo tan halagador como es difundir mi trabajo. Si lo haces, ¡no olvides decírmelo si nos vemos en persona para que te de un abrazo!

 

El halago del no (II): Más devoción, menos obligación

Retomando la primera parte, que puedes consultar en

¿Te gustaría que tus relaciones tuviesen más devoción, libertad, calidad y honestidad y menos miedo a no herir, a defraudar, a sufrir represalias o a fallar a un compromiso? Pues sigue conmigo.

penalizar-actitudesEn todo lo social hay más elementos incontrolables e inciertos que controlables y seguros. Y una relación es la materia prima de lo social. Así que asumiendo que no hay nada seguro, sí existe un modo de aumentar probabilidades de que las personas de tu alrededor actúen hacia ti desde la libertad/devoción y no desde el compromiso/obligación.

Para ello, es fundamental que no penalices a las personas por darte una negativa, o por decirte algo negativo. Lo cual, dicho sea de paso, es mucho más fácil de decir que de hacer. Y mucho más fácil de entender que de integrar.

Si yo hago sentir mal a mi pareja porque hoy no ha podido quedar conmigo, aumento probabilidades de que ella en ocasiones quede conmigo para que yo no me enfade o se lo reproche.

EJEMPLO DEL HALAGO DEL NO

Veamos un ejemplo con dos alternativas:

Es domingo, hace mucho que no veo a Lorena, esa chica con la que quedo de vez en cuando, y que si las cosas siguen así me encantaría irme de viaje con ella a Venecia en un mes. Nos escribimos, y tras unas risas, terminamos quedando para el martes por la noche.

Es martes, me he levantado ilusionado porque hoy por la noche veré a Lorena. La verdad es que varias veces le he propuesto quedar y me ha dado largas… hoy por fin podré cenar con ella y hacerla reír con mis últimos chistes sobre canguros. Llegan las 8 de la tarde y vibra mi móvil. Lorena escribe:

Javi lo siento mucho… llevo un día sin parar, con mucha más faena de la que pensaba, creo que hasta las 22 no habré terminado, y mañana me tengo que levantar a las 7… preferiría que nos viésemos otro día.

Vaya con Lorena. Respiro. Y puedo optar por dos respuestas, como mínimo:

A. Lorena siempre me haces lo mismo. Procura quedar conmigo cuando puedas, porque he cancelado planes por quedar contigo… Ciao.

Esta respuesta no tiene nada de malo. Es honesta. Pero veamos esta otra:

B. Pues Lorena, gracias. Porque mucha gente estaría en tu situación, y aunque estuviese cansada, quedaría sin apetecerle. Y tú tienes la confianza para anular. Así me aseguras que siempre que quedas conmigo, lo haces porque te apetece. Además otro día puede que sea yo el que necesite cancelar. Un besazo y recuérdame que otro día te lleve al sitio que te iba a llevar hoy, que sé que te gustará.

CONSECUENCIAS DEL HALAGO DEL NO

El ejemplo es necesario, pero quedarnos solo en el ejemplo es insuficiente para entender el alcance del “halago de no”. Este tipo de situaciones son completamente cotidianas: padres que quieren que sus hijos veinteañeros pasen más tiempo con ellos, parejas que quieren que unos amigos asistan a sus bodas de plata, vendedores de lotería, familiares que quieren que el tío Juan venga a la cena de Navidad… Las relaciones sociales presentan continuos intentos de modificación de actitudes.

La respuesta B, fuera de que no sea el adalid de la brevedad, tiene otros elementos que la primera respuesta no tenía. ¿Cuáles?

  1. No nos quejamos ante la negativa de otro. Porque nos movemos desde la creencia de que ese otro en realidad no nos debe nada. Las quejas solo tienen sentido cuando alguien me debe algo.
  2. No privamos a los demás de la libertad de decirnos que no sin sentirse mal por ello. Si nos rodeamos de gente a la que le hacemos sentir mal cuando nos rechazan, jamás podremos sentir la seguridad de que la otra persona nos elije desde la libertad -lo cual, tal y como trataré de explicar, es tremendamente halagador-.
  3. Generamos relaciones donde también nosotros nos vamos a sentir cómodos para rechazar aquellas cosas que por voluntad o por imposibilidad, tengamos que rechazar.
  4. ¿Alguna vez habéis dejado de proponer o pedir algo por miedo a molestar? ¿Por miedo a que el otro esté pensando que sois unos pesados, pero que no os lo dice? Pues bien, si hacéis que la otra persona se sienta cómoda a daros una negativa, podréis tener la tranquilidad de proponer lo que sea, las veces que sea, sin sentir esa incomodidad.

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En definitiva, en mis relaciones de calidad, es fundamental que la otra persona se sienta tan cómoda a darme respuestas positivas, como a darme negativas. Porque entonces sucede lo siguiente:

Mi novia tiene varios planes este finde, y elija el que elija yo no se lo voy a recriminar: puede quedar conmigo, puede irse con sus amigas a pasar el fin de semana fuera, puede quedar con su amigo Pedro que, vaya casualidad, es guapo y soltero, puede quedarse en su casa leyendo El Quijote…

Yo, mediante “el halago del no”, he logrado que ella pueda optar por cualquier de esos planes y no sentirse mal por ello. Finalmente, ella ha decidido quedar conmigo. Ella me ha elegido sobre Pedro, sobre sus amigas, y sobre Cervantes, ¿no es eso increíblemente halagador? Pues ese halago que además de hacernos sentir bien alimenta nuestra seguridad, solo es posible sentirlo, si logramos generar relaciones donde no hagamos sentir mal a los demás cuando no nos eligen.

¿INMOVILISMO O SEDUCCIÓN?

¿Qué opinas lector? ¿Alguna crítica? Espero que sí. Tengo una importante crítica a esta perspectiva: cómo consigo entonces lo que quiero. Cómo consigo modificar una actitud. Me podéis decir:

Vale Javi, yo se lo acepto y le “halago el no”, pero el caso es que Lorena no queda conmigo, que mi hijo veinteañero no viene a hablar conmigo, que celebro mis bodas de oro y esos amigos no vienen, que he creado mi página en facebook y nadie le da al “me gusta”. No logro lo que quiero, Javi.

Efectivamente, una lectura superficial de esta perspectiva puede inducir a pensar que promuevo la inmovilidad, una especie de ataraxia ante lo que los demás me comunican. La famosa “no reactividad”. No hacer nada cuando los demás me dicen que no, aceptarlo con una sonrisa, y comerme mi frustración.

Pues no. Lo que trato de explicar, es el principio de cómo modificar actitudes a través de la seducción, y no a través del poder. Pero esto, se merece otro artículo, ya que si realmente te interesa la tercera parte, me gustaría que esta segunda la mastiques, la digieras y pienses en qué medida la tienes integrada.

Por cierto… ¿me quieres decir que entre irte a cualquier otro artículo, entre abrir Youtube, entre ver videos de gatitos, entre escribir por whatsapp a aquel chico que tanto te gusta, entre abrir la nevera y tomarte un turrón… te has quedado leyendo mi artículo hasta el final? Mil gracias, eso es un halago enorme.

Deseo verte en la tercera parte.

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El halago del no (I): Más devoción, menos obligación

¿Cómo hacer que en mis relaciones haya más devoción y menos obligación?

Me molesta que Cristina haya dejado de querer quedar conmigo. Me molesta que Eduardo no haya querido colaborar en el proyecto que le he propuesto. Me molesta que mi novio haya querido ir a ver el Ballet con sus amigotes en lugar de venir a ver jugar al Hércules. En definitiva, me molesta no obtener lo que deseo de los demás. Pero hay algo que me molestaría mucho más: que los demás me estuviesen dando lo que deseo, sin desearlo ellos tanto como yo. O peor aun, a disgusto. Por ejemplo:

Cristina ha quedado conmigo, pero creo que lo ha hecho porque si no, sabe que me hubiese enfadado.

Eduardo ha empezado a colaborar con mi proyecto, pero me temo que realmente no cree en él, que lo ha hecho porque es el hermano de mi mujer.

Paloma me ha dado su número, pero lo ha hecho por no herirme y no tiene intención ninguna de llamarme.

No nos gusta.

mejores relaciones sinceras amistadSalvo con las personas que realmente nos deben algo, nos gusta que los demás actúen hacia nosotros con libertad. No por compromiso, ni por no hacernos daño, ni por miedo a nuestras reacciones. Si no estás de acuerdo con esta afirmación, no lo estarás con el resto del artículo. Por favor, no me leas por compromiso.

¿Te gustaría estar dentro de las cabezas de los demás y saber si los demás realmente actúan hacia ti porque quieren? ¿Te gustaría saber si tu novio ha quedado hoy contigo porque le apetecía verte, y no simplemente porque hacía dos semanas que no os veíais y temía que te enfadaras? ¿O si esa chica te está escuchando porque le interesa lo que le dices, y no simplemente por educación?

Pues con un módico pago de 999,97 euros EgolandSeducción te dirá como hacerlo. Ve, corre, paga, y descárgate nuestro lector de mentes.

No amigo. No puedes. Nunca conocerás completamente la motivación del resto de seres humanos. Nunca sabrás si tu mujer tiene sexo contigo porque realmente le apetece y no porque hace un mes que no lo tenéis.

Aun así, ¿te gustaría que tus relaciones tuviesen más devoción, libertad, calidad y honestidad y menos miedo a no herir, a defraudar, a sufrir represalias o a fallar a un compromiso?

Si es así, te espero en la segunda parte del artículo…

 

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Lo que recordarás para siempre: Día mundial del Alzheimer (II)

En la primera parte vimos una lista. En ella se reflejan momentos felices e importantes que personas de más de 80 años recuerdan con cariño.

alzheimer-recuerdos-nostalgia-familiaLo primero que pienso al leer tantos recuerdos es que cada lector puede sacar conclusiones distintas a partir de sus propios valores. Por eso no filtré la lista, ni la modifiqué, personalmente, destacaría cuatro conclusiones.

4 conclusiones sobre los recuerdos

El recuerdo que más se repite es el nacimiento de un hijo (incluso nietos y sobrinos).
Por un lado, se trata de una experiencia vital única que cambia la vida por completo. Por otro, el hecho de que también se nombren los nacimientos de sobrinos y nietos, apunta hacia el sentimiento familia. No es casualidad que en los talleres sobre comunicación emocional nombremos la familia como uno de los grandes temas vinculantes.

alzheimer-recuerdos-nostalgia-familia3Obviamente hay un salto sobre el modo de vida actual con el modo de vida que describen los protagonistas de los recuerdos. Especialmente en lo que a la comunicación se refiere. Es imposible que leamos recuerdos como “cuando estaba con mis amigos tomando café y nos poníamos todos a mirar el Whatsapp”, “cuando me echaba la tarde cotilleando fotos de Facebook y comprobando ocho veces si habían nuevos me gusta”, o “cuando al despertar abría el correo electrónico”. Pero aunque fuera posible, realmente sospecho que no serán esos los recuerdos que nos dejarán huella para siempre. Una vez más, nada sustituye a la vinculación social real.

alzheimer-recuerdos-nostalgiaLos recuerdos se dejan clasificar en dos grandes tipos: los grandes momentos y los momentos cotidianos. “Recuerdo cuando conocí a mi marido en Pascua”, “el día que supe que estaba embarazada” o mi favorito: “El día que mi suegro me autorizó a ser novio de su hija, el 4 de octubre de 1947”. Estos recuerdos se caracterizan por suponer un cambio en la vida, un comienzo de etapas. Curiosamente, en este sentido hay muchos recuerdos de comienzos de etapas, pero no los hay de finalización de las mismas.

Respecto a los momentos cotidianos. Estos han resultado ser mis recuerdos favoritos y realmente el motivo para escribir este artículo. Concretamente fue leer “cuando iba al colegio y jugaba al baloncesto con mis amigos”, lo que me hizo recordar algo que deberíamos tener siempre presente: valora y saborea tus momentos por muy cotidianos o simples que sean, porque es probable que dentro de muchos años los recuerdes con cariño y nostalgia. Un encuentro improvisado con amigos, una primera cita donde los nervios te acompañan en cada paso, acurrucarte junto a tu chico en el sofá para ver una película acompañados por un bol de palomitas, un intercambio de miradas que esconde una batalla interna por acercarme o no a esa chica, llegar a casa y oler la comida de tu madre, despertar y desayunar con tu padre… esos momentos son la materia prima de la felicidad. Puede que en el futuro des cualquier cosa por poder volver a vivir algo que hoy puedes vivir varias veces a la semana. Y no podrás. Así que disfrútalo.

Más líneas impedirían lo que toca ahora, reflexión. Así que hasta la próxima. Contento por escribir

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Lo que recordarás para siempre: Día mundial del Alzheimer

dia-mundial-alzheimer-residencia-ancianosComo cada semana, llegué a la residencia de ancianos. Aun siendo parte de mi rutina habitual, siempre me entretengo mirando alrededor mientras espero a que la recepcionista me atienda. Algunos ancianos se asoman con curiosidad mientras ojeo el calendario que indica a qué residentes hay que felicitar por su cumpleaños ese mes. La mayoría superan ampliamente los ochenta años.

En esos momentos caigo en la cuenta de lo cíclico de la vida: nacemos y morimos dependientes de los demás. Con todo, quizá suele haber más alegría al atender al bebé que al anciano, entre otras cosas porque en un bebé vemos a quien hemos sido, y en un anciano… a quien seremos. Mientras le doy vueltas a este asunto, reparo en que hay una novedad en la entrada de la residencia. Un mural.

El mural de recuerdos del día mundial del alzheimer

Un mural a propósito del día mundial del alzheimer. Les han propuesto a los residentes que peguen post-its donde reflejen recuerdos felices o importantes. Y este es el motivo del presente artículo. Quiero exponerte a ti, inestimable lector, a lo que allí se podía leer. Compartiré mis conclusiones pero quiero que tú también saques las tuyas, por lo que no voy a filtrar recuerdos. Los pondré todos, incluso los que describen situaciones idénticas:

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“Uno de mis recuerdos fue cuando mi hijo caminó a los 9 meses”.

“Me acuerdo cuando mi madre vendía pescado por la calle del pueblo”.

“Recuerdo muchos días como el de hoy, donde sólo he recibido buenas noticias”.

“Recuerdo todos los buenos momentos que tengo y me alegro de poder recordarlos”.

“Me sentí muy feliz cuando nacieron tanto mis hijos como mis nietos Marta, Pablo, Alba y Marcos”.

“Los días en que mi mujer sonríe”.

“El día en que nacieron mis hijos Encarna y Pedro”.

“Los ratos que pasaba en el jardín con las plantas, regando, cuidando los geranios…”.

“La sonrisa de mi padre, la más bonita y sincera”.

“Cuando nació mi sobrino Aarón”.

“El día que mi suegro me autorizó a ser novio de su hija, el 4 de octubre de 1947”.

“Recuerdo cuando nació nuestra primera hija”.

“Todos los momentos de risas con toda mi familia”.

“Cuando eramos pequeñas mi hermana y mi prima íbamos a una casita de campo con los abuelos Luisa y Ramón. A pasar los fines de semana y los veranos. Nos bañábamos en la piscina.”

“Cuando jugaba en el patio del colegio con los amigos”.

“Recuerdo cuando mis padres no me dejaban salir de noche con el novio”.

“Hace 31 y 26 años que nacieron mis hijas y es lo más bonito que me pasó”.

“El día que supe que estaba embarazada”.

“El día que nacieron mis hijos”.

“El día que tuve a mi hijo”.

“El primer día que vi a mi marido”.

“Cuando iba al colegio y jugaba al baloncesto con mis amigos”.

“Los 5 años que llevo aquí en la residencia”.

“El día de hoy, ya que al buscar recuerdos felices me he dado cuenta que en todos estaba mi mujer”.

“Las vacaciones en casa de los abuelos con todos mis primos”.

“La fiesta que me hicieron mis compañeras el día de mi jubilación”.

“Los momentos que paso abrazada a mi hija”.

“Con todo mi cariño te dedico este post-it para hacerte saber que siempre estaré contigo y cuidaré de nuestros recuerdos aunque no me reconozcas”.

“El día que me nombraron Fallera Mayor”.

“Cuando nació mi hijo y me lo pusieron encima es el momento más bonito de mi vida”.

“Todos los momentos vividos junto a la familia y amigos”.

“Recuerdo cuando era pequeña”.

“Recuerdo cuando conocí a mi marido, recuerdo que era en Pascua”.

“Los momentos que pasaba con mis amigas en la fábrica donde yo trabajaba”.

“Los momentos con mis amigas cuando éramos jovencitas. íbamos al baile, al cine… y nos dimos cuenta que algunos chicos se fijaban en nosotras, todo era muy inocente”.

“Cuando estuvimos en América, después de la guerra, con mi marido y mis hijos. Lo pasamos muy bien, ya que aquí habíamos pasado mucha hambre”.

“Cuando estuve en la vendimia estábamos todos de juerga y risa, y me pusieron una serpiente en el saco”.

“Cuando se casó mi hijo, yo era la madrina, así que mi hijo fue cogido de mi brazo hasta el altar. Fue un momento bonito y emocionante”.

“Los días que solía entrenar con mi amigo Abelardo en bicicleta. Nos preparábamos para las carreras de los pueblos”.

“Los 38 años en Londres junto a mis amigos y familia”.

¿Qué os parece? En la segunda parte os daré mis impresiones. De momento, podéis ir comentando las vuestras, así como escribir vuestros recuerdos felices.

 

Felicidad en perspectiva (IV): El ejercicio que te hará tomar tu mejor decisión

En la primera parte analizamos tres definiciones de felicidad. En la segunda analizamos mi propia definición. En la tercera os proponía 3 ejercicios y en esta cuarta os propongo mi favorito!!!

 

 

Es un ejercicio especialmente útil para la toma de decisiones. Se llama “¿Qué me gustará escribir sobre este día?”.

Paso 1: al acabar el día, escribirás al menos un párrafo en el que relatarás qué has hecho durante ese día (si te da mucha mucha pereza, también lo puedes hacer de forma imaginaria, pero lo ideal es escribirlo).

Paso 2: a lo largo del día, cuando tengas dudas o te falte motivación para tomar una decisión, piensa: ¿Esta noche, qué me gustará escribir que hice?

El día de hoy no se repetirá, y eres tú quien tiene el mayor número de cartas para decidir lo memorable y valioso que va a ser. Así pues, durante el día imagina que te encuentras con decisiones cotidianas como:

–      Empezar a cuidarme y aprovechar más el día o no hacerlo.

–      Acercarme a conocer a esa camarera irresistible o no hacerlo.

–      Proponerle a tu pareja un bonito plan, o dejarlo para más adelante.

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Pues bien: ¿qué me gustará escribir sobre ese día?

–      que (a) una vez más no he hecho nada para cuidarme, o (b) que en ese día le propuse dos grandes amigos empezar a ir a nadar a las 8 de la mañana para empezar el día con risas y un poco de ejercicio.

–      que (a) me fui a casa con sensación de impotencia y pensando en la pinta de interesante que tenía esa chica, o (b) que me acerqué a esa chica y que me las ingenié para que nos diésemos el contacto.

–      que (a) no hice nada para reducir la rutina que últimamente tengo con mi pareja o (b) que me pasé una hora buscando planes interesantes y estoy muy contento porque el próximo finde me escapo con ella a un precioso pueblo del interior.

Si termino recordando, escribiendo, en definitiva guardando en mi caja de pequeños tesoros diarios cualquiera de las tres opciones subrayadas, habré acortado mi distancia entre quien quiero ser y quien soy. Si actuó así, mis días estarán llenos de logros memorables. Eso me hace definitivamente feliz.

Ya lo sabéis amigos. Cuando acabe el día… ¿qué os gustaría escribir que hicisteis? ¿que leísteis un artículo sobre felicidad, os pareció útil y se lo hicisteis saber al escritor para hacerle sonreír un poquito? Qué pillines…

 

Contento de escribir,

 

Javier Santoro

 

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Felicidad en perspectiva (III): 3 ejercicios para valorar tu felicidad

En la primera entrega de esta serie de artículos proponiamos diversas definiciones de felicidad, y en la segunda profundizamos en el análisis de una de esas definiciones:

“Sentir que se acorta la distancia entre lo que hago y lo que quiero hacer. O desde el punto de vista del Ser: sentir que se acorta la distancia entre quien soy y quien quiero ser.”

Deliberadamente dejamos una parte de la definición sin explicar, ya que merecía un artículo aparte: sentir.

Hay al menos tres motivos por los que en muchas ocasiones no logramos sentir bienestar por algo que objetivamente puede ser motivo de felicidad:

  1. Nuestra capacidad para naturalizar y normalizar situaciones nos hace insensibles a nuestros progresos (podemos pasarnos una semana atormentándonos mentalmente porque tenemos que finalizar un trabajo, pero una vez lo entregamos no nos pasamos una semana felicitándonos).
  2. Nuestro lenguaje dual, que nos predispone a definir la realidad mediante conceptos absolutos como “éxito y fracaso”, “acierto y error”…  en definitiva ”blanco y negro”, nos hace ciegos a la cantidad ingente de tonos intermedios de los que se compone la realidad.
  3. Y nuestra naturaleza deseante, que nos causa una vorágine de emociones mientras anhelamos algo, nos predispone muy a menudo no valorar aquello que ya tenemos.

Así pues, se puede acortar la distancia entre lo que hago y lo que quiero hacer, y aun así a corto plazo no percibir que aumenta mi felicidad en términos de “mayor satisfacción general con mi vida” (segunda definición que explicamos en la primera parte)

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Se trata de un tema del que seguro escribiré más líneas. Pero de momento, voy a proponer tres ejercicios o intervenciones para tomar perspectiva sobre tu propia vida, pudiendo así valorar y sentir con mayor precisión la felicidad más allá de lo cotidiano.

EJERCICIOS PARA VALORAR LA FELICIDAD

1.Ejercicio retrospectivo:

Si pudiese coger el teléfono, y marcando un número llamar al «yo» de hace un año… ¿qué le diría? ¿se sentiría orgulloso de lo que actualmente estoy haciendo? ¿se sorprendería mucho? ¿Por qué cosas me preguntaría? ¿qué consejos le daría? ¿le daría algún tipo de ánimo respecto a algo? ¿qué le preocupaba a aquel «yo» y qué le diría al respecto? … ¿Y si llamase al «yo» de hace cinco años?

 

2.Ejercicio prospectivo:

Si me llamase al «yo» de dentro de unos años, ¿por qué aspectos de mi vida actual le preguntaría? ¿qué cuestiones me preocupan en la actuaidad y me importa saber cómo las voy a resolver en el futuro? ¿qué estoy haciendo en la actualidad para resolverlas? ¿Hay personas y dimensiones de mi vida que puede que dentro de unos años desaparezcan o se enfríen, y por tanto ese yo del futuro me diría que los viva y saboree al máximo hoy?

3.Ejercicio prospectivo II:

Si en el futuro publican una biografía o autobiografía mía… ¿cómo se llamará el capítulo en el que me encuentro actualmente?

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Si hacéis el primer ejercicio es muy probable que descubráis lo mucho que vuestro yo de hace un año se sorprendería y se alegraría por vuestro progreso o por la situación en la que actualmente os encontráis. En todo caso los tres ejercicios son también una buena excusa para tener una interesante conversación con la compañía que os haga feliz. También me podéis escribir en los comentarios los títulos que os salgan al hacer el tercer ejercicio.

EL EJERCICIO DEFINITIVO

En la 4 entrega de esta serie, muy pronto

 

 

Javier Santoro

 

PD: recuerda que tus comentarios enriquecen este artículo, y que todo comentario o pregunta la responderé aquí o en nuestro canal de Youtube Egolandswers. Y si decides compartirlo, gracias de antemano por hacer algo tan halagador como es difundir mi trabajo.

 

Felicidad en perspectiva (II): acortar distancias

En la primera parte analizamos tres definiciones de felicidad.

Retomamos a continuación la última de ellas:

“Sentir que se acorta la distancia entre lo que hago y lo que quiero hacer. O desde el punto de vista del Ser: sentir que se acorta la distancia entre quien soy y quien quiero ser.”

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Analicemos las partes de dicha definición:

“Acortar la distancia…”.

Nótese que la definición no dice “felicidad es ser quien quiero ser” o “hacer lo que quiero hacer”, sino que habla de reducir la distancia entre un punto y otro, de algo progresivo. Que el hombre siente más durante el camino que a la llegada, es una absoluta certeza de la que jamás estaremos completamente seguros. Me explico. Han sido muchos autores y filosofías los que han hablado de la importancia del camino sobre la meta. Desde George Bernard Shaw (“Dos tragedias hay en la vida: una, no lograr lo que ansía el corazón. La otra es lograrlo”) a Robert Louis Stevenson (“Es mejor viajar con esperanza que llegar”) pasando por la clásica máxima taoísta que tanto ha inspirado a nuestro compañero Álvaro (“La recompensa es el camino”).

Muchos lectores sabrán a qué me refiero. Y quien no, que confíe. Disfrutar el camino y celebrar con una sonrisa cada centímetro que nos acerca a lo que queremos hacer o lo que queremos ser es motivo de felicidad.

Aplicación práctica: pongamos que soy Eva. He conocido a Marcos, ese chico tan mono e interesante que cada vez me gusta más. Aunque nos conocimos hace poco, siempre que quedamos convertimos el día en algo especial. Pero él es muy honesto e intuye por dónde pueden ir mis apetencias, así me ha dejado caer que lo ha dejado con su pareja hace poco y que no está para grandes compromisos. Tengo entre varias opciones:

(a) plantearle un todo o nada: yo quiero compromiso y si no es capaz de dármelo, no debo seguir quedando con él (aunque quiero!);

(b) renunciar a mi deseo de compromiso. Él no me debe nada y yo no soy quien para sentirme mal por saber que él puede conocer a otras chicas (pero me siento mal!);

(c) celebrar que hoy conozco a Marcos y hace unas semanas no, y que me siento afortunada porque un chico me esté gustando, ya que visto cómo está el patio eso no es tan fácil. A partir de ahí, tengo su contacto y cada vez lo conozco mejor. Así que voy a procurar hacerle sonreír, y provocar ganas de más. Porque tengo claro que de lo que nos gusta, queremos más. No renuncio a mi idea de compromiso pero si provocándonos sensaciones positivas el compromiso sale de forma natural me sentiré mucho mejor que si lo he impuesto como una norma.

La tercera opción parece ser la más probable para que Eva disfrute y sea feliz acortando distancia entre lo que hace y lo que quiere hacer. Nuestra chica sabe que no hay nada seguro, pero siente que así no sólo está disfrutando a corto plazo, sino que aumenta las probabilidades de lograr lo que quiere a medio y largo plazo.

“… entre lo que hago/entre quien soy…”.

Esta parte de la definición apunta hacia el autoconocimiento. No es casualidad que la máxima “conócete a ti mismo” estuviese en el pronaos del Templo de Apolo en Delfos ni que Sócrates, uno de los padres de nuestro pensamiento, tuviese ese principio tan presente.

En la misma línea, una de las sorpresas que se llevan los alumnos que vienen a los talleres de Egoland es que trabajamos mucho el autoconocimiento, y los participantes salen conociéndose y valorándose más[1]

¿Por qué parece haber una relación entre autoconocimiento y felicidad? Considero que hay como mínimo dos razones fundamentales:

1.- Quien se conoce sabe identificar de un modo más preciso qué le sucede, de modo que puede abordar mejor sus propios problemas.

2.- Quien sabe dónde se encuentra, sabe qué dirección debe tomar para llegar a dónde quiere encontrarse.

Aplicación práctica: Santiago se siente poco carismático, poco seguro, y no sabe por qué. Se entera del trabajo que realizamos en Egoland y se apunta a uno de nuestros talleres. Tras varios ejercicios descubre que en realidad una de las cosas que le sucede es que ha tenido unos padres muy exigentes y tiende demasiado al perfeccionismo, de modo que no disfruta de los resultados a los que llega. Aprende a hacer ejercicios para tomar perspectiva sobre su propia trayectoria, empieza a juzgarla de un modo más justo, y se siente no sólo más satisfecho con cómo está dirigiendo su vida, sino más seguro de hacia dónde quiere dirigirla.

 

“… y lo que quiero hacer/ y quien quiero ser.”

Esta parte se deriva del autoconocimiento, y es otro elemento vital repetido en todo libro de autoayuda y charla de coaching que se precie: los objetivos. En definitiva, nos hace felices tener objetivos y acercarnos hacia ellos. Mientras más concreto sea el objetivo mejor podremos medir -valorar- nuestro progreso. Para algunas personas el objetivo puede incluso ser tan abstracto como “mejorar en algo”. En este sentido recuerdo una anécdota sobre Pau Casals, uno de los mejores violonchelistas que ha dado la historia. Se cuenta que a sus 96 años, un entrevistador le preguntó:

– Pau, siendo el mejor violonchelista del mundo, ¿por qué sigues practicando 6 horas al día con tu violonchelo?

– Porque estoy mejorando -respondió Pau-.

Sea la anécdota cierta o no, Pau Casals tenía un objetivo y probablemente acercarse hacia él le proporcionó grandes dosis de felicidad. Tener metas no depende de tener 20 o 96 años. No profundizaré en este tema, pero el ejemplo me parece fundamental para toda aquella persona que llegada cierta edad, piensa que ya ha hecho todo en la vida y no se propone ningún reto, ningún objetivo, ninguna meta. La vida es por definición crecimiento, así que quien decide dejar de crecer, se predispone a dejar de vivir.

Retomemos la definición completa: “Sentir que acorto la distancia entre lo que hago/quien soy y lo que quiero hacer/quien quiero ser”.

Deliberadamente he dejado una parte de la definición sin explicar. Una parte necesaria para completar la definición: sentir.

PD: recuerda que tus comentarios enriquecen este artículo, y que todo comentario o pregunta la responderé aquí o en nuestro canal de Youtube Egolandswers. . Y si decides compartirlo, gracias de antemano por hacer algo tan halagador como es difundir mi trabajo.


[1] Particularmente recuerdo un alumno que tras un taller fue capaz de reescribir su currículum de un modo preciso y añadiendo virtudes que no era consciente que tenía. Posteriormente nos contactó para decirnos que había sido contratado en una empresa y que Recursos Humanos le había felicitado por su CV.

Felicidad en perspectiva (I): 3 definiciones de felicidad

Inestimables lectores, nunca dejará de sorprenderme lo poco que se habla de felicidad de forma manifiesta, cuando de forma latente nunca hablamos de otra cosa.

Como ya comenté al comienzo del artículo sobre El Hecho Social y la Extravagancia, una pregunta del tipo “qué te hace feliz” o “qué es lo más bonito que te ha sucedido esta semana” resulta más extraño que “por dónde saliste anoche”.

Con la venia de nuestro psicólogo positivo, el gran Antoni, en estas entregas voy a extravagar como sociólogo y hablaré sobre felicidad. Me resulta inevitable. Si en La extravagancia Proponía un modo de enfrentarnos a la resistencia social y en El Ser y el Deber Ser  un método para estar en guardia contra las ideas que hemos heredado, esta entrega busca un sentido último, un para qué. Y es que una de las cuestiones que innegablemente comparten todos los seres humanos, es que quieren ser felices.

Teniendo en cuenta esta característica humana común: ¿Por qué plantearnos de manera tan prioritaria la felicidad?

Lo primero que define la urgencia de la felicidad es la brevedad de la vida, su fragilidad manifiesta y la escasa probabilidad de que las buenas oportunidades se repitan. Detengámonos un momento a pensar y digámoslo en alta voz: LA VIDA ES FINITA, y nuestra primera responsabilidad para con ella es vivirla y disfrutarla al máximo. El resto de “deberes” añadidos dependen en gran medida del entorno social y de la lectura que de él hagamos.

felicidad-urgencia

Ahora bien, de la misma manera que existe un código que divide el “ser” del “deber ser”, hay una clara división entre lo que deseamos realmente y aquello que (por presión social, miedo o autoengaño) creemos que deseamos. Dicho esto, la pregunta es inminente:

¿Qué es ser feliz?[1]

En esta serie abordaremos tres definiciones.

1a. EDUARD PUNSET – AUSENCIA DE MIEDO

La primera se la escuché a uno de los santos laicos de nuestra sociedad: Eduard Punset. Él afirma: felicidad es ausencia de miedo. En relación calidad/síntesis es la mejor definición que nunca he encontrado. Porque efectivamente, detrás de cada desdicha podemos encontrar un miedo: miedo a que la persona amada deje de quererme, miedo a perder mi trabajo, a perder el tiempo o dinero invertido en una decisión, a quedarme calvo, a no volver a sentir lo que uno ya ha sentido, a no ser libre, a resultar herido, a no estar a la altura, a quedar en ridículo, a la soledad, o a la nueva canción del verano.

El miedo merece un enfoque particular y extenso y seguramente lo abordaremos en otra oportunidad. Baste decir desde el punto de vista social que el miedo (a lo que van a decir, pensar o hacer los demás) puede llevarnos a alejarnos definitivamente de nuestros deseos e impedirnos ver claramente lo que nos rodea. Esto define nuestra percepción distorsionada de la felicidad. La lista de miedos puede llegar a coincidir peligrosamente con la lista de obligaciones impuestas y heredadas, nos planteamos con frecuencia que tenemos que ser buenos padres, buenos trabajadores, buenos novios, antes que plantearnos la búsqueda del bienestar. Nuestra necesidad de cumplir con las normas sociales  puede llegar a suprimir nuestros deseos y eso requiere una reflexión crítica.

2a.CARMELO VÁZQUEZ – FELICIDAD COMO PROYECTO

La segunda definición, la escuché de uno de los grandes referentes en el campo de la psicología positiva en España: Carmelo Vázquez. Dada la dificultad de medir la felicidad a través de cuestionarios, él usa una aproximación realmente útil: ¿cuál es tu nivel de satisfacción general con la vida?

Esta pregunta entiende que la apreciación de la felicidad necesita de cierta perspectiva. Es cierto que existe una apreciación de lo feliz en lo cotidiano, en saber identificar qué sensaciones y experiencias me producen bienestar, pero a mi parecer la gran virtud de esta definición es entender la felicidad como proyecto. Así pues, tener días malos es perfectamente compatible con una vida feliz. Sobre esta perspectiva de la felicidad ahondaremos en la tercera entrega de estos artículos.

3a. JAVIER SANTORO – LO QUE HAGO Y LO QUE QUIERO HACER

La tercera definición, no es tan genial como las anteriores pero es de la que más orgulloso estoy. Esto se debe sin duda a que se trata de mi definición particular (de hecho animo a todo lector a buscar su propia definición). Considero que felicidad es sentir que se acorta la distancia entre lo que hago y lo que quiero hacer. O desde el punto de vista del Ser: sentir que se acorta la distancia entre quien soy y quien quiero ser.

Analizaremos con ejemplos en la próxima entrega las 4 partes de las que está compuesta dicha definición.

¡Hasta pronto!

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[1] Como no puede ser de otro modo, mi aproximación es subjetiva. Para un acercamiento a la literatura científica relacionada con la felicidad recomiendo a Martin Seligman, padre de la psicología positiva, así como uno de los principales impulsores de este enfoque psicológico en nuestro país: Carmelo Vázquez. Particularmente también profeso admiración por Luis Rojas Marcos.