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Seduciendo de día – Conocerse en 5 minutos

Tenía una preciosidad de chica a mi izquierda. Castañita, ojos claros, labios gigantescos, gorrito de lana color rojo, probablemente de unos diecinueve añitos, con un halo de inocencia encima. Pura poesía para los ojos de cualquier ser humano. Ella se miraba con un chico muy atractivo del andén de enfrente.  

Miraban al suelo y otra vez sus miradas se cruzaban, luego al móvil y de nuevo choque de miradas. Daba gusto verlos. Era un baile juvenil y sensual de interés y vergüenza. Toda mi atención estaba centrada en ellos. Ambos esperaban que pasase algo mágico que hiciese que pudiesen decirse lo que realmente pensaban. Sonreí pensando en cuan distinta sería la situación con alguno de mis alumnos en aquel andén. Toda la magia se acabó cuando llegó el tren de la vía de enfrente y desapareció aquel chaval.

El gesto de la chica se hizo más aburrido. Cambió de canción en su Mp3 y miro hacia el infinito. Pensé en lo triste que era que esas dos personas se encantasen y no fuesen a conocerse. Me dio mucha pena que las personas bloqueemos constante nuestra felicidad por motivos varios:

-El chico ese era muy guapo, ¿verdad?

Su boca se abrió de forma bastante cómica, se quitó un auricular y de su boca salió una voz tosca, dura, cómo la que debe utilizar Lady Gaga cuando le dice a su chofer que llegan media hora tarde

-¿Perdona?

Sonriendo le repetí que ese chico era muy atractivo. Con un tono más despectivo aún que antes me dijo que no sabía de qué le estaba hablando.  Decidí que ese encuentro iba a servirle a esa chica para algo.

-No se cómo te llamas, no se de donde eres, pero observando a los demás puedes conocer cosas de ellos. Cómo por ejemplo, yo se de ti que el chico ese te ha resultado muy atractivo y que cuando te miraba a los ojos te sentías más mujer y que cada vez que apartaba la mirada te sentías un poco mal. Estabas deseando que no apartase la mirada.

La chica cambió su cara. Estaba roja. Me miraba pero parecía que su mente estaba completamente absorta por mis palabras. Pasaron un par de segundos hasta que reaccionó con palabras

-¿Haces esto siempre? ¿Eres un freaky del metro o algo?

Me reí. Ahora tocaba presentarse, dejar de ser un desconocido para pasar a ser alguien con nombre y identidad. Pero quería seguir jugando.

-Soy un chico que quiere que la gente empiece a hacer las cosas que les hacen feliz. Por ejemplo, hace dos minutos ni me habías mirado y ahora te empiezo a resultar interesante y hay algo en ti que te pide que lo digas pero no lo haces. Deberías empezar a hacer caso a lo que te pide tu cuerpo desde dentro.

Volvió su estado de shock. Su cara estaba completamente roja y tuve que aguantarme la risa. Me sonó el móvil. Era un whatssup de mi novia. Eso me hizo sentir algo más de empatía por la chica que estaba a mi lado, decidí bajar la intensidad para que no le diese un ataque al corazón, pero antes de que yo le dijese algo ella me dijo para mi sorpresa

-¿Y que más cosas haces?

La chica había cambiado al “modo mandanguero”. Se incorporo y su cuello ya no estaba girado sino que dirigió su cuerpo hacia el mío. Si me hubiese incorporado hacia ella el modo “juguemos” se habría activado, pero no era mi intención darle una dirección sexual a la interacción. Preferí mostrar a esta chica que podemos abrirnos a los demás.

-Antes de que yo te diga que más cosas hago. Háblame de que cosas te gustan hacer a ti. Además de los chicos, ¿que te hace feliz?-La chica se río y se puso a hablar. Seguía sin preguntarle el nombre ni decirle el mío, lo que en cualquier caso habría provocado desconfianza, pero la situación era única para ella.

La chica me hablo de su carrera, de su viaje planeado a los pirineos con no sé que amiga de la carrera…estuvo durante unos tres minutos hablando. Apareció mi metro. “Aeroport” y me levanté. La expresión de la chica era ansiosa, me preguntó cómo me llamaba y le dije que “Jose”, ella me dijo que le dijese mis apellidos para buscarme en Tuenti.

-No tengo tuenti. Lo que tienes que hacer es saludar al próximo chico que te guste en el andén de enfrente. Por cierto, me pareces una chica encantadora y vas a volver loco a cualquier hombre que te conozca.

Me subí al metro en dirección a otra aventura, a otro taller, esta vez era Sevilla la ciudad que me esperaba. Le ordene a mi teléfono que pusiera “Fields of Joy” de Lenny Kravitz y saludé a mi chica por whatsapp. Después pensé en cuantas oportunidades de conocer a personas maravillosas hemos dejado pasar los que alguna vez hemos sido el chico o la chica del andén de enfrente.