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Conspiración en pareja: dos contra el mundo.

Me divierte el uso del lenguaje. Pienso en los contextos para la siguiente frase y no me viene nada bueno. Siento la injusticia semántica bajo el cómplice silencio de la RAE:

 

Él: Mi pareja conspira contra mí.

Ella: Si hace eso, será porque conspira contra mí.

 

Escenarios bastantes feos ¿no?

No quiero ponerme melodramático ni nada por el estilo. Escribo hoy desde la reflexión más profunda y combativa de alguien que, actualmente, no se encuentra en pareja y, seamos sinceros, no me suelen durar. O sea que lector o lectora, es mi deseo que hoy busques un nuevo camino más allá de la polémica y de la confrontación. Hoy quiero que conspires.

Conspirar mola. El uso aceptado para esta palabra tiene que ver con el acto o conjunto de actos que varias personas hacen con el objetivo de:

1.- Arrebatar poder a otra

2.- Causarle algún daño o perjuicio

No creo que nadie se haya visto al margen de sentirse alguna vez, en alguna relación, en alguna de las anteriores situaciones. Las luchas de poder en pareja se gobiernan desde el orgullo y aquí la memoria emocional no perdona: casi podrían verse sobre la piel algunas de las cicatrices que dejan sus recuerdos.

En Egoland Seducción conspiramos contra todo lo que nos aleja de conseguir nuestra felicidad emocional y sexual y así, hoy toca desmontar antiguos y poco productivos usos del lenguaje. Hoy todos vamos a conspirar para que nuestra vida en pareja se deslice sobre sábanas de satén púrpura.

Conspiradores, lo primero que debemos saber es qué se oculta tras la palabra. Como intento tener muy viva la mía, las lenguas muertas y yo no nos llevamos bien. Si algún filólogo lee esto que me corrija, por favor. Veamos:

Conspiración, del latín Conspiratio.

Prefijo Con– (significa unión y cooperación) y –Spiratio (que significa espirar).

Como todos sabemos espirar es el acto de expulsar el aire de los pulmones y es primo hermano de exhalar y de alentar, ya que en cada espiración, en nuestro aliento, se escapa un poquito de nosotros.

Profundizando un poco más en el sentido, alentar es infundir y animar, que son la esencia de lo que yo entiendo por “conspiración de pareja”. Si entendemos la pareja como la mágica institución que es (da igual de qué mundo seas: eres magia), la conspiración debe ser ese torrente de circunstancias que debemos impulsar en dirección a ese fin común que debería gobernar nuestra relación.

Conspirar es exhalar juntos un oxígeno que enriquecemos con lo mejor o lo peor de nosotros. Un torrente de aire por el que viajan sentimientos y emociones empapados por una lluvia de saliva que anuncia tormenta inminente.

 

Vivimos tiempos oscuros pero este cielo, que ahora grita guerra, pronto cantará un renacer. La cooperación siempre es positiva. La colaboración es positiva excepto en tiempos de guerra (¿trabajando contra qué enemigo?) y el enfrentamiento siempre es negativo, ya que se trabaja juntos sí, pero por un propósito deshonesto.

Con lo bonito que ya era en latín, hay que joderse lo que dos insignificantes siglos pueden hacer por una incomunicación más eficaz. Pero claro, a nuestro ego le gusta presuponer que cuando dos se unen es porque tienen algo en contra de él. Yo os invito a que conspiréis con vuestra pareja y os pregunto, reyes y reinas ¿Contra qué hay que conspirar para reconquistar qué mundo e instaurar qué sistema de desgobierno emocional?