Entradas

Si eres uno más, serás uno menos: Una frase que te hace único/a

Hemos hablado mucho en marca personal de la importancia de la UNICIDAD y siempre junto con la AUTENTICIDAD como capital. Es decir si Kenia tiene como capital Nairobi y Nicaragua presume de Managua y de que riman país y capital…Para una persona que quiere comunicar efectivamente, el proceso es el mismo, tu capital es la autenticidad, no te dejes engañar o eres tú o no eres nadie.

la autenticidad ser unico

«Si eres uno más serás uno menos»

En nuestros talleres de marca personal (normalmente enmarcados como parte del taller SEDÚCETE A TI MISMO) usamos esta frase como mantra, como motivador. Pero claro, lo más importante es haberse leido el párrafo anterior, lo de ser auténtico como eje principal o todo esto no sirve de nada, de hecho confunde:

Grandes expertos mundiales y extraterrestres se pasan la vida comunicando que destaquemos, que levantemos la cabeza por encima de los demás, esta misma superfrase parece decir eso también, pero tenemos que ser capaces de ver más allá o mejor dicho «más acá»; nuestro trabajo es ser únicos, sí, nuestro trabajo es ser diferentes, estoy de acuerdo, pero YA LO SOMOS. Siempre lo hemos sido, es imposible que haya nadie igual que tú o que yo, tenemos diferentes motivaciones, diferentes formas de comunicarnos con nosotros mismo y con el resto, distintos sueters de invierno y nos gustan cosas muy diferentes, diferente humor, diferente ética, diferentes capacidades sociales, diferente preparación, diferentes amigos que nos influyan…Sí, ya somos únicos.

El verdadero reto es aprender, identificar, comunicar lo que nos hace realmente distintos, lo que tenemos dentro, lo que nos hace auténticos y memorables, ¿Por qué la mayoría de la gente habla de las mismas cosas? ¿Se presenta igual? ¿Hace las mismas bromas? ¿Repite las mismas frases? y por otro lado ¿Por qué quien quiere parecer «diferente» se pone sombreros raros o toma actitudes extrañas que no tienen nada que ver con su verdadera personalidad? y la pregunta más importante ¿Cuánto tiempo de vida tiene eso? Te aseguro que tarde o temprano te acaban pillando y entonces sí que llamas la atención, pero por tonto.

Sé sincero contigo mismo

Vale, quieres ir a una discoteca y que se te vea, lo comprendo, pero esa chaqueta de cuero tan rara…¿te identifica? ¿o es un postizo? ¿Te la has puesto porque crees que cambiará la percepción que se tiene de ti? Amigo, que la lleve David Beckham o Johnny Depp no significa nada para ti:

Imagínate a un chico realmente tímido con una chaqueta de cuero rojo brillante con pedrería, cadenas, sombrero de cowboy…Ese chico está proyectando una personalidad muy concreta, y acostumbrado a escuchar que tenemos que destacar sobre los demás…se lía. Su actitud luego no será la que proyecta esa chaqueta y seguro que tampoco sus tono de conversación.

Debemos ser auténticos, ser reales, sé tú, no intentes ser él. Y esto no va con la ropa, esto es para todo, sí eres gracioso a tu manera no lo seas a la mía, ni a la de otro, si eres romántico no intentes ir por la vida de duro, si crees en el orden y la disciplina no intentes parecer un hippie para ligar más o caer mejor, luego el hippie se dará cuenta de que tienes toda la casa ordenada y que las rastas te las has comprado en un todo a cien. Y para que comprendas esto te voy a hablar de la «PROMESA» desde el punto de vista del marketing, pero será en el próximo artículo.

Ejercicio de autenticidad

1.- Busca un lugar cómodo (no tiene nada que ver con el ejercicio, pero siempre mola tener un lugar cómodo)

2.- Pasa una semana observándote en tu entorno, observa a la gente de tu alrededor, toma notas mentales.

3.- Haz una lista de rasgos tuyos diferentes al resto. Solo los diferentes. Los que veas más acentuados en ti que en la gente que conoces. 

4.- Para hoy solo quiero que los tengas claros, identificados. Parece poco, pero es mucho y es auténtico.

La sinceridad, controlar nuestras emociones

 

Hoy quiero hablaros de algo muy básico si aspiramos a reconocer y controlar nuestras emociones,… Quiero plantearos un tema para que reflexionemos juntos:

Se trata de algo tan necesario como la sinceridad con nosotros mismos. Aunque pueda parecer extraño, todos o casi todos, nos engañamos constantemente, creando incongruencias entre nuestras palabras y nuestros sentimientos, o entre nuestras palabras y nuestras conductas. A veces no es fácil reconocernos a nosotros mismos que estamos pensando o sintiendo algo que nos provoca rechazo: estamos siendo de una manera que no nos gusta. La primera reacción, a veces, es negarlo, ocultarlo, engañarnos… Pero chicos, si estamos sintiendo algo que no nos gusta (el ejemplo más claro del área que nos ocupa serían los celos), ocultárnoslo no va a hacer que desaparezca. Todas las personas sentimos cosas que contradicen nuestra manera de pensar, nuestros valores y principios. No somos de una única manera. Tenemos sombras, vulnerabilidades, miedos… Todo esto puede hacer que en un momento dado nos mintamos y mintamos a nuestra pareja, con tal de no mostrar algo de lo que no estamos orgullosos.

Lo primero que tenemos que pensar es que esto es humano, no tiene tanta importancia… ¿Quién no se ha sorprendido pensando cosas horrorosas que en realidad no tienen nada que ver con nuestra manera de ser? Tenemos que desdramatizar la situación, aceptarla, reconocerla como existente y manifestar –a nosotros o al otro- una voluntad de mejorarlo, de corregirlo.

También es importante que dejemos de someter al juicio de los demás, constantemente todo lo que sentimos… “¿Qué pensaría de mí mi pareja si supiera que estoy pensando esto?”… Sinceramente chicos, no tiene la mayor importancia. Vuestra pareja también piensa en ocasiones cosas que poco tienen que ver con su realidad… Son hechos puntuales, sin mayor relevancia.

Ahora bien, ¿Qué pasa si no nos enfrentamos? ¿Si somos mentirosos con nosotros mismos? ¿Si miramos hacia otro lado ante –siguiendo con el ejemplo- un ataque de celos? Puede que se nos enquiste, que la cosa se convierta en un alud que desemboque en una discusión muy seria, en la que además será muy difícil que la otra persona pueda negociar con nosotros o saber qué nos pasa, puesto que estamos negando el origen de ese malestar que sentimos, o lo atribuimos a otras causas que no son más que un disfraz para la verdadera causa…

Tenemos que vivir con nosotros mismos toda la vida.

Si somos capaces de negociar y discutir adecuadamente con nosotros, estoy segura de que podremos hacerlo con los demás… Además, si nos engañamos a nosotros mismos, también estamos engañando a los otros ¿no? ¿Qué pensáis?

4 valores para ser más felices

Este post me gustaría hacerlo algo más personal. En concreto quiero hablaros de cuatro valores que para mí son fundamentales en nuestro intento de ser un poco más felices, y en el próximo artículo os detallaré también las cualidades que considero más importantes para los hombres que desean mejorar sus dotes de seducción.

 4 valores para ser más felices

 SINCERIDAD

El primero de los valores personales que considero indispensables sería la sinceridad. Ser sinceros con nosotros mismos y con los demás. Mucho de los temas que tratamos en EgolandSeducción giran alrededor de este concepto.

 

Ser sinceros es sinónimo de ser valientes. No es un camino fácil porque muchas veces estaremos actuando en contra de lo socialmente aceptado o causando tristeza y dolor en personas que queremos. Pero ser sincero con uno mismo y con los demás compensa. Vivir de forma permanente en el engaño impuesto o autoimpuesto sólo puede significar una vida de insatisfacción.

 

De todas formas, no basta con ser sincero con los demás. Hay que saber serlo. Debemos ser sinceros sabiendo cómo comunicarlo, adaptando nuestro mensaje a la persona o personas que tengamos delante. Una buena intención puede tener efectos catastróficos si no la comunicamos correctamente y no tenemos en cuenta las circunstancias de nuestro interlocutor.

 

GENEROSIDAD

Para entender el segundo valor debéis saber que yo concibo la felicidad como una vía recíproca en la que cuanto más felices hagamos a las personas de nuestro entorno, más felices podemos llegar a ser. A eso se le llama dar sin esperar nada a cambio. Se le llama generosidad.

 

Pero nos suele causar miedo dar y ser generosos. Precisamente por nuestro condicionamiento y psicología de la reciprocidad y expectativa siempre creemos que debemos esperar algo a cambio, y nos sentimos usamos y ninguneados cuando no recibimos lo que deseamos. La clave está en tomarse la vida un poco menos en serio y no esperar tanto de los demás. Y la gracia es que cuanto menos esperemos, más recibiremos.

 

Lo que uno da y el otro recibe suele ser inversamente proporcional. Algo que nos costaría 1 de dar, cuando lo recibe la otra persona se puede haber transformado en un 10. Una amiga mía decidió regalar un pequeño libro a la primera persona que viera sola en el día de Sant Jordi. El libro, de poesía, le costó sólo 5 euros. Pero el hombre solitario, cincuentón, apoyado en la barra de un bar al que se lo regaló y le dedicó un rato de conversación, seguramente lo recordará toda la vida.

 

TOLERANCIA

El tercer valor con el que también me siento muy identificado es la tolerancia. Entiendo la tolerancia como la capacidad de darle a nuestro entorno y a los actos de los demás la trascendencia justa. A ser poco reactivos, a no estar permanentemente enfadados e insatisfechos, a saber darle importancia realmente a los verdaderos problemas y no a los imaginarios. Con esto seguramente vivamos con menos preocupaciones y más satisfacciones.

 

La clave para ser tolerante es en gran medida, la empatía. Es importante saber ponernos en la piel de los demás y entender que todo el mundo actúa de una forma determinada porque tiene unos motivos que quizás a nosotros nos cuesten comprender. Ser conscientes de que no tenemos toda la información sobre por qué una persona está tomando una decisión u otra ayuda a ser más tolerante con el resto del mundo. Y si no haced la prueba con vosotros mismos. ¿Realmente la gente os conoce tan bien como para poder entender todos vuestros actos?

 

PERSEVERANCIA

 

Y por último pero no de menor importancia nos encontramos con la perseverancia. Quizás el valor que considero más significativo y que mejor define mi forma de ser. Perseverar y no desalentarse ante las primeras adversidades es, probablemente, una de las claves de cualquier éxito. Mirar siempre hacia adelante utilizando los conocimientos del pasado. Habrá momentos en los que nos habremos caído tantas veces que no seremos capaces de ver la luz al final el túnel y querremos, sencillamente, olvidarnos de todo. Pero como dice el dicho, la próxima vez intentémoslo mejor y fracasemos mejor.  Imaginaos que supierais que por mucho que intentaseis algo seguiríais fracasando una y otra vez. ¿Qué harías? Pues yo lo continuaría intentando. Estoy convencido de que al final de nuestras vidas no valoraremos nuestros logros, sino el esfuerzo que hemos dedicado a conseguirlos.

 

Echar la vista atrás y  recordar cosas que se me hubieran antojado imposibles antes de acometerlas me reconforta mucho. Sin embargo, como muchos otros valores, la perseverancia está separada por un fino hilo de la obsesión, quizás la cara más oscura de una persona constante y con objetivos bien marcados. Como siempre, conocerse a uno mismo es fundamental para evitar estas trampas. El fracaso no es fracaso si aprendemos de él.

 

 

 

Y para terminar, como dijo cierto cómico que aparece bastante por estos lares “Estos son mis principios, si no os gustan… tengo otros”.

 

Sed felices.

 

Sígueme en Facebook y Twitter para más consejos y experiencias sobre comunicación, persuasión y seducción.

 https://www.twitter.com/@pauegoland

 http://www.facebook.com/pauegoland