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El “ser” y el “deber ser” (IV): Relaciones de pareja

Como ya dijimos, la cuestión de la disonancia entre ser y deber ser es constante, y es un prisma bajo el cual es posible analizar infinidad de situaciones. En todo caso es sustancial que antes hayáis leído los capítulos anteriores.

Os espero… ¿ya? Pues adelante con él

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Ejemplo en una relación de pareja:

María me encanta. Me fascina. Cuando me habla de su pasado me siento afortunado de estar con ella. Pero hay un problema, de vez en cuando se escribe con su antiguo novio. En este caso  sin reflexionar sobre ello ya tengo un “deber ser heredado” que sin ninguna duda me hace sentir celoso. Aquí el deber ser que muestran muchas series de televisión es algo así como:

“Si mi pareja me respeta no debe mantener contacto con su ex. Y yo debo imponerme”.

Reflexionemos con el proceder que ya explicamos en el artículo anterior:

  1. Autoconocimiento y honestidad. Ya he dicho que me encanta María. Si soy honesto, yo soy como soy gracias a las parejas que he tenido. Eso significa que por mucho que me cueste reconocerlo, si María no hubiese tenido ese novio ella sería distinta. Sus relaciones pasadas forman parte de ella, y yo no tengo potestad para decirle lo que debe hacer con ellas, como ella no tiene potestad para decirme cómo debo comunicarme con mi ex a la que además le tengo cariño.
  2. Generación y sustitución de idea normativa. Sugiero en este caso: “debo respetar la manera como mi pareja gestiona su pasado, y además tener en cuenta que ese pasado es la que la ha hecho atractiva a mis ojos”.
  3. Acción. He cambiado mi idea normativa, pero no soy tonto y sé que María es un bombón y que los exnovios no buscan precisamente amistad. Con la nueva definición ya no debo echarle en cara que hable con él. ¿Qué puedo hacer? Entender que quien tiene las oportunidades soy yo. Ella hablará con él de vez en cuando, pero es conmigo con quien queda, con quien pasa la tarde cocinando y riendo, y  con quien estará el próximo fin de semana a solas en una casita rural. Buena suerte, ex-novio, porque María me ha elegido a mí y yo pienso aprovechar mis oportunidades.
  4. Comprobación. Huelgan los comentarios

 

Por último, un ejemplo más ligero y común, en una conversación:

Recuerdo que en uno de los últimos podcasts, Álvaro trataba de conocer a una chica en la cafetería de la universidad. Ella se lo estaba pasando genial, pero en cierto momento, no importa mucho por qué, le pone una barrera de estilo “deber ser”:

La gente interesante se conoce en lugares interesantes. (Aquí ella comunica mediante un “deber ser” nada funcional que Álvaro puede no ser interesante porque la cafetería no lo es).

-¿Y de veras lo crees? ¿Nunca has conocido a alguien interesante en un lugar no interesante? (Muy bien, Álvaro la invita a que reflexione, apelando a su propia experiencia y modificando un “deber ser” heredado que probablemente ni la propia chica se cree).

De un modo muy resumido, Álvaro disuelve un “deber ser” completamente disonante con la realidad que él conoce: la gente interesante se conoce en cualquier sitio.

Otro ejemplo en conversación,

que es relativamente cotidiano, es encontrarnos con alguien que nos atrae pero objeta que “somos demasiado jóvenes”. Ahí hay un deber ser: “mi pareja debe tener una edad cercana a la mía”. Os lo voy a dejar para vosotros. Me sentiré muy satisfecho si a través de los comentarios alguien propone un “deber ser” que le resulte más funcional. Si queréis, en unos días daré yo mismo una solución. Propiciemos pues el intercambio de ideas en este artículo con vuestros comentarios que ya he escrito muchas líneas y estoy deseando leer las vuestras.

RESUMIENDO Y CONCLUYENDO

Tenemos dos opciones, procurar a toda costa que nuestras ideas concuerden con el “deber ser heredado”, o intentar que sean propias y funcionales para acercarnos a nuestra felicidad. Por cierto, de felicidad precisamente hablaremos pronto en esta sección.

Para finalizar, insisto y probablemente no por última vez: Egoland Seducción siempre se ha caracterizado por no deciros cómo debéis de ser. Ni tenemos la verdad absoluta ni pretendemos tenerla. Probad, cuestionad, interiorizad, desechad lo que no encaje con vuestra forma de ser y pensar. Pero eso sí, os sugerimos que reflexionéis sobre vuestra manera de pensar y de dónde viene. Ningún “deber ser” os será tan útil como el que vosotros mismos elaboréis y contrastéis con la realidad.

Contento de escribir. Javier Santoro

PD: como ya sabéis, vuestros comentarios enriquecen este artículo y serán todos contestados. Además, con cada comentario nace un gatito.

Los 15 consejos básicos para no meter (o que te la metan) donde no debes.

  1. Nunca te tires a alguien de quien no te fo–arías su cerebro (a no ser que puedas salir huyendo y nunca mirar atrás).
  2. Nunca te tires a alguien que esté enamorad@ de ti (a no ser que esa persona no te importe lo más mínimo y/o nunca vayas a volver a verla – que viene a ser lo mismo – )
  3. Nunca te tires a un amigo (a no ser que merezca la pena arriesgar la amistad por algo más).
  4. Nunca te tires a alguien a quien acabas de conocer (a no ser que esté recomendado, tenga un documento de chequeo de todas las enfermedades de transmisión sexual  y/o algún otro tipo de garantía).
  5. Nunca te tires a alguien obsesionado contigo (a no ser que te apetezca cambiarte de ciudad).
  6. Nunca te tires a alguien por lástima (a no ser que tu complejo de madre teresa de calculta supere a las molestias de cambiarte luego el número de teléfono).
  7. Nunca te tires a un ex que sigue enamorado de ti al que tú dejaste (porque está mal, y punto).
  8. Nunca te tires a un@ virgen (a no ser que seas perfectamente consciente de a que te vas a enfrentar).
  9. Nunca te tires a alguien de quien tú estés enamorado y no te corresponda (porque es un suicidio ¿vale?)
  10. No te tires a alguien con autoridad sobre ti (a no ser que no te moleste tener que ceder cada vez que quiera repetir o cambiar de trabajo/colegio/universidad/etc.).
  11. No te tires a alguien que no esté en uso de sus plenas facultades (jo-er, no, ¿vale? No).
  12. No te tires a un compañero de piso (a no ser que merezca la pena el riesgo y/o no te importe mudarte).
  13. No te tires a alguien con pareja, menos si la pareja es amigo/familiar tuyo (porque está feo, vamos).
  14. No te tires a la madre, padre, hermano, hermana de algún amigo/ex (a no ser que realmente no sea solo un polvo).
  15. Nunca te tires a alguien sin meditar bien si realmente el “a no ser” no está condicionado por tus hormonas.

 

16.  Gata dixit, amén.

El gatillazo, ¿como recargar el arma?

Bueno, a ver, chicas, porque estamos frente a un tema espinoso y que afecta tanto al hombre como a la mujer. Porque ellos se flagelan con la idea de que “no están dando la talla” y nosotras con el autoreproche de “¿Qué estoy haciendo mal?”. Y así, se convierte en un pescado que se muerde la cola, y se va cargando la confrontación sexual de tensiones y asociaciones negativas, y cada vez es más complicado superarlo.

¿QUE ES UN GATILLAZO?

Pero antes de ir al centro del asunto, ¿Qué se considera un gatillazo? Pues bien, estamos frente a este amiguito cuando la erección SÍ SUCEDE, pero luego desaparece y el pene se “desinfla”. Estaremos ante un gatillazo y no ante una impotencia cuando estos casos no superen más de la mitad de las veces que haya un encuentro sexual. Por esto también lo llamamos  “impotencia situacional”.

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¿PORQUE SUCEDE EL GATILLAZO?

Y, ¿Por qué sucede? Pues bien, el estrés es uno de los factores más importantes. Si el chico ha estado sometido a mucha presión, o la situación es incómoda, o algo negativo le ronda la cabeza (problemas familiares, de trabajo…). Esto se solucionará obviamente sorteando el problema en cuestión que le atormente o buscando una situación propicia. Pero, ¿Y cuando el problema es físico?

Esto va para los chicos: Si eres joven y te ocurre NO TE PREOCUPES. Si consumes alcohol con frecuencia y fumas es algo normal. El consumo de otro tipo de drogas (pastillas, cristal, LSD) tampoco ayuda para nada con este problema. Si por el contrario pasas los 40, ten en cuenta que cualquier tipo de estrés, como ya he dicho, pueden ser causa del gatillazo

También puede ser que esté causado por que disminuya la producción de andrógenos, la hormona masculina. En cifras porcentuales, solo una tercera parte de los problemas que causan el gatillazo son físicos, y de esta, hasta un 90% tienen una solución satisfactoria.

Y ahora, para los dos,

¿Qué pasa cuando en medio del acto sexual se produce un gatillazo?

QUE NO CUNDA EL PÁNICO

Tenemos que como algo natural y no como un conflicto que provoque una tensión y la culpabilización, ni de uno, ni de otro. Si la situación se da con nuestra pareja, por parte de nosotras debe de haber comprensión, y por parte de él, saber reírse de uno mismo y no tomarlo como un pecado mortal. Si por el contrario, es con una persona desconocida, chicos, buscad una explicación que no la culpabilice a ella (a no ser que os esté dando con un teaser). Si la chica merece la pena lo entenderá y no le dará importancia. Así que ya sabéis chicas, sobre todo, COMPRENSIÓN.

Podeis dejar pasar un rato y volver a intentarlo, siempre que no haya presión ni nerviosismo en el ambiente. Por experiencia propia sé que se puede volver al ring y conseguir un KO perfecto.  Y si por lo que sea, no es el momento, habrán más veces. Y seguramente, si se supera una anécdota como esa, serán mejores, por el nivel de confianza.

Para los chicos, si sois jóvenes y os ocurre a menudo, quizá deberíais plantearos vuestros hábitos de vida, y ver si algo de lo que os metéis en el cuerpo puede estar influyendo. Si con dosis de paciencia y risas no se soluciona, quizá sería sopesable ir a un médico, ya que igual el problema sea físico. Sea como sea, lo más probable es que tenga solución.

No olvidéis que lo principal es disfrutar de una sexualidad SANA y NATURAL.

 

La gata negra

¿Por qué no me apetece sexo?

Antes de meternos de pleno en el problema descartaremos algunos casos de inapetencia sexual sencilla y sin mucho trasfondo.

Algunos casos sin importancia de inapetencia sexual

– Eres virgen: No tienes inapetencia, tienes miedo. Y es normal. No te preocupes, cuando te sientas segura con la persona que quieras compartir esa primera experiencia trata de respirar profundamente y controlar los nervios. Seguro que todo sale bien (mentira, la primera vez excepcionalmente sale bien, pero al menos no será una debacle).

– Estás medicándote: Algunos tratamientos como los antidepresivos, anticonceptivos, y otras substancias pueden disminuir la líbido notablemente. Léete el prospecto y en caso de duda consulta a tu médico y pídele en caso de que sea por ello, que te modifique la medicación.

– Eres religiosa/ tu moral te lo impide: Lo que necesitas es superar tabúes y un poco de tiempo. Vente conmigo un par de noches de fiesta que te dejo apañada.

– Tienes un trauma/una secuela psicológica: Hay casos en que situaciones que hemos vivido nos dejan una marca (abusos, malas experiencias, represiones autoritarias), en este caso lo más aconsejable es ponerse en manos de un especialista que te ayudará a superar tu problema. Lo digo por experiencia.

deseo sexual

En todos estos casos y en los próximos, lo primero que hay que dejar claro es que la COMUNICACIÓN es básica. Si tu deseo sexual está inusualmente afectado, antes que utilizar excusas y salidas por la tangente, expónselo a tu pareja. Con esto evitarás que él se frustre y caiga en errores, como pensar que no te atrae. Capearás muchos problemas que podrían afectar luego a vuestra relación si él sabe que tienes un problema Y QUE QUIERES SOLUCIONARLO.

Y si no tienes pareja, ¿Lo dejas pasar? No. Aunque no tengas pareja el hecho de tener una líbido disminuida (no solo se trata a relaciones sexuales, sino también al deseo y la masturbación) es una señal de aque algo no va bien en las altas esferas de tu cabeza y tienes que intentar buscar la causa.

Dicho esto, al toro.

¿Por qué no me apetece sexo?

Si nunca has sido una persona sexualmente muy activa una disminución de tu líbido puede no ser traumática, pero si eres una mujer que ha tenido siempre un deseo sexual alto, verte de pronto sin ganas de nada puede ser realmente un problema emocional para ti. Lo primero que debes hacer frente a esta situación es tratar de no estresarte más todavía por ello, ya que hará un efecto contraproducente y será un circulo vicioso.

Ahora, diferenciemos, no tienes líbido, pero, ¿Tienes pareja?

No tengo pareja y no tengo deseo

Si tienes pareja la cosa resulta más puntillosa, ya que no solo te preocupas por tu problema sino por lo que tu problema pueda repercutir en tu relación. Y en caso de que esto sea así lo primero que quiero que te plantees es: Obviamente no te apetece tener sexo con tu pareja, pero, ¿Tienes fantasías con otras personas?

Si la respuesta es , lo más probable es que:

[dropcap color=»#000000″ font=»arial»]A[/dropcap] Ya no quieras a tu pareja: Asúmelo, y ten el valor de abandonar la comodidad de tu relación.

[dropcap color=»#000000″ font=»arial»]B[/dropcap]  Quieras a tu pareja pero se ha descuidado: A veces nuestra pareja se deja perder y con su aseo perdemos la líbido, esto se arregla fácilmente con unos sutiles comentarios, si es que él tiene ganas de arreglarlo (déjalo sin sexo varias semanas, verás si empieza a hacer deporte…).

[dropcap color=»#000000″ font=»arial»]C[/dropcap] Teneis problemas de pareja: Aunque a los hombres no les afecta sexualmente la esfera emocional de la relación (casi siempre) a nosotras sí. Y si estáis discutiendo mucho por cosas ajenas al sexo o hay tensiones, puede ser que esto te inhiba las ganas de acostarte con él aunque no tengas problemas de cama concretos.

[dropcap color=»#000000″ font=»arial»]D[/dropcap]  La rutina: Cuando llevas mucho tiempo con la misma persona y no innovas en el terreno sexual podemos fantasear con otras personas en busca del sentimiento de aventura y de novedad, llegando a sentir rechazo por la idea del aburrimiento con tu pareja.

Otros problemas que pueden afectarte son los mismos que voy a exponer a continuación.

No tengo pareja y no tengo deseo

Pero, ¿Y si te pasa en general? No tienes ganas con tu pareja y tampoco tienes fantasías con gente ajena? Este es el mismo caso que si no tienes pareja y no tienes deseo.

Lo más probable es que estés estresada y que las presiones diarias estén robándote tiempo para concentrarte en tu intimidad. Intenta reservar un pequeño espacio para ti y dedicate a mimarte. Si tu mente suprime el tiempo para dedicar a ti misma es normal que acabe suprimiendo el interés sexual en órden de «preferencia», equivocadamente.

Otro caso habitual es que te encuentres deprimida, si tienes sintomas de ello (uno de los primeros es la inapetencia sexual) deberías buscar ayuda profesional. Tratando la causa conseguirás tratar la consecuencia.

Problemas físicos. Si tienes dificultad para alcanzar el orgasmo, relaciones sexuales dolorosas, sequedad vaginal u otras complicaciones puedes crear un rechazo automático ante la idea dolorosa del sexo, que se irá cronificando y poco a poco tu líbido desaparecerá. No dejes que el tiempo pase y si notas este tipo de inconveniente visita un ginecólogo. Hay miles de cremas y opciones que pueden ayudarte a solucionar esto. A veces, los problemas físicos derivan de un estrés psicológico ante la idea del sexo, por lo que una ayuda terapéutica psicológica complementa el tratamiento ginecológico, erradicando a la larga el problema mejor que el uso de soluciones tópicas.

La gata negra

 

La Resiliencia: Fomentar la superación de problemas

Amig@s de Egoland Seducción, vamos a seguir avanzando en temas relacionados con la Psicología Positiva, que como ya sabes es la parte de la Psicología científica que estudia las fortalezas personales y las emociones positivas. Hoy vamos a comenzar a hablar de una fortaleza que precisamente está en la base de tantas otras: la resiliencia. Esta ha sido también palabra de la semana y nos apetecía meternos a fondo con ella. ¿Cómo la definimos?

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DEFINICIÓN DE RESILIENCIA

La definición es sencilla: la resiliencia sería la capacidad de las personas para sobreponerse a períodos de dolor emocional. La capacidad de recuperación, de volver a estar bien, de pasar página, de integrar las experiencias difíciles y, pese a todo, seguir adelante.
Sin embargo, es demasiado amplio el concepto para hablar de él globalmente. Vayamos por partes y por las variables que lo componen, te animo a que vayas leyendo los sucesivos párrafos y que respondas a las preguntas en cursiva acerca de ti mismo, no dudes en tomarte el tiempo que necesites:

VARIABLES DE LA RESILIENCIA

– El equilibrio que se enfrenta a la tensión. ¿Mantengo un cierto equilibrio emocional en los vaivenes de la vida?

– El compromiso y el desafío. ¿Veo las dificultades sólo como un «marrón» o como una posibilidad de aprender, de mejorar, de hacerme más fuerte?

– La superación. ¿Me quedo anclado o encuentro nuevas formas de satisfacer mis necesidades del momento?

– La significación y valoración. ¿Cómo interpreto lo que me pasa? ¿Cuánta importancia le doy? ¿Sé relativizar?

– La positividad de sí mismo. ¿Me veo a mi mismo como alguien capaz de superar los momentos adversos o como alguien frágil e inseguro?

– La responsabilización. ¿Quién es el responsable de lo que me pasa en la vida? ¿Los demás, el mundo, Dios… o yo?

– La creatividad. ¿Puedo encontrar caminos alternativos y probar formas diferentes de actuar?

EJERCICIO PRÁCTICO PARA LLEGAR A SER MÁS RESILIENTE

Una buena combinación de todas las variables anteriores nos haría una persona resiliente, resistente ante las adversidades y capaz de reponerse pronto cuando la vida nos haya dado algún golpe. Esta es una capacidad que podemos estimular. ¿Cómo?

Poniendo las anteriores variables en movimiento y movilizando recursos que ya tienes. Se trata de hacerlos más fuertes. Te planteo pues que comiences fijándote un reto de autosuperación, de momento no hace falta que te pongas en una situación límite como perderte en un desierto o lanzarte de un avión con un paracaídas defectuoso. Pero sí que te fijes algún reto de tipo físico o psicológico y que vayas a por él.

Por ejemplo, de aquí al verano, si no has cogido la bicicleta en diez años, puedes plantearte el llegar poder hacer dos sesiones de hora u hora y media por semana. Como lo más probable es que al principio aguantes mucho menos, puedes empezar por un tiempo prudencial, sin forzar, pero en cada sesión ir aumentando cinco minutos. O también retos mentales, digamos que nunca has conseguido acabar un sudoku y es para ti una espinita clavada. Puedes encontrar tanto en kioscos u online miles de sudokus por niveles. Puedes ir subiendo de nivel y mejorando tu desempeño progresivamente. De nuevo lo importante es que vayas afrontando estos retos, aumentando tu resiliencia y planteándote de nuevo las anteriores cuestiones.

¡Coméntanos cómo te ha ido!

Ríete con tu pareja: el humor para resolver conflictos

¡Hola a todos!
Siguiendo con la resolución de conflictos en pareja, y aunque ya lo hemos dicho en muchas ocasiones y para diversos temas (creo que lo recomendamos para todo), hoy quiero hablaros del humor. Del humor como estrategia de resolución de conflictos y también como prevención.

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Yo no sé a vosotros, pero a mí me saca una sonrisa ver a una pareja riéndose juntos. ¿Hay mayor signo de complicidad y amor? Es más, al principio de las relaciones suele haber muchas risas, risas que desaparecen  con la rutina y la estabilidad. No os voy a descubrir la fórmula de la Coca-Cola si os digo que reír es bueno, pero lo cierto es que conviene recordarlo. Reír ante todo, reírse con uno mismo, reírse de uno mismo, reírse con tu pareja. No deberíamos jamás, perder de vista el sentido del humor. Es más, deberíamos trabajar activamente el sentido del humor, porque es un gran indicador de la salud de la pareja. Dos personas que se ríen juntas a diario tendrán menos conflictos, los solucionarán mejor y estarán mucho más a gusto juntos. La risa es felicidad, así que vamos a esforzarnos y a luchar activamente por reírnos.

TENER UN CÓDIGO DE HUMOR EN PAREJA

En una pareja además, creo que es absolutamente sano tener un código propio de humor, y esto lo decide cada pareja: una palabra, una foto, una expresión facial, una película… tener un referente de humor, algo que siempre va a provocarnos una carcajada o una sonrisa es una muy buena técnica, además de fomentar la complicidad y servirnos como herramienta para rebajar tensión en un momento de conflicto, estrés, etc…

ACTIVA EL SENTIDO DEL HUMOR CON TU PAREJA

Haz una radiografía del humor en tu pareja ¿Cuánto te ríes con él/ella? ¿Cada vez te ríes menos? ¿Lo que antes te hacía gracia ahora ya no? ¿Te gustaría reírte más?
Si crees que necesitas un poco más de humor en tu relación de pareja, ponte manos a la obra. ¿Y cómo? ¿Cómo se consigue que dos personas se rían más o se vuelvan a reír? Pues con humor, valga la redundancia. Puedes ir al cine a ver una comedia, ir a ver monólogos (cada vez más bares y cafeterías programan este tipo de actividad), aficionarte a un programa de televisión humorístico, rescatar los dvd’s de esos clásicos del humor de hace mucho tiempo que seguro que tienes o te puede dejar alguien, hacer un ciclo de cine clásico de humor en casa… Si incluyes el humor en tu rutina, será mucho más fácil que este vuelva a surgir. Puede que si estáis en una dinámica en la que reíros juntos es un vago recuerdo, la primera risa cueste, pero si lo conseguís… todas las demás son mucho más fáciles de conseguir.
Y por poner la primera piedra, os dejo con un monólogo de una mujer que me encanta.