Entradas

Estilo optimista, estilo pesimista (II): con ejercicios

¿Seguimos caminando hacia nuestro yo más optimista?

 

 

Comentábamos en el primer artículo de esta serie que la persona más optimista tiende a interpretar los hechos negativos que le pasan como temporales y controlables, mientras que la persona más tendente al pesimismo como estables y no controlables.

ejercicios psicologia positiva optimismo

Bien, ¿esta manera de percibir las cosas que nos pasan es modificable?

Antes de darte la respuesta, según lo que la investigación en Psicología nos enseña, me gustaría que contestaras sinceramente a esa pregunta. No lo que contestarías a los demás o comentarías con amigos, si no lo que de verdad piensas. Es cierto que de manera natural, heredada, tendemos más cada uno de nosotros hacia un estilo u otro, esto nos influye aproximadamente entre un 35 y un 50%. Pero la buena noticia es que aún nos queda mínimo un 50% que sí depende de nosotros, más concretamente de lo que hacemos o no hacemos, pensamos o no pensamos, sentimos y no sentimos. Y eso sí que podemos trabajarlo activamente, depende única y exclusivamente de nosotros.

En este sentido, el cambio no es difícil… sí que requiere persistencia en el tiempo. Igual que cuando nos apuntamos a un gimnasio nos lleva un tiempo ponernos en forma y con los músculos definidos, mentalmente es así también. Y de igual manera, cuando dejamos de ejercitarnos poco a poco los músculos vuelven a tener un aspecto poco trabajado, cuando dejamos de cuidar nuestros procesos mentales volvemos progresivamente al estadio anterior.

EJERCICIO POSITIVO PARA EJERCITAR EL ESTILO OPTIMISTA

En esta ocasión me gustaría proponerte un ejercicio para avanzar hacia el estilo optimista y positivo. Se llama Reflexiones al anochecer, o “el caramelo de cada día”.

Todas las noches antes de acostarte, en lugar de pensar en los problemas que has tenido durante el día o que te esperan al día siguiente, tómate unos minutos para recordar o saborear los buenos momentos del día, como si fuera un caramelo que estás degustando, recreándote en él y en su delicioso sabor.

En este momento, se produce una intensa interacción entre la mente consciente y la subconsciente. Si pasas estos momentos pensando en los aspectos más felices y gratificantes del día y concentrándote en pensamientos positivos, los sentimientos positivos tenderán a ser más duraderos e incluso se pueden trasladar a la fase de sueño. En lo que se refiere al tema del artículo, si eres constante en la práctica (esto significa hacerlo al menos durante 2-3 semanas todas o casi todas las noches) irás adquiriendo un estilo más optimista de pensar.

Como ves, no es un ejercicio para provocar un optimismo vacío de pegarse golpecitos en el pecho…¡está basado en nuestra propia realidad! Todos los días nos pasan cosas buenas, neutras y negativas. Si aceptamos las negativas y nos focalizamos en las positivas estamos cultivando nuestro lado más optimista. No dudes en probarlo y en comentarnos debajo de este artículo cómo ha ido.

 

 

 

Estilo optimista, estilo pesimista (I)

¿Vaso medio vacío o medio lleno? ¿El pesimista es un optimista bien informado? Desde luego tiene sustancia esta cuestión, ya que como empezamos a ver en el artículo anterior, nuestro estado de ánimo condiciona nuestra manera de movernos por el mundo. Y si somos personas que tendemos al optimismo o al pesimismo también nos moveremos por él de formas bien diferentes.

Estilo Optimista o pesimista

Estado de ánimo: Positivo o negativo, recordatorio

Durante años llevé en mi agenda como separador de páginas, una postal. En el reverso escribí una frase que en principio me pareció bonita y acertada:

“Todo lo que nos sucede es para bien (los errores conducen a aprendizajes). Además casi nada de lo que nos sucede es definitivo.”

Con el tiempo pasó de ser una frase bonita a ser casi un leit motiv, una filosofía de vida, por ello, continuó durante tanto tiempo dentro de mi agenda como algo a recordar. Posteriormente es algo que siempre he querido trabajar desde el principio en la consulta de psicología. ¿Por qué? Porque pensar en lo que nos sucede desde este punto de vista siempre nos deja margen de mejora. Los acontecimientos negativos deben conducirnos a aprender cosas nuevas: que nos gusta o no, que queremos o no, que cosas debemos hacer o no. Y en realidad pocas cosas son de por vida, al menos en su estado actual, ¿verdad? En este punto te animo a que hagas algo parecido, esto es, llevar un recordatorio de alguna frase que quieras tener muy presente, esto puedes llevarlo en tu agenda, cartera, smartphone…

Esta manera de pensar tendería a un estilo optimista en tanto que interpretamos lo que nos pasa en positivo. Esto no quiere decir que todos los acontecimientos de la vida sea positivos de por sí. Si nuestra querida mascota muere, no nos pondremos a dar saltos de alegría; nos podremos tristes y nos tocará despedirnos de ella. Después ya veremos que hacemos con todo ello, cómo afrontamos la nueva situación y si hemos aprendido algo de todo ello. Pero primero vendrán las emociones negativas, y es natural que sea así.

El punto clave es que el optimista tiende a interpretar los hechos negativos que nos pasan como temporales y controlables, mientras que el pesimista al contrario. Es decir, tendiendo al pesimismo interpretaríamos aquellas cosas negativas como eternas (durarán para siempre) y fuera de nuestro control, ni siquiera parcial. ¿Ves qué consecuencias tiene esto en relación a nuestra manera de movernos por el mundo? Esta forma de percibir nuestra realidad no es difícil de cambiar… sí requiere de tiempo y paciencia. ¿Vamos a por ello?