¿Te relacionas para obtener, para compartir o para ofrecer?
Querido amigo mandanguero, estimada amiga mandanguera, este artículo va a comenzar con unas preguntas que te animo a responder de manera sincera. Las respuestas son para ti, y antes de entrar en materia en el artículo, quiero pillarte fresc@. Te dejo con ellas:
¿Tiendes a criticar a las personas que tienes cerca, te muestras a la defensiva con ellas, o tienes la voluntad clara de escucharlas y entenderlas? ¿Cultivas la empatía?
¿Das tu punto de vista incluso cuando no eres invitado a ello, porque crees que puedes aportar valor añadido a una conversación, compartiendo y respetando lo que los demás también tienen que aportar?
¿Sientes que tienes una necesidad que cubrir, sea la que sea, y sales por la noche pensando “A ver esta noche que pillo” o hablando con el resto de personas como un simple medio para mejorar tus habilidades… y no para también mejorar su noche?
¿Tienes muy claro que puedes aportar en pareja, en grupo, en tu trabajo y sabes definirlo en palabras y además proyectarlo adecuadamente?
¿Has etiquetado lo que llevas leído de artículo como de “me gusta”, “no me gusta”, “es aburrido”, “me encanta”… o piensas que además te puede despertar equis cuestiones para compartir con otras personas?
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Fíjate que estas preguntas van abordando una cuestión, de diferentes maneras; cómo encaramos las relaciones con las demás personas. De manera sintética, podemos relacionarnos para obtener, para compartir o para ofrecer. Es verdad que no son incompatibles: lo has adivinado, sé que estabas pensando en que escuchar a ABBA y a Radiohead tampoco es incompatible, me has quitado el ejemplo, pajarit@. Veamos las tres:
Obtener.
Está claro que nos relacionamos con los demás porque somos seres sociales y porque así obtenemos cosas. Compañía, validación social, sexo, apoyo, información, en fin, mil cosas que cubren diferentes necesidades. La cuestión es dónde ponemos el acento. Si sólo me centro en obtener, mi experiencia relacional quedará muy corta, enormemente limitada.
Y además, la verdad es que relacionarse únicamente para sacar cosas es más aburrido que ser un pulpo y estar encerrado en un garaje…
Compartir.
Algunos filósofos y pensadores nos hablan de la naturaleza humana de manera bastante pesimista. Sin embargo la psicología más reciente (¡bingo! me refiero a la Psicología Positiva) nos muestra claramente que el compartir, ser solidarios, generosos etc. es uno de los pilares del bienestar y de la felicidad.
Compartir historias y anécdotas en una conversación, proponer hacer una actividad y proyectos juntos, decir un piropo y sugerir que nos encantaría que nos lo devolvieran… En todos los casos estamos creando algo juntos, la palabra mágica: estamos compartiendo.
Ofrecer.
Sin esperar nada a cambio. Por el simple placer de dar, de mostrar, te regalar, de ofrecer nuestro ejemplo. Y pienso que este es el punto que de manera implícita siempre trabajamos en este proyecto; el pasar del obtener al compartir, y esto complementarlo con el ofrecer.
Atrévete a querer, atrévete a cuidar y a dejarte cuidar… atrévete a ser curios@ y a encontrar lo que hace único a los demás.