Entradas

Los 15 consejos básicos para no meter (o que te la metan) donde no debes.

  1. Nunca te tires a alguien de quien no te fo–arías su cerebro (a no ser que puedas salir huyendo y nunca mirar atrás).
  2. Nunca te tires a alguien que esté enamorad@ de ti (a no ser que esa persona no te importe lo más mínimo y/o nunca vayas a volver a verla – que viene a ser lo mismo – )
  3. Nunca te tires a un amigo (a no ser que merezca la pena arriesgar la amistad por algo más).
  4. Nunca te tires a alguien a quien acabas de conocer (a no ser que esté recomendado, tenga un documento de chequeo de todas las enfermedades de transmisión sexual  y/o algún otro tipo de garantía).
  5. Nunca te tires a alguien obsesionado contigo (a no ser que te apetezca cambiarte de ciudad).
  6. Nunca te tires a alguien por lástima (a no ser que tu complejo de madre teresa de calculta supere a las molestias de cambiarte luego el número de teléfono).
  7. Nunca te tires a un ex que sigue enamorado de ti al que tú dejaste (porque está mal, y punto).
  8. Nunca te tires a un@ virgen (a no ser que seas perfectamente consciente de a que te vas a enfrentar).
  9. Nunca te tires a alguien de quien tú estés enamorado y no te corresponda (porque es un suicidio ¿vale?)
  10. No te tires a alguien con autoridad sobre ti (a no ser que no te moleste tener que ceder cada vez que quiera repetir o cambiar de trabajo/colegio/universidad/etc.).
  11. No te tires a alguien que no esté en uso de sus plenas facultades (jo-er, no, ¿vale? No).
  12. No te tires a un compañero de piso (a no ser que merezca la pena el riesgo y/o no te importe mudarte).
  13. No te tires a alguien con pareja, menos si la pareja es amigo/familiar tuyo (porque está feo, vamos).
  14. No te tires a la madre, padre, hermano, hermana de algún amigo/ex (a no ser que realmente no sea solo un polvo).
  15. Nunca te tires a alguien sin meditar bien si realmente el “a no ser” no está condicionado por tus hormonas.

 

16.  Gata dixit, amén.

Lo que compartes en redes sociales es marca personal (1)

Para la marca personal que queremos generar de nosotros mismos, tenemos que tener MUY en cuenta  lo que transmitimos a través de redes sociales, hemos dicho que marca personal es SER ÚNICO, SER ESPECIAL, SER INCONFUNDIBLE, lo que comunicamos en las redes sociales, tiene que ser igual que tú, único, especial e inconfundible.

De hecho, por el alcance tan grande que las redes sociales tienen hoy día, el lenguaje que usamos y el contenido que compartimos, dice mucho más sobre nuestra marca personal que lo que quisiéramos compartir o lo que estamos diciendo; es una muestra continua de  nuestros valores, de nuestra educación, de quiénes somos, de  nuestros intereses, pasiones e intenciones, en definitiva, una muestra evidente de nuestra realidad.

 

Si de cada 5 posts, 4 son políticos, muestran que eres demasiado reivindicativo, si 4 son canciones, que nos pasamos el día con la música, si son tonterías que encontramos por Internet, que perdemos mucho tiempo con tonterías, es decir, lo que compartes es lo que haces, lo que más tiempo haces, y encima, lo que más quieres que piense la gente sobre ti. Que no piensen que eres un pesado, o una persona con intereses muy planos, porque seguro que te interesan muchísimas más cosas de las que sueles publicar.

 

PRIMEROS CONSEJOS:

1.- Tienes que ser 100% auténtico:

Elige compartir algo que solamente tú compartirías, algo que es tuyo o te define muy bien a ti. Si algo está 100.000 veces compartido…no hace falta que también lo hagas tú…la gente ya se ha enterado…

2.- Tienes que ser 100% consistente: No lances mensajes por lanzar algo, que formen parte de un todo que eres TÚ. Que dentro de un año puedas coger la mayoría de tus posts y digas, “sin duda todo esto soy yo”, mis aficiones están reflejadas, lo que me hace reir está reflejado con equilibrio, mi intereses, mi música, ese trozo de película, ese artículo que me ha flipado.

Yo tengo amigos que siempre publican lo que está de moda, o siempre publican sobre motos, o contra el gobierno o sobre futbol…y yo he dejado de leerles…te lo aseguro, pienso “ya están con lo mismo de siempre”.

Nosotros en Egoland por ejemplo, estábamos cansados de hablar siempre sobre lo mismo y decidimos que había que hablar también de parejas, de cine, de series, de humor, de psicología, de puntos de vista femeninos, porque AHORA SI, todos estos temas, son 100% coherentes con nosotros mismos, con lo que nos interesa, con lo que somos como grupo, 360º de la seducción, es decir 360º de la personalidad.

Tu puedes hacer lo mismo, un día compartes un artículo sobre psicología, otro sobre futbol, otro sobre política, otro sobre seducción, sobre un libro, una pagina que te interese, todo lo que te como he dicho conformen tus intereses. Ni escondas ni insistas.

 

3.- Elige las imágenes que publicas sobre ti: No pongas las mismas fotos siempre, hechas desde tu cámara del móvil mirando desde arriba, que se vea que haces cosas, que estás con tus amigos, que de vez en cuando estás con tu padre haciendo algo divertido, que en tu grupo hay chicos y chicas, que tu vida es MULTIDIMENSIONAL. No es interesante si te cortas el pelo un poco o te dejas bigote…

Antes de publicar algo, pregúntate, ¿Esto qué dice de mí? Pues adelante.

Esto sí, es Marca Personal

Un mal día…¡o no! Eligiendo cómo es mi vida

La música grunge que salía por los auriculares de mi móvil no conseguía subirme el ánimo. Era Martes, el día del patrón de mi facultad y no tenía clase. Llevaba dos o tres días recibiendo malas noticias de forma continuada.

El taller personalizado de ese fin de semana se había cancelado por que el chico tuvo que cumplir con una obligación familiar ineludible. Mi mejor amigo andaba deprimido por una chica y no supe aconsejarle. Era una mañana de esas oscuras, en las que parece que el Sol haya decidido no salir de forma premeditada, cómo si hubiese pensado “yo no me como este marrón”.

Estaba sentado en las escaleras de la facultad de Filología esperando a que saliera un buen amigo, a ver si me contaba algo positivo y se podía alegrar un poco ese día. Un sms llegó a mi móvil “M kedo en casa, no he ido a clase, t veo otr día”

La cosa pintaba mal. Cómo todas las veces que me siento mal, pensé que hablarle a alguna chica, mostrar mi mejor versión, ayudaría a que su feedback me subiese un poco la moral. Así que mire a mi alrededor. Había un grupo de chicas sentadas en las escaleras y parecían simpáticas. Me acerqué y les dirigí una sonrisa.

 

-Hola, soy Álvaro.

Se quedaron mirándose entre ellas. Se hizo el silencio. Y cuando iba a decir mi siguiente frase una de ellas carcajeo e hizo algo que a mi autoestima no podría venirle demasiado bien.

 

-Ah ¿si?. Pues nos da igual.

Se rieron, cogieron sus cosas, se levantaron y empezaron a andar hacia dentro de su facultad.

Podía haber contestado algo ingenioso, utilizar cualquiera de las herramientas que enseñamos, observar mejor qué había pasado, analizar mejor la situación…pero  no me apetecía. Era un Martes con muy mala pinta. Me puse los auriculares y mientras Alice in Chains me contaban cosas tristes con “Down in a Hole” comencé a andar hacia ninguna parte.

 Mi energía positiva no se había despertado esa mañana, probablemente seguía acostada en la cama. Mientras caminaba vi a una mujer apoyada en la pared de un hospital. Tendría unos treinta y muchos o cuarenta y pocos. Toqueteaba su móvil con un gesto apático. Era una de esas preciosidades que sólo pueden tener un  marido piloto o jefe de algo muy importante. Elegante en exceso para el contexto, bronceada de rayos uva. Algo se despertó en mí.

Mi día había empezado fatal. La gracia no está en que las cosas te salgan mal o bien en un momento concreto, la gracia está en que tu tomes las riendas de lo que te pase. Pensé en lo gracioso que podía ser entrarle a esa mujer. Me imagine a mí contándole a mis colegas, que ese día, en la puerta de un hospital, a las 11 de la mañana, sin que se lo esperase, me había presentado a una mujer con toda mi cara y había sido el director de lo que pasase en mi día.

Mientras me acercaba,ella había sacado un cigarro y lo tenía en la boca. Ella no había percibido mi presencia.

 

-¿Quieres fuego?

Mi miro con un desinterés digno de escribir un libro sobre él y me dijo “Gracias”

Le encendí el cigarro y me quedé de pie frente a ella.

 

-¿Sabes esos días que te levantas y te sale todo absolutamente bien?

Ella levanto las cejas y asintió sin entender muy bien por donde iban los tiros.

 

-Pues mi día de hoy está siendo todo lo contrario. Y me he acercado a ti a ver si cambia la cosa un poco.

Ella se rio levemente, de una forma femenina y miro al suelo al hacerlo. Ya eramos los dos conscientes de a qué estábamos jugando. La mujer se cambió el cigarro de mano, enseñándome conscientemente el anillo que llevaba en el dedo y devolviéndome una mirada curiosa, algo así cómo “¿hasta donde sabes llegar amiguito?”

 

-Tienes unas manos muy femeninas y muy elegantes. Incluso más elegantes que tu anillo.

Ella se incorporó se asió el pelo. Me miro de arriba abajo. Desde luego quería intimidarme y os aseguro que lo estaba consiguiendo.

-Eres muy joven, estoy segura de que no sabrías que hacer con una mujer cómo yo- y dio una calada a su cigarro.

A mi me divierte mucho cuando la gente juega a decir lo mucho que molan. No iba a discutirle absolutamente nada de lo que me dijera.

 

-Completamente de acuerdo contigo. Aún así, tú ya te lo estás preguntando.

Ella se quedó algo petrificada. Miro hacia ambos lados y metió la mano en el bolso.

 

-Estoy casi segura de que no te voy a coger el teléfono, pero sería muy valiente por tu parte intentarlo

Sacó una tarjeta de su bolso Prada y me la dio. Luego se disculpó y dijo que se tenía que meter dentro. Mi día había mejorado, desde luego no por haber conseguido su teléfono, si no por hacer cosas que sé que me pueden resultar difíciles y que en un primer momento pueden echarme para atrás.

El saber que depende de mi cómo jugar mis cartas durante mi día, es lo que me hace caerme bien. Porque, al fin y al cabo, SOMOS LO QUE HACEMOS.

Nunca la he llamado, principalmente porque perdí la tarjeta, pero mi actitud fue más positiva desde que decidí que mis circunstancias no son lo que marcan mi vida, sino cómo me enfrento yo a las mismas. Ese día llamé a mi madre y me fui a comer a su casa. Le conté cómo me iba la Universidad y escuche sus consejos. Al final, fue un gran día.