Entradas

Vivir para contarla

He pasado el fin de semana con 4 de las 5 chicas que dan nombre a esta columna, aunque compartimos muy intensamente una época de nuestra vida, ahora nos vemos poco y aprovechamos muy bien. The Volcanos son ese tipo de chicas que hacen saltar chispas con su presencia, junto a ellas puedes vivir lo mejor y lo peor, pero todo verdadero y auténtico. Ellas son, minuto tras minuto, Ellas elevadas a la máxima potencia, para bien y para mal. Puras y complicadas, sin dobleces pero reversibles.

 

The Volcanos son todo fuerza y elección, aunque muchas veces eligen mal y viven las consecuencias sin pasar nada por alto, por eso aprenden más.

 

Estos días ha pasado lo de siempre: Volcano 1 empieza hablar y es interrumpida por Vocano 2, que matiza la historia con rotundidad, que a su vez es interrumpida por Volcano 3 que quiere echarle un capote a Volcano 1 para que pueda terminar. Volcano 5 espera su turno y sentencia cualquier barbaridad sobre la historia de Volcano 1, que claro, no ha contado su historia, más bien ha contado la historia de todas. Y así transcurren las horas, nada inadvertidas, dónde los máximos protagonistas son los sentimientos y las barbaridades cometidas. Pero las conclusiones suelen ser las mismas: No pasa nada, ese cabrón no se merece tocarte ni con un palo y tu eres de puta madre, así que cuando termines de llorar te vas a terminar esa copa de vino y vas a repetir conmigo “No me interesa, no me interesa, no me interesa”. Como si de un mantra indio se tratase, repite conmigo “Es un cretino y tiene más cara que Falete detrás de una pecera y yo, sin embargo, soy una tía capacitada para sentir”. Y bueno, aquí es cuando llegan las catarsis en los dramas, cuando eres capaz de reírte de él y de ti misma, cuando aceptas que lo que no mata engorda y que la puta verdad es que no necesitamos que nadie nos confirme, que hay que ser un poco más individualista y saber disfrutar de uno mismo, y aceptar sin miedos cuando alguien quiere disfrutar de ti, sea para el tiempo que sea. Cuando se termine vendrá otro, así ha sucedido desde el principio de los tiempos y así seguirá sucediendo.

 

A Volcano 1 le acaba de dejar su novio y el mundo parece que llega a su fin, y a Volcano 3 le acaban de dejar también, pero preñada. Yo las miraba a las dos, con sus dos caras bien diferentes, y busqué palabras mágicas que decirles (barajé la opción “Juntos” que propone Kike en su artículo, la desestimé por miedo a recibir un golpe violento) y entonces concluí para mi misma: Gracias dios mío (por echarle la culpa a alguien) porque tu me mantienes soltera y despendolada, gracias porque me encanta trabajar mi autoestima bulímica a solas y gracias porque tú y yo sabemos que, de tener una pareja o un hijo ahora, mi vida estaría menos estructurada que el guión de una peli de Medem. Así que, moraleja del encuentro: Cada uno tiene sus tiempos, pero hay que vivirla para contarla.