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Memoria emocional: Más allá del apego (II)

Para comprender este artículo revisa la primera parte Memoria emocional: Más allá del apego (I)

¿Cómo interviene el cuerpo en la construcción del sentimiento de seguridad?

La emoción surge de la mente y el cuerpo y a su vez influye en ambos. Organiza la percepción, los pensamientos, la memoria, la fisiología, la conducta y la interacción social. Las personas se ven a menudo influenciadas por las emociones que nos predisponen a tener prejuicios o pensar de una determinada manera. En resumen condicionan nuestra cognición.

Por ejemplo, cuando una persona tiene miedo, es más fácil que codifique los estímulos como temibles o tranquilizantes, que asocie el recuerdo de situaciones peligrosas, que tenga pensamientos intimidantes y reacciones fisiológicas de alerta. Así, las emociones organizan respuestas a estímulos gratificantes o adversos. Aplicado a la seducción: después de un mal día, una chica puede llegar a pensar que Hugo Silva es un gusano despreciable más feo que un pie, aunque ni siquiera le conozca y en otro momento le haya parecido un sex simbol. En consecuencia huirá de él por apego evitativo.

Es aquí donde entran en juego los factores culturales: dependiendo de nuestras experiencias pasadas actuaremos de una forma u otra, o en otras palabras: el pasado condiciona nuestra conducta a través de nuestra memoria emocional.

¿Cómo se aplica esto a las relaciones con los demás?

Buscamos el contacto social para saciar nuestra sed de Apego y además lo demostramos inconscientemente. Es un proceso psíquico y a la vez físico, por lo que debemos aprender a manejar tanto cuerpo como mente para poder dominar el proceso interrelacional. Es por ello que cuerpos vacíos no triunfan o grandes mentes que no manejan adecuadamente el lenguaje no verbal son rechazadas.

Inconscientemente buscamos una persona sana, completa y equilibrada tratando de evitar esos cuerpos sin psiquismo o esas mentes incorpóreas que flotan en la nada social, producto de la exposición prolongada a sistemas idiotizantes como grandes dosis de cierta televisión o videojuegos, sino que buscamos seres peculiares que suplan nuestras carencias intelectuales o afectivas. Así el cuerpo y la mente son uno solo, es la SOMATIZACIÓN o como dice Freud en “El yo y el ello” (1923) “El yo en última instancia es derivado de sensaciones corporales, principalmente de aquellas que nacen en la superficie del cuerpo…” Se refiere a las sensaciones propioceptivas (sensibilidad de la piel y otros órganos y sentidos, posición en el espacio, lo visceral…) que generan en nosotros determinadas emociones. Por lo que lo primero que debemos hacer para una correcta comunicación con otros es aprender a identificar, expresar y controla nuestros propios sentimientos.

Para ello debemos ser conscientes de los mismos y de porqué sentimos y actuamos así: por la necesidad de continuidad del contacto sensorial y en la vida adulta: muchas personas desarrollan PACs (procesos autocalmantes como garabatear, tararear, mover las piernas, habla egocéntrica, tamborilear con los dedos, tocarse el pelo, etc…) para autorregularse. En la infancia algunos pueden obsesionarse con un peluche u objeto, otros se adhieren a sus mascotas o van a masajes o peluquería buscando esa calma que nos da el contacto físico que como vemos tiene un componente claramente emocional (mas reprimido en el hombre y claramente manifestado por la mujer) y no solamente libidinoso (pasa a un primer plano en el hombre por estar inhibido el componente emocional). Por eso las mujeres normalmente se comportan de manera más marcadamente emocional y los hombres predominantemente sexual. La mayoría de problemas de comunicación entre hombres y mujeres viene por la incomprensión y el desconocimiento de este hecho.

 Comunicación interpersonal: como obtener lo que deseo de otros. Explicación evolutiva

Representamos el mundo en base a nuestras emociones, esto es lo que se conoce como cognición afectiva. De ese modo, las memorias sensoriales también nos crean expectativas, por lo que analizando las posibles expectativas de los demás puedes tratar de ajustarte a ellas y conectar con su inconsciente.

Por eso, tal como venimos repitiendo machaconamente desde la web egolandseducción y el maravilloso libro “El Seductor”, es muy importante analizar, estudiar, investigar e intentar recabar la máxima información posible de la persona que tenemos enfrente, ya que su educación y experiencias presentes y pasadas van a condicionar su forma de actuar con respecto a nosotros como ya hemos dicho.

Por ejemplo cuando nacemos, tenemos hambre, es una sensación nueva, nos asustamos, lloramos y nuestra figura de apego que es mamá nos da el pecho  y se pasan las sensaciones desagradables de miedo y hambre. Nos sobrevienen sensaciones de bienestar y sueño reparador amparados por el contacto físico que regula la temperatura corporal  y el nivel de actividad, la propia leche refuerza nuestro sistema inmunitario y los sonidos de su corazón y su dulce voz nos calman disminuyendo nuestra frecuencia cardíaca, además del acunamiento que regula la conducta motriz normal y la adaptación emocional.

Es por ello que muchos hombres y mujeres tienen una fijación casi obsesiva por los pechos femeninos. Están condicionados para ello. Su memoria emocional inconsciente, los recuerda y asocia a la felicidad absoluta, comodidad, seguridad, salud y ausencia de preocupaciones y responsabilidades. Por el contrario si ante el llanto de su bebé la madre lo ignora el niño podrá sentir distress, por el desapego e incluso ser más pequeño de tamaño o sufrir más infecciones de lo normal, pero por otro lado deberá aprender a contener solo el dolor: se vuelve más seguro y lo transmite a los demás.

Tradicionalmente las madres y padres suelen ser más vulnerables al llanto de las niñas. Es por esto que muchas mujeres están acostumbradas a obtener lo que desean utilizando las emociones como llamadas de atención que muchas veces los hombres son incapaces de interpretar y se frustran, o como dijo Freud en 1926: la forma de la descarga psicomotora en el niño (expresión de las emociones, llanto), sirve para una función comunicativa que al comienzo no es intencional, pero que tiene como efecto despertar en el adulto la acción específica para satisfacer la necesidad, deviniendo intencional después inconscientemente.

Un ejemplo de memoria emocional inconsciente: Claparede, neurólogo, en 1911 hizo la siguiente experiencia con una paciente que tenía lesionado el hipocampo, (sede de la memoria explícita o consciente): cada vez que veía a la paciente, tenía que volver a presentarse, puesto que ella no tenía recuerdo de conocerlo. Un día puso una chincheta en la palma de su mano y al saludar a la paciente, ésta retiró la mano por el dolor producido por la chincheta. A la vez siguiente ya sin chincheta, tuvo que volver a presentarse puesto que ella no lo conocía, pero en el momento de darse la mano, ¡ella la retiró! Esto significa que aunque no lo recordaba conscientemente, tenía una memoria corporal impresa en alguna parte o IMPRONTA, inconsciente y eficaz. Del mismo modo si cuando nos presentamos a una chica ella nos asocia con situaciones agradables, inconscientemente querrá repetir el encuentro.

(próximamente tercera y última parte)

ANA