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Aprende a relajarte (II). Vence a la ansiedad social

En Aprende a relajarte I vimos una introducción para comenzar a desarrollar hábitos en nuestra vida que favorezcan la relajación y el concepto de “slow life” En este artículo quiero abordar un tema específico con los que chicos y chicas más vamos a tener que vérnoslas en la relación con los demás: la ansiedad social. Esto a nivel de todo tipo de interacciones sociales, ya sean profesionales, de ocio o en circunstancias más íntimas, donde sube la adrenalina.

ANSIEDAD SOCIAL

Lo primero que quiero que quede claro es que todo el mundo sufre de ansiedad social con una intensidad u otra. Todo el mundo. Desde cantantes populares que sufren ataques de ansiedad antes de actuar (en ocasiones dicen que son indigestiones, faringitis, problemas de salud o como leí una vez ‘síndrome vertiginoso agudo’) a cualquier persona que tiene que ponerse delante de una audiencia. Esto no se diferencia tanto a cancelar exposiciones en público, asistencias a comidas, eventos etc. por el mismo motivo.

relajarse antes de una citaLa ansiedad social viene del hecho de tener que enfrentarse a situaciones sociales en las que sentimos que vamos a ser evaluados y juzgados, ya sea esto real o no. En verdad siempre hay una parte de realidad en esto. Cuando estamos en situaciones sociales los demás nos observan, se fijan en nosotros, de alguna manera nos sopesan. Pero la cuestión es que en un 99.99% de los casos no tanto como nosotros pensamos. Hay una diferencia muy grande en la atención que los demás nos prestan a la que pensamos que nosotros recibimos. A veces la sensación puede ser parecida a la de llevar un enorme letrero luminoso encima de nosotros, de esos de luces chillonas y parpadeantes.

La realidad es que cada cual está muy centrado en si mismo. Es decir, todo el mundo está igual, como insisto bastante en mi ebook 21 claves para relajarte antes de una primera cita. Las personas que más seguras parece de si mismas también, la frase “no me importa lo que los demás piensen de mi” suele ser signo de que de hecho sí les importa, ¡y mucho! En fin, que estamos todos en el mismo barco.

Hay diferentes cosas que podemos hacer para dar un primer paso en disminuir la ansiedad social. Es probable que para rebajarla considerablemente tengas que hacer más que leer este artículo pero como te decía espero que este artículo sea el pistoletazo de salida para empezar a gestionarla bien.

Cómo disminuir la ansiedad social

Lo que se conoce, se domina.

La ansiedad es en muchos casos anticipatoria. Es decir, nos ponemos más nerviosos que un pulpo en un garaje antes de que que se produzcan determinadas situaciones. Por ejemplo pensando en esa charla que tenemos que dar, quedándonos en aquellas cosas terribles que pensamos que pueden pasar, en vez de invertir ese tiempo en prepararla lo mejor posible. O anticipando esa quedada donde habrá mucha gente que no conocemos, pensando en que nos sentiremos incómodos.

curso para superar la ansiedadTodo esto previamente a estar en esa situación. ¿Quizás podamos permitirnos el acudir y también ver que hay cosas en tales situaciones que de alguna manera nos proporcionan placer o que nos gustan? Como disfrutar de enseñar cosas interesantes a la audiencia de la charla o centrarnos en hablar en la quedada con esos dos amigos que hace tanto que no vemos. Quizás no sea tan terrible, a pesar de todo.

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Practica las habilidades sociales básicas.

Sentirse seguro en determinadas situaciones implica práctica, desarrollar habilidades y pulirlas. Se supone que al vivir en sociedad tenemos ciertas habilidades que nos vienen de serie. En realidad todo es aprendido y nunca es tarde para mejorar.
Entre las habilidades sociales básicas encontramos el escuchar, iniciar una conversación, mantener una conversación, formular una pregunta, dar las gracias, presentarse, presentar a otras personas y hacer un cumplido. Sí, parecen muy básicas, ¿pero siempre las hacemos? En este blog de nuestro compañero Pau encontrarás un montón de estudios interesantes, consejos y artículos completos sobre cómo desarrollar las habilidades sociales.

Date tiempo y se amable contigo mismo.

La palabra amable es una de las que más me gusta en castellano. Precisamente porque la utilizamos en otro sentido diferente al más adecuado, que es el de persona que es meritoria de ser amada, es decir, aquel al que se puede amar. Así pues sé compasivo, respetuoso y paciente contigo mismo. En ocasiones somos nuestros jueces más severos. Aquellas personas con las habilidades sociales más desarrolladas, aquellos que las tienen más afinadas, seguro que han pasado muchas horas expuestos a situaciones sociales y han cometido errores. Pero decidieron ser pacientes consigo mismos además de perseverantes y con sus vueltas atrás y acabaron siendo amables también para los demás.

Si te pones nervioso o nerviosa en situaciones sociales podrás conseguir ponerte menos. Y si ya te pones poco pero hay algunas situaciones o personas donde esta se te dispara más, podrás pulir y mejorar en este aspecto.

¿Quieres comentar tu experiencia, tu caso, lanzarme preguntas o decirme cómo me vas a enviar un billete premiado de la lotería? ¡Los comentarios de abajo te esperan! Positivos y relajados abrazos para todos.

Aprende a relajarte (I) Primeros consejos

Si hay algo que nos puede ayudar en nuestro día a día, tanto en nuestras relaciones con los demás, como cuando pasa algo especialmente estresante, es saber cómo relajarnos. Hay dos procesos en los que vamos a tener que estar atentos si queremos estar más relajados: bajar la entrada de estrés que tenemos y aumentar el recibir estímulos relajantes. Esto que es simple no siempre es sencillo; tras leer este artículo vas a poder tener pautas para conseguir ambas cosas ¡Comenzamos!

Escucha a tu cuerpo

“Mantener el cuerpo con buena salud es un deber. Si no, no podremos mantener la mente fuerte y clara” (Buda)

Jaquecas, dolor de espalda, alergias, agotamiento, ardor de estómago… No son enfermedades graves, sino pequeñas o medianas dolencias que se empeñan en fastidiarnos de forma recurrente, como si quisieran llamar nuestra atención sobre algo que nos está sucediendo.

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Pues así es. El cerebro es el gran procesador de los estímulos y el generador de todas nuestras reacciones. En consecuencia, muchas veces las dolencias relacionadas con el sistema nervioso solo manifiestan la dificultad de la persona para captar la realidad correctamente y elaborar una respuesta adecuada, que incluya el control sobre lo que acabamos haciendo y su adecuada organización en el tiempo y en el espacio. Aquí te voy a proporcionar varias claves para mejorar en este punto y ser consciente de lo que tu cuerpo te está diciendo a gritos:

Cultiva el aquí y el ahora

Escucha tus sensaciones, emociones, pensamientos y sentimientos al menos una vez al día: ¿Cómo te sientes en este momento? ¿Cómo percibes tu cuerpo? ¿qué emociones registras? ¿cómo las experimentas? Te servirá para practicar el aquí y el ahora.

Practica disciplinas corporales

No dejes de hacer regularmente actividades que te ayuden a relajarte y a aquietar la mente, tales como reflexología podal, taichi, yoga, pilates, masajes… Además de relajarte te proporcionarán mucho bienestar general.

Mejora la autoaceptación

Es muy importante reconocer lo propio sin negación o rechazo, como condición previa para poder cambiarlo, si es que entendemos que nos perjudica. Ponerse delante del espejo y que este refleje lo que nos está pasando.

Practica la “vida lenta”

relajarse-interiorizar-aprender-ligarVivir apurando cada segundo puede provocar una tensión nerviosa que genere una sensación de amenaza, de inquietud. Finalmente el desgaste puede llegar a provocar ansiedad y depresión (la depresión viene en muchos casos cuando ”las baterías se nos han agotado”)

La vida lenta es un movimiento en el que sus seguidores promueven el trabajar menos (o mejor dicho, trabajar mejor) en el sentido de la obligación de producir y de emplear buena parte de nuestra vida a cambio de dinero. Se centra en que la calidad de vida va hacia ser dueños de nuestra vida y de nuestro tiempo y no tanto en ganar más. De nuevo te presento algunas claves:

Apaga el televisor

Párate a pensar hasta que punto la televisión puede estar afectándote, cómo nos dicta lo que debemos comprar o cómo debemos vivir. Piensa en las cosas que puedes hacer (leer, jugar, pasear, reunirte con tu familia o amigos) en vez de devorar programas y anuncios que devoran la mente. Lo mismo podemos decir con un uso no racional de internet.

Busca lo sencillo

Recupera el placer de la lectura, da un paseo, contempla una puesta de sol, haz una excursión al campo, disfruta charlando con los amigos y saborea las cosas simples. Tener un hobby en el que ocuparte o iniciar uno que te interese además de relajarte te enriquecerá.

No hacer nada

Ahora tienes las excusa perfecta para esto, “El psicólogo Antoni que esmuy majo me ha recomendado no hacer nada” ¡Menos es más! Dedicando una hora al día a ti mismo te aseguro que recargarás las pilas y enlentecerás tu ritmo, aumentando tu productividad en otras áreas.

Esta vida lenta poco tiene que ver con no ser una persona apasionada, por ejemplo. Siendo responsables con nuestro cuerpo y nuestra mente podremos saborear mejor otras cosas, como nuestras relaciones o que aquellas cosas que nos apasionan. En el  próximo artículo vamos a entrar a fondo en cómo relajarnos más en las relaciones con los demás, trabajaremos a fondo la ansiedad social. Mientras te dejo con esta lista de reproducción para continuar aumentando tu nivel de relajación. Un positivo (y relajado) abrazo,