Me tiene enganchada y bloqueada, ¿qué puedo hacer?

[pullquote]

 “Sé que me tiene ahí, y me revienta, pero no sé cómo darle la vuelta a la situación”.

“Si se enfada lo pierdo y no quiero perderlo”.

[/pullquote]

Soy Luis Tejedor, psicólogo, sexólogo clínico, escritor y director de este proyecto “Egoland Seducción”. Estos dos últimos años he recibido casi más mujeres que hombres en mis cursos personalizados. Así que voy a hablarte de los principales problemas que me estoy encontrando. La mayoría de casos son mujeres heterosexuales de 25 a 60 años.

A partir de ahora, voy a empezar a mandarte correos con los principales problemas que me encuentro en mis clientes o alumnas mujeres, por si de alguna manera, te ayuda a ti a alguna amiga, puesto que es una de las cosas que más me voy encontrando entre las mujeres que vienen a mi consulta o se conectan por Skype para las sesiones personalizadas.

En este caso, voy a relatar como si fueras “una mujer enganchada a un hombre pero no sé darle la vuelta a la situación”. 

A ver si te suena esto: estás “enganchada” a esta relación que empezó de una forma, y no se sabe muy bien cómo, ha acabado convirtiéndose en algo completamente distinto, una asimetría de atenciones, de apetitos, de ganas de más, planes y propuestas entre ambos. Un cambio de dirección de la relación. Y sobre todo, un cambio de significado respecto a “¿para qué estoy aquí» y «¿para qué está conmigo?»

Antes te proponía planes con ganas y en cambio ahora te llama cuando parece que no tenga nada mejor que hacer. Se reserva sus momentos guays de la semana para otras personas y no para ti. Antes se lo curraba y ahora parece que dé por supuesto que ya lo tiene todo ganado. Además tienes terror a parecerle una pesada o una mujer quejica. ¡Te aterra que te catalogue ahí! Y sobre todo, te aterra verte a ti misma como una mujer que se queja. Tú no eres así.

Ahora mismo… ¿crees que le importa algo pasar tu “examen de calidad” en la relación? Ya no le importa las caras que pongas cuando dice “esto es lo que hay”.

Déjame decirte algo: más de un centenar de mujeres han pasado por mis sesiones intensivas personalizas con distintos matices en las historias pero con la misma sensación de impotencia, desorientación y soledad respecto a comunicar cómo se sienten. Pues, como es obvio, también les avergüenza contar lo que está pasando a sus amistades. Te sientes ridícula contando la cantidad de cabronadas que te hace.

Yo no soy mujer. Soy un hombre con no poca experiencia en relaciones afectivo sexuales. Pero por mi profesión, he cultivado la habilidad de hacer a la persona que tengo delante subjetivizar sus problemas, fomentar sus más íntimas sensaciones y emociones por lo que me siento legitimado a hablarte de vías de solución. No porque por ser mujer te presuponga unas necesidades. en absoluto, sino porque también lo hago exactamente igual con los hombres. Cada persona es un mundo y eres tú la única que tiene una solución para tu historia. Lo que yo te voy a proponer desde mi larga experiencia, es un procedimiento que se adapta a ti, puesto que tú eres la que lo debes personalizar.

Soluciones a una relación asimétrica

Si has leído algo de mi obra sabrás que yo, contando por supuesto con los misterios de lo inconsciente,  parcelo la seducción y la atracción en tres cables independientes pero sinérgicos: el sexual, el emocional y el racional (la utilidad). 

 ¿Cómo eres percibida por esa persona en cada cable? Respecto al emocional: ¿crees que le podrías generar más ilusión, más reto, confianza para que te hable más clarito, o provocación para sacarlo de su rutina contigo?

1º Haz una lista de tus atractivos en cada uno de los cables. 

Pero también sabrás que primero empezamos por seducirte a ti misma para poder tener una visión realista y saludable de tus virtudes y lo mejorable respecto a tus atributos para, con un autoconcepto y autoestima equilibradas, empezar a comunicarlos y a seducir a los demás.

Y una de las cosas que más me encuentro, es cómo muchas mujeres tienen una alta concepción de sí mismas a nivel laboral, social, intelectual, pero en cambio en “esa relación” están bajo mínimos en el cable emocional. Hasta tal punto, que ni siquiera saben dónde encontrarse.

2º Haz una lista de cómo estás siendo percibida y tratada en “esa relación en cada uno de los cables”  

El asunto es más grave cuando sabes que tienes que hacer algo pero el miedo te paraliza. “Es que si le pongo esa línea roja, no volverá”. ¡Lo he escuchado de tantas mujeres!

3º Puntúa del 1 al 10 el miedo que te da moverte de donde estás.

Por otra parte, ¿cuánto hay de verdad en la imagen que tienes de esa persona? ¿Tiene tantos méritos, virtudes y atractivos como para tenerte tan atrapada?

4º Haz una lista con sus atractivos en cada uno de los tres cables.

Sí. El amor es un misterio, la atracción más, pero lo que realmente es un jodido misterio es ¿cómo es posible que una mujer como tú pueda paralizarse tanto, sin tomar perspectiva desde arriba, como una espectadora para poder verte en el “mapa real de la relación con la otra persona y contigo misma”.

Y, querida lectora, la bomba final es como a veces, con mujeres como tú que se han ido sintiendo así, llegamos juntos al consenso de que hay una parte muy íntima y misteriosa de sí mismas, que les hace crear ese enganche.  No hay tanto mérito de la otra persona.

Un enganche que les disocia la autoestima y el autoconcepto. Fuera de la relación tienen una autoestima alta pero dentro, es irrisoria una vez llegado a una determinada fase de la relación.

5º Pregúntate… ¿Puedo responsabilizarme de mi enganche? ¿Ésta es mi forma de vivir las relaciones intensas? 

Una de las cosas más necesarias que hacemos en este punto, cuando es necesario, es entender ciertas tendencias suyas, (tuyas), respecto a las relaciones, si es que no es la primera vez que ocurre. 

¿Desde cuándo y cuantas veces te ha pasado?  

6º Pregúntate ¿Cuántas veces he repetido esta posición en la relación y esta forma de vínculo?

Una vez hemos vislumbrado el origen, eres consciente de ello, vamos a aceptarla como una parte de ti hasta ahora. Concretamente como una tendencia tuya. Sí. Pero una vez aceptada como tendencia, vamos a diseñar una alarma con luces rojas y con sirena cuando te des cuenta que estás adoptando/entrando en tu modo yonqui. Para ello definiremos qué es para ti entrar en el modo yonqui y qué no. Qué síntomas en tu conducta, en tus emociones, pensamientos y nivel de ansiedad es el modo yonqui. No te lo diré yo. Me lo dirás y decidirás tú. Y yo, si es necesario te aportaré puntos de vistas distintos.  Entonces decidirás, qué síntomas activarán la alarma. 

7º Acepta tu tendencia de una forma realista y respetando tus singularidades. Establece unos límites, y prográmate una alarma para avisarte cuando estás repitiendo conductas. 

Después de limpiar las gafas con las que estabas viendo la relación, (ya nunca más con el criterio “me quiere, no me quiere, le quiero, no le quiero, esto está bien o no está bien) o ese tipo de variantes dicotómicas, mediremos esta relación en los tres cables. Suelo ayudar a establecer unos criterios justos y sobre todo realistas en cada cable respecto a cómo quieres sentirte a nivel sexual, qué emociones concretas quieres sentir y qué actividades, aportaciones y planes deseas en tus relaciones.

8º Establece unos parámetros (exclusivamente tuyos y no de ningún estándar universal) de calidad subjetiva al que aspiras en cada uno de los cables. 

Tras esto, te sugiero abordar el perfil de esa persona: su personalidad,  hábitos, sexualidad, necesidades, su comunicación, reacciones a tus reacciones, sus cambios, carencias, sus evasivas y silencios.

9º Establece unos parámetros de calidad subjetiva con “esa persona” en cada cable y compárala con la que aspiras a nivel global.

Es entonces cuando repasamos la historia de la relación desde otra perspectiva. Cómo ha ido evolucionando cada cable por separado para luego hacerlo en su conjunto En ese momento entendemos los cambios en su conducta y la relación en función de algunos principios psicológicos, de tal forma que casi podríamos predecir sus próximos movimientos porque hemos entendido la secuencia de sus emociones y razones como consecuencia de nuestros pasados movimientos (activos o pasivos) Y nos ayuda, por supuesto, a no repetirlos y a prevenir futuras cagadas.

10º Establece unos hitos, momentos  significativos en cada uno de los cables y posteriormente de la relación en conjunto. 

Es probable que en este punto, como tantas mujeres con las que he trabajado, estés confundida, preocupada y asustada. Muy movida y encendida por dentro de una forma confusa. Quizá sintiéndote culpable por haber llegado a esta situación, quizá enfadada contigo misma y con esa persona, con miedo porque probablemente se acerca algo gordo, con resistencias a seguir adelante pero empujada por alguna fuerza interior casi olvidada a seguir hacia delante con lo que estás haciendo conmigo.

Es normal.  Y además, eso es que vamos bien. Sinceramente. Es algo que suele conmoverme en el sentido más cómplice de la palabra. Pues, como tú, yo también he tenido mis batallas interiores.

11º Aprende a convivir con tu confusión y sé tolerante contigo misma. Confía en tu instinto. Y si quieres, sigue confiando en mí.

El siguiente paso será LEGITIMARTE A PROPONER AQUELLO QUE DESEAS. ¿Te has ganado o no el derecho a pedir como mínimo lo que estás dispuesta a dar? 

En esa batalla de quiero creer que me lo merezco, pero no acabo de sentir que me lo merezco es cuando ayudo a encontrar las tendencias que operan casi nunca visibles. Para ello, ella habla y se hace consciente de lo que no ha hablado. Sí. De lo que no hablado nunca. Muchas veces soy yo el que guío por mi intuición pero también por mi experiencia con preguntas que llevan a temas que se repiten de forma muy frecuente, en especial mujeres que acuden con estos síntomas. Y sí. La mayoría de veces vivimos momentos muy conmovedores. Las emociones afloran al encontrar el origen y el porqué. Todas y cada una de ellas lo han calificado como un momento muy importante en sus vidas.  Despegarse notablemente de aquellas cosas que habitan en nuestro inconsciente, que no veíamos cuantísimo nos influyen y que, al hablarlas, les damos un nuevo significado aligerando el peso invisible que estaban teniendo en nuestra vida.  

Y entonces SÍ hay un cambio. Porque quizás has probado técnicas de coaching, tips, consejos o aspirinas universales para todo el mundo, que incluso las menos ridículas sí te han funcionado durante algún tiempo porque las entiendes, pero has vuelto a tus tendencias ocultas. Porque están ahí, operando… 

Nosotros en este punto, sí consensuamos unas pautas para civilizar, domesticar  e incluso a veces casi eliminar, algunas tendencias: Culpabilizarte de lo que te ocurre  pero ahora sabiendo de donde te viene, echarle siempre la culpa a los demás recordando porqué necesitaste en el pasado adoptar esa actitud, imitar inconscientemente conductas quizá… ¿de alguno de tus progenitores? Despegarte o despedirte definitivamente de alguna persona de tu pasado sentimental porque ahora entiendes que tú la hiciste especial o ¿porqué fue tan especial para ti en ese momento de tu vida? 

Es entonces cuando retomando nuestros tres cables acordamos por qué sí puedes proponer aquello que deseas por encima de tus miedos. Porque ofreces algo imperfecto, pero digno y atractivo. Porque te sientes, ahora sí, con la obligación contigo misma de querer vivir tu historia a tu manera, y porque ahora te ves desde otra perspectiva y has trazado nuevas líneas rojas que cumplen una función que tú te crees. No te las ha marcado ningún Experto o Experta en “cómo hay que sentirse en una relación”. 

[pullquote]Porque ofreces algo imperfecto, pero digno y atractivo.[/pullquote]

Y ahora volvemos a “esa relación”. Porque le vas a informar de cuáles son tus nuevos standares de calidad, por qué no quieres menos y que va a pasar si no aprueban tu examen.

12º Encuentra TUS PROPIOS MOTIVOS SUBJETIVOS (no universales o de frases típicas de empoderamiento universales) para PROPONERLE a esa persona que respete tus nuevos límites y tus nuevos parámetros de calidad.

Lo siguiente será prepararte para enfrentarte al inevitable conflicto que se va a dar en cualquiera de las variantes que suelas utilizar con esa persona. En mi casa suelo enseñar y entrenar dialécticamente con “persuasión, negociación, argumentación, “comunicación emocional, herramientas de asertividad, etc.  Ya conoces a esa persona, previendo posturas y contestaciones. Incluso su versión “silenciosa” ante los conflictos.

14º Prepárate emocional y dialécticamente para el conflicto inevitable.

Sugiero entonces cultivar la paciencia, la empatía y la comprensión contigo misma. Contigo misma vas a tener momentos de flaqueza. ¡Obvio! Así que don´t worry. Es lo que toca. La cuestión es que sigas adelante tolerando tus pequeños momentos de debilidad. Durante el camino, sabes donde estoy. Tienes mi teléfono por si necesitas alguna supervisión.

Con esa persona, también. La gente no asimila los cambios a la primera. Sale a relucir el orgullo, las resistencias a perder privilegios, etc.  

15º Acepta tus momentos de debilidad durante el proceso de conflicto y replanteamiento de la relación.

Y ahora viene lo más importante. Es imprescindible que trabajes la congruencia respecto a lo que has dicho y lo que vas a hacer. Has informado de unos nuevos parámetros en cada cable y has dicho que menos de eso… no vas a aceptar. Querida amiga, si flaqueas aquí. Estás perdida. 

Hasta aquí todo bastante políticamente correcto en público. Y digo en público porque en la intimidad de nuestras sesiones, hemos sido lo suficientemente cómplices como para colocar en algunas zonas muy muy íntimas algunas cosas más dark o más black metal respecto a deseos, fantasías y excitaciones que podrían sonar contradictorias respecto a cómo queremos sentirnos en una relación, peeero… hemos entendido que dándole su espacio y su momento en las relaciones íntimas, y sólo ahí, tienen su lugar y es perfectamente coherente con quién eres y como quieres ser tratada.

Podría acabar aquí con el rollito barato (de consejos de bar o coach youtuber) una vez le has dicho que lo que quieres, si no te lo da, le das puerta. 

Y algunas mujeres lo han visto tan claro tras el proceso al que hemos llegado que lo han hecho. Pero otras no. Porque estarías asumiendo una estrategia de otros que no tienen ni la menor idea de la subjetivización que tú haces de tu historia. No existen recetas universales sino solo las que se adaptan a ti, a tu forma de ser y la relación que tienes contigo mismo y con tu pareja.

Tú sabes lo importante que es para ti esta historia, cómo vives tú algunas historias. Y ahora va a venir un youtuber que no te conoce de nada a decirte como vivir tu historia. Es tu historia, es tu forma de vivir la vida, es tu forma de ser protagonista y si quieres complicártela, pues te la complicas porque es tuya… 

La cuestión es que gracias al proceso que hemos seguido, durante estos dos o tres días, has hablado tú, te has dejado hablar en cada uno de los puntos y en cada uno de los síntomas que han aflorado con lo que yo te he ido planteando, como has ido masticando y salivando con tú saliva y no con la de ningún coach del cambio ni del empodoramiento universal, ahora te sientes distinta. Y no tienes ganas de acabar aquí. Esa persona te atrae mucho. Y te apetece, sientes la curiosidad de verte a ti misma reestimulando cada uno de tus cables, o dicho de otro modo. Tienes la curiosidad, o vamos a llamarlo, un poco las ganas de revancha contigo misma y de volver a sentirte atractiva delante de esa persona.

Pues a partir de ahora te ofrezco la segunda parte, si la quieres, de la RESEDUCCIÓN. Y voy a volver a repetir. Si y solo si te lo pide el cuerpo, y no tiene por qué pedírtelo de la reseducción, pero desde cierta distancia de esa yonqui que andaba consumiéndose a sí misma en silencio por algo de atención de la persona que tú sabes. 

Si es así, tengo una buena noticia para ti. Resulta que soy la persona que más experiencia tiene enseñando a seducir en España. Principalmente hombres heterosexuales, y… como te habrás dado cuenta, la seducción es la punta del iceberg. La gente que viene esconde otras debilidades más profundas. Y por mis cursos han pasado todo tipo de hombres hablándome de sus puntos débiles, de sus sensibilidades, de sus traumas y apetitos.

Gracias a mi larga experiencia en esta fase te recomiendo y sugiero que seas: 

  • Más eficiente de lo que fuiste para recuperar la estimulación en él de cada uno de los cables, para que deje de percibirte tal y como te ve ahora. Es muy probable que puedas mejorar mucho la información y cómo se te percibe y como informas de una forma explícita pero también implícita en cada uno de los tres cables.
  • En el cable emocional, por ejemplo, combina la provocación con cualquiera de sus herramientas para aturdirlo, sacudirlo de esa zona de confort en la que está instalado, genera la complicidad en el momento adecuado, por ejemplo con mensajes bilaterales antes del conflicto, muéstrate divertida porque está en tus planes a pesar de que él no se muestre. Que vea que tienes trazado un plan contigo misma.
  • En el cable sexual prueba a ser más creativa en la cama, primero porque seguramente ahora que estás redescubriéndote te lo pases mejor contigo misma, y también para que esa persona  entienda que estás en un punto de inflexión. Comunícalo tal cual. Una actitud expansiva que ahora es más exigente aunque facilitadora y asertiva respecto al cable sexual.
  • En el cable racional, prueba a tener tus propios planes muy sólidos, con él con gente o sola. Y ya que estamos, si te apetece nútrete de inspiración y asómate a algunas actividades o planes que antes no contemplabas. Propónselos.

Te propongo que hagas menos cosas con él pero que cada cosa aumente la intensidad de cada uno de los 3 cables de atracción entre vosotros con precisión, y sé muchísimo más clara en tus mensajes explicando por qué quieres lo que quieres y por qué lo dices.   

Es muy gratificante cómo puedes volver a sentirte atractiva e incluso adictiva  para la persona en la que estás pensando.  Y no por magia, sino por cosas que te habrás quitado de encima, por cómo expresarás con más luz lo positivo que tienes. Por cómo hemos trabajado tus atractivos, exclusivamente tuyos que te ayudarán a seducir en cada uno de los cables según sus debilidades. 

Tu actitud será, de suspendida en su actual examen a examinadora. Sí. Como lo lees.  Y le ayudarás a pasar tu nuevo examen con generosidad pero con exigencia. Porque lo que te recomiendo es que no castigues, sino que facilites su adaptación a las nuevas reglas.

Y lo más alucinante… después de todo eso, te darás cuenta de que YA NO ESTARÁS EN EL MISMO SITIO. Quizá, como muchas otras mujeres… ya no están enganchadas como estaban porque ahora son libres de elegir qué hacer con esa persona. Habrás dejado de ser una yonqui, y tranquila… podrás seguir montándote tus películas y tus dramas tan tuyos,  pero civilizadamente. Que no te devoren.

Y si necesitas, ayuda. Aquí me tienes.

Siempre tuyo, Luis

 

 

3 Miedos Que Te Impiden Seducir

Desde cierto punto de vista, defino la seducción como un proceso en el cual convertimos un deseo en acción. Por desgracia, miles de personas tienen geniales ideas y deseos que no convierten en acción, deseos que matan en sus mentes por diferentes tipos de miedo:

+ Deseo decirle algo bello pero no lo hago por miedo a parecer demasiado interesado.

+ Deseo proponerle algo, pero no lo hago porque quizá no sea correspondida.

+ Deseo hacerle sentir algo especial, pero no lo hago porque quizá me malinterprete.

Por no mencionar los deseos relacionados con dejar un trabajo, hacer un viaje, empezar unos estudios… Miles de personas, cada día, matan sus deseos sin convertirlos en acción. Un “deseocidio” cotidiano.

Es cierto que muchas personas quisieran mostrar su interés, hacer sonreír o dejar huella en alguien de un modo distinto a lo habitual y no tienen miedo a hacerlo, pero para ello hace falta creatividad, uno de los recursos infinitos del ser humano, pero que no siempre está disponible. ¿Cómo mejorar la creatividad? No es el tema principal de este artículo así que no me extenderé, pero uno de los modos que recomiendo es exponer al cerebro a estímulos creativos no pasivos.

Es decir, no sólo leer sino también escribir. No sólo ver deporte sino practicarlo. No sólo ver obras de arte sino dibujar. Para más información, recomiendo el libro de mi compañero y amigo Álvaro Tejedor “21 Claves para mejorar tu ingenio”

Dicho esto, ¿qué miedos nos impiden mostrar interés, especialmente con un gran detalle como el descrito en el ejemplo? A continuación abordamos estos aspectos.

1 | Miedo a mostrar interés

Argumento:

La sabiduría popular reza: “quien muestra el hambre no come”. Que puede resultar poco beneficioso mostrar nuestro interés es una de las primeras creencias conscientes o inconscientes que afloran cuando empezamos a lidiar con la seducción en la adolescencia.

Tiene su explicación: cuando estamos mostrando interés, y más al tener un bonito detalle con alguien, estamos subcomunicando: “tienes mi atención”. Sin embargo, a nuestra naturaleza deseante le resulta más fácil desear aquello que no tiene. Para bien y para mal, anhelar algo o a alguien provoca una vorágine de emociones que han originado buena parte de la literatura universal, y que en ocasiones provocan adicción (de ahí la adicción al sufrimiento que vemos en personas enganchadas a alguien que no les trata bien). Decía Juan Luis Arsuaga: “no se puede desear lo que ya tienes”.

Contraargumento:

Distingamos dos preguntas: «¿qué nos provoca deseo?» frente a “¿qué nos provoca satisfacción?”. Las respuestas son distintas. Para “desear” lo que tienes, debes apreciarlo, y eso exige cierta experiencia y capacidad para identificar qué te provoca no sólo deseo cortoplacista sino satisfacción largoplacista. Características que se ganan con la madurez. Quizá por eso, una vez más podemos citar la sabiduría popular que manifiesta: “las chicas tontean con el malo, pero terminan con el bueno”.

¿A qué lleva el miedo a parecer demasiado interesado? A estrategias absurdas. Os cuento una anécdota con una alumna.

Me contaba Sonia, una chica bastante atractiva acostumbrada a que los chicos vayan detrás de ella, que le gustaba un chico italiano. Coincidía que iba a ir con otras amigas al pueblo donde estaba él, ya que al parecer tenían amigos comunes. Me dijo:

“Cuando le vea, haré más caso a sus amigos, para que así no me vea demasiado interesada y venga a por mi”.

Respondí:

“¡perfecto! ¿y puede ser que él siga la misma estrategia, haga más caso a otras chicas con el fin de gustarte a ti, y absurdamente hagáis caso a personas que no os interesan con el fin de que os hagáis caso entre vosotros?”

En otras palabras: para gustarte hago como que no me gustas. Cuando dos personas siguen esa estrategia, lo que termina pasando es que al final no sucede nada. Una historia llena de posibilidades que nunca llevará a nada porque ambos juegan a engañarse acerca de sus verdaderos deseos.

¿Qué recomiendo? Que vayas más allá de seguir tus deseos primarios y trates de buscar aquello que te dará satisfacción. Para ello necesitas autoconocimiento, experiencia y honestidad. O lo que es lo mismo: madurez.

2 | Miedo a no ser correspondid@

Argumento:

A nadie le gusta jugar al tenis solo. Como Luis comentaba en esta presentación nuestro autoconcepto y autoestima no son independientes de la reacción de los demás.

Por lo tanto si yo ofrezco algo pero no recibo, me siento mal porque alimenta mi creencia negativa de que “no soy atractiv@”, “no molo”, “no importo”, “no piensan en mi”. Lo mismo que puede suceder cuando recibimos un rechazo. Por lo tanto la estrategia más segura es no invertir, no tener detalles, no comunicar, matar mis deseos… porque así no me expongo a que me rechacen y por tanto mi autoestima queda resguardada.

Y claro, si esto afecta con un pequeño mensaje que muestre interés, mucho más evidente resulta con un detalle grande o extravagancia como la que hemos usado de ejemplo, una mayor inversión implica mayor riesgo de fracaso.

Contraargumento:

Se nos olvida sin embargo, que quien no comunica, no se emociona, no se arriesga, no saborea… por miedo a salir herido, termina no viviendo. Y de este modo termina herido igual, pero sin haber comunicado, sin haberse emocionado, y sin haber saboreado. Ya hablé sobre ello en el artículo “Ser la Causa” 

La vida, en buena medida, consiste en darnos cuenta que no hay nada asegurado, en primer lugar, y de no temer que no lo esté, en segundo.

Tenemos una necesidad continua de buscar seguridad y el mercado se aprovecha de ello, pero la verdad es que aparte de que nuestro futuro está en el cementerio, poco más es seguro. Y si de seducción hablamos, nadie te podrá asegurar reciprocidad. Jamás. Igual que no existe modo seguro de gustar a nadie.

Cuando uno comprende esto, comprende que lo que debe cuidar es de nunca dejar de gustarse a si mismo cuando trata de gustar a alguien.

Y, ¿no os gustaríais mucho a vosotros mismos si vosotros fueséis quienes habéis planeado y llevado a cabo algo tan memorable como lo que hizo Armán en Praga?; ¿no os gustáis a vosotros mismos comunicando algo bonito que habéis pensado de alguien?; ¿no os gustáis a vosotros mismos siendo valientes y acercándoos a esa persona que os llama la atención?.

Por otro lado, ¿a que no os gustáis haciendo daño a otra persona?; ¿a que no os gustáis mintiendo? Tener esto presente sí es una forma sana y probable de sentirte bien en la seducción.

Al igual que pasaba con el primer miedo, si sólo actuáramos cuando podemos garantizar reciprocidad o correspondencia, nadie actuaría. Nada sucedería entre dos personas. Las relaciones, los amores, las grandes historias… suceden porque alguien se atrevió a actuar aunque no tenía garantizada la reciprocidad.

3. Miedo a que te malinterpreten

Argumento:

Este es el miedo al que más respeto tengo. Y explico por qué. Imaginemos la siguiente situación:

Estoy empezando a conocer a Ana, he salido de una relación hace poco y no tengo ganas de comprometerme a no ser que compruebe con el tiempo que Ana me gusta muchísimo. Así que quiero ir poco a poco. Pero en apenas un par de semanas ella ya ha tenido un detalle conmigo como el que hemos usado de ejemplo. Algo muy especial, como proponerme un viaje. Y yo, en lugar de disfrutarlo, me asusto.

¿Por qué? Porque sin preguntarle a ella, pienso: “si ha tenido este detallazo, es que quiere que seamos novios. Y yo no estoy seguro de querer serlo. Así que mejor me alejo, no vaya a ser que le haga daño”.

Y así, sin tener una conversación franca y transparente sobre qué quiere Ana conmigo, me alejo de ella. Porque como dice Paul Watzlawick las personas tenemos una capacidad artística para amargarnos la vida que supera la creatividad de Picasso.

¿Por qué digo que a este miedo le tengo más respeto? Porque al alma de cántaro que le sucede esto, al menos lo está haciendo “porque no quiere hacer daño”. Y a mi eso me merece respeto.

Este miedo se enlaza además con algo muy actual y que todos hemos escuchado: “el miedo al compromiso”. Justo conforme redacto estas líneas ha caído en mis manos el siguiente párrafo que leo en la web del escritor Pablo Arribas

“Ahora nuestro mayor miedo en las relaciones con otras personas es que pensamos que el hecho de que nos preparen el desayuno es que ya te están pidiendo matrimonio. Y es entonces cuando te vas a las cinco de la mañana después de hacer el amor en vez de quedarte y disfrutar del momento”

Una vez más, nada podrá asegurar que no se malinterpreten nuestras intenciones, pero dos actos iguales pueden percibirse de manera muy distinta según las explicaciones que demos. Así que como la mentira se combate con verdad, a continuación enumero seis aspectos que no sólo ayudan a evitar malentendidos, sino además a potenciar una relación.

Contraargumento:

Motivos para hacer realidad las buenas ideas:

3-miedos-que-te-impiden-seducir

1| Porque me gusto a mi mism@. Este ya lo he explicado anteriormente (al final del punto “Miedo a no ser correspondido”). Así que insisto: gustarte a ti mismo tratando de gustar a otra persona es lo que debes tratar de garantizar en la seducción.

2| Expresa con humor que estás dejando el listón alto. Ejemplo para ellas: “Yago, no sé si terminaremos gustándonos o no, pero más vale que a las otras chicas que conozcas les enseñes una foto de la maravilla de tarta que te he preparado, y les digas que se espabilen, que el listón está alto”.

3| Relata con humor cómo ideaste y llevaste a cabo ese detalle especial. Si todavía seguís conmigo tras tantas líneas, os puedo confiar un secreto. Fui testigo de cómo Armán le enseñó el video que hicimos a Eliska. ¿Y cómo lo hizo? No le enseñó simplemente el video, ya que eso podría haber llevado a la malinterpretación. Lo ilustró relatando lo divertido que fue apartar a unos turistas chinos para que le dejaran hacer los trazos en la nieve, lo peliculero que se sintió al escribir el nombre mientras sonaba música de fondo, lo agotador de subir luego a la torre, pero también lo gratificante que fue ver el resultado…

Eliska notó que él disfrutó como un niño todo el proceso. Y eso, es atractivo.

Sobre este punto y el anterior cabe comentar lo siguiente. Todo esto de lo que estamos hablando es romántico, y en la sociedad actual el romanticismo puede percibirse como algo especial o como algo cursi y empalagoso. Pues bien, para evitar que pueda pasar lo último, nada marida mejor con el romanticismo que el humor.

4| Porque estás invitando. Precisamente puede que esa chica o chico sea una persona que no tenga gestos, detalles, o muestras de interés por los tres miedos arriba descritos (o por falta de creatividad). Sin embargo tú le lanzas una invitación para que ella se sienta cómoda y también se abra. Predispones el terreno para que la otra persona se atreva, tú has abierto la veda a que tengáis una relación excepcional y de mucha calidad.

5| Vas a poder profundizar y examinar a la otra persona. A mi, particularmente, me gustan las chicas creativas y con iniciativa. Y de este modo podré ver en su respuesta, si ella encaja en mis gustos. Porque tan importante es tener iniciativa, como ser exigente. Esto lo abordamos en el artículo “Dos pasos para conocer a la persona que te atrae

6| Y por último, creo que las cosas hay que hacerlas, porque todo puede acabar mañana. Esa chica puede dejar de gustarme mañana, puede que le ofrezcan trabajo en Sidney, que aparezca una tercera persona que capte mi atención o la suya, o incluso puede caernos un meteorito mañana (si alguien cree que exagero que le pregunte a los dinosaurios).

Una vez eres consciente de que todo puede acabar mañana, te das cuenta de que al final, lo único que quedará, es tu historia. De forma que aun en la hipótesis en la que entre Armán y Eliska no suceda nada, para siempre va a poder recordar ese día tan memorable, las risas conmigo, nuestras caras al tener la idea, la emoción de hablar de ello luego… por eso uno de los leit motivs de Egoland que Luis Tejedor plasmó en su libro “Seductor” dice: actúa de forma que luego puedas recordarte a ti mismo con una sonrisa.

Una vez te das cuenta de que todo puede acabar mañana, si tienes algo bello en la mente, tienes que convertirlo en acción. No lo mates, no contribuyas al “deseocidio”.

Si tras mi muestra de interés la otra persona no tiene creatividad ni inicitativa, es probable que me vaya desencantando. Es probable que con el tiempo preste más atención a otra chica, pero no habrá sido por mi que la historia no será memorable. Lector, o lectora: si las historias memorables no suceden, que nunca sea porque no comunicamos nuestros deseos o emociones.

¿Estamos de acuerdo? Ojalá que sí. En cualquier caso, sabed que me he gustado mucho escribiendo este artículo.

PD: recuerda que tus comentarios enriquecen este artículo. Si decides compartirlo, gracias de antemano por hacer algo tan halagador como es difundir mi trabajo.