El valor del lenguaje: Ser un buen conversador
EL VALOR DEL LENGUAJE.
Por Jorge Mondéjar.
Mis queridos Egolandianos os vengo a hablar de aquello en lo que personas como nuestro amigo Luis y otros muchos han sido maestros a lo largo de la historia. Por supuesto, me refiero al lenguaje, elemento imprescindible para Convencer, Conmover y proyectar Carisma. Su valor, combinado con el entendimiento de las distintas dimensiones del comportamiento humano se convierte en esa “bomba atómica” cuya imparable onda expansiva alcanza límites insospechados. A mí me gusta verlo como una espada, que nos va a ayudar llevar a cabo esa “negociación”. Obviamente no solo la naturaleza del arma sino que también, la pericia del espadachín determinarán el desenlace. Aunque se viene diciendo que lo que hacemos grita más que lo que decimos, el correcto uso del lenguaje verbal tiene un peso enorme para despertar en las otras personas la voluntad de “querer”.
Nunca habrás de usar tu arma para criticar, condenar o quejarte. La percepción que otros tienen de ti está sujeta a este principio. Seguro que has notado alguna vez cómo las personas que no se meten en este terreno tienden a inspirar respeto. Son percibidos como alguien sin resentimiento y con un ego impermeable. Ser visto como más atractivo es una inevitable consecuencia de esto.
Tu lenguaje tendrá que estar acompañado de un tono amigable procurando mantener siempre una sonrisa. Si añades estos dos ingredientes, como el que pone una especia a la comida, crearás una fuerza gravitatoria hacia ti que irá aumentando conforme domines esta destreza. No olvides que el nombre de una persona es para ella el sonido más dulce e importante en cualquier lengua.
Apreciar a otros seres humanos es vital. Emplea el lenguaje para que el prójimo se sienta importante y hazlo de forma sincera. Echaremos mano de la comunicación para que esa apreciación sea transmitida de manera genuina y transparente. La proyección de vulnerabilidad es imprescindible. Por ejemplo, si nos damos cuenta de que nos hemos equivocado tendremos que admitirlo de una manera rápida y empática. Nadie es perfecto.
También hablamos teniendo muy en cuenta los intereses de los otros. Mostramos respeto por las opiniones de los demás. Os daré un gran consejo; nunca digáis lo siguiente: “estás equivocado/a”. Un buen comunicador es capaz de hacer ver a su interlocutor cosas sin apenas verbalizarlas. La única forma de sacar lo mejor de una discusión es evitarla. El uso elegante del lenguaje hace que la otra persona perciba que la idea es suya.
Observación es uno de nuestros tres vértices y apunta a que para ser un buen conversador tienes que saber escuchar. Por eso animarás a que las otras personas hablen de sí mismas. De esta forma recibiremos una fuente valiosísima de información que podremos combinar con lo que percibimos para actuar en consecuencia.
Recordad que existen maneras de que la otra persona diga que “sí” lo más rápido posible. A esto lo conocemos con el nombre de persuasión. No hay nada mágico en ello. Desde aquí se nos enseñan herramientas muy útiles para convencer, saber cualificar y comunicar nuestras sensaciones echando mano de un buen manejo del lenguaje.
Un último consejo, amigos. Tenéis que ser unos auténticos maestros en el uso de adjetivos. Esto otorga precisión a nuestro lenguaje. Abriremos la puerta de lo emocional ya que evocamos sensaciones y nos comunicamos directamente con la parte subconsciente de nuestro interlocutor. Para esto tendréis que leer mucho, inevitablemente.
Un saludo, Jorge.