Seduciendo de día: Anécdota graciosa

Vuelvo con “seduciendo de día” después de que en facebook todos me hayais estado pidiendo fervientemente un nuevo articulo. Antes que nada recordaros que el 31 de Septiembre hay un “triángulo de Helio” en Barcelona y que el 7 y 8 estaré en Pamplona. Espero que os portéis bien conmigo por esas ciudades.

 

Estaba en Madrid en una tarde de Verano calurosa. Hacía poco había descubierto la zona de “La latina” y me gustó tanto que aproveche una de mis tardes libres en la capital para visitar esa zona. Estaba en la terraza de un bar muy cercana a la plaza de La latina. Era un sitio muy bonito, caro y mi zumo de tomate estaba frío y sabroso pero mi intuición sabía que me iban a cobrar dos veces lo que me apetecía pagar. En esos pensamientos estaba inmerso cuando una chica con el pelo largo y rizado se me acercó.

 

Se puso delante de mí y se me quedó mirando. Estaba con pocas ganas de ser un gran seductor. Sonreí. Ella sonrió con una sonrisa un poco forzada. La verdad, es que no entendía nada de lo que me estaba pasando. Pero le salude con un «Buenas tardes» Siempre el primer paso, sea cual sea la situación debe ser ofrecer algo positivo. Una sonrisa es suficiente y necesaria.

 

-Sé quien eres.- La situación era la siguiente. Una tía un poco mas jovencita que yo, castaña, con unos ojos gigantes y marrones se me había parado enfrente para decirme “se quien eres”. Yo me figuré que algún amigo suyo le habría contado algo sobre quien es Helio.

-Ah. Pues encantado, ¿te llamas?

La chica me puso cara de asco. Cómo lo oís. Se puso a hacer aspavientos y por fin, mas quieta que una estatua y con su bufanda rosa colgando por la espalda me dijo algo así cómo “Soy la mejor amiga de Ana, te suena ¿verdad? Y quiero que sepas que a nadie le gustas”

 

Aunque no os lo creáis soy bastante sensible para estas cosas. Intente hacer un esfuerzo por recordar quien era Ana. La única Ana de Madrid que podía estar algo enfadada conmigo era bastante mayor que yo y esta chica no tenía ninguna pinta de ser su mejor amiga. Tal vez me estaba olvidando alguna Ana de Madrid.

 

-Seguro que puedo darte una explicación. En general soy buen tío. Lo que pasa es que no se de que Ana estamos hablando.

 

Su reacción no mejoró mucho. Algo así cómo “¿Cómo puedes ser tan capullo?” e insultos parecidos. Yo gesticulo mucho hablando y recuerdo la sensación de quedarme con las manos en una posición un poco extraña mientras esta chica me insultaba y me decía cosas que no entendía muy bien. Así que decidí mirar la situación desde fuera y me imaginé a mi recibiendo insultos de una desconocida en Madrid después de un fin de semana de trabajo. Empece a reírme. Si lo que nos ofrecen esta fuera de lugar o no sabemos de qué va la cosa, ¿por que no afrontarlo con humor?

 

La situación no había cambiado, la chica se enfadaba más por momentos. Hasta que en un momento soltó algo así “Eres un mierdas Miguel” Y ahí mi carcajada fue aún más sonora. En un momento de silencio le dije que lo sentía mucho, pero que yo no era Miguel, que ni siquiera era de Madrid y que si se sentía mejor yo también odiaba a Miguel.

 

La pobre chica se puso roja, callada y se tapaba la boca. Intenté ponerselo fácil. Cuando conseguía hablar sólo repetía “perdon” en bajito y muchas veces. Mi actitud y mis frases eran de que no pasaba nada. Le invité a sentarse hasta que se le pasase el sofoco e intentaba que ella viese lo gracioso de lo que acababa de pasar. Me pedía perdón cada minuto aproximadamente. Luego me contó algo de un tal Miguel que se parecía a mí y que se ve que se había portado un poco mal con una amiga suya. Dejando a un lado la negatividad me presenté e hice que se presentase. Al final mi tarde a solas se había convertido en una anécdota divertida. Ella al rato empezó a sentirse comoda y empezó a vislumbrarse algo de mandanga.

Al día siguiente tenía que volver a Valencia y la chica no me volvía loco, no le pedí siquiera en movil por qué cuando voy a Madrid no tengo mucho tiempo; pero a veces el azar dispone quien es nuestro compañero de sobremesa.
Os dejo con Perry Farrel, uno de las grandes estrellas del grunge de L.A. que ahora ha experimentado con esto y ha salido una cosa muy chula.

 


1 comentario

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *