Seducción para mujeres, tras el telón

¿Quién soy yo?

En realidad no importa. Y no importa porque tú (sí, ) no estás leyéndome por saber quién soy yo. A ti eso no te importa, porque no eres un hombre, y no te quieres meter en mi ropa interior, ni eres lesbiana, ni, en resumidas cuentas, quieres que te cuente mi vida. Estás leyendo esto porque lo que importa aquí, es quién eres tú. Y si has llegado hasta estas líneas es porque eres la chica que está cansada de que en los bares se dirijan a ti para preguntarte si la que va contigo tiene novio. O porque eres la mejor amiga de todos, esa que ven como una hermana, a la que un hombre siempre cataloga como “¿María? Es una tía de puta madre, pero no la veo de esa forma”.

Sí, querida, estás aquí porque tú SÍ quieres que te vea de ESA forma.

Así que, en realidad, lo que importa aquí es quien quieres ser tú. Por eso no me voy a parar a contarte quién soy yo, ni tampoco cómo soy yo. Entre otras cosas porque yo soy quien quiero ser y depende de con quien quiera serlo. Y así es como vas a aprender a ser tú, porque ahora, amiga mía, estamos tras el telón, donde se obra la magia antes de salir al escenario. Aquí nos ponemos los vestuarios, el maquillaje y nos aprendemos las tablas antes de salir a escena. Aquí te aprendes los trucos para deslumbrar al público.

Se trata de ti y de Él. De cualquiera de los Él que te vayas a encontrar por el camino y quieras que se vuelvan solo porque los has pasado de largo (porque tú no te vas a parar a mirarlos). Porque hay demasiados hombres sobre la faz de la tierra como para pararse a mirarlos a todos, y no todos merecen que pierdas el tiempo haciéndolo. Lo que importa es que sepas que esto es personal, personal entre tú y yo, y quizá con una copa de buen vino entre las dos tras una larga tarde de compras (aunque de tu armario hablaremos más adelante). Se trata de que tú tienes el poder, y solo tienes que darte cuenta de donde coño te lo has dejado escondido.

Eso es lo que vas a descubrir aquí. No vas a descubrirme a mí, sino a ti misma. La versión de ti misma que siempre has querido conocer.

Por eso, te repito, no voy a decirte quien soy yo. Pero voy a decirte quien voy a ser para ti. Voy a ser tu mejor amiga. Y no la que no te sirve de nada. Voy a ser la que si le preguntas si has engordado te va a decir . Si me preguntas cómo te queda el vestido, no te voy a decir: Estás divina de la muerte, cuando estarías mejor con un saco de patatas. Y no voy a decirte que ese corte de pelo te queda fabuloso si te han estafado en la peluquería. Voy a ser la amiga que te dice las cosas claras, la que de verdad te ayuda a perder esos kilos, a encontrar el vestido que mejor te queda y “vamos a ver qué hacemos con el destrozo que te ha hecho la furcia de la peluquera”. Porque te lo he dicho, esto se trata de ti, de mí y de ellos.

¿Sabes porque te mienten muchas de tus amigas cuando llevas un vestido horrible y un corte de pelo nefasto justo antes de salir de fiesta? Y, ¿Sabes por qué yo no voy a hacerlo?

Porque yo no me siento amenazada. Porque cuando estás segura de ti misma no te importa ayudar a los demás a mejorar y a ponerlos a tu altura. Hay muchos hombres en la tierra, y no todas tenemos los mismos gustos.

Ahora, querida mía, si de verdad quieres seguirme, déjate en casa junto a la Cosmopolitan los remilgos y las mentiras piadosas (y el helado de chocolate de Bridget Jones).

Estamos tras el telón, aquí es donde sudamos, nos equivocamos y nos probamos diferentes máscaras. Una vez salgas sola al escenario: Tendrás que estar perfecta.

 

La gata negra

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