La chica que cruza I

Yo estaba preparando mi coche para la actuación del viernes.
Miraba el maletero: Piano portátil, cables, ukelele, pies, etc.
Mi amigo apuraba un cigarro que yo ya no echaba de menos y me avisó que tenía que subir a casa a por algo…
Así que aproveché el momento de soledad para repeinarme delante de un cristal de banco. Pero entonces….
Wow!!! Pasó ella.
Una de esas “chicas especiales que le gustan a Egoh sin pasar por taquilla”… Y me quedé helado.

Noté un amasijo de nervios caníbales en el estómago y casi me pongo a temblar cuando me miró. Me miró y no me dejaba de mirar.
Yo estaba petrificado, sintiendo ese torrente de emoción que te inunda cuando hay algo tan poderoso que te bloquea hasta al punto de parar el tiempo.
Pero ella avanzaba y se iba marchar para siempre.
Entonces, en una décima segundo, me di cuenta de que yo era Egoh. Yo representaba todo lo que enseñaba, el directo examinador, a EGOH, a mí mismo a todos mis alumnos y no podía dejar pasar a esta chica sin morir con las botas puestas.

Hizo un esfuerzo notable y abrí mis brazos enseñando ligeramente la palma de mis manos.

-Oye, disculpa…- le dije temblando..- te podría decir algo más normal pero… me he quedado alelado mirándote… y…

Ella sonrió sin dejar de mirarme. Parecía como si disfrutara de su poder pero me estuviera animando a que yo lo tuviera actuando, como dice Santi en la Dramaturgia egolandiana, en su papel de la película.

-… y quiero saber quién eres, volver a verte, conocerte, casarme contigo… esas cosas jajajajaj…!


No pude evitar reírme. Además, sabía que reírme de mi mismo iba a ser percibido como algo valioso, valiente
Ella se me quedó mirando unos segundo que me pareció enterno. Y luego sonrió.

-Yo no quiero casarme. Lo siento.


Esa frase tan lógica y natural, me la tomé como si realmente me hubiera rechazado a mí. Así que estoy seguro de que me cambió la cara. Entendía perfectamente las emociones que me han trasladado muchísimos alumnos al sentirse rechazados. Pero utilizando el espectador de la película y subtitulada me di cuenta de que esa chica que a mí me parecía una diosa, estaba sonriéndome diciéndome lo único que me podía decir para jugar.
«Yo no quiero casarme».

Estaba jugando.

Al darme cuenta entendí que, como en los momentos más adversos de mi vida, solo tenía que confiar en mí. En mi historia, carisma, experiencia y apelar al Luis que devora lo que le pongan por delante cuando creé en él.

-Pues si tú no te quieres casar y yo sí, se me ocurre una cosa intermedia para tenernos a los dos contentos. Seamos novios.

-¡Ja ja ja ja!- Rió ella.

Ya la tenía. Había superado la barrera de no control y no dominio que me hacía sentirme un gusano ante ella. Estaba riéndose y la había metido en mi juego de ligar sincero, crudo, desnudo y directo. Estábamos ligando y los dos lo sabíamos.

-Pues es una solución que no tengo muy clara- me dijo ella.
-Hagamos lo siguiente, me tengo que ir, pero voy a pensar en ti lo que queda noche. Dame tu número y mañana te llamo para negociar.

Ella dudó un instante mordiéndose el labio.

-No te voy a dar el número y no me preguntes por qué. Pero casi todos los viernes suelo tomarme algo por el local “X”.
-Entiendo. Pues puedes estar segura de que el próximo viernes nos tomaremos algo juntos. Y que sepas… ¿Cómo te llamas?
-C.
-Pues que sepas C, que voy a pasar toda la semana muy ilusionado.
-Me alegro- dijo C moviendo el bolso para en ademán de irse.
– Y que sepas que tú también vas a estar ilusionada aunque no me lo digas.
-¡Ja ja ja! Tienes razón. No te lo voy a decir.
-¡Ciao!.

Mirándome en el espejo me he sonreído involutariamente.

¡Dios! ¡Qué maravilla! Todo ha vuelto a salir bien.
¿Tendría novio? ¿Si yo no hubiera tenido prisa podría haberle sacado más información, conocernos, etc?
Lo que sé es que una vez más, una de esas chicas de rostro y mirada poderosa, de esencia magnética ha vuelto a parecer en mi vida, como ha vuelto a aparecer en mi vida Ynés. La modelo de ésta foto que se ha prestado a ser mi musa. Nuestra musa. La imagen de mis artículos. Gracias Ynés. Ahora me gusto mucho más a mi mismo contigo en mi página.
¿Por qué?
¿Qué tendrán en común Ynés y la chica del próximo viernes?

1 comentario
  1. mateo
    mateo Dice:

    me siento genial ,es un alivio saber que es normal sentirse nervioso gusano y que solo es custion de saber manejar las emociones sin cosas raras ni nada.

    Responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *