Empezar de nuevo fuera (II)

En el pasado artículo comentamos cuáles pueden ser las emociones positivas y negativas al cambiar de vida y empezar de nuevo fuera. Nos espera la aventura, el descubrimiento, el ampliar miras, el conocer gente atractiva y diferente… también quizás el sentirnos solos, el tener dudas, cierta ansiedad.

Pero vamos al meollo de la cuestión y a por una serie de tips para que este cambio y esta experiencia acaben siendo muy positivos en nuestra vida:

Aplica lo que ya sabes.

En situaciones donde tenemos tantos frentes abiertos podemos sentirnos desbordados por los acontecimientos, parecer que no llegamos. No todo es color de rosa ni todo el monte es orégano. Recuerda aquí que ya te has enfrentado a situaciones complicadas en el pasado y que seguro que en muchos casos acabaste superando todo aquello que te era difícil. ¿Cómo lograste hacer eso? Utilizando los recursos y herramientas que ya poseías, la suerte nos la buscamos y acabamos encontrando nosotros con nuestros propios actos.

¿Qué habilidades pusiste en práctica en el pasado? ¿Eres una persona extrovertida, que suele dar el primer paso? ¡Utilízalo!

Por el contrario eres más bien introvertido, y por tanto más reflexivo y prefieres conectar con quien a ti de verdad te interese? Pues utilízalo también en ese caso. Tienes una serie de fortalezas que has utilizado en tus estudios, en tu trabajo, con tus amigos, en tus aficiones… Esas son tus mejores armas para enfrentarte al nuevo contexto.

Recuerda y utiliza el nombre de las personas.

No hay palabra que suene más dulce en nuestros oídos que nuestro propio nombre, especialmente si viene de personas que conocemos poco. Esta es una herramienta muy sencilla… ¿pero la aplicamos siempre? Aquí, amiga o amigo, no vale lo de “yo es que soy muy malo con los nombres”.

Imagínate si estás en tu nuevo destino, Estocolmo, y en una cafetería dan una lectura poética de poetas rusos del siglo XIX. Te acaban de presentar a una rubia de tomo y lomo llamada Anastasia.

Pues a partir de ahí interioriza ese nombre para recordarlo después. Para ello hay reglas sencillas, si algo te llama la atención de Anastasia recuérdalo y asócialo a ella (¿un pañuelo rojo?, ¿una sonrisa especialmente luminosa?) En ese caso será “Anastasia sonrisa”. O asociarlo a algo que rime, tipo “Antoni el poni”. Luego sorprende a la persona llamándola por su nombre. Si hay mucha gente, céntrate en recordar el de determinadas personas, las que a ti te interesen.

Recuerda la regla de oro: si quieres amigabilidad, empieza ofreciéndola.

Las nuevas personas probablemente ya tengan su círculo montado, por ello quien normalmente dé el primer paso debas ser tú. Dicho esto, aquí entra en juego la flexibilidad y la capacidad de adaptación, que puedes mejorar. Si te has mudado a Lyon para una beca de postgrado y has conocido a Alain, natural de esa ciudad, es muy fácil que Alain ya tenga amigos de toda la vida por ahí. Al menos algunos. Pero hablando hablando descubres que a Alain le gusta mucho patinar y que tú también solías hacerlo. ¡Ya sabes el primer paso que vas a poder dar! Una tarde agenciarte unos patines y proponer salir por ahí. Quizás sea el otro quien dé el primer paso, si es así perfecto, pero no te cortes proponiendo cosas. No es estar necesitado, si no que es fácil de entender que quieres conocer gente nueva y que encima propones cosas divertidas.

Nuestro estado de ánimo fluctúa y esto es lo normal.

Pretender que nuestro estado de ánimo permanezca totalmente estable es un reto que las personas no hemos conseguido, que no creo que consigamos y que además es bonito que así sea. En muchas ocasiones la vida es como una montaña rusa llena de emociones, tanto positivas como negativas y ambas son necesarias.

Si nuestro estado de ánimo es cambiante en situaciones de estabilidad lo será más cuando hemos salido de nuestro ambiente habitual. Esto es algo que podemos tener en cuenta para decirnos a nosotros mismos que es una reacción normal a un contexto, personas y hábitos sociales diferentes.

Comunica o subcomunica tus virtudes y fortalezas.

Nuestros amigos nos quieren por determinados motivos. En ocasiones estos motivos les han llevado días, meses o años de conocer. En contextos nuevos y conociendo a personas nuevas a veces tendremos mucho menos tiempo para mostrar nuestros puntos fuertes o qué tenemos de valioso. Exactamente cuando acaban de presentarnos a ese chico o a esa chica tan atractivos. Pues aquí haremos lo mismo que ya sabemos que tenemos que hacer: sin que tengamos que sobrevendernos, en la conversación seremos sinceros, generosos, abiertos y mostraremos tanto nuestras virtudes como nuestros defectos; nuestros puntos fuertes también. Es más fácil empatizar y abrirse ante quien también lo hace.

Tu nueva ciudad, trabajo, ambiente, amigos etc. no son mejores ni peores, son diferentes.

Algo muy común cuando algo cambia en nuestras vidas es la comparación. Esto sucede cuando cambiamos de pareja, trabajo, ciudad etc. y lo he visto muchas veces en la consulta. “Ella era insuperable”, “Nunca encontraré un trabajo así”, “Como en mi ciudad en ningún sitio”… Todas esas aseveraciones llevan parte de razón… y parte de equivocación. La clave es buscar, pensar y encontrar activamente lo mejor del nuevo lugar y de los nuevos lugares a los que vayamos, y si en un momento determinado no los vemos seguro que poniendo de nuestra parte los acabaremos encontrando.

La web de Egoland Seducción es también tu nuevo mejor amiga.

Si como yo estás por la treintena recordarás el Gran Libro de Petete, donde venía recogido todo el conocimiento molón que un niño de los 80 necesitaba. Bien, pues esta web es tu nuevo libro de Petete. ¿Te puede venir bien el saber más sobre comunicación emocional, gestión del rechazo, sobre como ser extravagante (al hilo de lo que nos cuenta mi amigo Javi Santoro), a ser más persuasivos y carismáticos…? ¡La respuesta es un sí rotundo! Por eso bucea en la web para todo aquello que necesites y contáctanos si quieres saber más en lo que necesites.

 Espero que esta serie de dos artículos te haya gustado. Las nuevas experiencias, las nuevas personas, los nuevos amigos, al final acabarán nutriendo tu experiencia de vida. Quizás en algún momento no lo veas como nos pasa a todos, pero lo encontrarás. ¡Cuéntanos tu experiencia viviendo fuera!

3 comentarios
  1. Javier Santoro
    Javier Santoro Dice:

    Por fin puedo recordar tu nombre Antoni el Poni!

    Para bien y para mal, muchos españoles se encuentran en esas situaciones que describes, así que considero que este artículo es acertadísimo. Aparte de suscribir lo que recomiendas, añadiría un par de cosas que me ha enseñado vivir algunos años fuera:

    – Para lograr integración, nada me ha resultado tan útil como meterme en una actividad con horario fijo donde hubiese gente del lugar. Ejemplo, si estás en Argentina, apúntate a unas clases de tango. Te verás cada martes y jueves con las mismas personas del lugar, que tras el tercer día es fácil que te digan: «Gallego, vamos a tomar mate el sábado, ¿querés venir?». Entonces te verás conociendo ya no solo a los compañeros, sino a la amiga del amigo, al primo de la amiga…

    – Disfruta de que nadie ve una ciudad como la ve un visitante. El extranjero se sorprende, camina por las calles mirando hacia arriba, si solo está unos meses aprovecha para ver cosas turisticas… y los del propio lugar en ocasiones apenas se fijan. Un extranjero inquieto puede preparar una cita maravillosa con una chica del lugar enseñandole cosas que ella quizá jamás haya visitado.

    Abrazo enorme y extravagante!

    Responder
  2. Antoni Martínez
    Antoni Martínez Dice:

    Javi, menudo pillastre estas hecho. ¡He tenido que inventarme una rima y todo para que recuerdes mi nombre! 😉

    Por otro lado suscribo tus palabras. Lo de las actividades organizadas y dirigidas es una manera excelente de hacer nuevos amigos. La regularidad nos da ese contacto habitual tan necesario para hacer amigos de verdad. Agregaría el apuntarse a clases de idiomas (allí encontraremos personas en nuestra misma situación de emigrantes o de viajeros) y como deciamos mostrando amigabilidad seguro que acabamos conociendo a gente.

    Y por lo que decías descubrir juntos o que nos hagan conocer nuevos lugares… ¿puede haber algo más chulo?

    Responder

Trackbacks y pingbacks

  1. […] Volviendo a la acción: Empezar de nuevo fuera (II) […]

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *