El espectador de la pelicula subtitulada (II): La exnovia

Estoy en una terraza de verano.Saboreo un té al limón helado escribiendo para mi revista. Unas ocho personas comparten mi escenario. Mi objetivo era bajarme escribir sobre los celos y voy utilizar mi presente para acabar haciéndolo sobre el espectador de la pelÌcula subtitulada de nuevo.

Hace veinte minutos, al pedir la consumición ha pasado por la acera. Teresa. Y digo Teresa porque es un nombre propio completamente distinto al nombre real. Teresa, es una exnovia de feliz vida emparejada, que desde hace dos años ignora mi existencia de una forma, creo, que demasiado exagerada. Nunca he entendido esa necesidad que tienen algunas de romper cualquier vínculo con exparejas, e incluso de reescribir la historia para no tener ninguna justificación que permita charlar algún día, llamarse para preguntarse cómo va todo, o incluso recordar viejos tiempos en la cama si no hay nuevas parejas de por medio.

Para un profesional de la psicología como yo, acostumbrado a analizar conductas, el espectador de la película subtitulada es la VÍA para poder sacar conclusiones.

¿Qué pinta una persona que me ha dicho sucesivas veces que me ama ignorando mi existencia hasta niveles ridÌculos?

-Hola Teresa.

-Vaya. ¡Qué sorpresa! Luis. ¿Qué tal?

Estaba algo más delgada que la última vez que la vi. Nerviosa y sonriente. El encuentro parecía haberle roto los planes fueran los que fueran.La he invitado a sentarse conmigo. Primero tenía mucha prisa, luego la estaban esperando hasta que finalmente y por mi insistencia ha accedido compartir mi mesa.

-¿Qué es de tu vida?

-Bla bla bla bal…. Estoy viviendo con mi novio… bla bla bla…

-Estupendo Teresa. Yo estoy soltero.. bla bla bla bla… mi trabajo bla bla bla…

La conversación giraba en torno a nuestras vidas desde una exposición objetiva radical de hechos y acontecimientos. Y por eso, tras unos minutos después he querido romper la dinámica llevándola al abismo de las emociones vinculantes. ¡Era Teresa! La misma chica con la que he planificado épocas, coqueteado con diseños de casas y saboreado sus recovecos.

-Teresa. Te mandé dos emails y dos sms. Y no me contestaste a nada.

-Sí. Es que no pude. Estaba liada y tal y bla bla bla bla

-¿Sigues pensando en mi?

-¿Yo?  Pero qué dices, Luis? Soy muy feliz. Oscar me da todo lo que necesito.. bla bla bla…

No pude evitar utilizar el espectador de la película subtitulada: Si tenía todo lo que necesitaba, ¿por qué huía de mí? ¿Por qué no era capaz de contestar mis mensajes como alguien que se alegra de las buenas noticias de una persona de la que sabes sus inquietudes?

 

¿Por qué si el texto dice LO TENGO TODO, la escena dice HUYO DE VERTE?

Una vez más, el texto y la escena no eran congruentes. Ella intentaba rehacer su vida con el lastre de un reproche por nuestra ruptura. En el pasado yo no accedí dar un paso más vinculante, y ella no estuvo dispuesta a asumir que nuestro nivel de implicación en la pareja era asimétrico.

-¿Me tienes miedo, Teresa? ¿Me echas de menos?

-Luis. ¿cómo puedes decir esa memez? Tengo a un hombre que me hace feliz, que me demuestra† diariamente que soy la mujer de su vida. No tengo tiempo ni para echarte de menos ni para tenerte miedo.

-Me alegro de verdad por ti. Pero, ¿sabes? que no contestes un mensaje tan cordial o poco amenazante para tu relación como ¿Cómo estás?», parece que me percibas como una amenaza o que pretendas castigarme.

-Eso es una tontería.

-Yo solo quiero saber si quieres recibir mis mensajes de cuando en cuando o prefieres que me olvide de que existes.

-Luis. No quiero recibir tus mensajes. Aunque sean cordiales.

– Entiendo.

El espectador de la pelÌcula subtitulada me lo decÌa claramente. Su expresión, esta vez, mucho á·s sincera, relajada y transparente transmitía su verdadero mensaje: No te he olvidado» «Necesito más tiempo para poder ser tu amiga porque mi relación no ha conseguido fulminar mis reproches hacia ti.»Antes de levantarse, me ha mirado con los ojos humedecidos, apretado la mano y me ha dicho «cuídate«.He soltado sus dedos aceptando los designios del destino y la he visto marcharse sin poder evitar un suspiro en mi pecho.

Teresa…

3 comentarios
  1. Darude
    Darude Dice:

    Ya veo, esta es una herramienta muy útil a todas las personas, no solo hombres, supongo que dá mejores resultados cuando es usada por una mente preparada…

    Responder
  2. JJ
    JJ Dice:

    El caso es muy parecido a uno que me ha ocurrido a mí. Entonces la relación no siguió, por unas circunstancias, y acabó enredándose la cosa. Pero como en tu
    situación sigue teniendo rabia hacía mí. Hasta un punto ridiculo y absurdo
    después de 6 años.

    Ahora las circunstancias que entonces impidieron algo más, ahora han
    cambiado. Y para ser sincero, me gustaría pasar tiempo con ella y ver
    que pasa. Quizá quede en una amistad, o algo más, no lo se.

    ¿Qué podríamos hacer en este tipo de casos? ¿Cómo actuar para
    atravesar el escudo que se han puesto?

    Si por casualidad, me la encontrara en persona, y teniendo un
    interés, ¿Utilizaría la herramienta que usó en su caso, o que haría?
    ¿Sería simplemente cordial y mantendría una interacción muy
    corta (Demostrando muy poco interés debido al comportamiento que
    ella ha tenido) ?

    Gracias,

    Un saludo

    Responder

Trackbacks y pingbacks

  1. […] En el próximo post se ejemplifica con una historia real la aplicación de EL ESPECTADOR DE LA PELí… […]

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *